CAMINO A LA UNIDAD
Clara Llum
Publicado en el libro "Satchitananda, Dialogos en el Absoluto" (de Ernest Ibáñez Neach)



El hombre, desde que se levantó a pintar bisontes en su cueva, ha comprendido que la existencia es misterio. El arte nace de la inquietud por descifrar la verdad escondida dentro del ordinario acaecer de los fenómenos. El rayo, la lluvia, el oleaje del mar, el viento, el fuego. La vida que nace y la vida que se hace piedra otra vez. Todos estos interrogantes se convierten en expresión poética en la sensibilidad del hombre. Y luego en filosofía: en análisis, estudio, ciencia. Nunca un conocimiento terminado. El hombre que sabe, sabe porque sabe que no sabe, porque le queda todo por saber. El hombre, desde que el tiempo es tiempo, busca comprender, busca aprender qué hay de nuevo en lo ya sabido, en lo ya pensado, en lo ya visto. Arte, filosofía, ciencia... y religión, son las cuatro aproximaciones del espíritu humano a lo desconocido, al misterio de la vida.

La filosofía pregunta, la ciencia experimenta, el arte propone, la religión supone... Ninguna de estas avenidas ofrece la respuesta definitiva. Pero todas ellas son necesarias para profundizar en la verdad inagotable. Porque sin preguntas la ciencia no tiene nada que experimentar. Y sin suposiciones el arte no tiene con quién dialogar. A su vez, la ciencia debate y confronta a la religión en sus explicaciones del universo. Pero la religión, o su aspecto místico, sigue retando a la ciencia porque esta no tiene manera de poner a prueba el contexto último de las cosas: ¿de dónde surge el Big Bang? ¿cuál es la causa del espacio-tiempo y de la materia/energía misma? ¿porqué este algo, en lugar de nada en absoluto? ¿puede la realidad carecer de soporte? La religión sigue dando fórmulas a todas estas preguntas que la filosofía se plantea y que la ciencia no tiene cómo llevar al laboratorio. Mientras tanto el arte sigue explorando la conexión entre el fenómeno, los sentidos, la conciencia y la intuición, como una vía directa al sentimiento de ser uno con todo. El arte plantea: "¿y si esto fuera así?", cambiando el orden de las cosas como se presentan a la percepción. Porque de un nuevo "así" podemos quizás intuir de dónde viene este gran fenómeno que es todo, y a dónde va, y porqué, y qué rol tenemos como humanos en su concierto.

Quizás tengan que pasar siglos todavía para que la humanidad se dé cuenta, en su conjunto, que los esfuerzos de la religión y de la ciencia son complementarios, y que el arte es la expresión sensible de la filosofía. Que hay un solo impulso tras todos esos intentos: por alcanzar una cumbre, o muchas cumbres, desde las que mirar a gran altura la totalidad del paisaje, el contexto de infinitas facetas de la realidad. De todas maneras, la vida de cada individuo es una mirada hacia lo alto de la montaña del misterio. Unos tratarán de ascender por el norte, otros por el sur, otros por este u oeste, o habrá muchos, la mayoría, que se contentarán con pasar la vida en la llanura, sin otra ambición que protegerse de las inclemencias naturales y acumular posesiones mundanas. Para los que se determinaron a escalar la corona de la montaña se escribió este libro, como poste indicador, como palabra de aliento, y estas mismas lineas que siguen. En definitiva, la búsqueda de la verdad, el camino de ascensión espiritual (y artística, y filosófica, y científica) es la tarea heroica de responder a la pregunta "quién soy yo". Lo que presento a continuación es un pequeño mapa de ruta que toca algunos puntos esenciales ofrecidos por las místicas orientales, incluyendo la cristiana: la más incomprendida y tergiversada de las religiones verdaderas.

CONCIENCIA "YO SOY":
PUERTA BATIENTE ENTRE LA IGNORANCIA Y LA SABIDURIA.


Ninguna otra palabra es tan fundamental al lenguaje y a la estructura de la mente como lo es "yo".

Mientras para Occidente el yo es una noción indisputable apuntando a un hecho real: la "partícula fundamental" o nucleo de la psique, Oriente posee una extensa tradición filosófica que cuestiona la objetividad de tal ente, incluso en el ámbito psicológico: el yo como ilusión de separatividad dentro de lo que es un proceso cósmico unitario, indeterminable e irreductible intelectualmente. Un poco como si Oriente llevara milenios de ventaja a Occidente en plantear una psicología cuántica, donde imperan los principios de incertidumbre, interdependencia y subjetividad, más allá de la interpretación atomista y mecanicista de la psicología clásica que se imparte en nuestro hemisferio académico.

Para resumir esas distintas acepciones del término "yo" de las que el ser humano hace uso según su estadio de comprensión intuitiva de lo Real, vamos a hablar de los cuatro yoes, los cuales reflejan a su vez las corrientes filosóficas aludidas brevemente más arriba: materialista, personalista, psicoespiritual y holística.

Yo # 1

“Yo soy el cuerpo, yo soy la mente”

Este es un pensamiento simplista, una noción erronea, consistente en la superimposición del concepto “yo” sobre los agregados cambiantes. Tanto el análisis budista como el vedántico han demostrado que el cuerpo-mente o los cinco agregados no son el “yo” de uno.

Yo # 2

El yo relativo.

En términos de nuestra experiencia dualista, parece como si fueramos entidades separadas. Imputamos la noción de “yo” a la apariencia de una entidad-persona, a un nombre y a una forma, la cual no es nada más que, de nuevo, los cinco agregados, el complejo cuerpo-mente. Aun sabiendo y comprendiendo que el “yo” no es ninguna persona, podemos aceptar o reconocer su existencia aparente a fines prácticos y para comunicarnos en el contexto de nuestra percepción dualista (sujeto/objeto).

