EL CUERPO AERONAUTICO DEL PERU EN LA GUERRA CON COLOMBIA (1932-1933)
Con el inter�s generado por la muerte del Ingeniero Jorge Ch�vez Dartnell ocurrida en 1910, en 1911 la aviaci�n civil y militar peruana comenz� a desarrollarse y hacia la d�cada de los a�os 1920 ya se hab�a formado el primer cuerpo de aviaci�n militar (de la marina de guerra). En 1929 los cuerpos del ej�rcito y la marina se unifican cre�ndose el C.A.P. (Cuerpo de Aviaci�n del Per�). En 1933 el C.A.P. tendr� su triunfal bautizo de fuego y en 1941 se enfrentar�a victoriosamente al Ecuador.
Guerra en la Selva
Debido a razones mas que nada comerciales estalla en Febrero de 1933 un conflicto armado entre el Per� y Colombia.
Efectivamente el incumplimiento por parte de Colombia del Art�culo 8� del Tratado Salom�n-Lozano de 1922 por la acci�n sistem�tica y continuada de las autoridades colombianas a dificultar adrede la navegaci�n y el comercio, especialmente en el r�o Amazonas y en el r�o Putumayo, afect� profundamente la vida econ�mica de la regi�n y aument� en el elemento peruano la oposici�n al oprobioso Tratado Salom�n-Lozano de 1922.
Por el Tratado Salom�n-Lozano de 1922 se dieron secretamente a Colombia los territorios comprendidos entre los r�os Caquet� y Putumayo sobre los que el Per� hab�a mantenido ininterrumpida jurisdicci�n desde su independencia en 1821. El tratado y sus t�rminos se mantuvieron en secreto casi hasta la ca�da del dictador Legu�a ocurrida el 22 de Agosto de 1930.
El 27 de Agosto de 1932 se form� la Junta Patri�tica de Loreto (antecesora del actual Frente Patri�tico).
En una operaci�n t�pica de "comandos", un valeroso grupo de 48 ciudadanos iquite�os y pucallpinos, que no se resignaban a la injusta y oprobiosa situaci�n de sus compatriotas, al mando del Ingeniero Oscar Ord��ez de la Haza y del Alf�rez EP (R) Juan Francisco La Rosa Guevara, asaltaron y recuperaron Leticia el 1� de Setiembre de 1932, capturando a las Autoridades y a la Guarnici�n colombiana que la custodiaba, debido a la sorpresa, los peruanos que �nicamente contaban con 44 winchesters y un rev�lver, pudieron imponerse a la guarnici�n colombiana de mas de 200 hombres comandada por el Coronel Lu�s Acevedo y que ten�a como segundo jefe al Mayor Jorge Pinz�n siendo este �ltimo oficial colombiano el que, al atardecer de esa heroica jornada, entrega la bandera de armas y su espada a los patriotas loretanos. Las tropas colombianas son desarmadas y, junto a las autoridades de ese pa�s, conminadas a abandonar Leticia lo cual efect�an siendo ellos expulsados hacia el Brasil.
La toma de Leticia por los peruanos era justificada por que fue consecuencia del incumplimiento por parte de Colombia del Art�culo 8� del Tratado Salom�n-Lozano de 1922, pues, posesionada de Leticia, Colombia se dedic� a hostilizar sistem�ticamente y a prop�sito el tr�fico por el Amazonas.
Por esa �poca, varias empresas extranjeras exploraban el territorio peruano aprovechando la inexistencia de exploradores peruanos, por tal motivo Colombia al tener noticias de la existencia de petr�leo en la Amazon�a peruana, y especialmente en el Trapecio Amaz�nico descubierto por un ge�logo ingl�s de apellido Belth, se apresur� a hacerle la guerra al Per� so pretexto de la reivindicaci�n de la ciudad peruana de Leticia en 1932 -ciudad dada gratuitamente a Colombia contra la voluntad de sus 17,000 habitantes (colonos peruanos que hab�an convertido esa poblaci�n en una pr�spera colectividad y que por la fuerza fueron obligados a cambiar de nacionalidad) gracias al oprobioso Tratado Salom�n-Lozano de 1922 y que hist�ricamente jam�s fue colombiana por que fue fundada por los peruanos Enrique Vigil y el Capit�n Benigno Bustamante el 25 de abril de 1867 y que contaba ya con 10,000 habitantes- hecha por valientes patriotas peruanos oriundos del Departamento de Loreto que no estuvieron de acuerdo con la injustificada entrega de Leticia a Colombia por parte del gobierno criminal de Legu�a, y que en espontaneo movimiento de reintegraci�n nacional recuperaron para el Per� dicha ciudad.
