1. Ella es la
personificación de un aspecto de la mente de Clara Luz, el de la
Compasión.
La mente de Clara Luz
posee tres aspectos principales:
Sabiduría, Compasión y Medios hábiles.
En realidad, la mente
iluminada es indivisible, y todo ser realizado posee la plena expresión
de las tres cualidades de la naturaleza de la mente.
A un nivel más
esencial, estos tres aspectos de la mente son la ejemplificación
en el plano relativo de las características de la naturaleza de
la mente en sí misma: vacuidad, luminosidad y dinamismo inobstructible.
Todo cuanto es, sucede
en la mente original, cuyo fundamento es (a) vacío de autoexistencia,
(b) diáfano y por ello perceptible, y (c) continuamente productivo
y cambiante. Estas tres características forman una unidad inseparable,
y corresponden así mismo con los tres cuerpos (kayas) de
un ser iluminado, es decir, sus tres planos de manifestación: DharmaKaya
o conciencia absoluta de vacuidad; SambogaKaya o proyección luminosa
y expansiva de la naturaleza primordial; y NirmanaKaya o creación
en el dominio del nombre/forma y de la realidad psicosensorial.
Kuan-yin es un bodisatva
SambogaKaya fundamental (junto con Manjusri y Vajrapani, que personifican
la Sabiduría y los Medios respectivamente), es decir, el Arquetipo
de la Compasión que forma parte inseparable de la mente de Clara
Luz.
Su DharmaKaya es el Buda
Amitabha, el señor de la Luz Infinita, que es el Adi-Buda o buda
primordial. Y sus NirmanaKayas o emanaciones son incontables. Las más
elevadas son las 21 Taras, las cuales a su vez contienen en sí
mismas la unidad de los tres kayas y por tanto pueden proyectarse
en innumerables formas, personalidades y seres. Pero también
podemos hallar emanaciones de Kuan-yin entre seres humanos, animales
e incluso fenómenos perceptibles de la naturaleza o del cosmos.
2. Kuan-yin
es un Yidam o "deidad que mora en el corazón".
De acuerdo a la espiritualidad
budista (y también la hinduista), cada ser humano está inmemorialmente
vinculado a una divinidad, la cual reside en su propio corazón.
Esta deidad tutelar es su guía y maestro interior, pues no es sino
la traslación al plano metafísico de su propia naturaleza
personal. En otras palabras, como seres humanos estamos evolucionando hacia
la realización de nuestros tres cuerpos de perfección, los
tres kayas de un ser iluminado.
De momento poseemos una
manifestación física sujeta a la descomposición, cuyo
potencial es sin embargo el de un NirmanaKaya o cuerpo liberado de toda
obstrucción, es decir, inmortal y radiante, resultado del descenso
del Poder de la mente de Clara Luz a las moléculas materiales por
medio de los Yogas de Completación.
Nuestra mente está
notablemente agarrada a emociones de apego y aversión, y a conceptos
intelectuales limitadores, en lugar de consistir en la expandida percepción
y claridad de un SambogaKaya, su potencial en cuanto se vaya abriendo a
su verdadera naturaleza, por medio de la práctica del amor y el
cultivo de la visión no-dual.
Y en tercer lugar, nuestro
ser original nos es desconocido, porque esa trascendente identidad no puede
ser categorizada por los sentidos ni por el intelecto, es decir, el despertar
a la naturaleza absoluta de la mente, o DharmaKaya, sigue siendo un potencial
por actualizar con el vivir consciente y natural, libre de sobreelaboraciones,
que es el camino del Atiyoga o del Mahamudra.
Como tenemos el potencial
de la completa realización, nuestro cuerpo, intelecto y ser individual
son ahora el esbozo de los tres kayas de un ser iluminado. Dadas
las caracteristicas de esos tres kayas potencialmente nuestros,
existe un arquetipo de la mente de Clara Luz en el plano suprasutil (SambogaKaya)
que corresponde fundamentalmente con nuestra naturaleza y con nuestra alma
en evolución.