Yo # 3

“Yo soy un alma eterna entre otras almas eternas”.

Ha sido probado imposible diferenciar o aislar tal entidad más allá de los cambiantes cinco agregados. Esta es la idea de “atman” -como un ser eterno delimitado- que el Budismo niega en su doctrina del “anatman”. El Advaita Vedanta tampoco acepta tal noción, estableciendo especialmente que no hay atman (alma) aparte de Brahman (el Absoluto).

Yo # 4

“Yo soy Eso”.

Aquí, “Eso” (Tat) es la Realidad Ultima, el Absoluto, el cual es inefable o más allá de la aprehensión intelectual. El Budismo, en general, ha elegido una aproximación negativa para apuntar a ello: “Sunyata”, significando “sin fondo, insondable”. No puede ser explorado o aprehendido completamente porque “Eso” (la realidad-en-sí) no es una cosa o un objeto acotado. Todos los fenómenos son interdependientes, y por ende carentes de acotada -o separada, o concreta- existencia. El Vedanta, en general, ha elegido una aproximación positiva para nombrarlo: “Brahman”. Sin embargo, Brahman no puede ser explicado o descrito (y por eso uno de los métodos del Advaita Vedanta consiste en descartar nociones simplistas: “neti, neti”). Las enseñanzas de la Gran Perfección, pináculo del Buda Dharma, llaman a lo Absoluto “Mente” o “Consciencia” (“naturaleza de la mente”, “conciencia intrínseca”). La escuela Chittamatra (Solo Mente) de filosofía budista usa designaciones similares. Es importante clarificar que el uso de denominaciones positivas de parte de estos vehículos búdicos no implica que atribuyan ninguna clase de concreción o cosificación a “Eso”. Se contentan con llamarle también “Talidad” (Tathata).

Puesto que todos tenemos el sentimiento de ser, señalado por la espontanea expresión “yo soy”, podemos concluir que el “yo” que “yo soy” no es el complejo cuerpo-mente de los cinco agregados (# 1), no es el “yo” relativo que deriva de nuestra percepción dualista como si fueramos personas auto existentes -aunque usamos la noción "yo"/"tú" a efectos prácticos (# 2), tampoco es un ser celestial ni un alma individual sin forma existiendo eternamente entre otras entidades similares (# 3), sino que es “Eso” que no puede ser descrito (# 4), la totalidad de Lo-que-Es, más allá de la quietud y del movimiento, imposible de concretar como una “cosa”, por eso llamada Mente, Consciencia, Dios, Absoluto, Talidad, Sí-mismo, Ser, No-ser, Vacuidad, Dharmakaya o Budeidad.

Como reza el aserto bíblico: “Yo soy ese Yo soy”.

DE LA ENTREGA DEL YO PERSONAL A LA REALIZACION DEL YO DIVINO:
LOS DOS GRANDES YOGAS, BHAKTI Y JNANA.


El Dios del Advaita es el Yo de uno mismo. Pero el Yo no se reduce a la persona, sino que la persona es un personaje interpretado por el Yo entre infinitos otros personajes que interpreta. Igual que en un sueño. El soñador se manifiesta dentro del sueño como cada uno de los personajes soñados, pero se identifica con uno especialmente desde la óptica del soñador que en la vigilia se identifica con un cuerpo. Asi, igual que despierto el Yo se cree tal persona, tal cuerpo, al dormir y soñar se cree también tal personaje, tal forma humana. Pero tanto el soñador como el individuo en vigilia, ambos son el Yo en todo momento, y son también todo lo que rodea a la persona con que se identifican, es decir, se manifiestan en una persona y en todas las demás y demás cosas. El Yo está siempre presente como la fuente, la verdad, el ser real de todo.

Por eso, porque sólo hay un Yo que es el Divino, el Advaita armoniza con el Bhakti Yoga, en tanto que éste preconiza la desidentificación con respecto del yo personal (cuerpo, forma), para asumir que sólo es real el Yo universal, el Divino. Esta desidentificación, que el Advaita lleva a cabo por medio del entendimiento, el Bhakti Yoga la realiza por medio de la entrega a la Voluntad suprema. El jnani, el realizado advaitin, comprende al mismo tiempo la nadidad del yo personal y la infinitud del Yo universal con el que está identificado. El bhakta también, una vez realizado, sabe que desde el comienzo su yo personal era sólo una máscara del Yo real, único y omnipresente. Pero en el estadio inicial de su yoga, hace acto de entrega de su voluntad personal, como si fuera independiente del Supremo. La entrega produce paz: no hace falta elegir: toda experiencia es un don del Divino, todo rasgo de personalidad y todo acto está controlado por el Supremo. La comprensión no dual se produce en cualquier momento, o quizás gradualmente, como un asentamiento en el fondo de la conciencia: nadie se entregó, en todo momento sólo el Yo absoluto, el Divino, estuvo obrando a través de este cuerpo y esta mente. El bhakta ha alcanzado el jnana, el estado de jnani. Porque Dios ha querido.

'Que sea Tu Voluntad' se ha convertido en 'Siempre Tu Voluntad es'. Cuando el yo personal se entrega, llega a desaparecer, porque era sólo una noción, un concepto, y queda solamente el movimiento total del Supremo. Nadie puede separar las olas del océano cósmico. Las separamos sólo en la imaginación, en el intelecto: las creemos separadas, así o asá, pero nunca lo están en realidad. El mar es uno, el océano es uno. Un solo movimiento.

