Mario Meléndez |
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ARTE POÉTICA
Una vaca pasta en nuestra memoria la sangre escapa de las ubres el paisaje es muerto de un disparo
La vaca insiste con su rutina su cola espanta el aburrimiento el paisaje resucita en cámara lenta
La vaca abandona el paisaje continuamos escuchando los mugidos nuestra memoria pasta ahora en esa inmensa soledad
El paisaje deja nuestra memoria las palabras cambian de nombre nos quedamos llorando sobre la página en blanco
La vaca pasta ahora en el vacío las palabras están montadas sobre ella el lenguaje se burla de nosotros
LA PLAYA DE LOS POBRES
1
Los pobres veranean en un mar que sólo ellos conocen Allí instalan sus carpas hechas de mimbre y celofán y luego bajan a la orilla para ver la llegada de los botes curtidos de adioses En la playa la miseria se broncea boca abajo el hambre toma sol en una roca los niños hacen mediaguas en la arena y las muchachas se pasean con sus bikinis pasados de moda Ellas tienden sus toallas de papel y se recuestan a mirar el reventar de las olas que les recuerda la forma de un pan o una cebolla Mar adentro nadan los sueños Y ellas ven al vendedor de helados acariciando sus pechos o a ellas mismas en un viaje hacia la espuma del que regresan con vestidos nuevos y una sonrisa en el alma
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Los pobres veranean en un mar que sólo ellos conocen Y cuando cae la tarde y el horizonte se desviste frente a ellos y las gaviotas se desclavan del aire para volver a casa y el crepúsculo es una olla común llena de peces y colores ellos encienden sus fogatas en la arena y comienzan a cantar y a reír y a respirar la breve historia de sus nombres y beben vino y cerveza y se emborrachan abrazados a sus mejores recuerdos Mar adentro nadan los sueños Y ellos ven a sus hijos camino de la escuela cargando libros y zapatos y juguetes o a ellos mismos regresando del trabajo con los bolsillos hinchados y con un beso pintado en el alma Y mientras ellos sueñan el hambre apaga sus fogatas y se echa a correr desnuda por la playa con los huesos llenos de lágrimas
EL ÚLTIMO GUERRERO
Lautaro – Lautaro, dice su galopar y sus perros lo siguen como el viento (Leonel Lienlaf)
1
Hijo del más sangriento día tu ardor ilumina la ruta donde pasas tu cabellera de cruces se alarga y se pierde en sí misma y en ella cuelga la noche con dientes y cometas en ella cuelgan las gotas de un amanecer distante incierto y desbocado como un caballo ciego trotando sin edad y sin memoria secretamente adherido al resplandor de un beso Secretamente hacinado entre sombras y estrellas llegas de donde nadie ha venido jamás jinete de la luz sin estandarte recopilado en antologías futuras en episodios por siglos malheridos traes la evocadora acústica de los mares el eco de un relámpago que roe la tiniebla traes un millón de abejas atadas al cuello imitando los gestos de un espejo sonámbulo traes en tu corazón un bosque azul una semilla para ser repartida una trinchera donde aguardan los olvidados de siempre Y pareciera que tu voz es brisa, lluvia, tempestad lamento de volcán recién nacido campana de una aurora preñada más primitiva y más pura que el deseo y su ceniza más aferrada a la tierra que a su propia vida
2
Vocero de los sueños los pejerreyes no saben de ti pero han navegado las aguas que riegan tu origen han visto latir las aguas y en ellas quieren morir sin más adiós que un mediodía de escamas sin más despedida que tu sangre río abajo destiñéndolo todo Porque a pesar de los ladridos del hambre a pesar de las caricias del miedo a pesar del trino manoseado del recuerdo te sacudes las hormigas espolvoreándolas más allá de la penumbra te levantas como un viento acorralado echando fuego y telarañas de luto cicatrices de una guadaña ensañada con los verdugos del alma con aquéllos que reparten el dolor y la miseria a bocanadas contra ésos te levantas sin espada y sin coraza armado solamente de palomas y murciélagos inéditos de grillos que interpretan a capella la eternidad de tu alegría
