Paul Mattick
La inevitabilidad del comunismo

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V - La demostración del materialismo histórico en la crítica de la economía política

En el prefacio de su libro, Hook (p. X) se ha tomado la molestia de anticiparse al reproche de pasar de contrabando factores idealistas dentro del marxismo. Pero su dialéctica, que falla al asumir una visión racional de la ciencia, y que es puramente conceptual, se hunde nada menos que en el idealismo. Desconoce, por ejemplo, qué buscar detrás de la categoría valor o detrás de la economía política. En su distinción entre "ciencia" y "marxismo" desde una base puramente científica, no ha llegado realmente más allá que Hegel. La ciencia teórica del proletariado es práctica o no es ciencia. La dialéctica marxiana no es una ciencia especial, "subjetiva"; es la práctica de la revolución proletaria, y es teórica sólo en la medida en que esta teoría es la práctica concreta, la actividad real.

Que Hook está lejos de ser claro en este punto se demuestra por el hecho de que, aunque está deseoso de tener elaborada una distinción entre ciencia y marxismo, rechaza la aplicación de esta distinción respecto a la economía. Desde nuestro punto de vista, no hay ninguna distinción que hacer entre ciencia y marxismo, y de aquí que tampoco entre la economía y la economía política. Pero la negativa a esta distinción para la economía, mientras es aceptada en la ciencia, es, sobre la base de la argumentación de Hook, una señal de completa confusión y retroceso a la dialéctica idealista. Por ejemplo, cuando Hook reprocha a Engels prestar apoyo al reformismo, que hizo del marxismo una ciencia, a través de su tendencia monista, lo cual sale a la luz más claramente en su prólogo al segundo y tercer volúmenes de El Capital, Hook ilustra sólo su propia percepción incompleta de la naturaleza real del marxismo. Escribe (p.29-30):

"Pero más importante todavía, en lo que respecta a la realización y publicación del segundo y tercer volúmenes de Das Kapital, Engels dio curso final a la noción de que las teorías económicas de Marx constituían un sistema hipotético-deductivo del tipo ejemplificado por las teorías científicas en general, en lugar de ser una ilustración de un método de crítica revolucionaria. Al hacer eso Engels fracasó al desarrollar las importantes implicaciones sociológicas y prácticas de la doctrina de Marx del «fetichismo de las mercancías». Se consagró a la tarea de explicar cómo la ley de la caída de la tasa de ganancia podía ser cuadrada a la vez con el hecho empírico de que la tasa de ganancia era la misma independientemente de la composición orgánica del capital, y con la definición del valor de cambio por la fuerza de trabajo...

En ninguna parte, por lo que sé hasta ahora, comenta Engels, sobre las propias palabras de Marx en el prólogo a la segunda edición del primer volumen, «que la economía política sólo puede seguir siendo una ciencia mientras la lucha de clases está latente o se manifiesta sólo en fenómenos aislados o esporádicos». No podrá insistirse con suficiente fuerza que Marx no concibe Das Kapital para ser una exposición deductiva de un sistema natural y objetivo de economía política, sino como un análisis crítico --sociológico e histórico-- de un sistema considerado objetivo. Su subtítulo es Kritik der Politischen Oekonomie (Crítica de la Economía Política). La crítica exige un punto de partida, una posición. El punto de vista de Marx era el punto de vista de la conciencia proletaria de Europa occidental. Su posición implicó que un sistema económico en su base es siempre una economía de clase".

Después, Hook viene a asertar que Engels percibió su error; y Hook reproduce en el apéndice de su libro una serie de cartas de Engels designadas a confirmar esta declaración. Pero es imposible, incluso para Hook mismo, sacar más de estas cartas que que Engels lamenta en ellas el hecho de que Marx y él, en el apuro del trabajo, habían dedicado demasiado poca atención a los momentos subjetivos de la historia. No hay una palabra de revisión del punto de vista reproducido por él en el prólogo a El Capital, que era considerado allí no sólo como una crítica de la economía política sino como el análisis de las leyes del movimiento social en general.

