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39. La Moneda está abierta a todos los trabajadores. (*)
"Experimenté una desagradable sorpresa al enterarme que las comisiones políticas de los partidos Socialista y Comunista habían hecho pública una declaración conjunta en la que se me critica por haber recibido, al mediodía de ayer, en La Moneda, a una delegación de dirigentes sindicales que representaban al sector minoritario de los trabajadores que persisten en mantener un paro parcial en El Teniente. Frente a este hecho sin precedente, considero mi deber puntualizar ante todos los trabajadores del país, lo siguiente:
1�.- Siempre he analizado y discutido las grandes líneas de la acción del Gobierno con los jefes de los partidos de la Unidad Popular. Jamás he dejado de materializar las resoluciones democráticamente adoptadas. Pero, al mismo tiempo, nunca he renunciado ni renunciaré a las prerrogativas y a la autoridad que la responsabilidad del cargo me impone ante el pueblo y el país entero.
2�.- Ha sido y es política del Gobierno y de la Unidad Popular estar abierto al diálogo con la oposición democrática y reprimir sin vacilaciones el fascismo. Nunca hemos confundido ambos niveles. Con mayor motivo, debe aplicarse este principio a los trabajadores de oposición. Guerra al fascismo, discusión y diálogo con los trabajadores de oposición. Esa ha sido siempre nuestra definición y a ella adecúo mi comportamiento como Presidente de la República.
3�.- Hemos dicho mil veces, partidos y Gobierno, que la reacción quiere enfrentar a trabajadores con trabajadores. El paro de "El Teniente" fue provocado artificialmente por intereses políticos. La mayoría de los trabajadores de este mineral lo rechazó, respaldando la fórmula acordada con el Gobierno. Ayer, la reacción y el fascismo quisieron escudarse detrás de trabajadores en paro. El Gobierno no quiso facilitar la maniobra y adoptó frente a cada sector una actitud diferenciada. A las acciones fascistas las reprimió con los instrumentos que la ley concede contra los desmanes en las calles y ordenó detener a los responsables de dos de sus órganos de expresión -"La Segunda" y Radio "Agricultura"-, por infringir la Ley de Seguridad Interior del Estado.
A los mineros en paro, quise impedir que fueran utilizados como punta de lanza contra los trabajadores de Santiago y recibí, en La Moneda, a sus dirigentes, no para plantearles una fórmula distinta de la propuesta por el Gobierno, sino para aclararles cualquier duda que todavía pudieran tener acerca de la actitud del Ejecutivo y de las graves consecuencias para el país del conflicto. Durante toda la entrevista estuvieron presentes los ministros Luis Figueroa, Sergio Bitar, y el vicepresidente de CODELCO, Jorge Arrate.
El desenlace del paro es ahora de responsabilidad exclusiva de sus protagonistas.
Mientras sea Jefe de Estado La Moneda no se cerrará a ningún trabajador que solicite conversar con el Presidente y que yo estime conveniente hacerlo para el proceso revolucionario, la clase obrera y el país.
4�.- Nunca he dejado de tener presente mi deber de mantener el orden público, pero, como socialista militante, no puedo adoptar las mismas medidas ante obreros y trabajadores de oposición que piden diálogo como ante burgueses y fascistas que practican la subversión. Y, si hay fascistas infiltrados dentro del movimiento obrero, mi deber es aislarlos y no empujar a los trabajadores hacia ellos.
5�.- Considero inconveniente que un sector de la Unidad Popular emita declaraciones públicas sin una previa discusión democrática, en perjuicio de la unidad superior que los intereses del movimiento popular y de Chile nos obliga a cautelar. Siempre estoy dispuesto a reconocer un eventual error en la aplicación del programa y táctica de la Unidad Popular.
He tenido una actitud permanente de compañero con los dirigentes de la Unidad Popular y los trabajadores, consecuente con la fraternidad revolucionaria que mantendré inalterable y tengo derecho a esperar un trato recíproco, así como el respeto a mi calidad de Jefe de Estado".
Notas:
Comunicado en respuesta a los dirigentes del PS y PC tras ser condenado públicamente por haber recibido en La Moneda, el 15 de junio de 1973, a los huelguistas de El Teniente.
