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El desorden de la revuelta

Entonces informalidad en las relaciones, informalidad en la participación en las luchas, informalidad, en su acepción de indeterminación, en la acción insurreccionalista y en el mismo momento insurreccional.

También el actuar proyectual no reniega de la informalidad, más bien se da a partir de ella y en ella se resuelve.

La organización misma es totalmente otra cosa que una estructura: es más bien un lugar de socialización y de sintonía de las luchas y de las tensiones, no de unificación de las mismas.

De igual manera las luchas emergentes del social, los actos de revuelta individual o colectiva, lejos de ser instrumentalizados por fines de cualquier revolución que descansa en las mentes de los organizadores sociales, tienen relevancia en sí ya que compenetran las tensiones que empujan a la insurrección generalizada.

Como ya vimos, la perspectiva anárquica insurreccional e informal pone en primer plano a la insurrección generalizada, no pretende, más bien lo niega decididamente, tener roles constructivos.

El momento predominante de la perspectiva es la autodeterminación por la autodeterminación, entonces esencialmente destructivo-negativo.

Pero no creo exista alguna posibilidad, por el individuo, aun siendo anarquista insurreccionalista, de destruir el poder que lo oprime.

Esta posibilidad se abre sólo mediante la sintonización con cuanto emerge de destructivo y de negativo de lo social mismo, no para instrumentalizarlo cada cual por sus fines, dañando a los fines de los demás, sino para acuñarse y extender las contradicciones, el desorden, la revuelta.

Cuanto más esos actos se manifiestan descompuestos y desordenados, sin ningún centro, más bien haciendo referencia a miles de centros, cada uno autodeterminado, entonces mucho más serán irreductibles a una formalización e irrecuperables por parte de los obstaculizadores del desorden social.

El poder, en realidad, aun en el aparente desorden que crea, puede afirmarse y perpetuarse solo en una cualquier forma de orden. Los revolucionarios, también los anarquistas, que quieren cubrir el papel de construir el futuro, y no solo de destruir el presente, han inevitablemente recompuesto el orden social ahogando así al desorden de la insurrección generalizada, entregando de tal manera el cuerpo social entero en las manos de los nuevos poderes que, en aquel orden recompuesto han encontrado la ocasión donde lanzar nuevas formas de explotación y de opresión.

Es por eso que nosotros reivindicamos y actuamos en función de la revuelta descompuesta, difundida por todos lados, sin cabeza ni cola: mejor dicho somos por el desorden social perenne, condición indispensable para crear la imposibilidad de que se manifieste el poder centralizado.

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Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques

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