Según Hook, Das Kapital consistió sólo en una crítica de la economía política, que reveló, desde el punto de vista del proletariado, el carácter puramente histórico del capital. ¿Pero cómo revela esta crítica el carácter transitorio de la producción capitalista? ¿Por qué la crítica es capaz de poner esto al descubierto? "A causa de que el proletariado quiere cambiar la sociedad", afirma Hook más tarde, "la voluntad descubre por consiguiente, en el modo de producción económico, el factor decisivo en la vida social" (p.181). Para Marx, sin embargo, no es la voluntad sino la existencia del proletariado, no las relaciones de producción sino el desarrollo de las fuerzas productivas (que determina la voluntad, así como ésta determina las relaciones sociales), lo que es el punto de partida para su estudio histórico. Das Kapital revela la contradicción más amplia entre el hombre y la naturaleza como una contradicción que todos los órdenes sociales han condicionado, y que impulsó el desarrollo de las fuerzas productivas. Indica también las más angostas contradicciones que surgen dentro de este proceso, por medio de las cuales se forman las relaciones de producción y son de nuevo destruidas. Si la ciencia burguesa no es para Hook la única ciencia, la ciencia en general, entonces no tiene derecho a considerar la economía política burguesa como la economía general. Pero mientras en el caso anterior, siguiendo a Hook, la ciencia permanece por encima de las clases, uno no está justificado, a su vez según Hook, a poner la economía por encima de las clases. Para nosotros, sin embargo, la economía política, como la ciencia burguesa, es un nivel alcanzado del desarrollo humano general, objetivo y verdadero en la medida en que es progresivo. Reconocerlo como un nivel histórico presupone un conocimiento del carácter, de los rasgos generales, de las leyes de la transformación social. Este reconocimiento era obstaculizado por la dominación de clase; fue en primer lugar la existencia del proletariado como una clase que abole todas las clases1, lo que posibilitó el conocimiento de las leyes de la transformación social, un conocimiento que, no obstante, debe primero volverse práctico para ser capaz de vivir de acuerdo a sus propias leyes.

La economía política no es una categoría eterna, por la razón de que es sólo la relación cosificada, objectivizada (intercambio) entre los seres humanos que oscurece con su sombra el contenido real de la economía. Las categorías económicas con que Marx operó estaban dadas objetivamente; pertenecen a la sociedad burguesa. La crítica de Marx consistió en el hecho que las iluminó con la conciencia correcta, la del proletariado, no con la necesariamente falsa de la burguesía. La conciencia fetichista, falsa, condicionada por el nivel de las fuerzas productivas, y que tenía que detenerse con Hegel, Ricardo y Adán Smith, no pudo, como Marx, quien vio en el proletariado la antítesis de la sociedad burguesa, ver teóricamente la síntesis que descubrió primero la característica común a todas las sociedades. Marx apuntó, por ejemplo, cómo la manufactura se desarrolla a partir de la división social del trabajo, a partir de la manufactura el sistema de la fábrica moderna, que a su vez avanza para convertirse en capital monopolista. El dinamista, Marx, se dirigió a una materia "disparatada" tal como la reproducción simple meramente para demostrar la imposibilidad del sistema. En todo lo cual, Marx quería mostrar que las fuerzas productivas son la base de todas las relaciones de producción. En el comunismo, también, se desarrollarán más allá las fuerzas productivas, la "economía". Si las fuerzas productivas en crecimiento originan las relaciones burguesas de producción y el desarrollo superior de las fuerzas productivas, por lo que estas últimas determinan a su vez el ritmo de su [propio] desarrollo ulterior, y llegado un cierto punto de su desarrollo están constreñidas por las relaciones de producción. Ya que no existe ningún equilibrio (estática), estas relaciones tienen que ser transformadas. En este proceso necesariamente general, en este proceso material, la "economía política" representa meramente un cierto nivel, pero un nivel significativo en el cual ella es la condición preliminar para un periodo de la historia humana [en el] que obre con la conciencia correcta y, por consiguiente, domine los acontecimientos en lugar de ser determinada por ellos. Ya en la Introducción a la Crítica de la Economía Política, Marx deja esta conexión clara, lo que nos demuestra que la crítica de la sociedad burguesa era al mismo tiempo la puesta al descubierto de las leyes del movimiento económico en general. Dice:

"La sociedad burguesa es la organización histórica de la producción más altamente desarrollada y más compleja. Las categorías en las que se expresan sus relaciones, la comprensión de su estructura, permiten al mismo tiempo entender la estructura productiva y las relaciones de producción de todas las formas pasadas de sociedad, sobre las ruinas y elementos de los que ha sido edificada. De estas sociedades arrastra consigo, en toda su extensión, todavía vestigios no sometidos, así como meras insinuaciones que se han desarrollado hasta convertirse en nociones perfeccionadas. La anatomía del hombre es la clave para la anatomía del mono".

