15. Teodicea |
CONCEPTO
DE DIOS EN EL SIGLO XX: EL AGNOSTICISMO DE HEIDEGGER Y WITTGENSTEIN. El hombre es un ser en el tiempo, con un plazo final para la muerte. Esto le hace vivir en angustia, desolación, frágil ante las cosas. La voz de la conciencia es más que una facultad moral; es el descubrimiento de tu realidad, de tu facticidad: esto revela el ser culpable, como el ser del hombre. Dios, para Heidegger, no es resultado de nuestras conclusiones, sino que es más allá, es misterio absoluto, está más allá de la razón. Por eso lo mejor de Dios es callar, analizar la existencia humana, no se puede decir nada, por lo que hay que callar. Es una postura de agnosticismo, queda fuera de nuestro alcance la posibilidad de Dios. Con este autor se inicia un existencialismo Europeo que recorrerá todo el siglo XX. Es la constante pregunta de quién es el hombre. Lógicamente siempre hay una respuesta sobre Dios, para el existencialismo no existe, luego la vida es angustia. Sin embargo, la respuesta podría bien ser otra, el hombre sin Dios carece de sentido, está sólo, arrojado, es un infierno para los demás. ¿Por qué no concebir su existencia, dar sentido y aceptar que la muerte no es el final? Si los demás son imagen de Dios, ¡el sol volvería a brillar! Lo que está claro, y constatamos, es que la muerte de Dios, empeñada en tantas filosofías, deja al hombre sólo y angustiado. En frase de la posmodernidad "Dios ha muerto, Marx a muerto y a mi me duele la cabeza" ¿Por qué no resucitar a Dios? ¿Por qué no volver a apostar por al felicidad y la plenitud del hombre? Wittgenstein tiene una filosofía interesante que evoluciona de una etapa, en la que escribió el "Tractatus", a una posterior con "Investigaciones filosóficas". Este autor elabora una filosofía desde el lenguaje y su crítica. El concibe que ésta debe ser la tarea fundamental de la filosofía. Lo que se puede decir claramente, se ha de decir; y lo que no se pueda expresar, hay que callarlo. El lenguaje concebido así sería una especie de imagen exacta de la realidad. Será posible este pensamiento si se corresponde con la realidad de una manera empírica, sino sería un sinsentido. Por eso, para Wittgenstein, la filosofía, la teología,... en general las letras, son un sinsentido, son discursos indemostrables, están sin fundamentar con la realidad. Lo místico es inexpresable, por eso hay que callar. Dios no se revela, porque eso es imposible de verificar. Lo místico sí existe, pero no es expresable. Esta sería su pensamiento agnóstico, referido a Dios. Pero, en una segunda etapa, Wittgenstein evoluciona con el deseo de subsanar errores anteriores. El lenguaje no es exactamente la realidad misma, y dentro de las propiedades del lenguaje está la cotidianeidad, que nos permite llegar a los sentidos, y al sentido que queremos decir. Se puede hablar de Dios y en ese juego de lenguaje, se comprenden los interlocutores. La cuestión de Dios sí tiene sentido, el que le dan los hablantes. El agnosticismo queda corregido, pero levemente, porque sigue manteniendo el carácter descriptivo de la filosofía. Para nosotros, el porqué de las cosas, el paso a la explicación, superando la descripción es importante, también en lo referente a Dios. |
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