La pax porfiriana en el Istmo de Tehuantepec

Emanuel Gómez/LA HORA

Jueves, 30 de Agosto del 2001.- Todo parece regresar a la normalidad en el istmo, luego de los bloqueos carreteros a que se vieron orillados los zoques de Santa María Chimalapa a principios de agosto.

Y es que el diez de agosto en Tehuantepec se acordó que las autoridades agrarias de Oaxaca, el delegado especial de gobierno para los Chimalapas, las autoridades comunales de Santa María, autoridades y habitantes de la colonia Cuauhtémoc, caminarán juntos la brecha para terminar con el deslinde físico de la resolución presidencial de este municipio zoque. A ver si ahora sí.

El movimiento recién agotado de los comuneros de Santa María Chimalapa logró despertar nuevamente el interés de la opinión pública, las autoridades de gobierno y los mismos comuneros chimas en el proceso de resolución agraria y recuperación de áreas ecológicamente desgastadas por ganadería extensiva y tala clandestina. Hasta el Comité Nacional en Defensa de los Chimalapas volvió a participar como mediador de paz, siendo que estaba desactivado desde hace más de un año.

El diálogo con la comisionada para "asuntos indígenas", Xóchitl Gálvez, no fue más cercano que llamadas telefónicas en las que la funcionaria no se comprometió a asistir al bloqueo e incluso les exigió que liberaran "a los secuestrados". Una novatada más del foxismo, descalificando sin ir al lugar de los hechos.

El gobierno federal señala que el de la colonia Cuauhtémoc y los Chimalapas es un problema estatal y justifica su falta de intervención. El gobierno de Oaxaca tampoco resuelve los problemas y responsabiliza al gobierno federal. Nadie se quiere aventar el paquete, mientras tanto, el problema agrario se complica.

Paralelamente, en los congresos estatales se aprueban de manera apresurada las reformas constitucionales en materia de derechos indígenas, resultando una ley contraria a los principios de la iniciativa de la COCOPA, negando derechos colectivos como autonomía territorial, acceso colectivo a los recursos naturales y acceso a los medios de comunicación.

Un breve repaso de lo ocurrido últimamente nos puede ayudar a comprender mejor el proceso actual de los Chimalapas. Las dos zonas más conflictivas de los Chimalapas son la zona oriente, con más de 160 000 hectáreas en conflicto fronterizo con Chiapas, y con la colonia Cuauhtémoc, estando en disputa 13 000 hectáreas.

Los Chimalapas

Siendo los dos municipios más grandes del estado de Oaxaca, con casi 600 000 hectáreas en total, cada región de los Chimalapas tiene su propia problemática agraria, ecológica y social, por lo que a veces estallan conflictos en una comunidad, a veces en otra y en raras ocasiones se coordinan acciones en varias comunidades o en los dos municipios.

La prioridad de los zoques chimalapas es resolver sus problemas agrarios para empezar proyectos alternativos de desarrollo sustentable, en la figura que llaman Reserva Ecológica Campesina o Comunal, mientras que las prioridades de la Procuraduría Agraria parecen legitimar un sistema de control comunitario y la resolución de conflictos agrarios "sin politizar". Es decir, sin considerar los intereses en las zonas de conflicto por terratenientes dedicados a ganadería, tala clandestina, narcotráfico o una mezcla de estas tres actividades que amenazan la paz social y la ecología en los Chimalapas.

Por su parte, los gobiernos de Oaxaca y Chiapas, con su "llamado del sur" a rechazar la ley indígena recién aprobada, parecen más interesados en debatir con la presidencia imperial que en atender los derechos indígenas de los habitantes de sus estados, resolviendo sus problemas.

Los gobernadores de Oaxaca y Chiapas, José Murat y Pablo Salazar Mendiguchía, se autoelogian como defensores de los derechos indígenas. Vicente Fox también, pero en los hechos, los problemas agrarios, económicos, políticos y ecológicos que aquejan a los pueblos indígenas siguen sin resolverse.

Sirva el caso de los Chimalapas para sacar a la luz parte de estas contradicciones e injusticias.

Conflicto de Santa María con la colonia Cuauhtémoc

En febrero del 2001, las autoridades agrarias y comunales de Santa María, avalados por asamblea general, redactaron un documento donde se informa puntualmente la situación agraria del municipio, los amparos que los propietarios de Chiapas han presentado contra la resolución presidencial de los chimas, y demás información.

En esta carta al presidente Vicente Fox, entregada también a los gobernadores de Oaxaca y Chiapas, se concluye acusando el desgaste de más de 10 años de proceso de conciliación agraria de campesino a campesino, primero, y con la intermediación de la Procuraduría Agraria, después, en los que no se ha logrado la solución definitiva del problema agrario.