Cuando Dios quiere, el yo se hace bhakta, y cuando Dios quiere el bhakta se convierte en jnani. Cuando Dios quiere se manifiesta como un individuo ignorante, y cuando quiere se realiza a Sí mismo.

Como no hay otro que El: siempre está presente, siempre está escuchando. Si yo (el intelecto, la persona) lo percibo, lo escucho, lo pienso: El lo percibe, lo escucha, lo piensa. Si yo encuentro actividad: El encuentra actividad. Dios conoce todo. Yo conociendo cada cosa soy Dios conociendo cada cosa. Pero Dios no está limitado por mi conocimiento sino que conoce mi conocimiento dentro del infinito de Su conocer, ya que El está en todo y es todos. Por eso puedo hablarle, aunque el jnani sepa que hablándole a Dios es Dios hablándose a Sí mismo.

¿Qué puede hacer el hombre común que no es capaz de entregarse a Dios (asumiendo lo que Dios quiera darle o quitarle), ni tampoco comprende que en realidad sólo Dios existe y que Su Voluntad se hace de todas formas en todo momento? El hombre común está preso en la dualidad de yo/otro, bien/mal, placer/dolor. Dice Ramana que las desgracias en la vida nos llevan a la entrega. Es posible. Puede que el ego se sienta cansado de querer esto y lo otro sin jamás alcanzar la plenitud. Entonces decide aceptar su sino, la voluntad del Infinito. La entrega es un alivio, un descanso, porque al final el yo personal, el ego, no puede nada por sí solo. Y este es seguramente el Lila-rasa, el Juego preparado por el Divino. Crear, adiestrar y destruir egos en su propio fuego forjador, hasta que están suficientemente flexibles, fluidos, como para asumir la Identidad suprema que es Amor sin separación, Unidad cósmica.

EL YO POTENCIADO:
EL CAMINO SECRETO DEL TANTRA YOGA Y EL CRISTIANISMO ESOTERICO.


Sin embargo Neville toma una posición mucho más atrevida que el típico advaitin: si no hay yo sino el Yo, mi imaginación es Su instrumento de creación ("a Su imagen y semejanza" somos, creadores). Dios nos quiere usando nuestro poder, que es el Suyo. Dios nos quiere usuarios conscientes del Poder creador que ha puesto en nuestra mente, desde el momento en que El se hizo hombre en nosotros. "Dios se hizo hombre para que el hombre se haga Dios". Esto resume la doctrina advaita cristiana, gnóstica, de Neville. El hombre devuelto a la consciencia de Dios es el Cristo: el hombre finalizado, Adán al final de su viaje cósmico, el proyecto hombre terminado, culminado. Cristo es otro nombre para el hombre-Dios, el hombre perfecto (perfeccionado): el siddha. Más allá de la pasividad del Advaita tradicional, el hombre-Cristo es el rey de la creación, la deidad del mandala tántrico, el Poder que unifica y sostiene el universo. Para Neville el hombre realizado se integra al círculo de hermanos y hermanas ascendidos. Ellos son uno en Dios e individuos a la vez: jivan muktas. Muy cerca de la noción budista Rupakaya: el Buda-Dharma manifestado como ser individual, sea de luz (Sambhogakaya) o de materia (Nirmanakaya). Cada individuo es el Buda Primordial y también una de sus infinitas transformaciones (yidams, devas) o deidades. Dios es un cuerpo de dioses. Los Elohim. Dios es infinitos dioses-Sí mismo. Todos El, infinitos. Uno y todos, todos en Uno.

La doctrina gnóstica de Neville no contradice el Advaita tradicional en su ontología: pues si yo pienso y creo (produzco, causo) pensando, no es sino Dios, el Infinito quien piensa y crea. Es el camino no dual del mago, del tantrika. El Kalpan Karan Kriya Yoga: el yoga de la actividad causal del pensamiento-imaginación. Un pensamiento y una imaginación que en todo momento pertenecen a Dios, ya ahora mismo. ¿Qué mejor y qué menos responsabilidad que asumir el uso constructivo, amoroso, bodisátvico, de la actividad creadora del pensamiento divino en esta mente? Esta es la sadhana del maestro Neville Goddard (God-are, Dios-son). En este sentido su doctrina está un paso más allá del Advaita tradicional (Jnana Yoga) que se limita y consigna a la iluminación del intelecto. El imaginismo se corresponde con la doctrina no dual del Tantra Yoga, presente tanto en el Shaktismo, en el Shivaísmo, como en el Vajrayana o en el Shingón budistas. A la realización por la actividad mágica y taumatúrgica: atestiguando la unidad de manifestación y consciencia, el Kalpan yogui, el tantrika, alcanza el Yo, el Sí mismo, la Consciencia pura en la que todo se sostiene. Por la acción del Poder creador, el yo realiza el Yo (más allá de la dualidad yo/otro). Sólo el Ser es, y a esta verdad se puede llegar por el camino de la Devoción (Bhakti), del Conocimiento (Jnana) o de los Medios Hábiles (Tantra). Los caminos de la entrega, la investigación y la acción mental (imaginacción).

Hay que decir de paso que no estoy hablando de Karma Yoga, siendo este nada más que otra forma de entrega, compañera del Bhakti Yoga. Karma Yoga: la acción desinteresada: entregar los frutos de los actos al Divino: desentenderse de las consecuencias: erradicar la atadura kármica porque no hay apego o noción de provecho personal. Karma Yoga es hacer lo que hay que hacer sin implicar ninguna ambición, sin proyectarse en un futuro propio. Hacer lo que Dios, la conciencia, manda.

