ARCHIVO PÚBLICO DEL COMANDANTE CLOMRO
Informe Clomro-1  EL CONOCIMIENTO CÓSMICO Y EL DIVULGADOR
Sección III  EL GRUPO CONTACTISTA Y SU MENSAJE
Subsección A  LA HISTORIA Y SUS PROTAGONISTAS

Capítulo I
DATOS EN RESERVA

Parte I
A DISTANCIA PRUDENCIAL DE AQUELLA GENTE

RECAPITULANDO

    Los hechos relatados sobre los antecedentes lejanos de mi presentación pública como extraterrestre, abarcan lo ocurrido desde el momento en que tuve la idea del extraterrestre de ficción hablándole a la gente, allá por agosto de 1987. Se hace mención, a grosso modo y sin entrar en detalles de hechos e identidades, de cierta agrupación contactista en la que por entonces estaba, en la cual había conocido el mensaje cósmico que estoy divulgando. La prehistoria de mi presentación pública como extraterrestre, es la historia de cómo fue que, en abril de 1986, bajé a ocupar el cuerpo en el que estoy, en qué contexto cósmico y humano. Y la prehistoria de mi existencia actual en este cuerpo, es la historia de quien lo ocupó hasta esa fecha, de cómo llegó a conocer el mensaje cósmico y a sus contactados receptores y divulgadores.
    Entre historias y prehistorias, la idea ahora es relatar todo lo que no había querido decir acerca de lo ocurrido antes de 1987, con ese grupo contactista, los seres cósmicos y el mensaje. Es decir, ahora se sabrá la historia completa.
 


MI PLANTEO DE LA DIFUSIÓN

Identidad y mensaje

    Durante tres años desde la construcción de la página web con mi archivo público, había dejado pistas suficientes para que mi identidad y la de los contactados de aquel grupo fueran inconfundibles para quienes ya dispusieran de información sobre grupos contactistas en la Argentina. Pero procuré que esas pistas no le sirvieran de mucho a la mayoría de la gente: si bien algunos miles de personas sabrían quién era en realidad el Comandante Clomro y el mensaje de qué contactados divulgaba, serían millones las personas que ignorarían ambas cosas. Y como ser conocido por unos cuántos no es ser famoso, podría yo seguir gozando de los beneficios de no ser famoso por mi nombre, apellido y rostro.
    ¿Por qué era inconveniente darme a conocer? El sólo hecho de hablar de mi origen cósmico era suficiente para dejarme el pasamontañas bien puesto, para tener una identidad paralela que no se viera afectada en mi pública vida cotidiana. Pero había una razón no menos importante: yo era públicamente conocido en la Argentina, por mis denuncias en medios de prensa, como ex integrante de la "secta platillista" en cuestión. Aparecer, luego de unos años, a dar justamente el mensaje cósmico de esa agrupación que había sido condenada por la opinión pública, podría haber parecido una contradicción. Así y todo, podía yo haber manifestado que mis denuncias eran contra los errores de conducción de los responsables de esa organización, pero que el mensaje cósmico debía ser separado de ese contexto humano, rescatado de la difamación de que fue objeto, y ofrecido al público descontaminado de los agregados de que hicieron para manipular a los adeptos.
    ¿Habría el público estado dispuesto a escuchar el mensaje en esas condiciones? Tal vez una mínima parte de la gente. La mayoría hubiera pensado, desde un principio, que cualquier mensaje salido de esa secta, no puede ser verdad. Porque la gente es así, y su condena a la secta y al mensaje era irrevocable, luego de todo lo que -entre verdades y calumnias- la prensa había publicado tras un caso policial.
    El mensaje que yo diera, no debía incluir terminología identificable como la que caracterizaba al mensaje cósmico divulgado por esa agrupación contactista. Debía yo adaptar el lenguaje que, como tenía tecnicismos que lo hacían complicado, requería ser simplificado para la comprensión de la gente. Sería lo mismo que el público ya venía escuchando de boca de los que estábamos en ese grupo, pero explicado de otra manera que no diera lugar a vinculaciones y que fuera más asimilable.
Los responsables de aquella agrupación divulgaban el mensaje basándolo en una figura central: la persona líder del grupo, receptora del contacto. Mi forma de transmisión debía despojarse de toda centralización en persona alguna, siendo lo importante el qué y no quién. En caso de que la gente que aceptara el mensaje que yo transmitiera, buscara llegar a la fuente, yo no debía ser responsable de que lograra ese propósito: esa gente correría el riesgo de ser captada por la agrupación y ser mental y materialmente manipulada como había sucedido durante años con los adeptos. Todos los caminos que yo propusiera, debían conducir a la liberación interior, y no a la humillante y degradante caída en poder de gente dictatorial encumbrada al frente de un grupo enceguecido y sumiso.
 