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En conclusi�n Colombia fue el pa�s agresor y el que inici� las hostilidades llevado por su ambici�n de poseer mas territorios que los que le dio el nefasto tratado Salom�n-Lozano de 1922.
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El Presidente peruano Teniente Coronel EP Lu�s Miguel S�nchez Cerro es sorprendido tanto como el Gobierno Colombiano. S�nchez Cerro declara "Benem�ritos a la Patria" a los patriotas loretanos y dispone que la infanter�a acantonada en Iquitos refuerce Leticia. El Gobierno Colombiano reacciona tambi�n y env�a al almirante V�squez Cobos, al mando de una fuerza expedicionaria compuesta por una Divisi�n de 3,000 hombres, al Putumayo.
Estalla la guerra por r�o, mar y jungla: derrotas y victorias de ambos ej�rcitos a ambas orillas del Putumayo, se suceden entre 1932 y 1933. Empiezan los enfrentamientos en G�eppi, Puca Urco, Yabuyanos y Calder�n, y las bajas en ambos ej�rcitos se dan por centenares.
Tambi�n el beriberi (conocido como "v�mito negro" o hepatitis fulminante) diezma a ambas fuerzas, que prefieren mantener sus posiciones orilla a orilla, en campamentos que m�s asemejaban hospitales o cementerios.
El Cuerpo Aerona�tico del Per� en el conflicto armado con Colombia
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Debido a la naturaleza del terreno este conflicto se desarroll� con una muy baja intensidad, se peleaba por las v�as fluviales y los poblados ribere�os.
Iniciado el conflicto la Escuadrilla de aviones de observaci�n y bombardeo ligero "VOUGHT 02-U CORSAIR" del Cuerpo Aeron�utico del Per� (C.A.P.), a �rdenes de Capit�n CAP Leonardo Alvari�o Herr, Comandante de dicha escuadrilla, es conducida desde Lima hasta la localidad de Sotziki en el r�o Peren�, lugar donde los aviones de ruedas son convertidos en hidroaviones para emplearlos en el teatro de operaciones del nororiente.
La Escuadrilla de tres aviones estaba al mando del Capit�n CAP Pedro Canga e integrada por los pilotos: Teniente CAP Arturo Lecca y el Alf�rez CAP Francisco Secada Vignetta, quienes fueron destacados a Leticia para cumplir misiones de b�squeda de informaciones concernientes a la expedici�n amaz�nica.
En Leticia contaron con el apoyo de la lancha "Coronel Portillo", la que sirvi� como base de mantenimiento, aprovisionamiento de bombas, municiones, combustibles y lubricantes a los tres aviones y tambi�n como alojamiento de pilotos y mec�nicos.
Esta nave permiti� que la escuadrilla cambiara constantemente de lugar de partida para sus operaciones, impidiendo su localizaci�n por las fuerzas adversarias.
Los aviones cumpl�an diariamente dos misiones, turn�ndose los pilotos en cada vuelta tratando de conservar el escaso material a�reo disponible, porque era lo �nico con que se pod�a contar en una eventual confrontaci�n a�rea.
Las misiones se extend�an en un radio de acci�n de 100 a 150 kil�metros aguas abajo del r�o Amazonas y por la zona del Putumayo incluyendo algunas veces el r�o Yavar�.
Desde el 21 de enero hasta el 13 de febrero se realizaron numerosas misiones de exploraci�n y reconocimiento partiendo de las localidades de la Victoria, Cayau, Chimbote y Santa Sof�a, exponi�ndose en cada vuelo a la acci�n de los modernos aviones de caza "Curtiss Modelo 64/67 F11C Hawk II" colombianos, que desde el 6 de enero hab�an conseguido el permiso del gobierno brasile�o para llegar hasta la localidad de Tocantins y acompa�ar a la flota colombiana comandada por el Almirante V�squez Cobos hasta Tarapac�.