Desde el origen sin principio
pertenecemos, como identidad trascendental (DharmaKaya), a una de las
cinco Familias de Budas Dhyani, los que son fuente de todos los demás
arquetipos de la conciencia iluminada o Yidams del SambogaKaya. Estos
cinco Dhyani Budas son DharmaKayas a un nivel de primera diferenciación
derivada del Buda Primordial -que es el DharmaKaya en sí mismo
y sin diferencias (Amitabha, Vajradhara o Samantabhadra, según
las escuelas budistas). Kuan-yin, al tener a Amitabha como DharmaKaya,
pertenece a su Familia del Loto.
Y ya no puedo dar más
detalle respecto a las características del NirmanaKaya en que podamos
manifestarnos en el futuro, puesto que aquel puede adoptar cualquier forma,
pero en todo caso siempre cumplirá una función catalizadora
de la realización de los seres con quienes interactúa.
En este sentido, conocer
nuestro Yidam significa conocer algo de nuestra naturaleza de realización,
y al practicar (la identificación con) nuestro Yidam, estamos actualizando
los potenciales verdaderos de nuestra conciencia individual y trascendental.
Kuan-yin es un Yidam
o deidad de meditación para sus practicantes, y especialmente
para aquellos que sienten un especial sentimiento de devoción
hacia Ella, indicando así que constituye la esencia de su corazón
o el arquetipo fundamental de su espíritu.
Existen muchos Yidams
en el espacio de la conciencia luminosa de la realidad, no solamente vinculados
a las tradiciones budistas, sino a muchas otras por todo el planeta. Este
es el significado de la religión: reunirnos con la divinidad,
con aquella forma que es afín a nuestra naturaleza, para realizar
entonces la Totalidad absoluta que comprende en su interior, y sus virtualidades
específicas en tanto uno de sus infinitos aspectos sobre el plano
relativo.
Kuan-yin es una entre
las miriadas de Yidams, pero una que es ampliamente reverenciada en
todo el budismo
Mahayana del extremo Oriente (Korea, Vietnam, Thailandia, China, Taiwan,
Hong-Kong...). Ella no es distinta de Avalokiteshvara (India) o Chenresi
(Tibet) o Kwannon, Kanzeon o Kanjizai (Japón). Como bodisatva
o proyección luminosa del absoluto que personifica la Compasión,
está libre de condicionamientos para adoptar cualesquiera formas
y nombres. En todo caso, más allá de la bipolaridad del
género y del sexo, parece manifestarse especialmente en las cualidades
femeninas de la madre naturaleza y del corazón; por eso se puede
observar su evolución dentro del budismo hacia la conversión
en un Yidam femenino, del Avalokita indio a la Kuan-yin extremo-oriental.
Kuan-yin es un poder
supremo, dada su calidad de arquetipo de la mente de absoluta realización,
y Ella se manifiesta de infinitas maneras entre los seres sensibles,
para auxiliarles y orientarles hacia la Luz. Pues al hablar de Yidams,
es importante distinguirlos de otras deidades menores a las que se puede
tener cierta confianza, pero que al no representar la naturaleza perfectamente
actualizada del ser, están sujetas a limitaciones en todos sus
planos de aparición.
Como todos los seres tenemos
el potencial de la realización absoluta, existe un Yidam en nuestro
corazón en este mismo momento, el que nos corresponde por naturaleza
y cualidad del alma. Lo mejor es dirigírsele y pedirle que se nos
revele, si aún no lo hemos encontrado entre la variedad de formas
de lo Divino que la humanidad ha reconocido.
Es perfectamente posible
que hallemos nuestro Yidam bien cerca, en María, la madre de
Jesús, la cual no es sino una emanación y un aspecto de
Kuan-yin, o en Jesús mismo, quien es también un rayo o
NirmanaKaya de la Madre de Compasión -como lo fueron el Buda
Sakyamuni y Padmasambhava (de la anterior forma, masculina, de Kuan-yin:
Avalokiteshvara). Pero a veces la conexión se revela saltando
por encima de culturas y continentes, hacia arquetipos que han estado
en nuestro corazón por incontables vidas... "Buscad y encontrareis,
pedid y se os dará, llamad y se os abrirá".
Cualquier error de comprensión
y fidelidad al Dharma de Buda que contenga este texto, se debe solamente
a su autora, Devi Clara Llum. Cualquier mérito que se desprenda
de su lectura y asimilación, que revierta en la felicidad de
todos los seres y en su liberación definitiva.
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