No es de Karma Yoga de lo que hablo cuando explico el yoga de Neville Goddard. Su yoga es el de la Accion Divina: el uso del Poder causal que ataja la interdependencia de los fenómenos en su raíz: el Ojo de la Conciencia, el Pensador. Es el yoga del Tercer Ojo, el yoga de los portentos. El Natha Yoga, también llamado Kriya Yoga, Siddha Yoga, Tantra Yoga.

La Consciencia está proyectando una película. El tantrika va montado en esa consciencia y la toma por las riendas. La parte de la Consciencia infinita que le ha tocado: esa parcela es su responsabilidad, tiene que usarla atinadamente. Cuando realice el Poder que administra a través de su conciencia en la proyección de su mundo, el sadhaka estará preparado para profundizar en el fundamento de esa consciencia, en su pureza e infinitud, alcanzando el Yo Soy que sostiene el universo entero con todas sus formas y creaciones. Dios se revela más y más al tantrika en el uso responsable de su poder consciente, hasta que plenamente realizado le confiere todo el Poder, porque su mente está ya purificada de ego, unificada al Infinito y por tanto el siddha es un vehículo terminado de Actividad cósmica: unido al Cuerpo de Cristo. Un avatar del Divino.

¿Porqué Ramana Maharshi, o Nisargadatta, o Shankara, no han enseñado sino los dos senderos?: el del Jnana y el del Bhakti: la indagación del Yo, la devoción a lo Divino: conocimiento o entrega. Pero no han enseñado el camino secreto de los Medios Hábiles, el Tantra Yoga.

Porque es peligroso. Porque es el camino del Poder.
Y el poder, mientras hay ego, mientras hay dualidad, puede atar todavía más a la ignorancia en lugar de liberar.

El Kriya Tantra Yoga produce resultados, lo convierte a uno en un mago, alguien capaz de controlar los fenómenos en su raíz: la mente. Pero si esa mente está hipnotizada por la idea del yo personal (como lo está obviamente antes de la realización), corre el peligro de encerrarse aún más en la dualidad si solamente usa su poder para cultivar los apegos, los placeres. Por eso Jesús, el gran maestro (histórico o alegórico) que ha enseñado el camino de los prodigios, advierte desde el comienzo que el poder ha de usarse amando: para sanar, para perdonar al prójimo (es decir: para instalarle en la verdad de su realización divina y en su gloria).

En este mismo sentido se pronuncia la enseñanza tántrica budista: dentro del contexto del Mahayana; la doctrina del bien común. Los maestros tántricos del Vajrayana advierten que sin motivación altruista, las prácticas tántricas solamente pervierten, solamente conducen al infierno (a la perdición del Norte espiritual).

La única manera de evitar ese extravío al que el sendero del Poder puede conducir es la práctica del amor, en el marco doctrinal del Advaita o no dualidad entre Consciencia y cosmos. Pertrechado con esta visión (de unicidad) y motivado a actuar por el bien de los demás como si de sí mismo se tratara (cosa que es literalmente el caso: "ama al prójimo como a ti mismo"), el tantrika, el imaginista (I-magus, yo-mago), está listo para avanzar en su camino de demostración material de la verdad suprema (Ham Sa, Sa Ham). A cada resultado obtenido, la certeza se afianza, la comprensión del fundamento de la conciencia se profundiza. Yo Soy Eso, Eso Soy Yo. Y se trata de seguir manifestando el bien, por la Gloria del Divino, pues al final esta es la misión del Cristo, del Hombre realizado. Ser avatar del Supremo.

EL DHARMA DE BUDA:
LA
VIA NEGATIVA AL ABSOLUTO.

El Dharma de Buda es una reforma del Sanathan Dharma, en todos sus aspectos.
Buda propuso un enfoque cientifico de la realidad, esquivando axiomas metafísicos o teológicos.

Así, en el Budismo (designación popular del Buda Dharma), encontramos un vehículo de perfección moral: el Theravada, que hace énfasis en la renuncia, en la inofensividad y en el cultivo de la sabiduría de la vacuidad del yo. Su equivalente en el Hinduísmo (designación popular del Sanathan Dharma) es el Brahmanismo védico, la cultura tradicional de la India, donde el religioso vive apartado del laico y se le otorga una función social como sacerdote o monje.

En segundo lugar encontramos en el Budismo el vehículo de la motivación altruísta: el Mahayana, cuyo énfasis reside en el cultivo de la sabiduría de la vacuidad de los fenómenos junto con el yo (Ch’an/Zen), en la compasión y en la devoción (Jingtu/Jodo). Sus equivalentes hindúes son el Vedanta/Jnana Yoga, el Karma Yoga y el Bhakti Yoga. El adepto espiritual practica en medio de la sociedad; en todo caso incrementa su dedicación en periodos intermitentes de retiro meditacional. La realización no consiste en una experiencia afuera del mundo ordinario, sino que se aplica a la vida cotidiana como antídoto a la ignorancia y demás aflicciones kármicas. Al aportar la realización del Dharma a los demás en la existencia inmediata, se cumple el ideal del bodisatva.

En tercer lugar (y estas tres etapas en el desarrollo de la doctrina del Buda se conocen como los Tres Giros de la Rueda del Dharma) encontramos en el Budismo el vehículo esotérico de la transformación mística (Vajrayana, Shingón). Se corresponde en el Hinduismo con el Tantra Yoga y las diversas corrientes del Shaktismo y Shivaísmo. El Tantra presenta un camino gradual de realización que parte de la premisa de la iluminación original del ser consciente; se trata por tanto de remover la aparente oscuridad, usando medios hábiles que rompan las percepciones habituales atadas a una visión limitada de la realidad. El adepto tántrico es un aprendiz de brujo, un hechicero que asumiendo la verdad de la vacuidad del yo y de los fenómenos, se dispone a modificarlos desde su fuente: la mente, la consciencia que los proyecta. Al transformar su existencia ordinaria en una dimension suprafísica, podrá reconocer en sí mismo el fundamento indestructible y victorioso de su naturaleza búdica original.

