No a la academia

Allan Barboza, Colectivo Pablo Presbere. San José, Costa Rica. septiembre, 2003.

“Diputado Carazo Zeledón:

…Señor Ministro ¿Usted está al día en las técnicas que se están utilizando en EU, en este momento, para reprimir el terrorismo?


Ministro Ramos:

Sí, como no.”


Acta de la sesión del 8 de Julio del 2003 en la Comisión de Asuntos Internacionales de la Asamblea Legislativa.


“El presidente de los EU es más presidente de mi país que el presidente de mi país…”

Roque Dalton

Uno de los argumentos, no el único, que se ha utilizado para oponerse al establecimiento en Costa Rica de una “Academia Norteamericana para el Cumplimiento de Su Ley” es que dicho enclave servirá para perfeccionar los aparatos represivos antipopulares en nuestro país y en América Latina, y que además, será un centro de reclutamiento de aliados fieles a los Estados Unidos y a su política exterior.

Ayer el pretexto era la lucha contra el comunismo, y se cometieron los peores crímenes y atrocidades en contra los pueblos Latinoamericanos con ese pretexto, hoy la lucha es contra el terrorismo, que en realidad sigue siendo la lucha contra los movimientos populares, contra la resistencia, contra los indóciles, y ya empezamos a ver las atrocidades y los crímenes que en el nombre de esa lucha se cometen.

Según se desprende de un artículo publicado en Al Día y escrito nada más y nada menos que por el señor Edgar Fonseca, director del mismo, la “lógica y necesaria” academia tendrá, entre otros fines, la lucha contra las FARC de Colombia, contra la seguridad Cubana que tiene “infestadas a nuestras instituciones”, contra los “rezagos terroristas” de la Revolución Sandinista, contra “los más peligrosos especímenes” que se amamantan de las fuentes de la subversión, contra ETA, y contra posibles “brotes terroristas” en el país, ya que Costa Rica no está inmune, dice el autor(1).

Él no menciona el papel que ha jugado Estados Unidos en dichos conflictos. No dice, por ejemplo, que Estados Unidos fue condenado en el Tribunal de la Haya por su agresión al pueblo de Nicaragua y que aún así continuó con la agresión, ni que Somoza fue entrenado por los Estados Unidos en una de sus academias, ni que la temida Guardia Nacional fue un ejército de ocupación fundado y financiado por los Estados Unidos. No menciona muchas cosas. Pero con lo que menciona y con lo que no, ratifica nuestra argumentación, no solo de que ese centro tendrá como finalidad la persecución política, sino también de que seremos colocados en la mirilla de los enemigos de los Estados Unidos, convirtiéndonos en un perfecto y vulnerable blanco suave, al involucrarnos en conflictos como el Colombiano.

Ese mismo día, el sacerdote católico de la congregación de Maryknoll, Roy Bourgois, fundador de la Escuela de vigilancia de las Américas, lanzaba la advertencia de que la Academia policial en Costa Rica tendrá las mismas funciones que la academia militar en el fuerte Benning ( Escuela de las Américas), y acusó a la academia de que será utilizada para entrenar a los “perros guardianes” latinoamericanos que protegerán los intereses de Estados Unidos en la región. “Aquí la cuestión es el control” “Ese control es necesario para continuar con el sistema socioeconómico de mantener la riqueza y el poder en las manos de las élites”(2)

Casi al mismo tiempo, el Señor Colóm Bermúdez, exasesor en seguridad de José Figueres y Daniel Oduber decía que la Academia será para policías ( algo que ha querido negar Rogelio Ramos ) y que “por supuesto la academia es parte de la estrategia global de los Estados Unidos”, y que “¿por qué nos tiene que asustar eso?”(3) y Don Rogelio Ramos, insistía en vano con el argumento de que está “absoluta y totalmente definido que (la academia) no podrá tener carácter militar ni desarrollar ninguna actividad conexa militar.”(3)

Todas esas declaraciones que felizmente coincidieron, las hago coincidir ahora en este artículo para recalcar que no solo será una academia para poner al servicio norteamericano a los jueces y fiscales, sino que buscará militarizar a los cuerpos policiales de Costa Rica y la región para ponerlos también a Su servicio. Y para los incrédulos las palabras del coronel Alfonso Ayub, Asesor en Seguridad: “…mundialmente hay países en que las fuerzas armadas tienen funciones policiales, por esa razón no podemos decir que no habrá militares…” (4)

Nada en el convenio, ( ni las notas diplo-cosméticas que se intercambiaron ) impide la presencia de militares, ni de policías involucrados en crímenes, delitos o violaciones de los Derechos Humanos. Es decir, las policías que matan reos, indigentes, niños de la calle, o líderes políticos, o los que están metidos en tráfico de drogas o armas, y escándalos por corrupción, podrían recibir y dar lecciones, y además gozar de inmunidades. El convenio tampoco impide que militares norteamericanos, por ejemplo, sean transferidos al FBI o a otros cuerpos represivos para que vengan a impartir sus cursos. Es cuestión de ojear el convenio y darse cuenta; de todos modos al militar no lo hace el uniforme, y Costa Rica es prueba de ello.

No queremos una escuela policial militar en Costa Rica. Ni nosotros, ni muchos otros grupos, organizaciones, instituciones y personas. No estamos “a llanto partido”, como dice Fonseca en su articulillo, estamos resistiendo, luchando y multiplicando nuestra oposición y cada día recibimos los ecos de nuestra resistencia.

Como decía Jaime Sabines, “ ante la política de fuerza de los Estados Unidos, solo la política del atrevimiento puede enfrentarse. ¡De la antigüedad van a venir los dioses, y del porvenir los hombres!” y las muchas mujeres.


(1) Al Día, Viernes 22 de Agosto del 2003, Opinión, página 14

(2) The Tico Times, Viernes 22 de Agosto del 2003

(3) Semanario Universidad, 21 de Agosto del 2003

(4) La República, 26 de junio del 2002

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