El esqueleto de la se�ora Morales    (1959)
Indice de Pel�culas
Arturo de  C�rdova en El esqueleto de la se�ora Morales
El esqueleto de la se�ora Morales


Producci�n (1959); Alfa Films; Sergio Kogan
Direcci�n: Rogelio A. Gonz�lez
Argumento: sobre la novela El misterio de Islington de Arthur Machen; adaptaci�n: Luis Alcoriza
Fotograf�a: V�ctor Herrera
M�sica: Ra�l Lavista
Sonido: Luis Fern�ndez y Galdino Samperio
Escenograf�a: Edward Fitzgerald
Edici�n: Jorge Bustos.

Int�rpretes: Arturo de C�rdova (doctor Pablo Morales), Amparo Rivelles (Gloria Morales), Elda Peralta (se�orita Castro, dependiente), Guillermo Orea (profesor), Rosenda Monteros (Meche, sirvienta), Luis Arag�n (Elodio, cu�ado), Mercedes Pascual (Lourditas Mendiolea, beata), Antonio Bravo (Padre Artemio Familiar),  Angelines Fern�ndez (Clara, hermana de Gloria), Armando Arriola (don Amado), Paz Villegas (la otra Mendiolea), Roberto Meyer (historiador), Jorge Mondrag�n (fiscal), manuel Alvarado.
Arturo de  C�rdova y Amparo Rivelles en El esqueleto de la se�ora Morales
Sinopsis: El bonach�n taxidermista Pablo Morales vive sujeto a la amargura de su insufrible esposa, la beata y coja  Gloria, quien se queja de que su marido �se burla de sus creencias� Pablo impide que la sirvienta Meche deje la casa por culpa de su celosa esposa. Pablo ha ahorrado para comprar una c�mara fotogr�fica, que le ha ofrecido con descuento la se�orita Castro, dependiente de una tienda. Guarda el dinero en la cabeza de un jaguar que tiene en su taller. Cuando va a sacar el dinero, descubre que Gloria lo ha tomado y se lo ha dado al cura espa�ol Artemio Familiar, como donaci�n para la congregaci�n religiosa. Pablo le exige al cura que le devuelva el dinero, ante el desprecio de las beatas Mendiolea, un historiador que asiste a al congregaci�n, del propio cura y de Gloria. Pablo va con sus amigos, un profesor y un anciano llamado don Amado, a una cantina a echarse unos tragos, de donde va a sacarlo su concu�o el ranchero Elodio, que le reprocha deje sola a su mujer; a estos reproches se suman los de Clara, esposa de Elodio y hermana de Gloria. Pablo propone a Gloria se divorcien, a lo que ella reacciona furiosa, diciendo que eso va contra las leyes de la iglesia. Otro d�a la ve desnuda al entrar al ba�o, y ella le exige que se retire. Cuando Pablo trata de seducirla, Gloria le exige que se lave las manos con alcohol, y �l la deja furioso. La sirvienta Meche impide que Gloria envenene al halc�n que Pablo tiene en su taller, y Gloria la corre de la casa. Pablo va por la c�mara a casa de la se�orita Castro y juega divertido con los hijos de ella. De regreso a su casa dice a Gloria que todo hubiera sido diferente en su matrimonio si ella no hubiera sido tan amargada, pues hubieran tenido hijos, a lo que ella se neg� siempre por creer que su cojera era cong�nita. Gloria reacciona furiosa y rompe la c�mara de Pablo y le pide con gritos hist�ricos e inmotivados que no la golpee, con al intenci�n de que los vecinos la oigan y culpen a Pablo. �l se va furioso. A su regreso, encuentra a Gloria dizque golpeada y al cura, a las beatas y a sus cu�ados, inculp�ndolo. Mientras el cura le grita que el castigo le llegar� de arriba, Elodio lo golpea en la nuca. Al d�a siguiente Pablo decide matar a Gloria y envenena todos sus alimentos, incluyendo un licor que ella toma, una polla con huevos y leche. Al morir Gloria, descuartiza el cad�ver, lo calcina y a la par construye un esqueleto semejante al de ella. El cura y las beatas sospechan del asesinato y advierten la semejanza del esqueleto con la desaparecida. Avisan a los cu�ados y a la polic�a.. Durante el juicio, el cura y los dem�s acusan sin piedad a Pablo, pero se comprueba que el esqueleto fue integrado con huesos de diversa procedencia, por lo que Pablo sale libre. Sin embargo, lo primero que hace es revelar al cura en secreto de confesi�n su culpabilidad. Pablo celebra con el profesor  y con don Amado su triunfo. Llegan las beatas Mendiolea y el historiador a felicitarlo y una de ellas sirve en copas el licor envenenado, por lo que mueren varios de los ah� presentes, incluido Pablo.
Comentario: Una pel�cula divertida, sat�rica  y plagada de humor negro, que nos presenta la vida de un matrimonio, que debido a tener personalidades tan opuestas, se ha vuelto insostenible. Pablo (Arturo de C�rdova), el marido, es bonach�n y amigable. Le gusta jugar con los ni�os y con los perros, tomar fotograf�as y echarse unos tragos con su amigos. Amaba profundamente a su mujer, amor que ella ha matado con su amargura. El mundo de Gloria (Amparo Rivelles), la esposa, es en cambio, encerrado, dedicado a rezos, frecuenta a curas y a beatas. Se siente inferior por tener una pierna contrahecha, lo que afirma sin raz�n que es un mal cong�nito, es vegetariana, hip�crita y mocha, critica a su marido el que se dedique a armar esqueletos, a jugar con ni�os y a ver libros con negras desnudas (en realidad un �lbum con fotos de abor�genes africanos). Hastiado de su mujer y de la vida que ella le ha dado, decide matarla, pensando que despu�s de quince a�os de sufrimientos a su lado, diez a�os en la c�rcel no ser�an nada.
    La pel�cula es obviamente anticlerical, al ridiculizar las costumbres beat�ficas de los feligreses de una congregaci�n religiosa, dirigidos por un cura espa�ol, radical e irascible (Antonio Bravo). Sus seguidores son figuras caricaturizadas, un par de solteronas chismosas e in�tiles, una de las cuales (Mercedes Pascual) est� enferma de la vejiga y se la pasa pidiendo disculpas para ir al ba�o y un viejo historiador, que se la pasa queriendo dar su opini�n infructuosamente con la frase inconclusa �yo como historiador....�  La cinta se burla tambi�n de la envidia que siente el ser humano ante el progreso o la felicidad de sus semejantes, cuando De C�rdova comenta a su amigo el profesor (Guillermo Orea) que cuando �l dijo a los vecinos que �l pod�a encargarse de su basura, su patio estaba lleno de la basura de todo el vecindario, pero una vez que vieron que con ese desperdicio �l fabricaba abono y lo vend�a, entonces la gente prefiri� tirar personalmente su basura en le cami�n. En la escena final de la cinta, cuando la justicia divina ha actuado y varios, incluido De C�rdova, han muerto envenenados, el desfile de ata�des se encuadra en el �ltimo shot, cabeza abajo, lo que declara lo absurdo e inveros�mil de todo lo visto anteriormente.
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