Planes y acciones con un ex compañero de grupo

    A fines de 1997, luego de mis presentaciones televisivas de repercusión y de la inauguración de mi sitio web, empecé a cambiar un poco mi punto de vista sobre mantenerme alejado de esa gente (como en los últimos nueve años) y mantener alejado de ella al público. No podía ser que esta transmisión que yo estaba haciendo, fuera la única, mientras mis ex compañeros de grupo todavía en él, junto a integrantes más nuevos y, en especial, quien los lideraba, no estuvieran haciendo absolutamente nada para difundir el mensaje, abiertamente como se hacía antes de las denuncias y de la difamación periodística. En aquel momento (en 1992), mi testimonio ante la prensa y ante la policía, pretendió poner a la organización fuera de combate y que nunca más pudiera reponerse, socialmente, del golpe recibido. Dos años antes (inicios de 1990) se los había advertido en carácter de amigo: paren la difusión, replanteen la organización para dejar de ser una secta, y salgan de nuevo haciendo las cosas bien. Al otro año (agosto de 1991), accedí a información confidencial de un investigador de sectas ovni, enterándome de que nada había cambiado para bien, sino para mal en ese grupo. Esto me encendió la mecha: ya no habría de mi parte más advertencias en carácter de amigo, sino combate frontal, y salí a hablar en una radio en que estaba, sobre esas cosas que continuaban haciendo. Para prevenir a la gente. En la oportunidad, dije que si ese grupo cambiara yo estaría dispuesto a reincorporarme a él. Sabiendo, desde ya, que eso era más que utópico.
    Seis años más tarde, las cosas estaban inversas a aquella proposición: nada de posibilidad de reincorporarme al grupo, sino que si el grupo quería reincorporarse a la verdad que había dejado de difundir, tendría que hacerlo bajo las condiciones que yo estableciera, o seguiría condenado a la inacción pública. Esto sería: sin necesidad de que ni yo ni nadie integráramos esa organización, y bajo el compromiso de quien la lideraba, a dejar de pregonar su autodeificación, su superioridad, su imprescindible autoridad. Sólo transmisión del mensaje, nada de obligaciones propias de la militancia sectaria, libertades individuales por sobre consignas de obediencia a la autoridad grupal. En tanto todo ello se cumpliera, habría una consecuente reivindicación pública de esas personas difamadas.
    Como ocasionalmente solía encontrarme con otros ex miembros del grupo, y charlábamos de los conocimientos cósmicos y de cuestiones vividas juntos o por cada uno en su situación, hubo uno de ellos con el que llegué a reflexionar que las cosas no podían quedar como estaban, conmigo en plena divulgación del mensaje cósmico, y el grupo en cuarteles de invierno. Este ex compañero de mis tiempos en el grupo, tendría cómo llegar a esta gente y proponerle algo a lo que yo estaba dispuesto. Es que teníamos idea de por medio de qué personas llegar a quien lideraba la agrupación, y me parecía que él era el indicado para "parlamentar". Eso era dado que su situación no había quedado tan mal cuando se fue del grupo, como mi situación de "traidor", como era visto por esta gente por mis denuncias de años atrás (en verdad, yo había traicionado a esta gente; porque ella había traicionado los principios cósmicos que debíamos pregonar con el ejemplo y no con aberrantes conductas antisociales).
    Este muchacho con el que llevaría adelante el plan, había ingresado al grupo sólo una semana antes que yo, hacía catorce años. Ambos teníamos en común el periodismo y habíamos coordinado el área de prensa de la organización cuatro años después. Un par de años más tarde, cuando yo llevaba un semestre alejado de la agrupación y él continuaba en ella, le propuse la idea del personaje extraterrestre en el programa radial que él conducía, y que fue el primer antecedente público de lo que, seis años después (1995) sería la aparición pública del Comandante Clomro en radio.
