Helmut Wagner
El anarquismo y la Revolución española
Índice
La necesidad de la producción planificada
En realidad, esas teorías son utópicas. Son particularmente
impracticables en las condiciones de España. La libre competencia
en su actual estadio de desarrollo no es posible ni mucho menos en un
estado de guerra y caos, como el de Cataluña. Donde existe un
número de empresas o de comunidades enteras liberadas e independientes
del resto del sistema productivo -en realidad, solamente para explotar
a los consumidores- ahora la C.N.T. y la F.A.I. tienen que sufrir las
consecuencias de sus teorías económicas. Aquellas se ven
forzadas por la necesidad de mantenerse unidas en el frente antifascista
que, de romperse, sería un grave peligro en un momento en que
la guerra civil exige la unificación de todas las fuerzas. Sabían
que no había otra salida que la ya adoptada por bolcheviques
y socialdemócratas: es decir, la abolición de la libertad
de las empresas y su subordinación a una dirección central.
La importancia de esta iniciativa no la disminuye el hecho de que esa
dirección se establezca a través de sus propios sindicatos.
Si los trabajadores no son otra cosa que obreros asalariados en
el sistema de producción centralizado, a pesar de lo que diga
la C.N.T., se tratará de un sistema que funciona de acuerdo con
los principios capitalistas.
Esta contradicción entre la teoría y práctica
anarquista se debe fundamentalmente a su incapacidad para dar una solución
al problema más importante de la revolución proletaria,
en lo que se refiere a la organización económica; es decir,
cómo y cuánto recibirá cada productor de la
producción social resultante. Según la teoría
anarquista, la cantidad se determinaría por las empresas independientes
o los individuos libres mediante el uso del "capital libre",
a través de la producción para el mercado y el retorno
de valor total por medio del intercambio. Este principio se mantenía
incluso hace años, cuando la necesidad de una producción,
planificación y, en consecuencia, una contabilidad central eran
obvias. Los anarcosindicalistas consideran necesaria la planificación
de la vida económica y creen que no sería posible sin
un registro contable central que se encargue de la formalización
estadística de los factores productivos y de las necesidades
sociales. Sin embargo, se olvidan de precisar la fundamentación
de las necesidades estadísticas. Es un hecho probado que la producción
no puede establecerse estadísticamente y organizarse sobre una
base planificada sin una unidad de medida aplicable a los productos.
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