El victorioso combate a�reo del 14 de Febrero de 1933
El 13 de febrero de 1933, los dos aviones integrantes de la Escuadrilla con Base en Iquitos y comandada por el Teniente Comandante CAP Baltazar Montoya, efectuaron un reconocimiento por el r�o Putumayo, desde G�ep� hasta Tarapac�, con escala en la guarnici�n de Puerto Arturo, donde descubrieron la presencia de la flota expedicionaria colombiana del Amazonas comandada por el Almirante V�squez Cobos anclada en aguas brasile�as.
Ese mismo d�a, el Teniente Comandante CAP Montoya, despu�s de recoger importantes informaciones, se dirigi� a Leticia, lugar donde acuatiz� en horas de la noche, dando aviso al Comando de Agrupamiento A�reo de la presencia de las Fuerzas Expedicionarias Colombianas.
El Cuartel General de Iquitos, al conocer estos hechos dispuso que la escuadrilla de aviones "VOUGHT 02-U COURSAIR" se trasladara a Tarapac� al d�a siguiente, martes 14 de febrero de 1933, con la misi�n de bombardear y hundir a los buques colombianos. Para tal efecto, la escuadrilla, al mando del Teniente Comandante CAP Baltazar Montoya parti� a las 04.30 Horas de la madrugada de su base de operaciones en Collaru y Yahuya con direcci�n a la hacienda Victoria, donde deb�an esperar la orden de ataque y aprovisionarse con metralla y bombas de fragmentaci�n de 50 libras.
La orden de misi�n lleg� a las 08:00 de la ma�ana y los cuatro aviones de observaci�n y bombardeo ligero "VOUGHT 02-U COURSAIR" partieron rumbo a Tarapac�; estos estaban al mando del Primer Comandante de la Escuadrilla Teniente Comandante CAP Baltazar Montoya, llevando cada uno como m�canico-ametrallador a los Suboficiales CAP Guillermo Alfaro, Daniel Valdivia, Fernando Dolci y Mario Dolci respectivamente.
Despu�s de hora y media de vuelo sobre la selva que separa el r�o Putumayo del r�o Amazonas, la escuadrilla, en perfecta formaci�n apareci� sobre la flota expedicionaria a una altura de 2,000 metros, disponi�ndose a cumplir su misi�n. En esos momentos, de aguas brasile�as levantaron vuelo tres aviones de caza "Curtiss Modelo 64/67 F11C Hawk II", modernos para la �poca, tripulados por pilotos alemanes veteranos de la primera guerra mundial al mando del Coronel Herbert Boy.
No obstante la indiscutible superioridad de los aviones de caza colombianos sobre las modestas y anticuadas naves de observaci�n y bombardeo ligero del C.A.P., la escuadrilla peruana realiz� tres pasajes sucesivos de bombardeo en picada sobre el blanco elegido, cumpliendo as� su misi�n.
El ataque de los modernos aviones de caza colombianos no se hizo esperar y dada la superioridad t�cnica de estos aviones y la habilidad y experiencia de sus pilotos resultaba, l�gicamente, desde el punto de vista militar, inoficioso arriesgar el escaso material a�reo disponible peruano, pero tal punto de vista era desde�ado por los valientes e intr�pidos pilotos peruanos, quienes ten�an la firme convicci�n de que el avi�n no hace al piloto sino que es el piloto el que hace al avi�n, por lo que el entonces Alf�rez CAP Francisco Secada Vignetta, al mando de su modesto y anticuado avi�n de observaci�n y bombardeo ligero "Vought 02-U Corsair" de matricula 5-E-6, en un admirable y noble acto de arrojo de valor y hero�smo, destreza y sacrificio, y deseo de servir a su patria y defender hasta con su vida el suelo loretano, se enfrent� resueltamente a los modernos aviones colombianos de caza. Las aeronaves peruanas libraron un desigual combate a�reo dando muestras de pericia y valor sin l�mites. Secada maniobr� �gilmente su m�quina sin dejar de atacar, con sus ametralladoras, a sus adversarios, valiente gesto que permiti� que sus dem�s compa�eros preservaran las otras aeronaves para seguir luchando en defensa de la soberan�a nacional.