Finalmente, el vehículo de la Gran Perfección (Dzogchen), representa la síntesis y octava superior de los tres vehículos del Dharma búdico. En este camino, el adepto realiza la sabudiria primordial sin necesidad de renuncia al mundo, sin necesidad de antídotos psicológicos a las aflicciones del espíritu oscurecido por la ignorancia, sin necesidad de métodos esotéricos de transformación de las percepciones: esta realidad, tal como es, contiene todas las cualidades de la dimensión absoluta. Se trata simplemente de reconocer la verdad del ser, su naturaleza espontáneamente liberada desde el mismo comienzo, la luz de la consciencia original subyacente a toda experiencia, impoluta en medio de la aparente dualidad. Siendo el implícito estado de buda la visión o planteamiento en la base de este vehículo supremo, el camino consiste en una actualización de esta verdad en la corriente de la consciencia, en la estabilización de la misma, y en la integración de esa asimilación a todas las experiencias cotidianas, trascendiéndose los conceptos dualistas en el comportamiento y la acción espontanea. El fruto es la plena expresión de la realidad innata original del sujeto: sus cualidades búdicas, ejemplificadas en los tres kayas.

Los métodos del Dzogchen contienen el aspecto devocional (Guru Yoga), el aspecto de la sabiduría trascendental (Trekchod) y el aspecto de los medios hábiles (Thodgal). El equivalente más próximo en el Hinduísmo es el Shivaísmo Trika de Cachemira, región probablemente cuna de ambas tradiciones. El dzogchenpa realizado se conoce como siddha, exactamente igual que en la tradición Pratyabhijna Shaiva de Cachemira: un ser que ha trascendido los límites de lo fenoménico y fluye por la existencia obrando el Dharma cósmico, tanto en actos ordinarios como sobrenaturales.

TERMINOS EMPLEADOS:

Vedanta: "Conocimiento Definitivo". Corriente del Hinduísmo que enfatiza la experiencia mística de la Realidad divina, por encima del ritual. Existen diversas escuelas de pensamiento vedántico, la más extendida de las cuales es la Advaita ("No dual"), proponiendo la identidad entre el alma y el Ser absoluto. Otras sostienen diversos grados de dualidad, separación o pertenencia entre atman y Brahman.

Advaitin
: Proponente del Advaita.

Ramana Maharshi, Nisargadatta Maharaj: Grandes exponentes del Vedanta Advaita en el siglo XX.

Shankara Acharya: El más ilustre formulador de la doctrina vedántica no dualista (Advaita), aparecido en el siglo IX.

Jivan-mukta: Individuo liberado, el que ha trascendido la ilusión del mundo y se ha establecido en Brahman.

Avatar: En el Hinduísmo, encarnación divina, manifestación del Ser supremo en forma humana, plenamente consciente.

Budismo, o Buda-Dharma: La enseñanza moral y espiritual legada por el Buda Sakyamuni hace 2600 años y desarrollada en varios vehículos, sectas y escuelas filosóficas.

Buda: "Despierto". Título acreditativo de quien ha completado el camino del Dharma (o Budismo).

Dharma: "Verdad". El canon de enseñanza espiritual del Buda, también llamado Buda-Dharma.

Sanathan Dharma: "Verdad Eterna". Sinónimo de Hinduísmo. El canon de enseñanzas espirituales aparecidas en India.

Atman: "Alma". En el Hinduísmo Vedanta: El verdadero yo. El Ser. El Yo.

Anatman: "Sin alma". Doctrina budista que niega la existencia de un yo separado de todo cuanto es.

Cinco Agregados (Skandhas): Doctrina budista de los constituyentes psicosomáticos de la persona (rupa: forma, vedana: sentimiento, samya: percepción, samskara: hábito, vijnana: consciencia).

Sunyata: "Vacuidad" (sin fondo, insondable). Referencia metafórica a la doctrina búdica de la interdependencia: ninguna cosa existe aisladamente, por sí misma; por eso ninguna cosa "existe" literalmente, al no poderse separar o acotar de la totalidad. En ocasiones los textos budistas explican que todas las cosas están "vacías de existencia propia". En este sentido las cosas, tal como las percibimos, son apariencia. En el Budismo, vacuidad no equivale a nada. En la realidad última, apariencia y vacuidad coexisten y son inseparables. Es decir: ni se puede decir que nada exista (nihilismo), ni que las cosas tengan existencia propia (eternalismo); el Budismo es el camino de en medio, que no se inclina por el nihilismo, ni por el eternalismo. La vacuidad es el aspecto último de todas las cosas, la verdad absoluta; y la apariencia es el aspecto ordinario, la verdad relativa de las cosas. Sin ser verdaderamente, las cosas parecen ser. Le corresponde el título de buda (despierto) a quien comprende profundamente en su propia experiencia, simultáneamente, las verdades relativa y absoluta.

