Alguna
vez fueron los dueños de todo el territorio comprendido entre el
mar y los ríos Patuca y Aguán en el departamento de
Gracias a Dios.
Pero su historia está plagada de innumerables ataques por
parte de otros grupos indígenas y fuerzas extranjeras, al punto
tal de arrancarlos de sus vastos territorios y reducirlos a
pequeñas comunidades en el noreste de los departamentos de
Olancho, Colón y en las riberas del río Plátano.
Poco se sabe del pueblo pech antes de la llegada de los
españoles.
Los registros indican que presentaron tan feroz resistencia que no fue
sino hasta 1690 que la Corona logró fundar un pueblo con la
ayuda de sacerdotes que habían traído de Guatemala. Sin
embargo, el dominio español duró poco porque ya para el
siguiente siglo, piratas ingleses, franceses y holandeses se
habían establecido en la zona y aliado con los misquitos. A
partir de ese momento, la historia del pueblo pech cambió por
completo.
Los ingleses, estimulados por las enormes ganancias del contrabando a
expensas del dominio español, estrecharon más los lazos
con el pueblo misquito al punto de instalarles un rey, supeditado por
supuesto en la práctica al gobernador de Jamaica. Equipados con
armas de fuego, los misquitos terminaron por atacar y vencer a los
pech. Diezmados, los pech decidieron replegarse a las profundidades de
la selva dejando libre la costa y sus antiguas ciudades.