A. Introducción
Todos los hijos de Dios hemos sido llamados a predicar, si
bien es cierto que no siempre será desde un púlpito, si podremos hacerlo a
nuestros familiares y amigos. Entiendo que hay quienes no poseen el don, o la
habilidad para hacerlo bajo un procedimiento sistemático, sin embargo el
aprender las técnicas básicas para preparar y presentar una predicación, es
saludable no solo para predicar en un momento dado, sino para entender aun mejor
las predicas que escuchamos.
El mejor predicador, y nuestro mayor ejemplo es Jesucristo, quien siempre
utilizó un lenguaje claro y mesurado, sus enseñanzas fueron concisas y con un
objetivo, el no utilizó micrófono ni herramientas modernas y su ejemplo continúa
tan valido hoy como en los tiempos aquellos.
El apóstol Pablo dijo: “Seguid el amor; y procurad los dones espirituales,
pero sobre todo que profeticéis. Porque el que habla en lenguas no habla a los
hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla
misterios. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación,
exhortación y consolación.”
(1 Corintios 14:1-3)
Las Sagradas Escrituras nos animan a Profetizar, cuyo sentido en el Nuevo
Testamento es de Predicar. Nótese que en el pasaje anterior deja claro el
objetivo que debemos perseguir en una predica: Edificar, Exhortar y Consolar.
B. Como Iniciar.
La primera parte de una Predicación, es determinar “Que es lo que quiero
transmitir”. Es necesario definir la parte medular del mensaje. Supongamos que
queremos hablar de la importancia de dar un buen testimonio, la idea central
sería “El Buen Testimonio”.
A continuación hay una técnica muy sencilla para estructurar una predicación,
esta consiste en 4 partes:
I.- Introducción: Esta es la parte inicial de la predicación, mediante la
cual se llama la atención de los escuchas, puede ser a través de un saludo, o de
una pregunta, o de un relato, la idea es interesar de primera estancia a los
oyentes a continuar escuchando. Siguiendo el mismo ejemplo, la introducción
pondría ser: “Día a día cientos de personas se pierden, entre ellos nuestros
parientes y amigos, siendo una de las causas principales, nuestro mal testimonio
que les hace tropezar, ¿te has puesto a pensar como influye tu testimonio en los
demás?”.
II.- Mensaje: Consiste en resaltar el tema central, apoyándolo con
pasajes de las Sagradas Escrituras, en esta sección es donde se debe convencer
al oyente de la importancia de la idea que estamos transmitiendo. Continuando
con el ejemplo podemos decir que: “La voluntad de Dios es que nuestro
comportamiento sea digno de un hijo suyo, buscando siempre agradarle ocupados en
buenas obras, haciendo el bien a los demás y cuidar nuestro propio crecimiento”
esta idea se puede apoyar en Colosense 1:10 “para que andéis como es digno
del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo
en el conocimiento de Dios”.
III.- Aplicación: Algunos predicadores, omiten esta parte, en la que se
expone la aplicación práctica para la vida de la idea central del mensaje, en
este mismo caso puede ser: “Agradar a Dios con nuestro hechos, es sinónimo de
una vida sana, que no solo nos resulta en bendición, sino que también es de
bendición para los demás. Es muy posible que tu buen testimonio llame la
atención de tal manera que la gente que te rodea quiera ser igual que tu, lo que
te permite presentarles a Cristo”
IV.- Conclusión: Al igual que en la introducción, en esta última parte
del mensaje se trata de llamar nuevamente la atención buscando se llegue a un
compromiso definitivo, o dejar una profunda reflexión que conduzca a tomar
decisiones importantes ante Dios. En nuestro ejemplo bien podría ser: “Si en
realidad amas a Dios, debes agradarle, y ver por los perdidos de tu derredor a
quienes puedes atraer a Cristo con un buen testimonio, ¿Qué lo impide?,
compromete con Dios hoy mismo” Es posible concluir con un pasaje Bíblico, en
este caso puede ser Romanos 6:12-13 “No reine, pues, el pecado en vuestro
cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni tampoco
presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino
presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros
miembros a Dios como instrumentos de justicia”.