Así, poniendo al descubierto las leyes del movimiento capitalista Marx ha puesto al desnudo las leyes del movimiento social en general. Engels tenía razón, por consiguiente, cuando vio en Das Kapital más de lo que Hook, para quien es simplemente una crítica. Y cuando Engels, al pesar de Hook, en lugar de preocuparse del fetichismo de las mercancías, se involucra en los problemas de la tasa media de ganancia, la teoría del valor, etc. para mostrar que todos los fenómenos capitalistas pueden remontarse a la ley de valor, no estaba haciendo otra cosa que en lo que falló según la opinión de Hook: estaba revelando el carácter fetichista de las mercancías. Este fetichismo oculta el proceso real, pero no lo cambia. Sólo una conciencia falsa, atrapada en la red del fetichismo, se confunde con el mercado y los problemas de precios y falla en comprender que todos los movimientos del capital son gobernados por la ley de valor como por una ley interna. Que Marx sostuvo la misma visión y, como Engels afirma, quería mas que una crítica, es mostrado por el siguiente pasaje de una carta escrita por Marx en 1886 con referencia a un crítico de su concepto de valor:

"El pobre tipo no alcanza a ver que, aún si mi libro no contenía un solo capítulo sobre el valor, el análisis que doy de las relaciones reales contendría la evidencia y la demostración de las relaciones reales del valor. La tontería acerca de la necesidad de demostrar el concepto de valor se apoya sobre la más completa ignorancia de la materia en cuestión y de los métodos de la ciencia. Que cualquier nación que dejase de trabajar, no diré durante un año, sino durante unas pocas semanas, se moriría de hambre, es sabido por cualquier niño. También sabe que las masas de productos que corresponden a las diferentes necesidades exigen determinadas masas del trabajo social total diferentes y cuantitativamente determinadas. Que esta necesidad de la división social del trabajo en determinadas proporciones no puede en absoluto ser abolida por razón de la forma determinada de la producción social, sino que sólo puede cambiar su modo de manifestarse, es obvio. En absoluto pueden abolirse las leyes naturales. Lo que puede cambiarse en condiciones históricamente diferentes es sólo la forma en la que estas leyes operan. Y la forma en la que esta división proporcional del trabajo opera, en un estado de sociedad en el que la interrelación del trabajo social se afirma como intercambio privado de los productos individuales del trabajo, no es otra cosa que el valor de cambio de estos productos".

Y, así, Das Kapital se construye sobre una doble perspectiva del desarrollo: por un lado, observa el desarrollo como un proceso natural y, por el otro, Marx lo trata según la forma histórico-social que asume en un período particular. En el capítulo sobre el carácter fetichista de las mercancías, Marx muestra lo que realmente es el valor de cambio. No es algo natural, sino una relación social mediante la cual la sociedad está determinada como un objeto real. El valor del cambio, la producción de valor, es simplemente una expresión del atraso social, y tiene su fuente en el todavía insuficiente desarrollo de las fuerzas de producción. Es, por consiguiente, una categoría histórica, que es superada por las crecientes fuerzas de producción. Por eso el fetichismo de las mercancías muestra simplemente que el hombre no está aún en posición de dominar la producción, y consecuentemente la producción gobierna al hombre.

En el ejemplo de Robinson Crusoe, que Marx emplea en la discusión acerca del comunismo, muestra lo que retorna del valor de cambio, y luego en el tercer volumen de El Capital dice: "como los precios pueden regularse, se ve que la ley del valor gobierna su movimiento". Según Hook, en las tan poco importantes excursiones de Engels en su prólogo al segundo y tercer volúmenes de El Capital, éste meramente enfatiza esta frase de Marx, que no es sino una ilustración del carácter fetichista de las mercancías, un carácter que no admite el tiempo de trabajo socialmente necesario como medida del valor, aunque en realidad opera a pesar de todas las modificaciones. Así pues, la economía política es la expresión de la forma social en que, en un cierto nivel de la historia, operan las leyes naturales. Y en este nivel capitalista, el valor no puede comprenderse por la falsa conciencia de la burguesía. Si la economía burguesa estaba interesada en la manera en que era determinado el precio de mercado, si de acuerdo con esto estaba satisfecha con la ley de la oferta y la demanda, entonces Marx inquirió sobre el origen del precio y lo encontró en la ley del valor. De este modo, él descubrió el fetichismo de las mercancías como la "conciencia" social bajo el capitalismo, en el que los obreros están separados de los medios de producción. No es hasta que esta separación entre productores y medios de producción sea abolida que, la sociedad de la mercancía, con la falsa conciencia que es necesariamente parte de ella, puede ser suprimida. Y sólo sobre la base de este fetichismo es posible la distinción entre "ciencia" y "marxismo". La abolición del primero está sujeta a la abolición de la segunda. Teóricamente, esto ya está presupuesto en el marxismo, pues el hombre construye en su cabeza antes de actuar. Marx fue capaz de actualizar la dialéctica hegeliana, el marxismo sólo puede actualizarse a través de la Revolución. O, como lo expresa Marx: "No es suficiente que el pensamiento se abra paso para llegar a ser realidad, [actualidad,] la realidad [o actualidad] misma debe abrirse paso para llegar a ser pensamiento".