    Nos vimos poco en los años posteriores a 1989, en los que, al menos hasta 1993, siguió vinculado a la agrupación. Luego le perdí el rastro hasta 1997, cuando volvimos a encontrarnos y a planear cosas como de costumbre lo hacíamos años atrás. Uno de los planes: construir una página web de los conocimientos cósmicos, pues no la había; la gente de esta organización estaba tan desaparecida del mapa, recluida en sus cosas, que ni siquiera empleó Internet para al menos decirle al mundo por esta vía, lo que se suponía que  había que gritar a los cuatro vientos. Otro de los planes con mi amigo, era que, dada su actividad en un par de medios gráficos, publicara en ellos entrevistas que me hiciera. En un principio no estaba de acuerdo con la historia del extraterrestre encapuchado dando ese mensaje. Pero luego, se vio obligado a recordar que él mismo había promovido al enigmático extraterrestre en el programa de radio que había conducido en 1989. También, tuvo que darse cuenta de que, mal que mal, el impacto mediático del personaje cósmico encapuchado era indiscutible y que se le podía sacar provecho para la transmisión del mensaje.
    Como resultado de nuestros planes periodísticos y de Internet, esperábamos dar renacimiento al mensaje, de modo que sobre él la gente hablara, que tuviera presencia entre los mensajes de otras fuentes contactistas. La gente de la agrupación se vería obligada a aceptar que, toda ella junta y con su buen dinero acumulado, no había sido capaz de lograr lo que nosotros dos solos y con nuestros pobres recursos habríamos conseguido difundir. Ante eso, entraría en acción mi plan para con esa gente: proponerle acciones conjuntas, bajo las condiciones que mi amigo y yo determináramos, que preservarían a estas personas de reincidir en los errores habituales, y que les posibilitarían una reivindicación pública.
    Lista la primera nota para que mi amigo publicara, sería entregada en la redacción un día de mayo de 1998. Pero, la noche anterior, sucedió algo imprevisto. Inexplicable. Sin razón comprensible desde ningún punto de vista. Olvidó algo en el canal de televisión en que estaba, cruzó la avenida incautamente y fue atropellado por un vehículo. Quedó en coma irreversible, vegetativo durante las semanas que duró. ¿Dónde estaban las supuestas protecciones cósmicas que debíamos tener quienes lleváramos adelante tan elevada causa universal? ¿Estábamos solos, o medianamente protegidos y medianamente expuestos, entre la dualidad de fuerzas? ¿Por qué, entonces, el enemigo no eliminó a quien, entre mi amigo y yo, era el que más activamente podía llevar adelante la lucha y molestar más? ¿Para poner fuera de combate a uno y amedrentar al que quedara? No tenía lógica: con más fuerza luché desde entonces, estimulado y no inhibido por el golpe recibido. ¿Acaso el enemigo podía ignorar que su acción más equivocada no sería en mi contra, sino en contra de alguien que estuviera conmigo en la lucha, porque con eso acrecentaría mi fuerza en vez de debilitarla? Esas preguntas me hacía por entonces. No podía pensar en un destino, en una fecha prevista para el accidente, porque toda la sensación era la de que hubo una interferencia, una interrupción de una vida que no tenía por qué terminar en ese momento bajo esas circunstancias. Pero las circunstancias eran muy típicas de cambios de destinos provocados por las decisiones que se toman. Decisiones desafiantes que ciertas fuerzas tienen cómo evitar que les causen problemas.
 

