Paul Mattick
Bolchevismo y Stalinismo

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Competidores por el Poder

El hecho de que la lucha despiadada por las posiciones recién saliera a la luz con la muerte de Lenin indica otra cosa que el Termidor Soviético. Simplemente indica que a esa altura el Estado Bolchevique era lo suficientemente fuerte, o estaba en una posición tal, como para ignorar hasta cierto punto tanto a las masas rusas como a la burguesía internacional. La burocracia en desarrollo empezó a sentirse segura de su dominio sobre Rusia; la disputa por los frutos de la Revolución entró en su etapa más general y más seria.

Todos los adversarios en esta lucha hicieron hincapié en la necesidad de la dictadura en vista de las fricciones internas sin resolver entre "obreros" y "campesinos", el completo atraso económico y tecnológico del país, y el peligro constante de un ataque exterior. Pero dentro de este escenario de dictadura podían ser planteados todo tipo de argumentos. La lucha por el poder dentro de la clase dirigente en desarrollo se expresó en propuestas políticas tanto a favor o en contra de los intereses de los campesinos, tanto a favor o en contra de la limitación de los consejos de fábrica, tanto a favor o en contra de una política ofensiva en el frente internacional. Se expusieron teorías altisonantes con respecto a la estimación de la clase campesina, la relación entre la burocracia y la revolución, la cuestión de las generaciones en el partido, etcétera y llegaron a su clímax en la controversia entre Trotsky y Stalin sobre la "Revolución Permanente" y la teoría del "Socialismo en un solo país".

Es muy posible que los participantes del debate creyeran en sus propias frases; sin embargo, a pesar de sus diferencias teóricas, siempre que actuaron ante una situación real actuaron de igual manera: Para adaptarse a sus propias necesidades, naturalmente expresaron cosas idénticas en términos diferentes. Si Trotsky se precipita al frente - a todos los frentes a decir verdad - simplemente defiende la patria. Pero Stalin "es atraído por el frente, porque aquí por primera vez podría trabajar con el más acabado de todos los aparatos administrativos, el aparato militar" por el cual, a propósito, Trotsky se arroga todo el crédito. Si Trotsky pide por disciplina, muestra su "mano de hierro"; si Stalin hace lo mismo, procede con "mano dura".

Si la sangrienta supresión de la rebelión de Kronstadt por Trotsky fue una "necesidad trágica" la supresión del movimiento independentista georgiano por Stalin fue hecha en la manera de un "rusificador gran-ruso, ignorando completamente los derechos de su propio pueblo como nación". Y vice versa: las sugerencias hechas por Trotsky son llamadas falsas y contrarrevolucionarias por los secuaces de Stalin; pero cuando se llevan a cabo con los auspicios de Stalin se convierten en una prueba adicional de la sabiduría del gran líder.

Para comprender al Bolchevismo, y en un sentido menor el Stalinismo, no es suficiente con seguir las superficiales y a menudo tontas controversias entre Stalinistas y Trotskistas. Después de todo, la Revolución Rusa abarca más que sólo al Partido Bolchevique. Ni siquiera fue iniciada por grupos políticos organizados sino por las reacciones espontáneas de las masas ante la quiebra de un ya precario sistema económico en el alba de una derrota militar. Los levantamientos de Febrero "empezaron" con los disturbios por hambre en lugares de mercado, las huelgas de protesta en las fábricas, y la declaración espontánea de solidaridad con los manifestantes por parte de los soldados. Pero todos los movimientos espontáneos de la historia moderna han sido acompañados por fuerzas organizadas. Tan pronto como el colapso del Zarismo fue inminente, las organizaciones pasaron a primer plano con directivas y objetivos políticos definidos.

Si antes de la Revolución Lenin había hecho hincapié en la organización en vez de la espontaneidad, era debido a las retrasadas condiciones rusas, que daba a los movimientos espontáneos un carácter atrasado. Incluso los grupos políticamente avanzados solamente ofrecían programas limitados. Los obreros industriales deseaban reformas capitalistas similares a las que disfrutaban los obreros de países capitalistas más avanzados. La pequeñaburguesía e importantes capas de la clase capitalista querían una democracia burguesa Occidental. Los campesinos deseaban tierra en una agricultura capitalista. Aunque progresivas para la Rusia zarista, estas demandas eran la esencia de la revolución burguesa.

El nuevo gobierno liberalista de Febrero intentó continuar la guerra. Pero fueron las condiciones mismas de la guerra contra las que las masas se estaban rebelando. Todas las reformas prometidas dentro del escenario ruso de esos días y dentro de las existentes relaciones de poder imperialistas fueron condenadas a permanecer como frases vacías; no había ninguna manera de dirigir al movimiento espontáneo por los cauces deseados por el gobierno. En nuevos levantamientos los Bolcheviques llegaron al poder no por vía de una segunda revolución sino por un cambio forzoso de gobierno. Esta toma del poder fue fácil debido a la falta de interés que las masas en movimiento mostraban por el gobierno existente. El golpe de estado de Octubre, como dijo Lenin, "fue más fácil que levantar una pluma." La victoria final fue "conseguida prácticamente por inercia.... Ningún regimiento se alzó para defender a la democracia rusa.... La lucha por el poder supremo sobre un imperio que comprendía un sexto del globo terráqueo fue decidida entre fuerzas asombrosamente pequeñas en ambos lados tanto en las provincias como en los dos eslabones principales."

Los Bolcheviques no trataron de restaurar las viejas condiciones para reformarlas, sino que se declararon a favor de los resultados concretos de los movimientos espontáneos conceptualmente atrasados: el fin de la guerra, el control obrero de la industria, la expropiación de las clases gobernantes y la división de la tierra. Y de esta manera permanecieron en el poder.

Las demandas pre-revolucionarias de las masas rusas habían sido atrasadas por dos razones: ya habían sido realizadas hace mucho tiempo en las principales naciones capitalistas, y ya no podían ser llevadas a cabo en vista de las condiciones mundiales existentes. En un momento en que el proceso de concentración y centralización del capitalismo mundial había provocado la declinación en casi todas partes de la democracia burguesa, ya no era posible darle un nuevo inicio en Rusia. Si la democracia liberal era imposible, también lo eran todas las reformas en las relaciones capital-trabajo generalmente relacionadas con la legislación social y el sindicalismo. La agricultura capitalista, también, había ido más allá del quiebre de estados y producción feudales para un mercado capitalista a la industrialización de la agricultura y su consiguiente incorporación en el proceso de concentración del capital.

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