Gran Perfección (Dzogchen, Mahasandhi, Ati Yoga): De acuerdo a la Antigua Escuela (Nyingma) de Budismo tántrico tibetano, es el más elevado vehículo (noveno) en las enseñanzas del Buda. También existe tradición Dzogchen en la religión ancestral tibetana, o Bon. Gran Perfección designa, aparte del método mencionado, la condición original del ser, su conciencia intrínseca, la cual contiene en potencia el estado búdico. Guru Yoga ("el Yoga del Maestro") se considera en la tradición de la Gran Perfección como la práctica esencial preliminar, por medio de la cual se produce la unión de espíritu a espíritu entre maestro y discípulo que permite del primero al segundo la transmisión-reconocimiento del estado primordial (o naturaleza de la mente), fundamento de la práctica. Trekchod ("cortar del todo") y Thodgal ("encarar directamente") son prácticas del sistema Dzogchen que profundizan en la experiencia del estado natural de la consciencia.

Nueve Vehículos (nueve yanas): Clasificación de las enseñanzas budistas expuesta por la Antigua Escuela (Nyingma) de Budismo tántrico tibetano. De acuerdo a esta, los nueve vehículos son, en sentido ascendente: 1. Sravakayana, el vehículo exotérico de los oyentes, 2. Pratyekabudayana, el vehículo exotérico de los budas solitarios, 3. Bodisatvayana, el vehículo exotérico de los iluminados (estos tres vehículos se basan en los Sutras, los discursos canónicos del Buda Sakyamuni), 4. Kriya Yoga, 5. Charya Yoga, 6. Tantra Yoga (estos tres vehículos pertenecen a los Tantras exteriores o rituales), 7. Maha Yoga, 8. Anu Yoga (estos dos vehículos pertenecen a los Tantras interiores o místicos), 9. Ati Yoga (el vehículo supremo de la Gran Perfección, Maha Sandhi o Dzogchen, perteneciendo al Tantra no-dual, en la transmisión secreta del Buda Primordial).

Chittamatra: "Sólo Mente". Escuela filosófica budista de gran influencia en el Zen y en el Vajrayana, también conocida como Yogachara, que preconiza que todas las cosas tienen por único soporte la Mente, siendo ésta la realidad última. Esta doctrina complementa, sin negarla, la tesis de otra escuela filosófica fundamental en el Budismo: Madhyamaka ("Via Media"), la cual expone la vacuidad (sin negar su apariencia) de todas las cosas, es decir: la interdependencia y la indeterminabilidad última de todos los fenómenos. En este sentido, la escuela Chittamatra aporta el marco en que esa indeterminabilidad y apariencia fenómenica se forma: la Conciencia (Chit). También para el Dzogchen, la Conciencia es la base en la que se forman y reflejan todos los fenómenos, como en un espejo: al mismo tiempo vacío, libre de imágenes, y permitiendo infinitas formaciones de las mismas que no cambian ni tocan siquiera su esencia por el hecho de simplemente aparecer en su superficie.

Tathata: "Talidad". Sinónimo de la Realidad. Especialmente en el Mahayana budista y en el Tantrayana, se refiere a la inseparabilidad de las dos verdades, lo relativo y lo absoluto, apariencia y vacuidad. La realidad-en-sí, las cosas "tal como son". Los fenómenos, tal como aparecen a la percepción ordinaria, son inseparables de la verdad absoluta, de la dimensión búdica transcendente, porque esa es su auténtica naturaleza, evidente al ojo de la sabiduría.

Mahayana: "Gran Vehículo". Sección de las enseñanzas budistas desarrollada en siglos posteriores a la desaparición del Buda Sakyamuni. En la actualidad representa el grupo más numeroso de escuelas y sectas, incluyendo el Zen, el Jodo Shin-shu y otras.

Theravada: "La Vía de los Ancianos". La escuela remanente representando la sección canónica de las enseñanzas del Buda Sakyamuni, custodia de sus discursos clásicos en lengua palí (escrituras Tipitaka). Las escuelas budistas originales formadas en tiempos del Buda Sakyamuni desaparecieron completamente.

Vajrayana: "Vehículo del Diamante". Generalmente considerado como un sub-vehículo del Mahayana, otros eruditos lo consideran un vehículo independiente. En todo caso, el Vajrayana contiene una síntesis de las enseñanzas budistas desde los vehículos más antiguos (Hinayana: Theravada) a los más modernos (Bodisatvayana), culminándolos con elementos propios: integrando metodologías diversas recibidas del Tantra hindú, del animismo Bon, y del Taoísmo chino, entre otras influencias, venidas a formar parte de este vehículo budista extendido por Tibet, Nepal, Bhutan y Mongolia, antes de impactar en Occidente. El Vajrayana se divide en varias sectas. Las cuatro más importantes son la Nyingma, la Kagyu, la Shakya y la Gelug. Las escrituras que maneja fundamentalmente son los Tantras, revelados esotéricamente por emanaciones suprafísicas del Buda Sakyamuni (o por emanaciones de la dimensión búdica genéricamente) a lo largo de los siglos. Otra fuente de escrituras son los termas ("tesoros revelados"), enseñanzas compuestas por el maestro Padmakara ("Nacido del Loto"), también llamado Padmasambhava, o Guru Rinpoche, considerado en el Vajrayana como "el segundo Buda", quien introdujo el Tantra en el Tíbet en el siglo octavo.

Bodisatva: En el Budismo Mahayana, un practicante muy avanzado, quien ha acumulado inconmensurable mérito y sabiduría, y que ha hecho votos para seguir tomando cuerpo entre los seres dominados por la ignorancia, el deseo y el temor, con el fin de exponerles el Dharma y contribuir a su liberación del sufrimiento. Bodisatvayana: prácticamente sinónimo de Mahayana; la totalidad de las enseñanzas del Buda Sakyamuni posteriores a la tradición Theravada. Bodi, o Boddhi: Intuición, el estado despierto de la mente, la inteligencia fundamental del ser. Bodichita, o Boddhichitta: "Mente del Despertar", la aspiración a realizar el estado búdico, y también significa el propio potencial búdico, inherente al ser y presente en la consciencia en su estado natural.