C. Como Hacerlo.
Son características deseables que el Predicador cuente con las siguientes
conocimientos y habilidades, los que de carecerse se pueden obtener mediante el
estudio o el ejercicio.
1.- Que sepa leer: Esto significa que lo haga fuerte y claro, respetando los
signos de puntuación, haciendo el énfasis correcto.
2.- Que conozca la Biblia: Esto significa que sea estudioso de ella.
3.- Que tenga buen léxico: Debe saber el significado de las palabras que usa
para expresarse y aplicarlas de manera correcta.
4.- Que le guste leer: No solo la Biblia (lo que es indispensable) sino otro
tipo de literatura sana, en la que pueda aprender vocabulario y formas de
expresión. Los libros cristianos son buenas herramientas.
Los profesionales de la Predicación Bíblica, se apoyan en tres materias, estas
son:
Exégesis: Es la ciencia de estudio para buscar e interpretar los pasajes
bíblicos adecuados al mensaje que vamos a exponer
Hermenéutica: Es la ciencia para interpretar correctamente la Escritura,
considerando los pasajes paralelos, el contexto social, histórico y geográfico,
etc.
Homilética: Es la técnica de exposición y expresión que tienen que ver con la
imagen y actitud del predicador.
Como predicadores laicos no vamos a profundizar en estas técnicas, sin embargo
de manera autodidacta es recomendable adquieran libros para aprender y dominar
esas técnicas que son de mucha ayuda para presentar una mejor predicación.
D. Aspectos Importantes.
Las tres técnicas mencionadas, contemplan entre otros aspectos los siguientes
dignos de enfatizar:
1.- Duración del mensaje: Está probado que la audiencia de jóvenes y adultos
prestan la mayor atención en los primeros 15 minutos de una exposición. Cuando
el predicador es bueno, logra con dificultad atención completa por 30 minutos,
tiempos mayores que este son muy difíciles, habrá entre la audiencia quienes
estén atentos hasta una hora, pero pensar que esto es en la generalidad es un
error. Se recomienda que el mensaje no rebase los 20 minutos y máximo 30.
2.- Citas Bíblicas: Utilizar las menos posibles. Cuidando que realmente se
ajusten al tema que se está predicando.
3.- Redundancia: Evitar ser repetitivo en la exposición del mensaje
4.- Énfasis: Es necesario dar énfasis adecuado a las palabras, el tono de voz
para resaltar aspectos importantes. Hay quienes predican gritando, es una
técnica válida, sin embargo no es indispensable. La congregación aprecia un buen
tono de voz. Evitar predicaciones planas, es decir a un mismo tono sin énfasis
alguno, pues difícilmente impactan a los oyentes.
5.- Preparar bosquejo: NO LEER EL MENSAJE. Muy importante es este aspecto, error
en el que a menudo caen los Predicadores Laicos, peor aun cuando se lee mal. El
bosquejo consiste en una serie de palabras que sirven de guía para recordar los
aspectos relevantes a incluir en la predica.
6.- Practicar la predicación: Esto es muy útil, practicar a solas, con un
interlocutor o mentalmente apoyado del bosquejo. Tomar tiempo para exponer el
mensaje de forma fluida, clara y concisa cumpliendo el objetivo del mismo
7.- No disculparse: Algunos predicadores cometen el error de comenzar
disculpándose con la congregación por no ser profesionales, o por cualquier otra
causa. Esto es un craso error, puesto que el mensaje que le envían a la
audiencia es “no sirvo para esto”, “el mensaje que voy a predicar es malo”;
evite a toda costa hacer algo así, y no espere que la audiencia lo comprenda. En
realidad cuando se predica desde el púlpito, estamos sirviendo a Dios, y si
usted no se siente preparado, mejor es que no lo haga, prepárese bien y dé lo
mejor al Maestro.