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1 La apreciación de Mattick puede llevar a confusión, puesto que condensa en una afirmación lo que el proletariado es en potencia y a la vez en realidad. En su actualidad, el proletariado es la negación de la propiedad privada en cuanto está desposeído de los medios de producción de su vida. Pero también, a causa del desarrollo de la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, y de la contradicción interna de estas relaciones -el antagonismo entre las clases-, está compelido históricamente a superar la propiedad privada capitalista y la sociedad de clases en general. Así lo concebía Marx:

"Inversamente, el proletariado, en tanto que proletariado, se encuentra forzado a trabajar por su propia supresión y, por consecuencia, por la de la propiedad privada, es decir, de la condición que hace de él el proletariado. (...) Por la contradicción que existe entre su naturaleza humana y su situación, que constituye la negación franca, neta y absoluta de esa naturaleza. (...) En el proletariado plenamente desarrollado se hace abstracción de toda humanidad, hasta de la apariencia de la humanidad; en las condiciones de existencia del proletariado se condensan, en su forma más inhumana, todas las condiciones de existencia de la sociedad actual; el hombre se ha perdido a sí mismo, pero, al mismo tiempo, no sólo ha adquirido conciencia teórica de esa pérdida, sino que se ha visto constreñido directamente, por la miseria en adelante ineluctable, imposible de paliar, absolutamente imperiosa -por la expresión práctica de la necesidad-, a rebelarse contra esa inhumanidad; y es por todo esto que el proletariado puede libertarse a sí mismo. Pero él no puede liberarse sin suprimir sus propias condiciones de existencia. No puede suprimir sus propias condiciones de existencia sin suprimir todas las condiciones de existencia humanas de la sociedad actual que se condensan en su situación. No en vano pasa por la escuela ruda, pero fortificante, del trabajo. No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado íntegro, se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer de acuerdo a su ser. Su finalidad y su acción histórica le están trazadas, de manera tangible e irrevocable, en su propia situación de existencia, como en toda la organización de la sociedad burguesa actual." (La Sagrada Familia).

"Dónde reside, entonces, la posibilidad positiva de emancipación alemana?
Respuesta: en la formación de una clase con cadenas radicales, de una clase de la sociedad civil que no sea una clase de la sociedad civil; de un Estado que sea la disolución de los Estados; de una esfera que posea un carácter universal por lo universal de sus sufrimientos, y que no reclame para sí ningún derecho especial, puesto que contra ella no se ha cometido ningún desafuero en particular, sino el desafuero en sí, absoluto. Una clase a la que le resulte imposible apelar a ningún título histórico, y que se limite a reivindicar su título humano. Que no se encuentre en contradicción unilateral con sus consecuencias, sino en omnilateral contraposición con las premisas del Estado alemán; de una esfera, finalmente, que no pueda emanciparse sin emanciparse en el resto de las esferas de la sociedad y, simultáneamente, emanciparlas a todas ellas; que sea, en una palabra, la pérdida completa del hombre. Esta descomposición de la sociedad, en cuanto clase particular, es el proletariado.
(...) Cuando el proletariado proclama la disolución del orden universal precedente, no hace más que pregonar el secreto de su propia existencia, ya que él es la disolución de hecho de ese orden universal. Cuando el proletariado reclama la negación de la propiedad privada, no hace más que elevar a principio de la sociedad lo que la sociedad ha elevado a principio suyo, lo que ya está personificado en él, sin intervención suya, como resultado negativo de la sociedad." (Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel).

(Nota del traductor al español.)


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