Fernando Vallejo, el escritor maldito de Colombia

Por: Freda Mosquera

Controversial, iconoclasta, nihilista, �cronista de la devastaci�n y maestro de la injuria�, son solo algunos de los calificativos con los que lectores y cr�ticos, reconocen al escritor Fernando Vallejo, el narrador maldito de Colombia, ese que escribi� en su novela �La virgen de los sicarios�: �Y Colombia entretanto, se nos hab�a ido de las manos.  �ramos, y de lejos, el pa�s mas criminal de la tierra, y Medell�n la capital del odio.  Pero estas cosas no se dicen, se saben.�
Autor de la pentalog�a �El r�o del tiempo� conformada por los libros: �Los d�as azules�, �El fuego secreto�, �Los caminos a Roma�, �A�os de indulgencia� y �Entre fantasmas�, en 1994 public� �La virgen de los sicarios� seguida despu�s por �El desbarrancadero�.  Con estas dos obras, el cineasta, escritor y bi�logo colombiano, nacido en Medell�n en 1942, y radicado en M�xico desde hace muchos a�os, inicia un periodo de su literatura en la que se vuelve personaje en primera persona, �por aquello de que el no se puede meter en las mentes ajenas, al no haberse inventado todav�a el lector de pensamientos�.  Vallejo es autor tambi�n de �Logoi, una gram�tica del lenguaje literario� y de los libros de biograf�as: �El mensajero� sobre Porfirio Barba Jacob y �Chapolas Negras� sobre Jos� Asunci�n Silva.  Realiz� en M�xico tres pel�culas, entre ellas �Cr�nica Roja� y escribi� el gui�n de la pel�cula �La virgen de los sicarios� versi�n cinematogr�fica de su novela. El a�o pasado Fernando Vallejo public� �La rambla paralela� y afirm� entonces que con ella cerraba su ciclo literario, pues era la �ltima novela que escribir�a y que se dedicar�a a escribir libros sobre temas cient�ficos, para desenmascarar las mentiras y farsas de la ciencia.

�La Virgen de los Sicarios�

�La Virgen de los Sicarios�, es una novela despiadada en sus descripciones de una ciudad, Medell�n, Metrallo, Medallo, que es para el protagonista Fernando, como el infierno, por el ruido, por los partidos de f�tbol, por la salsa y el rock, y que solo se amansa, en las noches, en su apartamento, abrazado al cuerpo de sus �ngeles de la muerte, Alexis, y Wilmar,  delgados y bellos, con los ojos absolutamente verdes, de una pureza �incontaminada de mujer�, tan absoluta como su resoluci�n de disparar al que sea y por lo que sea, el motivo no importa, lo �nico que importa es confirmarse en la fugacidad de la muerte.
En el oleaje de la multitud, entre un chisporroteo de veladoras y rezos en susurros entramos al templo.  El murmullo de las oraciones sub�a al  cielo como un zumbar de colmena.  La luz de afuera se filtraba por los vitrales para ofrecernos, en im�genes multicolores, el espect�culo perverso de la pasi�n: Cristo azotado, cristo ca�do, Cristo crucificado. Entre la multitud anodina de viejos y viejas busqu� a los muchachos, los sicarios y en efecto, pululaban.�
El sicario, ese asesino adolescente y desempleado, no se conform� con asolar las calles del pa�s, sino que se meti� en las p�ginas de nuestros libros y sus ritos de muerte, hervir las balas y rezarlas antes de cometer un asesinato, su desapego por la vida, �para morir nacimos�, su macabra catarsis, su misticismo, sus escapularios, su devoci�n a la madre, se convirtieron en materia literaria.
y quedo desnudo con tres escapularios, que son los que llevan los sicarios: uno en el cuello, otro en el antebrazo, otro en el tobillo y son: para que les den el negocio, para que no les falle la punter�a y para que les paguen.�
Pero este c�ncer, esta demencia colectiva, no es solo exclusividad de Colombia. Otros heraldos de la muerte, no matan por hambre, ni por falta
de educaci�n, ni por miseria. No son j�venes sin futuro.  Lo tienen todo, y en este instante, mientras escribo estas l�neas, est�n sembrando la muerte entre los habitantes de la ciudad que fue la cuna de la civilizaci�n occidental, la tierra de Scherezada y las Mil y una noches, la medialuna f�rtil, all� donde se invent� el alfabeto y se cre� el calendario. 
Dice Fernando Vallejo en �La virgen de los sicarios�  con rabia y desolaci�n entre las tantas cosas que afirma y que descarga contra la humanidad:
Y es que una ley del mundo segura sigue siendo: la muerte viaja siempre mas r�pido que la informaci�n�.