8.- No imite a otros predicadores: Siempre habrá mejores predicadores que uno
mismo, evite el imitar a otro. Es válido estudiar sus estilos y adoptar algunas
técnicas, sin embargo es más valioso y útil ser uno mismo. Podemos sin lugar a
dudas aprender de otros predicadores, pero busque siempre su propio estilo.
9.- Observe a la audiencia: Debe ser capaz de mirarlos a todos, evite fijar su
vista en alguien o ser reiterativo con su mirada sobre un solo grupo. Aprenda a
“mirar sin ver”, y observar las actitudes de la audiencia, detectar si están
cansados o aburridos, para lo cual debe manejar su voz y ademanes, y saber en
que momento les pide que participen leyendo algún pasaje.
10.- Usar lenguaje claro y apropiado a las edades y cultura de la audiencia: El
dominio de su propio lenguaje es importante, y la valoración de las edades
promedio y nivel cultural de la audiencia. Esto obliga al predicador a usar un
lenguaje sencillo y claro. Es importante ser preciso en la exposición de sus
ideas y no utilizar vocablos que no le son comunes, por ejemplo: “es menester de
mutuo propio, hagamos sinergia entre las diferentes asambleas cristianas,
alimentando nuestra coinonía en aras de un mejor desarrollo espiritual”, ¿Qué
dijo este predicador?, que es necesario que compartamos nuestras habilidades
entre las diferentes iglesias y así alimentemos nuestra convivencia a fin de
mejorar espiritualmente.
11.- Evitar clisés: Este es un recurso muy gastado, los clisés son frases o
palabras repetidas para llenar huecos o buscar reacciones también repetidas, por
ejemplo el clásico “¿amén hermanos?, ¿Cuántos están alegres esta tarde?,
¿cuántos aman a Dios?, ¡Aleluya!”, las frases y palabras no son malas en si, el
problema es el abuso repetido en una misma exposición, lo que tergiversa el
propósito del mensaje.
12.- Apariencia: Es muy importante vestir bien, esto no significa lujosamente
sino mas bien, limpio y en orden, cuidar el aseo del calzado, el acomodo
correcto de la camisa, el zipper del pantalón bien cerrado, limpieza corporal,
combinar de forma correcta los colores de la ropa, a efecto la audiencia aprecie
nuestro respeto por ellos mismos, por la posición que en ese momento ocupamos
(en el púlpito) y sobretodo respeto por Dios.
13.- No usar el pupito de palestra: Evite utilizar su predicación para
defenderse a si mismo de alguna agresión, ni para agredir a alguna persona, y
tampoco lo utilice para justificarse por tal o cual acción o actitud, sea propia
o de otra persona. El pulpito es para predicar la Palabra de Dios con miras a
Edificar, Exhortar y Consolar
14.- Acepte la crítica: Pida a personas de su entera confianza le critiquen para
que detecte errores y vicios, tanto de dicción como de actitud. A veces tendemos
a repetir mucho una frase o palabra mientras hablamos o narramos algo como el
“digo, digo, digo, o sea, o sea , o sea, a según, a según, a según” o sin darnos
cuenta nos tocamos la nariz, la oreja (limpiándola), pasamos la mano por el
cabello, la frente, o estamos golpeteando el púlpito mientras hablamos, estos
son solo ejemplos, hay muchos más. Pregunte a esa persona si se entendió el
mensaje, pida sugerencias, sea abierto a esto. Una buena opción es grabarse o
video grabarse para auto criticarse.
No olvide que cuando predica, usted apela a la INTELIGENCIA, EMOCIONES Y
SENTIMIENTO de la audiencia.
E. Herramientas Útiles.
1.- La Biblia: Que es la Palabra de Dios, “La leche espiritual no adulterada”,
base de nuestra fe y doctrina.
2.- Concordancia: Útil para hallar con rapidez en la Biblia versos y pasajes
acordes con la idea que pretendemos exponer.
3.- Comentarios Bíblicos: Son una serie de estudios temáticos sobre eventos
bíblicos.
4.- Biblia de Estudio: Generalmente este tipo de ediciones contempla la Biblia,
la Concordancia y algunos Comentarios.
