Al principio del aire
página literaria
TALLER DE CARTAGO
naufragios y exorcismos
HISTORIA DE UNA AMISTAD
Cristián
Desde que llegué
(no recuerdo cómo)
al momento que acaba de pasar,
estuve acariciando
el lomo de la Esfinge
durante mucho tiempo
y ella,
al saber que no resuelvo enigmas
de tres a cinco de la tarde,
se ha resignado al oleaje
de mis dedos.
Ví caer sus ojos
desde el ansia asesina
hasta el asombro y, luego,
del asombro y la duda
hasta el fondo
de la placidez.
Me ha ronroneado
su versión de la historia con Edipo
a las puertas de Tebas;
de cómo vió en sus ojos
el futuro de unas cuencas vacías
y un alma desbordada
por la maldad natural de los dioses
y de cómo
lo quiso rescatar de la desgracia
porque le pareció un buen hombre.
Supe cómo se fracturó las alas,
se refugió en las cuevas
y devoró para sobrevivir
las banderas y héroes
perdidos entre el fango,
durante varias eras,
hasta volverse
una gata neurótica y siniestra.
Después me preguntó
por los antiguos dioses, y le he dicho
que ahora son sólo símbolos que usamos
con un poco de pena,
cada vez que les pedimos
- a cambio de unas migas
de crédito - que metan
sus divinas narices
cuando nos da pereza
poner tres versos más en un poema.
He visto suspirar
varias veces a la Esfinge:
compartí con ella unos bocados
de mi soledad de hoy;
estuvimos sentados,
pensativos mirando lejanías,
uno al lado del otro
largo rato.
Hace un momento, al despedirse,
me prometió volver algunas veces
para exponer su lomo a mis caricias
y ver el horizonte
y ronronear historias viejas
al paso de la brisa.
...Yo también le prometí esperarla,
con la lonchera llena de noticias
y alguna soledad qué compartir,
de tres a cinco de la tarde
- el horario en que jamás
resuelvo enigmas -.
® Cristián
Anterior | Siguiente
Principal / Cuento / Ensayo / Biblioteca
Taller de Cartago / La Pluma del Ganso
Comentarios: [email protected]