15. Teodicea. Concepto de Dios en el medievo (I): Dionisio Areopagita
15. Teodicea  

CONCEPTO DE DIOS EN EL MEDIEVO (I): DIONISIO AREOPAGITA

El mundo medieval fue influido notablemente por unos escritos que tenían a Dionisio, el del areópago de Atenas, el converso por San Palo, como autor. A partir del renacimiento su pseudoepigrafía se entendió como dudosa, atribuyendo esta obra a un autor de clara influencia neoplatónica tardía. Se le ha venido a llamar Pseudodionisio o Dionisio el Areopagita. Será el que más influya en el medievo junto con San Agustín.

Dionisio tiene también una preocupación por el razonamiento de la fe, pero está menos interesado que San Agustín en la teología y la eclesialidad, subrayando más la filosofía y la razón que se afirman en la fe. Dionisio mantiene que Dios es trascendental e inasequible al conocimiento humano por si mismo. Gracias a la intervención divina es posible el conocimiento, y esto tanto para la revelación escriturística como la natural. En el fondo, el entendimiento que llevaba y ayudaba a la fe en San Agustín, es aquí negado. Su teología tiende a ser negativa en su conocimiento, no conocemos a Dios, salvo lo que nos ha dado a conocer la revelación de las Sagradas Escrituras. Nuestro conocimiento de Dios queda imposibilitado sin la revelacíon.

La teología en Dionisio tiene un doble movimiento: por un lado es apofática o negativa, es decir, sabemos más lo que no es Dios, que lo que sí es. El otro movimiento sería el catafático o positivo, que es la relación en sí, sabemos de Dios por lo que nos ha revelado la Escritura Santa. Dionisio separa las dos. Las separa en la imposibilidad de conocer por el mero entendimiento a Dios. Si conocemos a Dios es porque Dios se ha ofrecido al hombre. Esta dialéctica entre la esencial incognoscibilidad de Dios y la esencial revelabilidad de Dios, nos muestra el misterio de un ser radicalmente distinto a todos los demás que conocemos.

En el mundo griego conocer era de alguna manera apropiarse del objeto, era medirlo en base a sus límites. Dios era inconmensurable e indelimitable, y en el fondo, Dios es incognoscible para el hombre por sus propios medios. En Dionisio está clara la gracia de Dios, que es total y para todo. Dios aparentemente autosuficiente, es capaz de amar con un amor gratuito. Su concepción de la unidad de Dios y de la Trinidad camina en la misma línea. Cualquier conocimiento de Dios es pura gracia, de ahí su discreción y su renuncia a profundizar en explicar a Dios.

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