Con su intr�pido ataque Secada logra derribar a un avi�n caza enemigo "Curtiss Modelo 64/67 F11C Hawk II" y como consecuencia de eso hizo huir a los pilotos alemanes restantes que tripulaban los veloces y modernos aviones colombianos de caza, pues estos consideraron que, por m�s mercenarios que fueran, no val�a la pena arriesgar la vida, ya que este enfrentamiento entre dos pa�ses sudamericanos no era su guerra, y deciden tomar las de villadiego porque como verdaderos cipayos del aire que eran �C�mo iban a defender con noble idealismo y fervor patri�tico lo que no era suyo? �El mercenario, cuando siente que su vida peligra, jam�s la arriesga por una patria ajena!. Esta es la lecci�n de esta historia, y es por esta raz�n que los pilotos alemanes toman dicha decisi�n, haciendo muy bien. De esta manera Secada describe en el cielo de Leticia una lecci�n imperecedera de amor a la Patria, a su suelo loretano y a su Fuerza A�rea. Ello dio origen al primer combate a�reo sobre territorio peruano y el primero de Hispanoam�rica.
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Asesinato del Presidente
S�nchez Cerro, decidido a iniciar una ofensiva hasta el Caquet� (para recuperar el territorio "obsequiado" por Legu�a), ordena la Movilizaci�n General. Se presentan 20 mil hombres en Lima y 4 mil en Iquitos. Es entonces, en el Hip�dromo de Santa Beatriz (actual campo de Marte), cuando S�nchez Cerro revistaba las tropas destinadas al Putumayo, que cae asesinado por un militante fan�tico del partido pol�tico derechista y proimperialista APRA.
Inmediatamente se instala una Junta de Gobierno presidida por el General de Divisi�n EP Oscar Raymundo Benavides Larrea.
Fin del conflicto
El ejercito colombiano nunca trat� ni pudo llegar a Leticia que se encontraba preparada para enfrentar el inminente ataque colombiano, es as� como el Per� decide el env�o de su escuadra a la costas colombianas sabiendo que en esa �poca Colombia casi no tenia armada. Al ver el gobierno colombiano que las costas colombianas estaban expuestas ante el poder de fuego de la flota peruana, la cual se situ� cerca a la costa atl�ntica colombiana teniendo como misi�n distraer a la peque�a fuerza a�rea colombiana, se decide por ir al tribunal internacional para arreglar el problema. La marina de guerra peruana al ubicarse amenazante y muy cerca de la costa atl�ntica colombiana, a fin de que ante la posible escalada de una guerra con Colombia hubiera actuado r�pidamente asegurando una victoria peruana, oblig� al gobierno colombiano a buscar una soluci�n pacifica al conflicto y no con un ataque sobre Leticia.
De esta manera los gobiernos del Per� y Colombia tuvieron conferencias y como resultado de estas se acord� la aceptaci�n de la f�rmula propuesta por la Liga de las Naciones, firm�ndose en tal sentido un acuerdo en Ginebra el 25 de Mayo de 1933.
La ciudad peruana de Leticia fue desmilitarizada y entregada a la administraci�n de una Comisi�n internacional y reuni�se en la ciudad de R�o de Janeiro la conferencia entre delegados del Per� y Colombia.
La breve guerra entre el Per� y Colombia se acab� el 24 de Mayo de 1934 en R�o de Janeiro, firm�ndose el Protocolo de Amistad y Cooperaci�n y un Acta adicional. Se acord� restablecer la paz entre ambos pa�ses y se ratific� el tratado Salom�n-Lozano de 1922, por el principio de respeto de los tratados.
Finalmente, se acord� una completa libertad de navegaci�n y de tr�nsito en las cuencas del r�o Putumayo y del r�o Amazonas.
De esta manera Colombia tuvo que renunciar a la acci�n sistem�tica y continuada por parte de sus autoridades a dificultar adrede la navegaci�n y el comercio peruanos, especialmente en el r�o Amazonas y en el r�o Putumayo para afectar profundamente la vida econ�mica de la regi�n amaz�nica peruana y conformarse con las fronteras acordadas en el Tratado Salom�n-Lozano de 1922 no habiendo logrado su objetivo de pretender apoderarse de mas territorio amaz�nico peruano.
Por lo tanto no puede afirmarse de una derrota peruana en este conflicto, adem�s militarmente el Per� sali� vencedor gracias a la preparaci�n de su ejercito en los a�os anteriores lo cual le dio un gran prestigio a las fuerzas armadas peruanas a nivel internacional.
Principal
Esta fotograf�a, tomada en 1932, muestra la celebraci�n de la victoria peruana en la disputa fronteriza con Colombia. La ciudad de Leticia, 500 kil�metros r�o Amazonas abajo, es peruana de nuevo.