5.- Diccionario Bíblico: Útil para entender y explicar algunas palabras no
usuales en nuestro tiempo como dracmas, alfolí, etc. O entender situaciones
propias de la época.
6.- Diccionario Académico: Para entender y explicar de ser necesario vocablos de
nuestra lengua que deseemos emplear.
F. Características
deseables en el Predicador.
Tomás Hawkings, escritor cristiano de “Homilética Practica”
sugiere 7 características importantes que deben predominar en la vida íntima de
cada predicador, partiendo del principio que dice “Lo que el predicador ES,
habla más fuerte que LO QUE DICE”.
1.- Verdadera aceptación de Cristo como Salvador: Uno debe examinarse con la
ayuda de Dios para estar seguro si aceptó de todo corazón y con fe a Jesucristo
con Señor y Salvador personal, o si tan solo lo aceptó como una verdad que Jesús
es el Salvador.
2.- Consagración: Entendamos que es la consagración, es llevar una vida que sea
dirigida por Dios, donde todas y cada una de nuestras actitudes y acciones estén
validadas con la Palabra de Dios, esto significa que todo lo que hagamos sea
hecho en el nombre de Dios y para Dios. Para lograrlo, es indispensable conocer
la Biblia y esto implica estar alimentados de la Santa Palabra, ya que de esa
forma podemos validar nuestras acciones. (2 Timoteo 3:16-17 “Toda la Escritura
es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para reargüir, para corregir, para
instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra”, la consagración a Cristo debe ser día a día, o
sea que cada mañana al despertar, lo primero que debemos hacer es clamar a Dios
y consagrarnos a Él (Salmo 5:3: “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; De mañana me
presentaré delante de ti, y esperaré”), nadie puede vivir una vida de
consagración por sus propias fuerzas, esto debe ser en la fortaleza de Dios, y
durante el día, es necesario orar y ratificar nuestra consagración a Dios, y
antes de dormir por la noche, debemos consagrar nuestra vida al Señor. En
resumen podemos decir que: La consagración a Cristo, es un acto íntimo y
absolutamente personal, que se refleja con la vida misma.
3.- Buena voluntad: Debe ser y mostrarse amigable con todos, aun con aquellos a
quienes no les agrade, y no sentirse superior a nadie.
4.- Consideración: Debe desarrollar un sentimiento de actitud o delicadeza y
cortesía para los demás en todo momento, evitar palabras o modales bruscos que
neutralizan todo lo dicho por él en la predicación.
5.- Compasión: Procure comprender a cada oyente; sus puntos débiles y fuertes,
sus pruebas, sus tentaciones, sus sufrimientos, sus limitaciones, sus anhelos,
sus capacidades. Y como consecuencia de esta comprensión, debe tratarles con
bondad, con amor, con suavidad, mostrando de esta manera el espíritu de Cristo
mismo.
6.- Sabiduría: En la Biblia esta palabra significa “saber como obrar
acertadamente, bajo todas las circunstancias y en toda situación que nos
enfrente”, el predicador tiene que saber hablar con sabiduría. Pero también
tiene que saber actuar con sabiduría frente a cualquier situación inesperada que
se le presente mientras esté hablando.
7.- Dominio de sí mismo: Necesita esto para vencer el temor que es más o menos
natural al presentarse para hablar en público. Luego se necesita para dominar
cualquier falla especial que uno tenga, como por ejemplo, el tartamudear. Además
se precisa para dominar la voz al hablar de tal manera que todos comprendan cada
palabra, y que las palabras expresen sus sentimientos. Y de tal manera especial
se necesita frente a situaciones desconcertantes que inesperadamente se le
presenten.
G. Manos a la obra.
a.- Elige el tema: Pide a Dios sabiduría y sea Él quien te indique lo que debes
predicar.
b.- Busca los versículos adecuados
c.- Desarrolla la idea distribuyéndolo en los apartados ya mencionados:
Introducción, Mensaje, Aplicación y Conclusión.
d.- Presenta tu exposición a ti mismo, a un interlocutor, a la Iglesia.
Gustavo Mata Flores
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