Universidad de La Habana

Facultad de Física

Biblioteca virtual 

 

 

Juventud Técnica Digital

Sept. 16 2010

 

El mecanismo de Antiquitera

A. González Arias

 

 

     

 

Figura 1. Fragmentos del mecanismo de Antiquitera

 

Antiquitera es una pequeña isla griega, ubicada al sur del continente, al noroeste de Creta.  En el año 1900 Dimitrios Kontos, un humilde pescador de esponjas, descubrió los restos de un naufragio, que resultaron ser de un navío romano hundido 100 años antes de nuestra era.

Entre los restos aparecieron estatuas de mármol y bronce de la antigua Grecia. Después de descansar durante unos 2000 años en el fondo del mar, continuaron su camino hasta el Museo Nacional de Arqueología, en Atenas.  Entre las piezas enviadas al museo se encontraba un pequeño objeto confeccionado con madera y bronce que, tras las primeras investigaciones, resulto ser un complejo dispositivo con muchos engranajes. 

Mas adelante se comprobó que el mecanismo se utilizaba para calcular fenómenos astronómicos tales como los eclipses y la transición aparente de la luna por las constelaciones.  Se estima que fue construido hacia finales del siglo II AC –o principios del siglo I AC-, posiblemente en Siracusa.

El resumen de los primeros intentos de reconstruir el mecanismo se publicó en 1974 por el físico británico Derek de Solla Price, quien más adelante pasó a ser miembro de la cátedra de Historia de la Ciencia en la Universidad de Yale.

Con posterioridad muchos otros han participado en las investigaciones, incluyendo historiadores, curadores de museo y especialistas en computación, hasta lograr una reconstrucción bastante razonable de este extraordinario dispositivo mecánico de la Grecia antigua. Actualmente se han identificado siete grandes fragmentos y más de 70 piezas pequeñas.

 Las investigaciones permitieron reconocer que el dispositivo funcionaba mediante un complejo mecanismo de engranajes (en la figura que se muestra se pueden contar hasta 27 ruedas individuales).  Todo estaba controlado por una manivela lateral, que regulaba el movimiento de los indicadores en tres diferentes escalas.  Una de ellas indicaba el movimiento de la luna al recorrer las constelaciones del zodiaco.  Las restantes mostraban el mes de acuerdo al ciclo Metónico (un calendario de 235 meses) y un ciclo de eclipses de 223 meses (el ciclo de Saros). 

El ciclo de Saros se emplea para predecir los eclipses de luna y de sol; ya era conocido por los antiguos astrónomos de Babilonia varios cientos de años antes de nuestra era. Tiene una duración de 18 años, más 11 días y 1/3.  Tras un eclipse, el Sol, la Tierra y la Luna regresan casi exactamente a la misma posición relativa después de transcurrido ese tiempo. Así, al conocer la fecha de un eclipse se puede predecir la de los inmediatos siguientes.  El nombre de ciclo Metónico proviene del astrónomo griego Metón, que vivió en el siglo V AC y descubrió que las fechas de las fases de la Luna se repetían tras un intervalo de casi 19 años. Existe una relación entre ambos ciclos, pues los  eclipses de Sol y de Luna sólo pueden ocurrir en Luna Nueva o Luna Llena, respectivamente.

Se valora la posibilidad de que otras escalas del mecanismo de Antiquitera, no identificadas totalmente, indicaran la posición de los 5 planetas conocidos por los antiguos astrónomos: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.

El Proyecto de Investigación del Mecanismo de Antiquitera -Antikythera Mechanism Research Project,(AMRP)- es una colaboración internacional entre Grecia, Reino Unido y EE.UU.  En los últimos 5 años los integrantes del proyecto han publicado dos artículos en la revista Nature, detallando los pasos seguidos en la reconstrucción del mecanismo.  El primero fue publicado en 2006 (Nature 444,587), mientras que el segundo tiene fecha de julio 2008 (Nature 454,614).  Un relato muy detallado de todo lo relacionado a este mecanismo aparece en el libro de Jo Marchant ‘Decodificando las alturas, resolviendo el misterio de la primera computadora en el mundo’, publicado en 2008.