"El desbarrancadero". Premio R�mulo Gallegos, 2003

     �El triunfo de la muerte�, as� consider� con su acostumbrado nihilismo el escritor colombiano Fernando Vallejo, el que su novela �El desbarrancadero� hubiera sido distinguida con el m�s importante premio a las letras en  Am�rica Latina: El Premio Internacional de novela R�mulo Gallegos 2003, y que fue creado en 1964 con la finalidad de perpetuar y honrar la obra de un eminente novelista y estimular la actividad creadora de los escritores de habla castellana. En una entrevista concedida v�a correo electr�nico, dijo a los distintos medios de prensa que lo entrevistaron a prop�sito del reconocimiento, que donar�a los 100 mil d�lares del Premio Internacional de Novela R�mulo Gallegos a las sociedades protectoras de animales de Venezuela.
�El desbarrancadero� la novela premiada, es un largo monologo contra la muerte, la religi�n, la madre, el pa�s, el papa, escrita a partir del odio.  La homosexualidad y el amor fraternal, enfrentados a las estructuras morales, pol�ticas, religiosas y sociales. �El desbarrancadero� es tambi�n una despedida.  Y a juicio del jurado del Premio R�mulo Gallegos, integrado por el uruguayo Fernando Ainsa, el mexicano Christopher Dom�nguez Michael, la chilena Marcela Serrano, el venezolano V�ctor Bravo y el espa�ol Enrique Vila Matas, un retrato de la realidad de Am�rica Latina, que tambi�n se esta hundiendo en un desbarrancadero.  �Me pareci� la apuesta est�tica m�s inquietante de las obras concursantes y, a su vez, la que reflejaba de manera m�s impactante las sombras que cruzan Am�rica Latina. Con Fernando Vallejo la novela vuelve a ser, como en los mejores momentos de nuestra tradici�n, cr�tica de la vida�, dijo el Christopher Dom�nguez. �
"En ese instante entend� que se acababan de cortar mis �ltimos v�nculos con los vivos. El taxi se iba alejando, alejando, alejando, dej�ndolo atr�s todo, un pasado perdido, una vida gastada, un pa�s en pedazos, un mundo loco, sin que se pudiera ver adelante nada, ni a los lados nada, ni atr�s nada y yendo hacia nada, hacia el sin sentido, y sobre el paisaje invisible y lo que se llama el alma, el coraz�n, llorando: llorando gruesas l�grimas la lluvia".

�La Rambla Paralela�


Un muerto en vida, un cad�ver ambulante, un viejo que se pasea por las calles de Barcelona �la ciudad de la copula� y se encuentra con su fantasma de juventud, y lo invita a hacer el amor, y el se rechaza a si mismo, porque no le gustan los viejos, un escritor que viaja a una Feria del Libro que da tristeza, con muy pocos visitantes, con un pa�s invitado: Colombia, donde todos los habitantes de la ciudad se pasean por las calles, traslucidos como muertos, y los personajes se derriten por el calor y se hunden en el asfalto.  As� es la �ltima novela de Fernando Vallejo, �La Rambla Paralela�.  Si en �La Virgen de los Sicarios�, el escritor regresa a Colombia  despu�s de muchos a�os de ausencia y all� se encuentra con la muerte pase�ndose por las calles, y en �El desbarrancadero� regresa a la casa familiar para acompa�ar a su hermano durante su traves�a hacia la muerte, victima del sida, en �La Rambla Paralela�, el es el muerto. Aqu�, como en sus anteriores novelas, vuelve a evocar a esa Colombia, que ya no existe, y que para el simboliza la desaparici�n de la finca de su infancia, Santa Anita, y de su abuela, Raquel, el �nico personaje femenino que se salva de improperios en la narrativa de Vallejo, junto a su perra �La Bruja� que ha muerto ya en su apartamento de M�xico. Durante siglos el cuerpo femenino ha sido el epicentro de la literatura escrita por hombres, que esta poblada en su mayor�a de personajes femeninos. Desde La Malinche hasta Madame Bovary, de Ana Karenina hasta la Celestina, los hombres crearon patrones femeninos, desde su mirada masculina, personajes que eran en realidad prolongaci�n de ellos mismos.  Es solo en la segunda mitad del siglo XX, que las mujeres aportan su punto de vista sobre ellas mismas, al igual que los homosexuales. Y este es el caso del narrador Fernando Vallejo, quien no solo narra desde la homosexualidad, sino que la defiende en su literatura.
     En �El desbarrancadero� escribi� una diatriba contra la madre antioque�a, esas mujeres que dieron a luz quince, veinte hijos, y que siempre fueron consideradas como matriarcas respetables e intocadas. Ellas son el eje del odio en la literatura de Vallejo, y compiten con su odio hacia el f�tbol, la m�sica rock, los pol�ticos, el papa, las azafatas de Air France, los presidentes de todos los pa�ses, pero en especial los de M�xico y Colombia.   Pero mas all� de todos sus odios, del odio a esa Colombia leguleya, a la Colombia que el llama prostituta, y del odio contra el sexo de la mujer, esa cavidad oscura y babosa por la que se multiplica la especie b�peda: el ser humano, hay una nostalgia dolorosa por una infancia, un pa�s que se fue.   As� es Fernando Vallejo, un autor controversial, que ha escrito con una enorme fuerza, tres novelas breves e intensas, que no dejan indiferentes a sus lectores.

La novela �La Rambla Paralela� del escritor Fernando Vallejo, es el libro que discutiremos en nuestra reuni�n mensual del C�rculo de Lectura en Espa�ol de la librer�a Barnes & Noble de Plantation, ubicada en el 591 South University Drive, el  Jueves 14 de Agosto, 2003, 7:30 de la noche.  Las reuniones son gratuitas y est�n abiertas al p�blico en general. �La Rambla Paralela� esta disponible para la venta en la sede de la librer�a donde el c�rculo se re�ne. 
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