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Publicado por E. Altshuler

Orbe, agosto 2008

 

 

 

 

¿Qué diría Einstein?

 — más evidencia a favor del Quantum Entanglement.

 


Se crean pares de fotones ‘enredados’ (entangled) cuando un haz láser se hace pasar a través de determinados cristales.  Ocasionalmente, un fotón ultravioleta particular se convierte en dos fotones de menor energía, uno polarizado verticalmente (rojo) y el otro horizontalmente (azul). 

Si además ocurre que los fotones se mueven a lo largo de las intersecciones de los conos (puntos verdes), a ninguno se le puede atribuir una polarización particular.  Se dice entonces que están 'enredados' (N. del E.)


 

Como en tantas y tantas películas, desperté aquella madrugada de 1988 jadeando con la absoluta certeza de que mi abuela había muerto. A la sazón, estaba ingresada en el hospital, y era aquella una posibilidad completamente real. Aunque unos instantes más tarde me serené, la revelación había sido tan poderosa, que tomé nota mental de la hora exacta en que había ocurrido. Pero al despuntar el día, las noticias del hospital indicaban que, afortunadamente, había sido tan sólo una falsa alarma. Ese es el tipo de anécdotas que se olvidan, por su falta de interés.

 Pero si por casualidad uno acierta –y eso ocurre de vez en cuando–, se le cuenta la anécdota apasionadamente a familiares y amigos, contribuyendo a crear la sensación de que tales revelaciones ocurren debido a la "telepatía", la "resonancia de las almas" o como se le quiera llamar. Este tipo de "recuerdos selectivos" llenan la necesidad del ser humano de buscarle un sentido a los sucesos cotidianos, y ayudan a fabricar el edificio de las mitologías (o el de la pseudociencia).

 Lo cierto es que la "acción a distancia" –desde la bien comprobada Fuerza de Gravedad hasta la nunca bien demostrada "telepatía", ha apasionado al hombre desde tiempos inmemoriales. Especialmente, cuando la "acción a distancia" es supuestamente instantánea. Hace dos siglos y medio, el mismísimo Isaac Newton

calificaba de "absurda" la posibilidad de que la fuerza de gravedad se transmitiera a través del espacio vacío de forma instantánea. Einstein demostraría, en 1915, que la acción de la gravedad no es instantánea, sino que se transmite gracias a la curvatura del espacio-tiempo, a una velocidad que no es infinita.

 Einstein fue también un gran detractor de la interpretación "standard" de la teoría de la Mecánica Cuántica, entre otras cosas porque ella implicaba el fenómeno de "Quantum Entanglement (QE)" (no intentaré traducir del inglés este término tan especial). El QE nos dice que, bajo ciertas circunstancias, si uno "molesta" a una partícula cuántica –digamos, un fotón[1]–, esta acción se refleja instantáneamente sobre otra partícula cuántica –digamos, otro fotón–, esté a la distancia que esté de la primera. A esta acción instantánea a distancia Einstein le llamaba, burlonamente, "spooky action" o "acción fantasma".

 De hecho, el creador del término "quantum entanglement", Erwin Schrödinger, asumía una posición moderada, argumentando que el fenómeno tendría lugar sólo para  distancia microscópicas –menos de una millonésima de milímetro, para poner un número.

 Afortunadamente, la Ciencia avanza sustentada por la evidencia sólida, y no solamente por lo que piensen las grandes personalidades –por bien ganado que tengan su puesto dentro del Olimpo Científico. Si bien experimentos realizados desde fines del siglo XX sugerían fuertemente que Einstein estaba equivocado en su crítica al QE, un artículo recién publicado en la revista Nature por un colectivo de científicos suizos  indica que hasta Schrödinger resultaba  extraodinariamente conservador: los resultados experimentales reportados en Nature demuestran el QE entre dos fotones puede ocurrir...  ¡al menos a 18 kilómetros de distancia! Para ello Daniel Salart y sus colaboradores enviaron pares de fotones desde su laboratorio en Génova a través de fibras ópticas hacia dos pueblos situados al oeste y al este: Satigny y Jussy, a 18 km de distancia uno del otro. En cada pueblo, detectaban cierta propiedad del fotón mediante interferómetros. Las propiedades se correlacionaban asombrosamente –como si una partícula le hubiera podido "decir" instantáneamente a la otra el estado en que se encontraba en el momento de su medición –tal y como debe ocurrir según la teoría cuántica.

 Si nos ponemos realmente quisquillosos, deberíamos decir que los investigadores no demostraron que la acción a distancia era absolutamente instantánea –todo sistema de medición tiene un "tiempo de respuesta", de modo que demostrar una "instantaneidad perfecta" es imposible. Pero demostraron que si uno de los fotones "cometía fraude" "pasándole información" a su pareja mediante alguna extraña señal, la velocidad de transmisión sería de, al menos, unos tres mil millones de kilómetros por segundo ... ¡diez mil veces mayor que la velocidad de la luz en el vacío!

 Así las cosas, si suponemos cierto el postulado relativista de que la mayor velocidad permisible en el Universo es la de la luz, hay que aceptar que la comunicación entre fotones es, en verdad, instantánea, y el QE un hecho indiscutible. Si no queremos aceptar la realidad del QE, no queda mas remedio que violar el postulado base de la Teoria de la Relatividad sobre la naturaleza de la velocidad de la luz.  ¿Qué diría Einstein si hubiera tenido la oportunidad de echar un vistazo a los resultados recién publicados en Nature? Me temo que, tras un instante de contrariedad, hubiera bajado la cabeza ante la demoledora evidencia. Es que de eso se trata, amigas y amigos míos, el Método Científico.

 

[1] Le recordamos al lector que un haz de luz se puede describir como una especie de “chorro” de fotones.