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Surge
una "sucursal" de Escuela de las Américas
Orlando
Oramas León. Agenpress,
24 de julio, 2003.
Bajo
el eufemístico nombre de Academia para el Cumplimiento
de la Ley, Estados Unidos y el Gobierno de Costa Rica acordaron
el establecimiento de una especie de sucursal de la Escuela de
las Américas, lesiva para la soberanía tica y a
todas luces una nueva forma de extender la presencia militar norteamericana
en el continente.
Unos años atrás parecería improbable que
las autoridades del país centroamericano se prestaran para
un proyecto que contradice la alegada vocación pacifista
de una nación que abolió el ejército, pero
ahora abre las puertas a los militares estadounidenses.La popularidad
del presidente Abel Pacheco cae a niveles récords junto
al desmanejo de los asuntos locales y el entreguismo a la Casa
Blanca, al punto de que la política internacional costarricense
practica un sumiso acatamiento de las decisiones de Washington,
incluso cuando de agredir a otros pueblos se refiere.En sintonía
con los aires bélicos de la administración Bush,
el Gobierno de Pacheco abrió los puertos del país
a las cañoneras norteamericanas bajo el también
eufemístico acuerdo de patrullaje conjunto. Asimismo, dio
luz verde a la construcción de una base naval yanki en
la región de Golfito, al tiempo que entregó a la
Embajada estadounidense una zona exclusiva en el privatizado aeropuerto
internacional Juan Santamaría.La instalación de
la escuela internacional de policía es otro hito en el
entreguismo a EE.UU., según la denuncia de Huberto Vargas
Carbonell, líder del Partido Comunista Vanguardia Popular.
La academia dispondrá de un director general costarricense,
pero su mandato solo tendrá un carácter administrativo
y de supervisión del personal nacional.
El acuerdo firmado el 6 de junio pasado establece que Estados
Unidos nombrará al director del programa y también
serán norteamericanos los directores adjuntos. Este funcionario
dirigirá el plan de formación y de presupuesto anual,
dejando al director general tico la función de una especie
de encargado de mantenimiento, cuyos gastos asume el país
anfitrión.Aun así, su papel queda cuestionado, pues,
reza el convenio, ‘los Estados Unidos asignarán un
administrador financiero de la Academia durante el tiempo que
lo consideren necesario. Además, fiscalizará todos
los gastos de fondos de los Estados Unidos, sujeto a la supervisión
del Director de Programa’, es decir el verdadero boss.
Por tanto, la institución policial estará controlada
por personal estadounidense, que además recibirá
privilegios de extraterritorialidad. El manejo administrativo
y financiero queda fuera de la jurisdicción de las leyes
nacionales.
Y lo que es peor, lo conveniado obliga al Estado costarricense,
previa notificación de Washington, a otorgar al director
general y a los adjuntos privilegios e inmunidades equivalentes
a los que se disponen para el cuerpo diplomático. Tendrán
igual rango los instructores, asesores, consultores y demás
miembros del personal extranjero de la Academia.Tales prerrogativas,
que incluyen exenciones de todo tipo de impuestos, incluyendo
los de exportación e importación, sobre el alquiler
de viviendas, del Seguro Social o de permisos laborales, convierten
a los empleados costarricenses en personal de segunda categoría.
Todo ello se convenió a espaldas del pueblo tico, e incluso
de la propia Asamblea Legislativa.En momentos en que se suceden
los conflictos sociales en el país, con huelgas de maestros
y otros sectores, el Estado costarricense se comprometió
a erogar de las arcas públicas los recursos para comprar
el terreno donde será erigida la instalación. Otro
recurso sería pedir un préstamo a Washington, aumentando
así la dependencia financiera.
Las autoridades costarricenses no tendrán incidencia alguna
en el programa de estudios, como tampoco podrán vetar al
personal norteamericano.No es de extrañar que la brutalidad
característica de la policía estadounidense se convierta
en uno de los patrones del curso lectivo o que algunos de los
instructores provengan de la tristemente célebre Escuela
de las Américas, que funciona en Fort Bening, Georgia,
bajo el disfraz de Instituto para la Cooperación en Seguridad
del Hemisferio Occidental.En 1996 se habían hecho públicos
algunos de los manuales de la Escuela de las Américas,
que entonces incluían métodos de asesinato, torturas,
espionaje y chantaje.La llamada academia internacional policial
será en la práctica otra base militar norteamericana
en Centroamérica, y parte de los esfuerzos por extender
su presencia armada en el continente. Si Costa Rica abolió
hace más de medio siglo formalmente al ejército
nacional, ahora lo sustituye por uno extranjero, con las cañoneras
yankis en los puertos y aguas territoriales y los asesores e instructores
enseñando a reprimir las protestas populares.
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