Alfredo Bonanno
Una crítica de los métodos sindicalistas

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Más allá de la estructura de síntesis

En lugar de una organización anarquista de síntesis, nosotros proponemos una organización anarquista informal, basada en la lucha y el análisis que surge de ella.

Anarquistas de todas las tendencias rechazan el modelo de la organización jerárquica y autoritaria. Rechazan los partidos, estructuras verticales que imponen directivas desde arriba de un modo más o menos obvio. Situando la revolución liberadora como la única solución posible, los anarquistas consideran que los medios usados para llevar a cabo esta transformación condicionarán los fines que se logren. Y las organizaciones autoritarias no son, ciertamente, instrumentos que conduzcan a la liberación.

Al mismo tiempo, no basta con estar de acuerdo con esto sólo en la letra. Es necesario también ponerlo en práctica. En nuestra opinión, una estructura anarquista tal como una estructura de síntesis presenta no pocos peligros. Cuando este tipo de organización se desarrolla hasta la plenitud de su fuerza, como lo hizo en España en el 36, comienza a parecerse a un partido. La síntesis se convierte en control. Ciertamente, en períodos de calma esto es escasamente visible, de modo que lo que estamos diciendo ahora podría parecer como una blasfemia.

Este tipo de estructura está basada en grupos o individuos que están en más o menos contacto constante entre sí, y tiene su momento culminante en congresos periódicos. En estos congresos se discute el análisis básico, se delinea un programa y se dividen las tareas que cubren todo el espectro de la intervención social. Es una organización de síntesis porque se pone a sí misma como punto de referencia capaz de sintetizar las luchas que tienen lugar dentro del enfrentamiento de clases. Diversos grupos intervienen en las luchas, dan su contribución, pero no pierden de vista la orientación teórica y práctica que la organización como un todo decidió durante el congreso.

Ahora bien, en nuestra opinión una organización estructurada de este modo corre el riesgo de estar por detrás a respecto del nivel efectivo de la lucha, mientras que su principal objetivo es el de llevar la lucha al interior de su proyecto de síntesis, no impulsarla hacia su realización insurreccional. Uno de sus principales objetivos es el crecimiento cuantitativo en el número de miembros. Tiende, por lo tanto, a reducir la lucha al mínimo común denominador, proponiendo cautela con el objetivo de poner freno a cualquier despegue, o a cualquier elección de objetivos que sean demasiado expuestos o arriesgados.

Por supuesto, esto no significa que todos los grupos que pertenezcan a la organización de síntesis actúen automáticamente de este modo: frecuentemente los camaradas son lo suficientemente autónomos como para elegir las propuestas y los objetivos más eficaces en una situación de lucha dada. Es un mecanismo intrínseco a la organización de síntesis, sin embargo, el que la lleva a tomar decisiones que no son adecuadas a la situación, puesto que el principal objetivo de la organización es crecer para desarrollarse como un frente de lucha tan amplio como sea posible. Tiende a no tomar una posición clara y neta en los problemas, sino que halla el modo, el camino político que desagrade al menor número y sea digerible para la mayoría.

Las reacciones que recibimos cuando hacemos críticas como ésta están, a menudo, dictadas por el miedo y el prejuicio. El miedo principal es a lo desconocido, lo que nos impulsa hacia el esquema y el formalismo organizativos entre camaradas. Esto nos salvaguarda de una búsqueda que implica el riesgo de encontrarnos involucrados en experiencias desconocidas. Esto es bastante evidente cuando vemos la gran necesidad que ciertos camaradas tienen de una organización formal que obedezca a los requisitos de la constancia, la estabilidad y el trabajo programado por adelantado. En realidad, estos elementos sirven a nuestra necesidad de certeza y no a la necesidad revolucionaria.

Por el contrario, nosotros pensamos que la organización informal puede proporcionar puntos de partida válidos para salir de esta incertidumbre. Este tipo diferente de organización nos parece capaz de desarrollar -al contrario que una organización de síntesis- relaciones más concretas y productivas, en tanto están basadas en la afinidad y el conocimiento recíproco. Es más, el momento en el que alcanza su verdadero potencial es cuando participa en situaciones concretas de lucha, no cuando esboza plataformas teóricas o prácticas, estatutos o normas asociativas.

Una organización estructurada de modo informal no se construye sobre la base de un programa fijado en un congreso. El proyecto es realizado por los camaradas mismos, en el curso de la lucha y durante el desarrollo de la lucha misma. Esta organización no tiene ningún instrumento privilegiado de elaboración teórica y práctica, ni tiene problemas de síntesis. Su proyecto básico es el de intervenir en una lucha con un objetivo insurreccional.

A pesar de cuán grandes puedan ser las grandes limitaciones de los camaradas implicados en el tipo informal de organización anarquista, y cuantos defectos pueda tener ésta última, el método nos parece válido aún así, y consideramos que merece la pena una exploración teórica y práctica de ello.

g.c.

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