Ideas y propuestas con otro ex compañero de grupo

    Pasaron varios meses sin que del Comandante Clomro y su mensaje se publicara nada. Sin otra cosa que mucho trabajo de divulgación en la Red, pero nada de notas en medios gráficos, ni radio, ni TV. Nadie me llamaba de ningún medio, y yo no golpeaba las puertas de nadie para que me entrevistaran. Alguna que otra reunión o conferencia, e-mails internacionales que me marcaban una perspectiva migratoria para la difusión del mensaje fuera de la Argentina, pero nada en concreto.
    Con otro ex miembro (que fue de los primeros del grupo hacia 1983, meses antes de mi ingreso), cada tanto me encontraba y charlábamos de estos temas desde su salida del grupo en 1989, poco después de mi desvinculación. Le manifesté, en un momento dado, que esta situación no podía persistir así, conmigo como único divulgador activo del mensaje, con los ex miembros y los todavía sobrevivientes del grupo sin divulgar nada, en especial la persona responsable del grupo, la que recibiera el mensaje en los contactos con los seres del cosmos. Yo estaba haciendo lo que correspondía a un conocedor de un mensaje cósmico de tal magnitud como el que había conocido. ¿Por qué esa gente no había continuado haciendo lo mismo? ¿Estaría esperando todavía a que se diluyera la mala fama que le había quedado de 1992? ¿Saldría de una vez a rehacer lo que se había deshecho? Con mi amigo ex miembro del grupo, hablaba sobre el asunto, pensando en la posibilidad de comunicarme con la persona que lideraba, para hacerle ver el error de continuar sin divulgar el mensaje, y que saliera de una vez a cumplir con la responsabilidad que había asumido y no cumplido como era de esperarse.
    No era admisible que toda una transmisión efectuada desde altos planos del cosmos, necesaria para ayudar a cuanta más gente pudiera enterarse, quedara sólo para beneficio de unos pocos, guardada en archivos privados de un núcleo reducido y sectario. No era admisible que la apertura que yo estaba tratando de hacer, para reflotar la divulgación del mensaje, que esa gente había dejado hundirse en la difamación de que fuera objeto, no estimulara, siquiera por antagonismo, por rivalidad, celos o envidia, a esta gente a salir a decir las cosas. Yo pensaba que, en cuanto me vieran aparecer hablando públicamente lo que habían dejado de divulgar, se sentirían tocados en su amor propio y saldrían del aquietamiento para demostrar que las cosas se hacen mejor a la manera de ellos, y no a la mía. Una vez reincidentes en su sectario discurso -que difícilmente estarían dispuestos a asumir que era un fracaso, y que era necesario cambiar-, comprobarían que a mi manera la transmisión sería más eficaz. Pero lo cierto fue que esta gente no reapareció públicamente a difundir nada.
    Mientras tanto, no quise insistir en mis apariciones televisivas, prefiriendo Internet y dejar que las cosas siguieran su curso natural, sin forzarlas logrando presentaciones en programas si no venían invitaciones. Yo no quería ser alguien de moda que estuviera con frecuencia a la vista del público, porque eso iría a desgastar la propuesta. Pero algo había que hacer, la transmisión de los conocimientos cósmicos debía ser efectuada, esta gente no podía mantenerse tan cómoda en ese silencio cobarde e irresponsable, sin que nadie le dijera nada. Era tiempo de que alguien hiciera algo, y  ése era yo.