LA DANZA DEL TORO a Carlos Díaz Loyola
Difícilmente olvidarte porque la sangre no se olvida no se olvida el volcán o el cuchillo de tu boca o la barba desgarrada en el muro de los siglos o el eructo de la tierra con su llanto de trinchera y su color de mosca y su veneno anónimo Difícilmente la orina del mar con sus alas marchitas y el grito funerario del cielo y el ojo del relámpago y la muerte de los muertos y la vida de los muertos y el mantel del infinito a saltos sobre los pechos del destino que devora, araña rompe las cavidades del pubis y su recuerdo ardiente de cada memoria fría, de cada aullido en llamas terrible como la cópula de las entrañas o el latido de un trueno enfermo terrible en su plumaje de holocausto en su piel de cataclismo en su cintura trizada por la sed y el hambre en los labios del otro, en los huesos del otro en el gran animal que somos mientras la panza gime y se retuerce de lombrices y las arrugas crecen y los bigotes crecen y crece también la muerte como una muchedumbre la muerte diaria que nos acompaña, oscura, macabra deforme en su legado de grietas, en su acento de oruga en el perfil de las hogueras y de los hipos del universo Difícilmente olvidarte en la cascada de los sueños en el gran litoral del miedo o en la vendimia de mi alma en el vuelo rasante de las letras y de las piedras humanas en la anatomía del fuego y en las momias recientes Difícilmente olvidarte cuando caen los bostezos y la luna tiene un raro parecido al aire que sofoca las arterias y aparecen los ciegos y aparecen los ciegos y aparecen los ciegos cantando con tu voz de bestia con tus uñas ancladas, con tu eco de tren deshabitado y con tu noche de alambre y de esqueleto sonámbulo Porque difícilmente podremos olvidarte, difícilmente aunque no traigas regalos, aunque te canses del viento aunque se apaguen tus muelas, difícilmente en el rugido de un viejo corazón o una camisa de fuerza, difícilmente en el olor a pólvora de los sesos, en la saliva ausente y en el verso degollado a la luz de los infiernos
ME SOBRA UN MUERTO a Pablo de Rokha
Me sobra un muerto me sobra me sobra un muerto y no soy yo quién es y viene de la levadura y de los precipicios me sobra un muerto un muerto martillándome la piel me sobra un muerto y no soy yo porque estoy vivo y lo presiento lo respiro y cae de la manga de otro muerto y cae y cruza mi camisa y da la vuelta y sigue y sigue en mi esqueleto un muerto un muerto en mi esqueleto instalado de por vida un muerto me sobra y no soy yo y llora y grita y ríe con su carcajada demoníaca un muerto un muerto sagrado un muerto en el gemido del espanto un muerto derramado en mi garganta y en mi sed con su ceniza de elefante en el vinagre en el aliño de los años un muerto arañando los cristales entre tábanos y hormigas y gusanos hambrientos defecando un muerto sus palabras o en la suma de las voluntades o en ninguna o en la roca de las rocas trapicado el invencible el muerto agujereado por los otros inmutable en el zarpazo en la estocada del olvido me sobra me sobra un muerto y no soy yo porque patea y raspa engulle con su dentadura cavernaria hasta rozar por fin la sal del universo
SANGRE EN EL EXILIO
Cuando llegó el invierno a Chile miles de pájaros volaron con la primera lluvia estaban asustados entre la sombra y la muerte y prefirieron emigrar con sus vidas hacia otras vidas Tomaron el primer avión, desesperados se arrojaron a los muelles persiguiendo barcos cruzaron las montañas huyendo de las lanzas y dejaron atrás la patria y a los herederos del hambre Algunos no despegaron jamás les arrancaron las alas en el intento y la lucha desaparecieron con nombre y apellido bajo los árboles de hierro los encerraron en jaulas por especies y cuando años después los encontraron tenían la caricia del cuervo entre sus plumas Los otros, los perseguidos los pájaros del pueblo que lograron atravesar la muerte debieron acostumbrarse a volar de otra manera a sentir de otra manera, a respirar de otra manera La tierra ajena los había recibido la tierra amiga los invitaba a su mesa a compartir el pan y sus dolores Muchos incluso en la agonía soñaron con ver la patria por última vez pero la patria también agonizaba había querido volar con sus alas rotas
