Ciencia Ficción Perú

Editorial

La verdadera guerra con Chile


 



Cada cierto tiempo, se repite en diversos medios de comunicación la eterna ronda de imprecaciones y advertencias contra Chile. “Se adueñaron de nuestro postre”, “Se robaron nuestra fruta”, “Se están armando hasta los dientes”, “Son dueños de medio Perú” y otras del mismo tenor.

Los chilenos aparecen en nuestro imaginario colectivo como nuestros eternos enemigos, buscando siempre la oportunidad de hacer algo en contra nuestra. Si tienen plata, por que nos robaron. Si comen bien, por que copiaron alguna receta peruana. Si beben bien, por que se adueñaron de una denominación de origen que no les pertenecía. Y siguen…

Definitivamente, Chile es nuestro país competidor. Como lo son todos los demás países del mundo. Si comparan el comportamiento de Chile hacia el Perú, verán que, quitando el episodio de la guerra de 1879, es muy similar al de otros países, fronterizos o no. Así funciona la comunidad internacional.

Lo más lamentable es que nuestra apreciación de esta competencia con Chile (y con otros países) se limita básicamente al aspecto armamentista. Nos preocupa que Chile tenga más y mejores armas que nosotros. Tal hecho suscita grandes debates, discusiones, llamados a la unidad nacional, reclamos para aumentar gasto en armamentos…

Si. Es preocupante que un país fronterizo tenga más armas que nosotros.

Pero, ¿es igual de preocupante que Chile tenga más cultura y educación que el Perú?

Ahí se acaba el problema, ¿verdad? Ponemos en primera plana cuadros comparativos de la cantidad de armas de Perú y Chile, pero ningún medio publica cuadros comparativos de los niveles de lectoría, por ejemplo, o informes sobre el nivel educativo alcanzado en Chile.  Nos preocupa el desequilibrio en armamento, pero nadie le da importancia al desequilibrio cultural o educativo. Con Chile o con cualquier otro país.

Hace poco, ingresé a una página web chilena donde indexaban todos los periódicos publicados en el país del sur. Casi todos tenían suplementos culturales, además de las páginas o columnas de la edición diaria. Tan es así, que algunos de esos suplementos, publicado on-line, son tomados como referencia por periódicos peruanos. Y es que hay cantidad y calidad de información sobre autores y libros nuevos y clásicos que no suele tener contrapartida en los periódicos peruanos.

En efecto, en el Perú, la mayoría de nuestros diarios carece de suplemento cultural. Y, de haberlo, está redactado de tal manera que no provoca leerlo. Hay columnas, si, apartados de reseñas de libros, comentarios. Pero no en la cantidad que existen en Chile. Y ello, a mi juicio, implica que, a diferencia de lo que ocurre en el Perú, la cultura y la educación en ese son otros aspectos en los que nos llevan una gran delantera, mientras que nosotros estamos retrocediendo o cayendo en posturas absurdas como afirmar que, por herencia andina, somos una cultura “ágrafa” (que no lee). Creo que todos estamos de acuerdo en que no hay cultura o manifestación cultural mejor que otra, pero en contexto actual, “agrafía” no es más que una forma elegante de decir “analfabetismo”.

Y de eso no podemos echarle la culpa a los chilenos.

Daniel Salvo

octubre 2005





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