Parte II
ACORTANDO DISTANCIA CON AQUELLA GENTE

LUEGO DE UNA DÉCADA

Reencuentro

    Luego de años, cuando era setiembre de 1998, formulé por primera vez desde hacía años, un pedido a las altas jerarquías del Universo. Para que se cumpliera mi intención de que algo pasara para que apareciera en mi camino gente que hiciera posible que este mensaje cósmico se difunda, y que desapareciera de mi camino todo aquél que interfiriera conspirando contra mi actividad de difusión del mensaje. Esto implicaba que se reabriera la difusión de los conocimientos cósmicos; que algo pasara para que ese grupo y la persona que lo lideraba, reaccionaran. Por esos días, con mi amigo ex integrante del grupo había estado hablando seriamente de contactar a esa gente. Y un día vino a verme, trayendo una visita relacionada con esas personas. Se trataba de quien fuera el vehículo físico para los contactos en que los seres cósmicos transmitían los mensajes. Quien había sido pareja de la persona que armó y todavía dirigía el grupo, se había distanciado de ella durante varios años, luego de haber ejercido el co-liderazgo de la agrupación entre 1983 y 1987. Por esos tiempos de 1998, mantenía con ella esporádicas reuniones, luego de una reconciliación años atrás. Mi amigo y ésta persona se volvieron a encontrar, después de más de una década, "casualmente" cuando estábamos planeando lo de contactarnos con gente del grupo, y hasta con esta persona, que no estaba con el grupo, pero que tal vez serviría de algo encontrarla y hablarle, a ver qué hacía...
 

No aprendió la lección

    A lo largo de un año, mantuve reuniones con esta persona, tendientes a un gran relanzamiento de los conocimientos cósmicos cuyos archivos él tenía organizados en diskettes y e impresos en varios libros no publicados, de edición artesanal casera. La difusión iba a iniciarse mediante mi trabajo en Internet, medio que, técnicamente, esta persona no tenía conocimiento para utilizarlo. Construí un sitio web para publicar la información: la revista electrónica ORION (a la que se podría acceder desde Clomronet) que mensualmente actualicé hasta que pasaron cosas que no debían pasar. Pese a toda mi ayuda brindada, este sujeto cometió conmigo errores que no estuve dispuesto a tomar a la ligera, por lo que interrumpí toda colaboración y relación con él. Tras perder el punto de apoyo que yo significaba, decidió paralizar sus planes. Una vez más, por sus ambiciones, envidias y mediocridades propias de su dimensión de humano común, este contactado había echado a perder lo que, de haber obrado con una conciencia a la altura de su dimensión cósmica, habría llevado a buen puerto. No supo aprender la lección de los errores de años atrás, repitiéndolos. En ningún momento había concordado conmigo en la conveniencia de que su ex pareja y aquel grupo unieran esfuerzos con los de él y los míos para el relanzamiento de los conocimientos cósmicos. Decía que con esa gente no se podía tratar, y dejaba entrever su deseo de competir con ella y demostrar que él podía hacer las cosas mejor. Viejas rivalidades que, ni siquiera bajo una consigna cósmica de ideales superiores, estaba dispuesto a dejar atrás. Ni él ni ella. Los mismos incorregibles ególatras de siempre. Demasiado humanos cualquiera, para la magnitud del conocimiento cósmico que les fue entregado, y del origen cósmico que ambos decían tener y que, tal vez, sea cierto que tengan. No entendieron que acá abajo somos todos falibles, imperfectos, empezando por ellos mismos para dar el ejemplo, en vez de tratar a la gente marcando diferencias desde pedestales cósmicos en la Tierra.
 