MI PUEBLO
Mi pueblo tiene frío cada día del año tiene hambre y sed y juventud Mi pueblo es un pedazo de madera de cama que no alcanza para cuatro o para ocho Mi pueblo tiene lluvia y viento tiene caras dibujadas con ceniza tiene manos que aplauden para no morirse Mi pueblo no tiene nombre no tiene edad ni edades no tiene calles ni sonrisas Mi pueblo no tiene Dios la levadura y la sal vencieron a los santos el agua de los grifos fue más pura que una iglesia Mi pueblo es un resumen del amor cansado es una biografía sin orillas ni rincones un cadáver reciente una copa que jamás será llenada Mi pueblo tiene niños que parecen ancianos y ancianos que se robaron los años tiene mujeres con ojos apagados y hombres cortados por la mitad Mi pueblo tiene árboles sin troncos y sin hojas tiene rosas que cambiaron su color por un kilo de pan Mi pueblo es una herida en el tiempo una guitarra enferma y sorda y muda una canción de nombres definitivamente tristes definitivamente amargos definitivamente olvidados en el gran sueño de la vida
VUELO SUBTERRÁNEO
Soy el objeto que soy y a veces también soy otro y estoy lejos sentado en agua y tierra y en el eco de las lenguas ardientes Y duermo, sí, duermo la colosal aventura de la palabra humana acuchillada y ebria sangrante en el recuerdo de los muertos que parecieran venir de adentro y sollozaran al verme escribir sus nombres Y ahora, cuando sale de mi boca esa tonada de lluvia y sol mojado me recuesto por todas partes y respiro cicatrices y recojo las migajas que le sobran a mi alma y tengo frío y me despierto en medio de las rosas sin entender quien vive o ama todavía Por eso es que mi ombligo no tiene edad y sigo esperando el día de los besos perdidos aún cuando mis uñas no tienen ganas y mi cabeza está más triste y oscura que nunca aún cuando mis sueños son anónimos y mis huesos ya no encuentran el murmullo de los siglos Y vuelvo a deletrear cenizas y vuelvo a perseguir mi sombra y a este árbol que agoniza entre mis dedos lo enterraré conmigo y volaremos en espiral como los dientes de algún resorte y moriremos juntos, sin ataúd como las cuerdas de una guitarra olvidada y moriremos por siempre y será un premio un premio a nuestros pies y a nuestra médula un premio a nuestra antología de vidrio Y lloraremos gusanos y lloraremos ratas y lloraremos hormigas sin fecha y gatos de luto y lloraremos sonrisas en los ojos ajenos y negros bosques donde una flor se arrancará los cabellos Porque este cielo aún no me conoce aún no oye el acorde que llevo en los sesos no me conoce, y soy el objeto que soy y a veces también soy otro y estoy lejos y me extiendo por muros y calles y pueblo estrellas y dejo la luna en la mesa, sin avisar y me emborracho a la salud de nadie y me despierto en medio de las cruces con una vigilia de araña y con un beso dedicado a cada muerto y a cada muerto un abrazo y un latido de tumba y a cada muerto un suspiro un trozo de mi antiguo corazón que se derrama como un río de gemidos
APUNTES PARA UNA LEYENDA
Una mujer está parada sobre un puente que no existió jamás
Su piel que jamás fue besada flota sobre las aguas del tiempo como un recuerdo sin rostro
Una carta que jamás fue leída lucha por alcanzar la orilla para que alguien la descubra
Un hombre que jamás ha leído que no sabe leer que no aprendió jamás halla la carta y el cuerpo debajo de ese puente
El hombre llora de impotencia mientras la carta se deshace entre sus dedos
El río que está lleno de lágrimas se apiada de aquel hombre y le revela el secreto de esa carta
Y el hombre loco de amor junta sus noches y delirios para arrojarse de ese puente que no existió jamás
LA HIJA DE RIMBAUD
