Ciencia Ficción Perú


Colaboraciones




Ray Bradbury, poeta de la fantasía

por Rubén Mesías Cornejo 



Nuevamente, volvemos a contar con la ya habitual pluma de nuestro colaborador y amigo Rubén Mesías Cornejo, quien desde Chiclayo nos envía esta nostálgica semblanza de uno de los escritores más representativos del género.



POETA DE LA FANTASÍA

En noviembre de 1941, la revista SUPER SCIENCE STORIES , sometió al juicio de su público un relato corto titulado PENDULUM, escrito por una dupla insospechada compuesta por un profesional veterano, Henry Hasse, y un aficionado emergente, Ray Bradbury. La alegría que experimentó el bisoño Bradbury, por aquel entonces un mozalbete de 21 años, fue indescriptible. Y no era para menos, ya que se trataba del primer relato que conseguía vender a una revista profesional, después de tres años de escribir para fanzines de circulación restringida. El entusiasmo que le produjo semejante proeza determinó, en gran medida, su decisión de convertirse en un escritor profesional, dejando de lado sus antiguas veleidades con la magia, el teatro y la locución. Incluso se animó a abandonar su empleo como vendedor de periódicos. Desde entonces las calles de Los Angeles sentirían la ausencia del obeso canillita. En adelante Ray se abocaría a la tarea de escribir prolificamente para colocar su producción en el arduo mercado de la ficción popular. Algo bastante difícil teniendo en cuenta el grado de virtuosismo y especialización que exigían los editores.

Sin embargo, Bradbury sobrevivió, y cuatro años después, gracias a su propio empeño, y también a los desvelos de Julius Schwartz, su agente, había conseguido construirse una reputación como autor de relatos de ciencia ficción y fantasía. Testigos de su ascenso serían los lectores de PLANET STORIES y WEIRD TALES, las revistas que publicaron con mayor frecuencia los relatos que Bradbury produjo en su etapa primigenia.
 

No obstante, Bradbury no estaba complacido del todo, pues su prosa no era bien recibida por los editores de las revistas mejor posicionadas, como ASTOUNDING y AMAZING STORIES, que le sugerian, sin medias tintas, que escribiese según los cánones creativos que preconizaban sus respectivas publicaciones. Lejos de someterse a la estandarización, Bradbury decidió ofrecer sus narraciones a revistas menos especializadas y dirigidas a un público más amplio. Ulteriormente, esta decisión favoreció la repercusión de su obra en ámbitos muy alejados del influjo de las revistas populares. Inclusive, años despues, Bradbury escribiria el guión de MOBY DICK, el libro capital de Melville, para el cineasta John Huston. Libre de la tutela de los editores de pulps, Bradbury pudo desarrollarse como un escritor total que amoldaría la parafernalia propia de la ciencia ficción a sus propios intereses literarios. El primer fruto de esta vertiente sería la publicación en los EE.UU. e Inglaterra, de las célebres CRONICAS MARCIANAS.

Este colección de relatos cuenta, en clave lírica, la llegada a Marte de una humanidad atribulada que huye de una Tierra donde prevalece la amanaza del holocausto nuclear. Marte, según Bradbury, es un virginal planeta de promisión para los desencantados terrícolas que anhelan refundar su mellada sociedad en aquel mundo.

Como se advierte, los relatos tienden a ofrecernos una vision intensamente ELEGIACA, como alguna vez lo afirmó Borges, del espiritu de los nortemericanos, modelos reales de los hipotéticos colonizadores de Marte, durante la primera década de la GUERRA FRIA. Otro aspecto destacable del libro es el uso casi pictórico del lenguaje descriptivo para trasladar a los lectores a cualquier paraje de la geografia marciana.

Tres años después, Bradbury desarrollaría en FAHRENHEIT 451, su novela más famosa, la visión de una sociedad estupidizada, una referencia directa a la terrible parabola de Huxley UN MUNDO FELIZ, que prohibe tácitamente el ejercicio del intelecto. Y que para desalentar las inclinaciones de los posibles lectores delega en el cuerpo de bomberos la enorme tarea de incinerar las bibliotecas todavia existentes. Es aquí cuando comienza la odisea personal de Guy Montag, el bombero protagonista de la novela. Montag es todavía una de las pocas personas que se muestran indulgentes con los libros y sus lectores. Después de atravesar un angustioso conflicto de conciencia, Montag decide considerar absurdo el anatema dictado contra los libros, y toma partido huyendo de la ciudad rumbo al campo. Allí se encontrara con una extraña comunidad de Hombres-Libro, intelectuales proscritos que han memorizado el contenido de los libros más célebres de la Tierra.

En alguna ocasión Asimov, ejerciendo su especial sentido del humor, calificó a Bradbury como un escritor de SOCIAL FICCION, para distinguir su peculiar estilo narrativo del resto de escritores que se formaron durante la era de los pulps. Y tuvo razón.  La obra de Bradbury, en su mejor vena, bien podría afiliarse a esa estirpe de ilustres distopistas que fueron Aldous Huxley y H. G Wells. Ellos, como Bradbury, se ocuparon de plasmar en sus ficciones, verdaderos cuadros de advertencia sobre la paulatina deshumanización de las sociedades capitalistas en las que les tocó vivir. En este sentido, la visión sensible, y nada sofisticada, de Bradbury, es una de las admoniciones más directas que ha concebido la literatura anglosajona.

RUBEN MESIAS CORNEJO

24 DE ABRIL DE 2003




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