Tantra: "Continuidad". Corriente heterodoxa del Hinduísmo que enfatiza el aspecto mágico de la realidad y lo utiliza para alcanzar poderes sobrenaturales (siddhis) tanto como para lograr la realización espiritual de la Verdad. A lo largo de los siglos el Tantra hindú y el Tantra budista han intercambiado doctrinas y métodos, dando lugar a innumerables variantes y escuelas. Es prácticamente imposible distinguir dónde termina uno y dónde comienza el otro, más bien honrando el significado del término tantra: la continuidad entre todos los fenómenos.

Tantrika
: practicante del Tantrismo.

Yoga: "Vínculo". En el Hinduísmo clásico y en el Budismo tántrico, se refiere al aspecto práctico de las enseñanzas, el aspecto de la doctrina o filosofía que tiene una aplicación. Para el Hinduísmo, Yoga es uno de las seis sistemas de su filosofía ortodoxa (seis darshanas). Para el Budismo, Yoga es un sinónimo de método tántrico. En este sentido, Yoga no es un término que signifique lo mismo en ambas tradiciones, pero su elemento común es que se refiere a una metodología practicable. Yogui: practicante de una forma de Yoga, o de Tantra.

Darshanas: En el Hinduísmo clásico, los seis sistemas filosóficos reconocidos tradicionalmente. Samkhya (universalista), Yoga (pragmático), Nyaya (epistemológico), Vaisheshika (causalista), Mimamsa (teológico), Vedanta (misticismo).

Sadhana: Práctica espiritual, método. Se aplica tanto al Yoga como al Tantra. Sadhaka: practicante de un método yóguico o tántrico.

Bhakti: Devoción. Uno de los yogas fundamentales en el Hinduísmo, expuesto por todos los grandes maestros y por el Bhagavad Gita. Bhakta: devoto, practicante de Bhakti Yoga.

Jnana: Conocimiento. El Yoga de la indagación del yo expuesto por Shankara y todos los maestros del Advaita Vedanta. Jnani: sabio realizado. En el Budismo Vajrayana y en el Dzogchen, Jnana es un sinónimo de la sabiduría transcendental, la consciencia pura de lo-que-es, libre de conceptos.

Karma: Acción. Mientras la mente sostiene la noción de un yo personal o separado, las consecuencias siguen a las causas en términos de las acciones llevadas a cabo por el aparente sujeto. El Karma Yoga busca romper la atadura a la existencia condicionada promoviendo un actuar desinteresado, no centrado en la consecución de ganancias para el yo personal. El Karma yogui cumple con la insorteable ley de la acción, pero la separa del pensamiento "yo" de tal manera que deja de acumular efectos personales positivos o negativos (karma), finalmente dejando al yo (o su quimera) morir de abandono.

Natha: Una de las más antiguas formas de Tantra hindú que se conoce. Nath: adepto Natha.

Siddha: Perfecto. Tanto en el Tantra hindú como en el Tantra budista, designa al adepto realizado.

Kalpan Karan Kriya Yoga: El uso (yoga) causal, productivo (karan) de la actividad (kriya) del pensamiento-imaginación (kalpan).

Hamsa, Soham: "Yo soy Eso, Eso soy yo". Fórmula que resume la filosofía Vedanta Advaita. En algunas tradiciones el adepto medita en esta idea como el sonido de su propia respiración (ham en la inhalación, es decir, soy; sah en la exhalación, Eso; ham en la inhalación, soy...), penetrando en el significado, descartando otros pensamientos, hasta realizar su verdad.

Lila-rasa: Juego-danza. En ciertas mitologías hindúes, el universo se representa como un divertimento del Ser creador, independientemente del concepto de Dios: exterior (personalidad suprema) o interior (conciencia).

Neville Goddard: Místico cristiano esoterista nacido en Barbados (GB) en 1905, fallecido en los EEUU en 1972. Con él se alcanza la cumbre del misticismo no dualista occidental, en la tradición neoplatónica de Plotino y William Blake.

Shingón: Secta tántrica de Budismo en Japón, basada en escrituras tántricas importadas de China por el maestro Kukai.

Jodo: Secta devocionalista del Budismo Mahayana en Japón, fundada por el maestro Honén. También llamada la escuela de la Tierra Pura, plantea la fe en el ancestral Buda Amitabha como método de salvación al alcance de cualquier creyente. El Buda Amitabha (Amida, en japonés), según exponen los Sutras que maneja esta escuela, hizo el voto de traer a su paraíso (tierra pura) a todos los individuos que lo deseen, que tengan fe en su voto y que reciten su nombre aunque sea diez veces. Independientemente del karma negativo acumulado, los devotos de Amitabha renacerán en el Sukhavati (Paraíso de Gran Felicidad) al término de esta vida, y tal será su último renacimiento antes del despertar búdico. La clave de esta enseñanza búdica está en la devoción y en la entrega del yo personal a una instancia suprema, tal como en el Bhakti Yoga hindú, en cuya fe el devoto descansa su espíritu. Al aceptar todo evento subsecuente como la protección o el don de Amitabha, más allá de conceptos como bueno o malo, el devoto abandona la mente dualista y se funde en la existencia tal como es, presente en este momento. Por esta razón, muchos maestros Zen han defendido la efectividad del Jodo como una alternativa hacia el estado de buda, incluso como devotos de Amitabha ellos mismos. Una sub-secta, hoy en día más extensa que el Jodo mismo, es la Jodo Shin (o simplemente Shin), fundada por Shinran. Shin significa "auténtico", y esta escuela representa una revitalización del principio devocionalista que preconiza que puesto que la salvación depende del Otro-poder, del voto de Amitabha, solamente la fe es necesaria, ninguna otra práctica. La recitación del nombre del Buda Amitabha se rinde como agradecimiento, no como requisito para el cumplimiento del voto salvífico. Jingtu: Secta del "Camino al Paraíso", fundada en China por Hui-Yuan, precursora del Jodo-shu japonés.