La niña del vestido abierto se levanta a la hora en que las palabras están de fiesta porque ella misma es una fiesta cuando tiende sus muslos al sol y el viento la recorre con sus dedos infinitos Un triciclo de cristal la espera junto a las flores del patio y un nido de mariposas ciegas se desnuda entre sus huesos de miel Y en su lecho de plumas azules ella cuelga sus trenzas de trigo y cuenta sus abejas muertas hasta quedarse dormida mientras la tarde la envuelve con sus labios amarillos La niña del vestido abierto se despierta a la hora en que los relojes sueñan porque ella misma es un sueño cuando abre su vestido y los gorriones se amontonan locos de amor sobre sus pechos de papel
INVENTARIO NOCTURNO
Para qué comprar libros de versos si tengo la poesía en mi casa Es una navidad de palabras no regaladas aún un verdadero cumpleaños sin velas y sin torta sin invitados a la mesa Yo soy el festejado el importante todos los días del año Desde mi catre cuelgan apellidos sociedades que la tierra inaugura y me entrega a pedazos religiones como serpentinas abrazos fermentados o encubiertos Como accionista mayoritario de la poesía desayuno, almuerzo y ceno en cada página que escribo me bajo los pantalones si deseo entre oda y oda me tiro el pelo resucitándome esperando que las ideas reboten en las ventanas y se amontonen en mi cuerpo Respiro poemas por las orejas mi sudor es poesía cuando abro las piernas cuando orino y mojo mis zapatos, cuando estornudo Las sillas hicieron mi antología las toallas encuadernaron mi obra las hormigas tradujeron a su lengua lo que salía de mi boca las arañas enredaron papel y pluma el suelo se preocupó de autografiar cada mancha cada punta de ojo derramada y viva Mañana preguntaré mi nombre en las ciudades en los muelles, en las poblaciones mañana recorreré mercados y edificios a medio terminar mañana me sentaré a la mesa con todos los verbos y con un libro de versos recién comprado
BAJO AMENAZA DE VIDA
Una mañana salí de mi tumba y grité “No escribiré otra línea jamás” y las palabras saltaron de sus asientos a protestar por lo que ellas creían injusto Viendo que no obtenían respuesta se juntaron en secreto durante largas horas resolviendo por fin declararme la guerra Como primera medida se tomaron mi casa echaron llave a mi pieza y a mis muebles se apoderaron de mis juguetes mis libros, mis papeles rayaron las murallas acusándome de cobarde y firmaron una larga lista para expulsarme del gremio Viendo que tampoco obtenían respuesta acordaron una huelga de hambre y de sed y me advirtieron que sería hasta las últimas consecuencias no sin antes, por supuesto pedirme algunas frazadas para cubrirse del frío y del viento y el antiguo tocadiscos de mi padre para escuchar sus temas preferidos Yo mientras tanto me divertía a más no poder con las travesuras de la Pantera Rosa y bebía cerveza y fumaba a destajo recostado sobre el sofá más cómodo del planeta Pero de vez en cuando echaba un vistazo a mis queridas compañeras de ruta y las oía hablar en voz baja las oía llorar y reír entre ellas recordar lejanos lugares, lejanos objetos recordar algunos rostros una mujer, un beso, una mirada una sonrisa que se apagó para siempre Entonces yo también lloré y reí y volví a llorar y quise amigarme con ellas llevándoles algunas disculpas y uno que otro refrigerio Grave error las malditas me dijeron de todo Probé suerte de nuevo unos días más tarde les hablé sobre mi vida sobre mis dudas, mis temores sobre la fija idea de dedicarme a otra cosa en fin, de arrojar la toalla Entonces las palabras más viejas las más usadas, las más escritas aquéllas que abrazaron mi causa a ojos cerrados se sentaron en mis rodillas y en voz alta, casi entre lágrimas comenzaron a decir mis poemas a los cuatro vientos Y allí me quedé en silencio escuchando aquel murmullo aquel sonido de hojas que jamás tocó la tierra Allí me quedé en silencio y me vi por primera vez en esos versos desnudos, en esos versos hambrientos en los publicados, los inéditos, los incompletos los que ya no recordaba o no quería recordar Allí me vi por primera vez cuando ellos me miraron a los ojos y me mostraron sus alas para volar por el mundo
