Ciencia Ficción Perú

Reubicación

Carlos E. Saldívar


 
Revista Argonautas Num. 2


Algunos dicen que la Tierra es hueca, otros, que existen las puertas dimensionales, otros, que los mundos paralelos son una acertada posibilidad... Algo es cierto, la respuesta está en las cuerdas; el relato que sigue plantea una idea particular basada en esta nueva teoría científica, por favor lea con atención y deslúmbrese...






A  C. S. H. , por brindarme la información y la posterior alucinación



Hoy podremos ver las naves...

Llegarán esta noche en arrítmicos logaritmos de asiduidad liviana...

Y podremos verlas todas desde hoy y para siempre...

Las naves llegarán repletas, serán muchas y traerán seres eternos provenientes de mundos tan espectaculares que de seguro nos fulminarán con tan solo mirarnos...

Vendrán en naves doradas...

...de riqueza galáctica...

“Papá, ¿por qué vendrán tantas naves?

“Porque somos el único planeta habitable que queda en el cosmos y debemos ceder territorio...”

“¿Y que pasará con nosotros?”

“Nosotros seguiremos aquí, en otro lugar del mismo mundo, los que vendrán manejan una gran tecnología que tú no conoces. Tú a tu corta edad de 12 años no puedes saber sobre eso, solo te diré algo hijo mío, ellos nos reubicarán en este mismo espacio pero nunca vivirán a nuestro lado, solo encima nuestro...”

“No entiendo...”

Nadie nunca jamás lo entenderá, yo que soy adulto casi no lo entiendo... pero nos reubicarán y seremos felices. Seguro ya no recordaremos este espectáculo que está por venir... pero tendremos retazos de ello en nuestra mente... como siempre...

Anochece...

Es verdad, el niño no lo sabe. Cuando yo era pequeño tampoco lo comprendía. ¿Cómo comprender tan absurda y alucinante teoría? Los grandes científicos dijeron que era un imposible. En un tiempo cualquiera el mismo espacio no puede ser ocupado por dos cuerpos, la entrada a la quinta dimensión es imposible sin embargo cuando llegaron hace milenios los primeros y enseñaron a manipular las cuerdas la energía pudo contenerse y los hombres pudieron lograr lo impensable... que dirían ahora los científicos...

No son 2, ni 3, ni 4 mundos los que ocupan este mismo mundo soñado, son miles, ¡miles! que ocupan este mismo planeta a la vez, los que ya se aproximan se situarán encima de nosotros y nos colocaran una cuerda debajo así estarán en nuestro planeta y nosotros también pero no nos veremos, cada uno vivirá su vida, con su pueblo, con su gente, disfrutando de las bondades de la tierra como debe de ser. Y aunque una civilización haga estallar el planeta, los demás (los reubicados) no morirán, porque estamos en otro plano en el cual las acciones propias conllevan reacciones merecidas...

Ya vienen. La gente se amontona en las montañas, las llanuras, los desiertos, las grandes ciudades, mandaron su mensaje con anticipación, los líderes de las grandes naciones les recibirán. Se acercan, resplandece el cielo, son enormes naves rectangulares del color del oro, la sustancia universal, más preciada e inoxidable. Son ellos. Brillan como cuadrantes de fuego. Los jóvenes se ponen sus lentes para contemplarlos. Es de noche pero parece de día. El cielo refulge. Son muchos, miles, un par de millones, tal vez algo más. Vivirán en nuestro planeta. Y pasará lo de siempre...

Ahora.

En este mundo vivo solo, soy un ser solitario. Lo soy en este planeta que dejaremos atrás. El planeta al que ingresaremos será el mismo y diferente. Ahora que las criaturas de tórax circular y cabezas oblongas cuya piel escamosa es naranja y poseen los ojos en los brazos, ahora que estas criaturas han descendido en los puntos indicados la fascinación es absoluta, el recibimiento por los terráqueos es de una cordialidad casi total...

