Tomado de ENERGÍA y tu No. 67 (julio-septiembre 2014)

http://www.cubasolar.cu/Biblioteca/Energia/revista67.htm

 

 

 

 

 


Genética, biomimética y alumbrado público

 

Por
Arnaldo González Arias*
y Francisco Horta Rangel**

 

 

Muchas soluciones tomadas de la biosfera se han adaptado con éxito
a problemas tecnológicos contemporáneos.

 


 

A veces se olvida que la ciencia es una sola y que los avances en una de sus ramas o especialidades pueden ser muy útiles en otras que, en principio, aparentan no tener relación alguna. En esta ocasión nos referimos concretamente a cómo pudieran contribuir los avances en la genética al ahorro de energía en el alumbrado público.

Biomimética o biomimesis es el término utilizado para describir el proceso de aplicar a cualquier problema soluciones que imiten la naturaleza. Puede referirse tanto a principios biológicos como a materiales o a problemas de cualquier otra índole. La concepción se basa en que la naturaleza ha tenido millones de años para diseñar y mejorar muchas particularidades de animales y plantas, que se han ido adaptando de forma óptima al medio que los rodea. De aquí que muchos piensen que resulta más ventajoso copiar la naturaleza que tratar de superarla.

Muchas soluciones tomadas de la biosfera se han adaptado con éxito a problemas tecnológicos contemporáneos. Por ejemplo, la parte frontal de algunos trenes de alta velocidad está diseñada de acuerdo a la forma aerodinámica de la cabeza de una especie particular de patos, con el fin de disminuir lo más posible la resistencia del aire. En el caso del alumbrado público, lo que se trata de mimetizar es la bioluminiscencia presente en diversas plantas y animales.

 

La bioluminiscencia es un fenómeno muy extendido en todos los niveles biológicos, pues se puede encontrar en bacterias, gusanos, moluscos, crustáceos, insectos como las luciérnagas o en nuestro popular cocuyo (Fig. 1). Treinta y tres especies de hongos del género Mycena son luminiscentes.

Desde hace algunos años diversos grupos de investigación tratan de mimetizar esta propiedad natural con vistas a su posible aplicación en árboles y arbustos. La siembra de plantas luminiscentes en carreteras y ciudades podría contribuir de forma sustancial al ahorro de la energía que se emplea en el alumbrado vial nocturno.

En los insectos, algunos crustáceos y cefalópodos abisales, la luminiscencia es causada por una reacción química en la que el oxígeno se combina con la luciferina bajo el efecto catalítico de la enzima luciferasa, proporcionando luz sin casi emitir calor. El proceso fue estudiado en detalle en la década de los años 70-80 del siglo pasado por el profesor Anthony Campbell, de la universidad de Cardiff. Al descubrir las proteínas involucradas en el proceso, encontró que al combinar la luciferasa con otras moléculas era posible usar la luminiscencia para estudiar diversos procesos biológicos.  Por ejemplo, al unir una proteína luminiscente con algún anticuerpo producido por el organismo humano como mecanismo de defensa, fue posible simplificar una técnica empleada en el diagnóstico de diversas enfermedades. Anteriormente se empleaban marcadores radiactivos con ese fin.

Tras más de treinta años de desarrollo de esa tecnología, actualmente las técnicas bioluminiscentes se emplean regularmente en muchos hospitales para detectar proteínas virales, de cáncer o de bacterias, hormonas, vitaminas y fármacos en los análisis de sangre. También se usan proteínas luminiscentes como herramientas de investigación, en el estudio de los mecanismos de diversos procesos biológicos en las células vivas.

 

En la universidad de Lausana, Suiza, se ha desarrollado un test para la determinación de arsénico en el agua potable usando bacterias modificadas genéticamente. Ese tipo de contaminación es un problema en algunos lugares como Bangladesh, India, Laos y Viet Nam. Las bacterias emiten luz cuando entran en contacto con el arsénico y la intensidad luminosa indica su concentración.

El Profesor Campbell ha declarado recientemente que, en su parecer, los centros universitarios de investigación que aún no hayan asimilado estas técnicas se encuentran bastante alejados de las actuales fronteras del conocimiento. Se puede estimar el desarrollo actual del uso tecnológico de la bioluminiscencia a partir de las cifras de un mercado que mueve cada año unos 20-25 mil millones de dólares.