Zen: Secta meditacional de Budismo en Japón, fundada por Dogen, quien importó sus fundamentos del Ch'an chino, a su vez una síntesis de elementos del Dhyana Yoga hindú (Yoga meditacional) y del Taoísmo. Por medio de la práctica meditacional, el adepto Zen equilibra cuerpo y espíritu en un estado de atención al presente, sin vagabundeos mentales. Profundizando en esa atención alcanza la intuición directa del mundo y de su propio ser como un todo inseparable. Ese despertar, o satori, sólo es el comienzo de una integración cada vez más honda de su ser con todas las cosas. El estado de buda no tiene un límite: es todo cuanto se presenta en este momento.

Amitabha: Luz Infinita. Amida: Infinito. Es un buda ancestral que aparece citado por el Buda Sakyamuni en muchos de sus discursos. Los votos proferidos por el Buda Amitabha representan una puerta directa a la realización del estado de buda para quienes no poseen la capacidad de desarrollar su potencial por métodos meditacionales, siempre que tengan fe. Namu Amida Butsu: "Homenaje al Buda Infinito"; esta es la recitación tradicional en agradecimiento por el abrazo salvador del Buda Amitabha. Amidismo: Sinónimo de Jodo-shu, o Escuela de la Tierra Pura.

Mandala: En el Tantra budista, representación del cosmos desde la experiencia trascendental de un buda. En su formalización gráfica, los mandalas son instrumentos para la práctica meditacional de las sadhanas tántricas, ofreciendo un esquema del espacio de conciencia que el adepto debe visualizar. Por extensión, mandala se refiere al vínculo que forman los practicantes de determinada enseñanza tántrica.

Deva, Yidam: Términos sánscrito y tibetano respectivamente, referidos a cada deidad objeto de meditaciones tántricas; emanaciones de la conciencia absoluta o Mente de Buda.

Tri-Kaya: Los tres cuerpos (kayas) de un buda. Estos son el Dharmakaya, "cuerpo de la Verdad"; el Sambhogakaya, "cuerpo de deleite"; y el Nirmanakaya, "cuerpo de manifestación". El primero trasciende la forma y es idéntico a la conciencia búdica que penetra la realidad tal como es, es decir, la verdad absoluta. En este sentido, no hay diferencia entre el Dharmakaya de uno u otro buda. Los otros dos kayas forman conjuntamente el Rupakaya, "cuerpo con forma", el cual se manifiesta en el universo fenoménico para asistir a los seres sufrientes en su camino a la liberación. Como tal, el Rupakaya no posee continuidad o permanencia, sino que aparece como emanación de la conciencia búdica con formas específicas para su misión. El Rupakaya posee dos aspectos: Sambhogakaya es la manifestación de la conciencia de iluminación en la dimensión de la visión pura, el espacio luminoso de la realidad experimentada por los practicantes avanzados que han purificado su percepción. Nirmanakaya es la manifestación de la actividad liberadora del Dharma en la forma de un ser humano, pues quienes continuan atrapados en las percepciones impuras creadas por actos negativos, solamente pueden recibir enseñanzas de maestros en un cuerpo físico, semejante a su modo de existencia.

Buda Primordial: En el Budismo tántrico personifica el principio de la conciencia absoluta que reside en cada ser. Así para unas tradiciones tántricas se trata del Buda Vairocana, para otras se trata del Buda Vajradhara. En el Dzogchen se personifica como Samantabhadra. Es clave comprender el Buda Primordial no como una entidad externa a uno mismo, sino como la conciencia fundamental que es la base de todos los fenómenos y experiencias de cada uno.

Shaiva: Propio de las tradiciones que rinden culto a Shiva como el ser supremo. Shivaísmo: la religión de Shiva. En el Hinduísmo, Shiva es una de las deidades principales; en ocasiones, formando parte de una tríada junto a Brahma (el creador) y Vishnu (el sostenedor), Shiva es el destructor. Para los cultos Shaiva o shivaítas, de origen tántrico, Shiva es la conciencia absoluta y trascendental que contiene y soporta el universo. Esotéricamente, en las escuelas shaivas no dualistas, Shiva es el verdadero yo de cada uno, equivalente al Brahman del Vedanta Advaita.

Shakta: Propio de las tradiciones tántricas que rinden culto a Shakti, el Poder divino. Shaktismo: la religión de la Diosa. Los cultos de Shiva y de Shakti son complementarios y en definitiva resultan de la afinidad psicológica del adepto tántrico hacia uno u otro de estos arquetipos esenciales; Shiva representando la consciencia pura, el espíritu transcendente, la realidad absoluta, y Shakti representando la energía manifiesta, el poder creativo, la actividad en el orden relativo. Shiva y Shakti, lo absoluto y lo relativo, la conciencia indiferenciada y la realidad manifiesta, son inseparables y se contienen uno a otro. El adepto tántrico, por cualquiera de ambos caminos, Shaiva o Shakta, habrá de realizar la unidad entre esos dos aspectos, en su propio ser.

Shivaísmo de Cachemira: escuela de no dualismo Shaiva fundada por Vasugupta, también llamada filosofía Trika (triple) o Pratyabhijna (reconocimiento).

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