Los chimas anuncian que realizarían el deslinde físico de la resolución presidencial que reconoce la propiedad comunal de sus tierras, por lo que en mayo empezaron el trazo de una brecha en la zona de conflicto con la col. Cuauhtémoc.

En dicha carta, cuya copia fue entregada a este reportero, se solicita una reunión urgente con las autoridades estatales y federales correspondientes, en la que se definan estrategias de acción agraria para el presente sexenio. Por supuesto dicha reunión nunca llegó, lo que puso en riesgo el proceso agrario de brecheo.

Para marzo, la marcha zapatista rumbo al DF centró la atención de los medios de comunicación en este acontecimiento, cuyo objetivo fue la reivindicación de los derechos indígenas como se establecen en la ley Cocopa. La marcha movilizó a miles de personas en todo el país, lo que se tradujo en una "tregua" en los Chimalapas, reduciéndose las inspecciones de ejército y la policía federal preventiva.

El 9 de julio, los colonos de la Cuauhtémoc, detuvieron a 20 comuneros que estaban brecheando y los trasladaron a la cárcel regional de Matías Romero. Por su parte, los chimas de Santa María no esperaron un minuto más y el día 10 se presentaron masivamente en la cárcel, liberando a sus compañeros. Paralelamente se llevaba a cabo un bloqueo carretero en la transístmica.

De regreso a Santa María, los comuneros encontraron a seis colonos de la Cuauhtémoc, a quienes detuvieron y trasladaron a la cárcel de Santa María.

Pronto estaban nuevamente los mismos argumentos de siempre difundidos en los medios de comunicación para desinformar a la población: "Bloqueo carretero. Indígenas zoques mantienen secuestrados a seis de la Colonia Cuauhtémoc, después de un motín en Matías Romero. El istmo, nuevamente en conflicto y bloqueado."

Por ahora se ha levantado el bloqueo que afectó a miles de personas durante una semana. Como resultado del bloqueo quedó el compromiso de trazar la brecha, ahora sí conjuntamente, de acuerdo a la resolución presidencial de Santa María Chimalapa.

Si se hubiera atendido la carta de los chimas a las autoridades federales y estatales, este conflicto, el bloqueo, la tensión entre oaxaqueños y la parálisis del istmo, se hubieran evitado. Ahora queda ver si se resuelven los viejos problemas que dificultan la paz.

Zona oriente de San Miguel

Pero no sólo el conflicto de con los ganaderos de la Cuauhtémoc está pendiente. En la frontera con Chiapas tampoco hay paz, y los problemas se complican cada día, descubriéndose nuevas violaciones al territorio de los Chimalapas y el saqueo de maderas preciosas.

En octubre del 2000 los comuneros de las congregaciones Benito Juárez y San Antonio, descubrieron que nuevamente en el predio La Hondonada, se poblaba por ganaderos apoyados en el terrateniente que gobernaba ese estado, Roberto Albores Guillén. El día 3, una comisión de los comuneros fue al lugar de los hechos y exigió el desalojo de los propietarios por no respetar bienes comunales de los chimalapas.

Casi termina en enfrentamiento, pues ambos grupos se decían dispuestos a defender el predio. El gobierno chiapaneco abrió nuevamente los expedientes del viejo conflicto agrario y pronto se escuchaba en la radio y se leía en la prensa el viejo discurso de desinformación que ha confundido a la ciudadanía chiapaneca:

"Roba vacas, secuestradores, invasores, agreden a campesinos y los desalojan de sus tierras, violan la soberanía de Chiapas. ¿No ha adivinado quienes son los señalados? Pues los zoquetes de los Chimalapas".

El gobierno federal, a punto de cambiar de poderes del zedillato al foxismo, logró calmar las movilizaciones de los zoques enviando destacamentos policíacos de la Federal Preventiva y el Ejército y proponiendo una "tregua", esperando al nuevo sexenio de Vicente Fox y Pablo Salazar para atender el problema.

Los ganaderos que se asumen como propietarios de La Hondonada, al ver que los chimas regresaban a sus comunidades, volvieron a poblar el predio en conflicto. Dado que las negociaciones para solucionar este caso están estancadas, se prevé que nuevamente estalle un conflicto en La Hondonada, como ha ocurrido desde 1996.

El 22 de diciembre, mientras los medios de comunicación atendían el cambio de poderes, otra vez en la zona de conflicto con Chiapas, por lo que quedò claro que la "tregua" se había terminado. Los Chimalapas detienen tala clandestina en otro predio, con autorización de extraer madera en la zona de conflicto por la delegación de SEMARNAP de Chiapas, desde abril. Se decomisó una grúa y dos motosierras y se pidió a los trabajadores que avisaran a los dueños del predio y la maquinaria que los fueran a recoger a Benito Juárez, a cambio de una multa por el bosque destruido.