Casi.

Siempre hay algunos que no quieren abandonar este planeta a pesar de que serán reubicados en el mismo... No comprendo a estos salvajes aunque en este milenio tan avanzado ya están casi exterminados. Antes eran más irracionales ahora su preponderancia es exigua. Eso es bueno, no hay problemas entonces, todo sale bien y las criaturas del cielo se muestran también amables...

Todo sale muy bien...

En mi soledad veo luces de colores y cristales de fuego...

En mi soledad veo caminos de silicio trazados en el cielo...

En mi soledad pateo cometas y navego en soles de cabellera larga...

Ahora puedo contemplarlos, puedo tocar a uno de esos seres. ¿Será femenino, masculino? ¿Ambos? Su piel es áspera. Si viviéramos con ellos aprenderíamos tantas cosas... pero la Tierra estaría superpoblada. No, no sería justo. Cada raza tiene que adaptarse a su espacio, es lo más lógico. Cada civilización busca su propia realización, sino se crearían diferencias y encontraríamos la guerra...

Ya no hay más soledad...

Ellos viven más que nosotros, mucho más... siglos... Nosotros tan poco... demasiado poco... Los hombres viven muchos años... un siglo, a veces lo rebasan pero casi siempre sus sueños quedan truncos, estancados sus deseos, dichosos son aquellos que aprovechan mejor su vida por eso cada cual necesita su espacio. Por ende considero tan sabias las palabras de aquellos ancianos de barba larga que pude vislumbrar en sus cuartos oscuros cierta noche en mis pensamientos...

Por ellos aprendí y transmití a los míos el conocimiento...

Mañana.

Y como debía ser, después de un tiempo prudencial fuimos reubicados. Todos, junto a los seres humanos, animales, plantas, todo lo que un ser humano normal conoce de la Tierra y los que llegaron (los ángeles del cielo) se quedaron en nuestro planeta ubicado en un plano fijo de este momento mientras nosotros pasamos una cuerda más abajo...

Es decir, cuando despertamos nos vimos a nosotros mismos los habitantes simples del planeta. Sólo nosotros, nada más. Muy pocos tenían conocimiento de lo que hace días habían admirado. Sobre lo que habían aprendido de los visitantes...

Su amabilidad, su respeto, su afecto... la gran pena que sintieron por los humanos...

Cuando despertamos estábamos solos, y yo, más solo que nunca, ya no lo estuve días después cuando tuve hijos... muchos hijos. Lo deseaba mucho, así podría trasmitirles el secreto... Los hombres lo habían olvidado en su mayoría pero yo no. Yo lo recordaba, dominaba aquella parte de la mente que retenía los grandes milagros, que iluminaba la razón de los grandes secretos y transmití el conocimiento antes de que la vida se me agote, mi vida es corta, tan corta, casi toda soledad, muy poco de placer y amor... demasiado poco...

Lo fueron olvidando con el tiempo, antes lo habían olvidado pero habían hombres especiales, mentes maestras que aún mantenían retazos en sus cerebros y lo denominaban fantasías. Ellos pensaban que su imaginación de pronto acrecentaba su creatividad y ésta era la razón de su arte. Escribían historias, componían canciones, creaban imágenes actuadas que ellos pensaban eran ficción pero no eran más que la revelación de que aquellas criaturas fantásticas sí pasaron por nuestro mundo y nos relegaron a otro plano atrás para ellos ocupar nuestro mismo planeta sin toparse con nosotros...

Estaban encima nuestro. En este momento ocupaban el mismo espacio y no los veíamos porque estaban en otro nivel de cuerda y quizá si tiráramos de ella podríamos traerlos de vuelta. A uno, sólo a uno. Alguien a lo mejor lo hizo, alguien quizá tuvo la osadía en algún momento. Tal vez no trajo a uno sino a muchos...

