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La
verdad sobre la ILEA
Dr.
Freddy Pacheco. San
José, Costa Rica.
14 de
julio, 2003.
Más
allá de los ø100 millones de colones anuales que
el gobierno de Costa Rica tendría que gastar en el centro
de instrucción que el FBI instalaría en nuestro
país, otras cosas más han de ser conocidas por la
opinión pública nacional. No se trata de una "academia"
en el sentido de "sociedad científica, literaria o
artística", sino de un lugar donde, según los
lineamientos del FBI, se entrenará a oficiales latinoamericanos
en labores relacionadas con la seguridad de los ciudadanos estadounidenses,
"para minimizar el impacto de las actividades criminales
internacionales sobre los Estados Unidos", dice el director
del FBI, señor Louis Freeh. Esta "Academia del Sur",
se sumaría a las que funcionan en Bostwana, Hungría
y Tailandia, formando así una especie de escudo virtual,
a distancia, compuesto por los cientos o miles de oficiales "capacitados"
para colaborar con los pares estadounidenses. Menor importancia
estratégica parece dársele a la que funciona en
Nuevo México, pues el idioma inglés supuestamente
constituye una barrera infranqueable para los policías
y agentes del OIJ, Seguridad Pública y congéneres
latinos.
Al
tiempo que el congresista Lee Hamilton se ha referido a los programas
de asistencia y entrenamiento que el gobierno estadounidense dirige
a policías extranjeros, como "un monstruo de muchas
cabezas", otros dirigentes norteamericanos se preguntan el
porqué se esconde operaciones "contrainsurgentes"
bajo el velo de la lucha contra el narcotráfico, como sucede
en Colombia. También se critica el hecho de que unidades
de policía de Perú, México, Colombia y otros
países, entrenadas por EE.UU., hayan sido implicadas en
actos de corrupción e irrespeto sobre los derechos humanos,
gracias a los cientos de millones de dólares así
invertidos. Como se ve no se trata sólo de una discusión
limitada al mundillo doméstico costarricense.
Habiéndose
iniciado los cursos de la "ILEA South" en Panamá
(noviembre 97 y marzo 98) se dice poco (¡prácticamente
nada!) del por qué no se siguió con los planes de
instalación en ese país. Tampoco se comenta nada
en cuanto a que se busca la colaboración de un país
latino pues "Otra gran preocupación es la habilidad
en ofrecer contribuciones significativas (financieras) de forma
tal que los Estados Unidos no corra con todos los costos",
como fue expresado por el funcionario del FBI ante el Congreso
norteamericano en 1998. ¿Qué dirá frente
a esto el ministro Alberto Dent en vista de su política
de austeridad?
En fin, la verdad sobre la ILEA empieza por aclarar que detrás
de ese centro de capacitación se encuentra un organismo
que como el FBI, ha sido, a través de los años,
fuente de corrupción e intolerancia. Que se pretende que
funcionarios de una nación irrespetuosa del derecho internacional,
jueguen el paradójico papel de maestros en el "cumplimiento
de la ley". Que Costa Rica tendrá que cubrir los gastos
de mantenimiento, operación y seguridad de las instalaciones,
así como del salario del "Director Ejecutivo"
responsable de los aspectos administrativos. Que así como
antes don Abel dijera que se daría capacitación
en el campo ambiental, ahora se dora la píldora señalando
que funcionarios de la Defensoría de los Habitantes, del
Poder Judicial y del área de los derechos humanos, serán
instructores en ese centro del FBI. Que los oficiales que nos
visiten como parte de las actividades de la ILEA, tendrían
("previa notificación de los Estados Unidos")
inmunidad ante organismos como la Corte Penal Internacional y
otros entes jurídicos nacionales y extranjeros, y gozarán
(¡además!) de exoneraciones excepcionales de impuestos.
Y finalmente, que para hacer "lo que se dice vienen a hacer",
no hace falta que se comprometa irreflexivamente el suelo costarricense
involucrándonos en procesos como el "Plan Colombia"
y el combate contrainsurgente, sólo para acceder sumisamente
a los deseos de "la Embajada".
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