Los siguientes días un convoy de tres jeeps de la PFP y tres del Ejército, junto con el Ministerio Público, acudieron a las comunidades de la zona oriente de San Miguel, sin que se presentaran percances.

Para marzo del 2001, el dueño de la grúa se presentó y negoció directamente con los comuneros la multa a la que era acreedor por la tala ilegal.

En esta negociación, las autoridades agrarias y forestales brillaron por su lentitud y ausencia, siendo mayor la participación del Ejército que la de Profepa o la PA. Se vuelve un lugar común que los problemas agrarios se resuelven con "ayuda" del ejército.

Balas e injusticias

Poco tiempo después hubo otro percance. Sucede que el Ejército "visitó" nuevamente la región, y se esperó a la entrada de Benito Juárez sin avisarles si quiera. Como en la región no hay servicio de transporte de pasajeros, los chimas llegan a sus comunidades como pueden, por lo que a veces esperan dos o tres días a que suba un auto que los lleve.

En esta ocasión tres comuneros de Benito Juárez, Jesús Jiménez Jiménez, auxiliar de bienes comunales, Romeo Solano Pérez y Alejandro Miguel Solano, pidieron aventón a la camioneta de la tienda Conasupo, que distribuía mercancía en las comunidades.

Los militares detuvieron la camioneta, revisaron todo y encontraron cartuchos de bala calibre .22. Los comuneros explicaron que ellos sólo habían pedido aventón, por lo que nada sabían. Por su parte, el chofer de la Conasupo aceptó su responsabilidad, pues hacía negocio particular con algunas tiendas rurales en las que distribuía balas.

Así es, la Conasupo distribuyendo balas en los Chimalapas. Hay que entender que para los pueblos de montaña las balas y las escopetas, más que armas para velar por la seguridad personal son herramientas de trabajo para cazar y de esta manera complementar la alimentación familiar, precaria en esta zona.

Sin embargo, los militares acusaron que eran "armas exclusivas para uso del ejército", por lo que detuvieron no sólo al chofer de la Consaupo, sino a los tres comuneros que por mala suerte iban en la camioneta.

Por lo delicado del asunto, y dado que los comuneros chimas no tenían vela en el entierro, y con los pueblos indígenas a la expectativa por la ley indígena que se discutía en el Congreso de la Unión, las autoridades federales se ahorraron un escándalo y liberaron a los detenidos, sin que por esto se iniciara una investigación.

Otra vez la burra al trigo

Mientras en Santa María se trazaba la brecha, en esta comunidad de San Miguel se detuvo nuevamente la tala clandestina en otro predio de la frontera con Chiapas, quedando decomisadas una camioneta y un camión trozero.

A cambio de la entrega de los vehículos, los chimas exigen todavía el pago de los daños en terrenos comunales, por lo que se pidieron $100 000. 00 por los árboles saqueados y los bosques fragmentados. Ahí siguen los vehículos, sin que nadie les de uso ni los reclame.

En todo este movimiento campesino por la tierra, el territorio y los bosques de los Chimalapas, las propuestas de la Procuraduría Agraria dejan mucho que desear, estando el proceso agrario en conflicto permanente y los conflictos archivados en las oficinas gubernamentales.

El reclamo actual en varias comunidades de San Miguel es en rechazo a regirse por el estatuto comunal que se aprobó en junio del 2000 sin que pasara por el sistema de asambleas mediante los cuales los comuneros participan en la toma de decisiones, por lo que se le considera una imposición.

En el estatuto no se menciona la reserva de la biósfera que pretende imponer el gobierno, ni el conflicto agrario con Chiapas, tampoco se permite el aprovechamiento de los recursos naturales por los comuneros, ni la libre organización, por lo que resulta perjudicial y violenta la autonomía indígena, garantizada por la ley indígena de Oaxaca, el Convenio 169 de la OIT y los usos y costumbres de los zoques.

Así están las cosas en los Chimalapas: Más de cuarenta años de conflicto territorial con Chiapas, enredos agrarios, 28 ejidos chiapanecos en tierras de Oaxaca, predios privados en tierras comunales, ganaderos, especulación de tierras, tala clandestina, narcotráfico.

Un vacío de autoridad estatal y federal hace ruido en los Chimalapas, que tratan de resolver sus problemas de manera directa, por lo que son acusados de violar la ley.

Los municipios vecinos también sufren las consecuencias, cada vez que los chimas se movilizan, decomisando maquinaria y herramientas, o deteniendo gente. La paz en el istmo pende de un hilo, su gente y sus recursos naturales, son los más afectados.

Mientras tanto, en le istmo se promueve la instalación de maquiladoras, la inversión extranjera y la privatización de tierras, caminos, ferrocarriles, puertos aéreos y marítimos. Parece que regresamos a tiempos de don Porfirio: modernización del istmo sin paz social.

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