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La
desagradable ILEA
Dr.
Freddy Pacheco. San
José, Costa Rica. 16
de septiembre, 2003.
Fue
presentada originalmente cual si se tratara de una "Academia",
un centro de estudios donde los policías-estudiantes aprenderían
métodos para el cumplimiento eficiente de la ley y los
profesores vendrían de prestigiosas instituciones estadounidenses.
El convenio internacional suscrito por el Ministro de Seguridad
Pública fue luego modificado por medio de la participación
de otro ministerio, el de Relaciones Exteriores. Y luego, siempre
como parte de esa informalidad impropia en un proceso de convenio,
desde la Asamblea Legislativa, sin haber salido del trámite
de comisión, le fueron incorporando agregados e interpretaciones
hasta convertirlo en algo amorfo, contradictorio, oscuro. Asimismo,
una vez se dijo que contaba con el aval de la Defensoría
de los Habitantes y el Poder Judicial, cual si esos entes tuvieran
algo que ver con la función constitucional de hacer cumplir
la ley. Luego se demostró que ello no era cierto, como
muchas cosas más…
Así,
trató de aprobarse sin discusión alguna, luego de
que el diputado Rolando Laclé lograra ponerlo en primer
lugar del orden del día de la comisión legislativa.
Pero falló la estrategia, la conocida estrategia de "cocinar"
de un día para otro los proyectos de ley contrarios al
interés nacional, como sucediera con las reformas a la
ley de pensiones del magisterio y con el tratado de delimitación
marítima con Colombia para el océano Pacífico.
El hecho de que algunos señores diputados alertaran sobre
lo que estaba aconteciendo, no solo permitió que se acallara
el golpe de tambor que se estaba imponiendo, sino que permitió
indagar y conocer lo que se escondía detrás de la
tal ILEA.
Hoy
podemos afirmar, sin que pueda desmentirse, que forma parte de
la estructura de la temible FBI; de ese cuerpo de investigación
y espionaje que ha servido, y sirve, al gobierno federal de los
EE.UU. para socavar procesos y entes democráticos, mediante
el uso de técnicas irrespetuosas de los derechos fundamentales
del hombre y el ciudadano. Más recientemente han circulado
valiosos testimonios de funcionarios estadounidenses con mucha
experiencia en organizaciones como el AID, que aseguran, que junto
al FBI hay que buscar en sus objetivos y metas la participación
poco disimulada de la CIA. De esa misma CIA que tuviera un papel
primordial en los sangrientos hechos del 11 de setiembre, donde
con la muerte de un Presidente de la República se impuso
una sangrienta dictadura en una nación que se enorgullecía
de su democracia, hasta esa fecha de 1973 en que Chile se tiñó
de sangre inocente.
Estamos
pues ante un proyecto que, pese al hermetismo con que se le ha
tratado, principalmente de parte de los dos ministros que tuvieron
que ver con su trámite, Ramos y Tovar, esconde aspectos
muy desagradables para nuestra Patria. Un proyecto al que jamás
se le van a confesar sus intenciones antidemocráticas y
anticivilistas, en vista de que no podría ser defendido
por los adláteres del "embajador" que hacen hasta
lo imposible por quedar bien con su jefe. Ni ellos son tontos
para admitir (si es que lo conocen) el carácter real de
la "academia", ni nosotros tampoco como para creer en
lo que se ha escrito y en las vacuas promesas fácilmente
olvidadas que llenan sus discursos.
Por
ello, por el tufo desagradable que desprende ese cuerpo extraño
que se le quiere enquistar a nuestro querido país, hacemos
finalmente dos respetuosas peticiones: una dirigida a los señores
diputados (¡manden al archivo ese extraño convenio!)
y otra muy especial, al señor embajador Danilovich. ¡Anuncie
que el gobierno de Bush ya no quiere que se discuta más
sobre la ILEA en la Asamblea Legislativa! De hecho no conviene
a los intereses de la "seguridad" norteamericana esta
discusión, pues hasta ahora, y gracias a ese andar entre
sombras, no se había llegado a discutir sobre la ILEA a
nivel nacional o internacional, como sucede hoy gracias a la oposición
de los grupos democráticos costarricenses.
16
de setiembre, 2003
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