La historia y los personajes con sus nombres

    Es diciembre de 2000, ha pasado más de un año desde que no he vuelto a saber de este sujeto, ni de la otra persona y su grupo. No sé si esta gente ya es historia, y si de esa historia yo soy el relator, o si esa gente pretenderá todavía escribir historia, en vez de quedarse en el silencio dejándola cerrada. Yo no quería hablar de esa historia, porque esta gente es un peligro tal, que si hubiera quienes llegaran a conocerla por intermedio de mis escritos, podrían caer en los manejos que sus retorcidas mentes están enviciadas en hacer sobre las personas. Y no quería relatar hechos, situaciones, dar nombres y definir con precisión cómo se llama el grupo en cuestión, para que el público no tuviera como prejuicios, al escuchar lo que transmito, todos los juicios con los que esta gente y el conocimiento que transmitían, fueron sentenciados al repudio por la opinión pública.
    Pero ha llegado el momento de relatar la verdad toda entera, pase lo que pase. No me importa, en este momento, si por hacerlo habrá quienes deseen ir a la fuente del mensaje que transmito, rastrear por cielo y tierra a quienes mantuvieron el contacto y lideraron a los adeptos a la doctrina, y caer en sus redes si es que todavía las tienen tendidas para captar a incautos. Que sea cada uno en su sano o enfermo juicio, quien corra con los riesgos y la responsabilidad de saber o no saber cómo manejarse con esta peligrosa gente si hasta ella llegara. Tampoco me importa que, ahora que daré los datos necesarios para que se sepa de dónde salió el mensaje cósmico que difundo, pueda decirse: "entonces es aquella mentira que ya se conoció en su momento, pregonada por gente mentirosa, peligrosa, loca o estafadora". Si la gente no aprendiera de una vez, a separar lo que es el mensaje cósmico y sus valores, de lo que es el receptor humano y sus defectos, se quedará con sus prejuicios y no accederá a información que puede serle útil.
    Utilice o desperdicie esta información la gente, resuélvalo ella; es su parte en este asunto. Mi parte será agregarle a todo lo que hasta ahora vine haciendo público, lo que sucedió antes de todo lo que en mi relato parte desde fines de la década del 80.
    Por parte de la gente del grupo contactista, quedará en ella la decisión de mantenerse a distancia de mi trabajo de difusión, inactivamente sin volver a difundir nada, o acortar distancias haciendo algo. Empezando por rectificar los errores cometidos, no repetirlos, y tanto conmigo como con otros ex integrantes, tratándonos con el respeto que merecemos, reunirse a trabajar en conjunto por esta causa, en lugar de dar, con actitudes inaceptables, motivo a divisiones y alejamientos.
    Claro que, para nuevamente merecer trato con nosotros los que en ellos creíamos, y dirigirse a un público al que desearan darle el mensaje cósmico y contarle sus historias, quienes lideraron desde el principio la agrupación contactista, ya no podrán ponerse en el pedestal de los semidioses con aquel aire de virtuosos intachables. No podrán pretender un borrón y cuenta nueva, empezando otra vez con el mismo juego, como si acaso lo estrenaran, cuando la verdad es que tuvo su desgaste, su difamación, sus errores gravísimos que la memoria jamás perdonará, y con los cuales habrán de cargar estas personas, admitiéndolos públicamente en vez de ocultarlos o negarlos, si es que pretendieran alguna vez volver a hablar en público.
    Quizá la gente esté dispuesta a comprender que, a un contactado que no sepa mantener la humildad por tener línea directa con la verdad, primero se le infle el ego como un globo estratosférico, y luego caiga desinflado al comprobar los pobres resultados que logró siendo como fue con la gente a la que utilizó y degradó. Pero para que la gente comprenda esto y vea con simpatía a una persona tal, ésta debe dejar de esconder su pasado oscuro y modificar su presente turbio, mediante la permanente confesión pública de sus actos equivocados, por los que debe pedir perdón a quienes damnificaron, antes de pretender la comprensión de terceros.
    Hasta donde me toca informar en mi rol testimonial, la historia dirá que los dos contactados que iniciaron la divulgación del mensaje que retransmito, han sido unos autócratas arrogantes que ni supieron cómo llevar adelante un grupo humano sin ofender a nadie, ni supieron cómo ejercer una autocrítica tan severa como la crítica que ejercían sobre los demás. Por lo cual, hasta donde sé, y esto es a casi dos décadas del inicio de los errores que cometieron, todavía creen tener la razón y que los equivocados fuimos los que les dimos la espalda por ser como son.
    De la historia de la etapa en la que un contactado de ego inflado se desinfla ante la evidencia de sus errores, todavía no tengo constancia en esta gente, porque sigue con su egolatría por las nubes, por más que sus actos se sigan arrastrando por el barro. Será cuestión de esperar, y no pensar que los "incorregibles" no tienen al menos una luz de esperanza de corregirse.


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