Ciencia Ficción Perú

El escritor y su vampiro

Rubén Mesías Cornejo


Bram Stoker


Nuevamente, Rubén Mesías Cornejo nos envía, desde la cálida Chiclayo, un interesante y revelador artículo relativo a la genial creación de Bram Stoker (1847-1912), echando luces sobre aspectos poco conocidos del proceso de creación de la imprescindible novela "Drácula".


EL ESCRITOR Y SU VAMPIRO

Aunque su trabajo como apoderado del afamado actor inglés Henry Irving apenas le dejaba tiempo libre para la creación literaria, el escritor irlandés Bram Stoker nunca permitió que su absorbente y mal remunerado empleo le impidiera concluir los manuscritos que estaba pergeñando. Aparte de "Drácula", publicada en 1897, el autor pudo entregar a la imprenta otras novelas como "El desfiladero de la Serpiente", "El misterio del mar","La joya de las siete estrellas","La dama del sudario" y "La madriguera del Gusano Blanco". Obras caracterizadas por su evidente inclinación hacia lo esotérico y sobrenatural.

En el caso de "Drácula", Stoker pretendió, de primera intención, escribir un drama teatral utilizando la mitología vampírica como eje central de la acción. La negativa de Irving a encarnar el papel de chupasangre decantó el interés del autor hacia la forma narrativa. Para documentarse sobre el tema, Stoker acudió a la Biblioteca del Museo Británico, allí encontró un texto que le impresionaría por el tratamiento, un tanto truculento, que daba a la figura de Vlad Tepes, antiguo príncipe de Valaquia -actualmente una región de Rumanía- . La obra, titulada " Historia de Hungría", relataba los nefandos episodios protagonizados por este personaje durante el tiempo que rigió los destinos de su país. Vlad era un hombre de naturaleza cruel, y bastante irascible, que recibió de sus súbditos el crudo apelativo de " El Empalador" por su desmedida afición a deshacerse de sus adversarios aplicando este suplicio de origen turco. La tradición popular rumana también le atribuyó a este príncipe una malsana propensión a beber la sangre de los empalados en una copa de oro que siempre llevaba consigo.

Si bien fue Vlad Tepes, también apellidado "Dracul", o "Hijo del Dragón " en castellano, el personaje que sirvió de base histórica para que Stoker creara a su ominoso vampiro, según parece existió una fuente más cercana, físicamente al escritor, que le suministró algunas características que le permitirían definir el perfil del personaje. Los biógrafos de Stoker coinciden en afirmar que sir Henry Irving, el despótico actor al que Stoker sirvió celosamente durante más de un cuarto de siglo, fue el modelo real que inspiró al escritor el primer esbozo de su vampiro.
 

Dentro de la tradición de la novela gótica "Drácula" se revela como una obra capital por sus múltiples simbolismos e implicancias. Para empezar, Stoker hizo del conde el epicentro de un poder hermético y sobrenatural, que amenaza sin cesar la cordura de sus víctimas. No en vano le endilgó un aspecto sobrecogedor. El vampiro stokeriano es esencialmente un ente solitario y resentido, alguien que renueva su precaria inmortalidad apelando a la seducción y al asesinato como formas de manifestar su supremacía sobre las convenciones de la naturaleza humana. De allí que esta criatura anómala prefiera un clima subrepticio para practicar un clandestino ritual de seducción que le permite acceder plenamente, en cuerpo y mente, a las féminas que vampiriza. Esta claro que el mórbido acto de la succión evidencia el ambiguo comercio entre Eros y Thanatos que plantea esta novela sutilmente erótica.

Entre todos los antagonistas del conde es Abraham Van Helsing el que tiene un papel más relevante. Llamado por el doctor Seward para tratar la extraña enfermedad de Lucy Westenra, la primera víctima del conde en Inglaterra, Van Helsing es el primero en advertir que tiene por adversario a un ser sobrenatural, que escapa a los recursos de la ciencia y al que sólo se puede vencer acudiendo a los viejos ritos del folklore y la tradición popular. Es Van Helsing quien convence a los incrédulos de la necesidad de luchar con armas precientificas contra los vastos poderes del Conde, y quien al final logra destruir al vampiro persiguiéndolo hasta su comarca natal.

A todas luces Van Helsing representa el espiritu positivista de aquel orgulloso siglo XIX que imaginaba al mundo sólidamente dominado por su ciencia, un dominio que escritores como Stoker se encargaron de cuestionar elaborando ficciones que levantaban la careta de lo cotidiano para hallar la faz del sobresalto.

RUBEN MESIAS CORNEJO
20 de agosto de 2003




[email protected]


WebFacil Página creada con el asistente automático gratuito WebFácil
Hosted by www.Geocities.ws

1