Árboles para el alumbrado público

¿Será posible crear plantas capaces de generar suficiente luz como para hacer innecesario el alumbrado público nocturno? Quienes hayan visto la película de ciencia ficción Avatar, ganadora del premio Oscar 2010 en la categoría de mejores efectos visuales, recordarán que en la luna Pandora del planeta Polifemo, donde se desarrolla la trama, las plantas proporcionaban suficiente iluminación nocturna como para no necesitar otros medios. Esto, desde luego, es ciencia ficción. Pero quizás en un futuro no muy lejano la ficción se convierta en realidad, tal como ha sucedido tantas otras veces.
Las técnicas actuales de ingeniería genética se basan en introducir segmentos aislados del ADN nuclear de un ser vivo en el genoma de otro (fig. 2). El genoma comprende la totalidad de la información genética contenida en el núcleo celular, que permite reproducir la especie. En ocasiones el organismo transgénico queda esterilizado, pero en otras el organismo modificado es capaz de transmitir la modificación a la generación posterior y se vuelve hereditaria. Hay diversas formas para crear un transgénico: empleando descargas eléctricas para hacer penetrar los fragmentos de ADN al interior del núcleo celular, bombardeando las células con micropartículas recubiertas de ADN, o usando un ser portador vivo como una bacteria capaz de inocular las células con los fragmentos deseados.

 

Las medusas o «aguas malas» que se encuentran en los mares a gran profundidad generan luz a partir de su propia energía, sin necesidad de medios auxiliares, mediante un mecanismo diferente al de la luciferina-luciferasa. Igual sucede en otras especies marinas como los peces abisales, que viven a profundidades superiores a 2 km de la superficie, donde nunca llega la luz solar. Ya se ha logrado crear plantas ornamentales modificadas genéticamente, que brillan en la oscuridad, al combinar el DNA proveniente de bacterias marinas con el genoma de los orgánulos o cloroplastos encargados de la fotosíntesis. Así se logró que tallos y hojas emitan una tenue luz similar a la de las medusas.

Otro proyecto, denominado «Naturaleza luminosa», no usaría materiales modificados genéticamente, sino hongos luminiscentes para crear una «pintura biológica» que aplicada a los árboles los haría brillar en la noche. La pintura se energizaría durante el día y al oscurecer sería capaz de emitir luz hasta por ocho horas.

Una compañía norteamericana-israelí tiene en proyecto modificar el ADN de una planta del género Arabidopsis introduciendo genes de luciérnaga para hacerla luminosa. La Arabidopsis thaliana fue la primera planta cuyo genoma se secuenció por entero en diciembre de 2000, al culminar el proyecto AGI (Iniciativa para el Genoma de la Arabidopsis). Los investigadores se basan en la idea de que la biología es «tecnología de información». Pretenden diseñar y programar seres vivos de la misma forma que se diseñan los programas de computación. Consideran que en la actualidad los diseñadores genéticos aún escriben en «unos» y «ceros», pues carecen de las herramientas necesarias para diseñar, depurar y compilar los códigos biológicos que les permitan crear nuevos seres vivos. Con estas investigaciones se busca crear las bases para diseñar tales herramientas y encontrar soluciones más simples para diseñar el ADN.

¿Genética o semiconductores luminiscentes?

También hay variantes no genéticas de bioluminiscencia. En 2010 el Dr. Yen-Hsun Su, del Centro de Investigaciones para la Ciencia Aplicada de la Academia China, en Taiwan, implantó nanopartículas de oro en arbustos de Bacopa caroliniana. Al ser expuestos a la luz ultravioleta, el oro producía una luminiscencia azul violeta, que a su vez excitaba una emisión de color rojo en la clorofila de la planta. Esta línea de investigación, denominada bio-LED luminiscencia, se basa en la tecnología de los diodos semiconductores luminiscentes (Light Emmiting Diode, LED), y no en la manipulación genética.


 



Fig. 4. A la izquierda, el pez ornamental Danio rerio (el popular pez cebra). A la derecha, peces cebra transgénicos y fluorescentes.

 

Los productos transgénicos aún despiertan mucha desconfianza en diversos círculos, a causa de los posibles efectos desconocidos que pudieran generar (Figs. 3 y 4). Sin embargo, y a pesar de la desconfianza, según un reporte de 2006, en Estados Unidos 89% de plantaciones de soya eran de variedades transgénicas, así como 83% del algodón y 61% del maíz. En 2007, los cultivos de transgénicos se extendían a 114,3 millones de hectáreas en 23 países, de los cuales 12 eran países en vías de desarrollo. La tendencia actual del avance de la bioluminiscencia no apunta hacia la nanotecnología y la bio-LED, sino hacia la transgénica. El futuro dirá.

 

 

* Doctor en Ciencias Físicas, Universidad de La Habana, Cuba.
** Doctor en Ciencias Físicas, Departamento de Ingeniería Civil
y Ambiental, Universidad de Guanajuato, México.
e-mail: [email protected]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fig. 1. Bioluminiscencia. Arriba: Pyrophorus noctilucus (cocuyo, tucu-tucu, saltaperico, tagüinche); Abajo: hongo Mycena galericulata (bonete)


 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fig. 2. Ubicación del ADN (ácido desoxirribonucleico) dentro de la célula. A: adenina, T: timina, C: citosina, G: guanina. El ADN contiene la información necesaria para reproducir cualquier especie animal o vegetal.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fig. 3. Planta transgénica de tabaco, mostrando la luminiscencia causada por la luciferasa de la luciérnaga Photinus pyralis.