MI GATO QUIERE SER POETA
Mi gato quiere ser poeta y para ello revisa todos los días mis originales y los libros que tengo en casa Él cree que no me doy cuenta es demasiado orgulloso para dejar que le ayude Lleva consigo unos borradores en los que anota con cuidado cada cosa que hago y que digo Ayer no más, en uno de mis recitales apareció de incógnito entre la gente vestía camisa a cuadros y mis viejos zapatos rojos que no veía hace tiempo Al terminar la función se acercó con mi libro en la mano quería que lo autografiara y para ello me dio un nombre falso un tal Silvestre Gatica Yo le reconocí de inmediato por sus grandes bigotes y su cola peluda pero no dije nada y preferí seguirle la corriente Luego me deslizó bajo el brazo uno de sus manuscritos “Léalos cuando pueda, Maestro” me dijo y se despidió entre elogios y parabienes Y sucedió que anoche y como no lograba dormir levanté con desgano aquel obsequio para darle una mirada Era un poema de amor un hermoso poema de amor dedicado a Susana la gatita siamés que vivía a los pies del sitio Parecía un texto perfecto tenía fuerza y ritmo e imaginación y todos los elementos necesarios para decir que era un gran poema y sin duda era un gran poema un poema como pocas veces había leído Entonces me entró la rabia y la envidia y la cólera y me pilló la madrugada con el texto entre las manos sin atreverme a romperlo o hacerle correcciones Que Dios me perdone por esto pero no veo otra salida mañana echaré mi gato a la calle y publicaré el poema bajo mi nombre
CICATRICES DE GUERRA
A veces cuando me emborracho las palabras me traen a casa en un viejo triciclo de madera Y lejos de quitarme los zapatos y acostarme como ocurre en estos casos me dejan tirado en el jardín lleno de hormigas y con la cara pegada al foco del alumbrado “Eso te pasa por escribir malos poemas” me dicen y se marchan cantando y riendo abrazadas a mi última cerveza
EL CLAN SINATRA
Todos los gatos de mi barrio son fanáticos de Sinatra comienzan a tararear sus temas apenas pongo el CD y la voz se escurre entre los techos y las panderetas A veces me piden que repita algún single entonces el sonido de My way New York o Let me try again les para los bigotes y los lanza de cabeza contra los vidrios Esto no pasa cuando leo mis versos se estiran, bostezan miran para otro lado o conversan entre ellos en un acto lamentable de ignorancia y sabotaje "Ustedes no me comprenden" les digo Y vuelvo a encender el CD para que cante Sinatra y esos gatos se llenen de poesía Mario Meléndez (Linares, Chile, 1971). Estudió Periodismo y Comunicación Social. Entre sus libros figuran: Autocultura y juicio (con prólogo del Premio Nacional de Literatura, Roque Esteban Scarpa), Apuntes para una leyenda y Vuelo subterráneo. En 1993, obtiene el Premio Municipal de Literatura en el Bicentenario de Linares. Sus poemas aparecen en diversas revistas de literatura hispanoamericana y en antologías nacionales y extranjeras. Ha sido invitado a numerosos encuentros literarios entre los que destacan el Primer y Segundo Encuentro de Escritores Latinoamericanos, organizado por la Sociedad de Escritores de Chile (Sech), Santiago, 2001 y 2002, y el Primer Encuentro Internacional de Amnistía y Solidaridad con el Pueblo, Roma, Italia, 2003, donde es nombrado miembro de honor de la Academia de la Cultura Europea. A comienzos del 2005, es publicado en las prestigiosas revistas Other Voices Poetry y Literati Magazine. Durante el mismo año obtiene el premio “Harvest internacional” al mejor poema en español otorgado por la University of California Polytechnic, en Estados Unidos. Parte de su obra se encuentra traducida al italiano, inglés, francés, portugués, holandés, rumano, persa y catalán. Actualmente, trabaja en el proyecto “Fiestas del Libro Itinerante”. |