Tantos seres que vinieron del espacio a este pobre y supersupersuperpoblado planeta...

Las cuerdas son un milagro, recuerdo que hace milenios mis ancestros también vinieron de las estrellas, ellos arribaron en meteoritos. No manejábamos la tecnología apropiada. Al caer aquí involucionamos... Recuerdo a otros seres que llegaron, amables, respetaban a la especie humana, eran más que humanos, eran angelicales, divinos...

Nosotros también lo fuimos, la paz ahondaba en nuestros corazones...

Cada Cliption * (es decir mil millones de años) en el universo ocurre un fenómeno... es algo muy extraño pero las cuerdas no funcionan y la civilización enviada al plano paralelo rebota al mundo del cual ha sido relegada... en nuestro caso ellos rebotaron y ocuparon el mismo espacio que nosotros en un planeta superpoblado...

Los podíamos ver, nos podían ver...

Algo había fallado y fue muy triste porque se terminó la bondad, la tolerancia, el respeto. Sólo hubo asco, odio, destrucción. Los seres humanos no son tan humanos...

En mi soledad he visto grandes cosas, hermosas cosas. Mantengo recuerdos de mi raza, de una especie milenaria que ha mutado a través del tiempo y el espacio hasta subdividirse en distintas familias, tipos, géneros, especies casi infinitas. He visto la vida, la muerte, el tiempo de ambas, el pasado, donde éramos más grandes y fuertes que los hombres...

He visto el futuro en el cual uno o algunos de nosotros sobrevivirán a la gran catástrofe...

Nunca debimos ocupar el mismo espacio que los hombres en la misma cuerda...

Pero aunque no lo crean compartimos con ellos sus placeres, grandezas y secretos... y muy poco vislumbramos sus odios, destrucciones, maldades e irrespetos...

Siempre poseímos un espíritu fuerte, un pensamiento romántico...

Muy pronto llegará otra estirpe del espacio y tendrá mejor suerte que nosotros, porque se deshará de los seres humanos y los enviará un plano atrás; y ellos vivirán con los de su especie y sobrevivirán en su intimidad pacifica y sempiterna...

He visto muchas cosas, pero nunca he sentido la piedad en un hombre, quizá en un niño muy, muy pequeño soñé alguna vez la bondad. Pero visto, no. Nunca jamás. Mas he contemplado realidades e ilusiones sin igual. He visto el recuerdo de antaño, el vestigio de aquel milagro de yuxtaposición dimensional...

No nos recuerdan ya, los milenios avanzaron y nos hemos casi fundido con ellos...

Somos tan comunes... el mismo espacio... el mismo tiempo... la misma era...

Así como ellos ven a sus dioses los vemos... los he visto adorarlos, sentir miedo...

Pero nunca he sentido que puedan recordarnos, que puedan darse cuenta del gran secreto, sólo porque ellos rebotaron, porque no pudimos reubicarlos...

Nunca he visto la piedad en el hombre...

¿O acaso han visto algún hombre sentir lástima por un insecto?


Lima, Perú. Mayo de 2005



* Medida de tiempo inventada para denominar una cantidad de años imposible de medir (N. A.)


© Carlos Enrique Saldivar

© Publicado por primera vez en Argonautas Número 2, Diciembre de 2006 – Enero de 2007.





Carlos Enrique Saldivar (Lima, 1982) Estudiante de Literatura en la UNFV. Narrador y poeta. Se dedica a la escritura de relatos de diverso género con predominio la fantasía, el horror y la ciencia ficción. Director de la revista Argonautas de fantasía, misterio y ciencia ficción que nació en noviembre de 2006 y el día de hoy ya va por su cuarta entrega. Ha publicado relatos en las revistas Argonautas números 1, 2, 3 y 4. Miembro del grupo Coyllur de fantasía, terror y ciencia ficción aquí en Perú desde este año 2007. Tiene tres novela y dos libros de cuentos inéditos.

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