Tomado de

 

 

 

 

 

Buscando al sucedáneo del petróleo

Arnaldo González Arias *

 

Desde el momento que el hombre descubrió el trueque y el comercio como medio de satisfacer sus necesidades, convirtió en prioridad el organizar de manera eficiente el transporte de personas, materias primas y productos manufacturados. El desarrollo a lo largo de siglos hizo que las antiguas caravanas de mulas y camellos, las carretas tiradas por bueyes, las canoas y los barcos de vela, se convirtieran en los actuales portacontenedores, aviones, trenes y demás vehículos automotores.

Todos ellos consumen ingentes cantidades de gasolina y otros derivados del petróleo, que se suman al combustible empleado en la calefacción, la industria, la agricultura y la generación de electricidad.

No es posible reponer el petróleo que se gasta, formado hace millones de años por plantas fósiles; es una fuente de energía no renovable. Por otra parte, el etanol obtenido de fuentes biológicas como el maíz o la caña de azúcar (bioetanol), es una fuente renovable que ha ido ganando popularidad en los últimos años.

Su producción se vio favorecida por muchos gobiernos en la última década, al tomarse conciencia de la necesidad de reducir las emisiones de gases contaminantes como el monóxido de carbono (CO), generado al quemar derivados del petróleo. Otro producto de la combustión, el dióxido de carbono (CO2), es el principal gas de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global.

Al producir y quemar bioetanol también se genera CO2, pero durante la fotosíntesis las plantas absorben CO2 de la atmósfera para generar oxígeno y producir hidratos de carbono. Así, el CO¬2 que genera el bioetanol se reabsorbe en cada cosecha. Los altos precios del petróleo han servido en ocasiones de estímulo adicional.

En Latinoamérica y el Caribe la principal fuente de bioetanol es el azúcar de caña fermentada y destilada, de añeja tradición para producir licores. También se produce azúcar a partir de la remolacha, el sorgo dulce y las melazas. Biomasas alternativas son el almidón (de maíz, yuca o papa) y la celulosa (por ej., madera o residuos de cítricos).

Los procesos para producir bioetanol a partir de estas fuentes son más complejos que en el azúcar; requieren más pasos. Al comparar, resulta mucho más simple y económico añadir un módulo de etanol al final del proceso en una fábrica de azúcar.

Brasil es el principal productor y exportador mundial de bioetanol de caña; en 2006 dedicaba a este fin el 1% de su tierra cultivable. Otros productores en la región son Colombia, Jamaica, El Salvador, Trinidad-Tobago y Costa Rica.

Motores de bioetanol

Los primeros pasos para la producción de bioetanol combustible en Brasil datan de los años 70. Ya en 2003 la mayoría de los automóviles nuevos incorporaban la tecnología "flex"-vehículo de combustible flexible- que permite utilizar mezclas etanol/gasolina en cualquier proporción. La mezcla se conoce como gasohol o alconafta.

En 2008 existían en Brasil unos seis millones de autos "flex", y el consumo de bioetanol era tal que superó al de gasolina. En 2010 la cifra ascendió a 10 millones de vehículos "flex". En la actualidad es obligatoria la adición a la gasolina de un 20 por ciento de bioetanol, como mínimo.

El bioetanol se puede usar puro, pero lo usual es emplearlo como aditivo para incrementar el octanaje y reducir la contaminación, esto último estimulado y regulado por disposiciones legales. Los motores de gasolina convencionales no admiten altos contenidos; hay que modificarlos. Sin embargo, se argumenta que la mezcla con un 10 a 30 por ciento añadido no necesita que el motor se modifique, aunque su desempeño y eficiencia pueden tener alguna afectación.

Ventajas y desventajas

A pesar de las grandes reservas de gas y petróleo descubiertas no hace mucho en varios países, a la larga los hidrocarburos fósiles terminarán por agotarse. Otra ventaja del bioetanol es que, a diferencia del petróleo, ubicado en lugares específicos a los que no todos tienen acceso, cualquier país con suficiente terreno disponible puede producirlo. Además, cuando se compara con los recursos técnicos necesarios para extraer el petróleo, la biomasa proveniente de las plantas es muy fácil de sembrar y recolectar.

Algunos argumentan que aún no está bien definido si el balance energético es o no favorable. Es decir, se cuestiona si la cantidad de energía que genera un litro de bioetanol es mayor o no que la energía empleada para obtenerlo.

En dependencia del estudio particular realizado, algunos estimados de la energía almacenada en el bioetanol con relación a la energía consumida para producirlo oscilan entre 0.7 y 1.5. La variación se debe a que unos incluyen en el cómputo factores tales como el combustible empleado para roturar la tierra o la energía que consumen los trabajadores agrícolas en diversas actividades accesorias. Cuando se produce azúcar a partir de la caña, computar la energía que proporciona el bagazo usado como combustible en las calderas -como se hace en Brasil- produce un balance energético muy favorable (de hasta 10, indican algunos).

El uso del bioetanol está aún sujeto a fuertes polémicas. Para unos es un recurso energético potencialmente sostenible que puede ofrecer ventajas medioambientales y económicas a largo plazo.

Otros argumentan que la destilación genera residuos de vinazas tóxicas, que son fuente de contaminación del agua. Y más importante: consideran que la producción de bioetanol es responsable de grandes deforestaciones, de la pérdida de biodiversidad y del aumento del precio de los alimentos.

Al suplantar terrenos agrícolas dedicados a la alimentación por la producción de biomasa, se crearía escasez de alimentos y aparecería el hambre en grandes grupos de población.

No obstante, estos argumentos no parecen hacer mella en la producción mundial de bioetanol. En 2006 se produjeron unos 13 500 millones de litros y algunos estimados para 2011 alcanzaban la cifra de 75 000 millones, casi seis veces mayor, con Estados Unidos, Brasil y China a la cabeza por amplio margen.

En enero de 2010 Brasil acondicionó una central eléctrica de 87 megawatt para trabajar indistintamente con gas natural y bioetanol, creando de esta manera la primera central en el mundo capaz de producir electricidad a partir de la combustión de bioetanol puro.

* Colaborador de Prensa Latina.