Al soplo del viento

AL SOPLO DEL VIENTO folletín electrónico de poesía
Año I, No. 6, Septiembre 2000	Publicación mensual Editor: César Guerrero Registro en trámite
Índice: César Guerrero (México) Presenta una selección de poemas breves: Dama de agua. Dama de Arena. A 35 mil metros de altura. Barquitos. Silencio. Ultravioleta. La espiga. Dos visiones. Oficina. Joán Mardel (Oaxaca) Explora las formas del español antiguo a la manera de Diego de San Pedro en las décimas A vna muger de alta gracia que vido y que le trobó en secreto estas coplas quando estábale mirando. Cristián (Tabasco) Aborda el estilo de dos autores del siglo de oro español en los sonetos, "Discurso del aprendiz" y "En que el autor discurre sobre las muy notables semejanzas y varias diferencias entre su historia anónima y otra más conocida", al estilo de don Luis de Góngora el primero y de Miguel de Cervantes el segundo. Ma. Eugenia Rodríguez Gaitán con la habitual elegancia de su estilo, un poema memorioso y el otro más bien amoroso: Sin asideros. El extravío de mi boca. María Ella Gómez Rivero (Yucatán) Poeta peninsular, María Ella presenta Bitácora. Nataly Montiel En un bello soneto, Nataly discurre sobre Del misterio de la ortiga y del conjuro de su espina al más puro estilo barroco. Poemas de César Guerrero DAMA DE AGUA En la ligera superficie de tu piel la luz hace brillar al viento. Con el trazo de tus manos construyes las alas que harán volar tu cuerpo. El prodigio que emana de tus dedos viste los mástiles desnudos de mis sueños. Pluma que despierta el viaje de mis fantasías: Vestida de agua, tu piel es la ribera donde mi sed acaba. DAMA DE ARENA Manantial de movimiento la sierpe sigue la silueta que en su piel dibuja el viento. Cuendo la arena sueña, sueña una concha esperando al mar que alguna vez inundó de azul su lecho. Labios de sal. Viento que arde sobre las dunas de una mujer sin nombre. A 35 MIL METROS DE ALTURA A José Juan Tablada A 35 mil metros de altura las nubes son el mar, la luna es una perla. A 35 mil metros de altura el sol es un estridente compañero de asiento y en la tierra, es casi azul el verde, inicio de un apacible sueño. BARQUITOS Miniaturas blancas, ilusiones sobre azul que se desvanece en blanco y se mezcla, nuevamente, con el cielo. SILENCIO: En tu noche se enciende la llama detrás de los ojos, los velos se apagan bajo la luz de tus soles. Toma el olor y guárdalo bajo montañas y montes; toma el dolor y lávalo en tus pliegues sin nombre. Bajo tu cielo no hay tiempo y las voces sin voz nos responden pero nadie las oye pero nadie te oye. ULTRAVIOLETA Como preludio a la noche por un instante, todos los colores del espectro se rinden a la brillante pureza de uno solo. LA ESPIGA Apreciación de Rufino Tamayo Pedregal de San Ángel, agosto 4 de 2000. En medio de la noche aún brillan dos nubes y al frente de ellas en el centro de esa última mirada azul un corazón de trigo ilumina de paz la plaza húmeda momentos antes de desvanecerse la luz en las tinieblas. DOS VISIONES I A mi izquierda me habla angustiado el poeta. Las palabras le faltan y las canas le sobran. En sus ojos ronda la muerte. II Baila Afrodita. Sus articulaciones mecánicas giran 360°. Sus ojos no saben de amor pero leen el calor mientras caen los denarios en pago de su cuerpo amaestrado. Bajo su piel el silicio ha subyugado la vida. Su baile estremece. OFICINA Cielos de neón helado. Montañas de papel herido y cuevas de acero gris. Horizonte de persianas y nubes de anuncios espectaculares. Jardín de máquina de escribir, arbustos de analfabetas sumadoras, surcos de circulares horas que florecen en su propio tallo para después, sin flor, morir. Poemas de César Guerrero Poema de Joán Mardel DEL MISMO A VNA MUGER DE ALTA GRACIA QUE VIDO Y QUE LE TROBÓ EN SECRETO ESTAS COPLAS QUANDO ESTÁBALE MIRANDO Oyd, mi Dama, la muestra c'os vengo a trobar, ferido d amor, por la gracia vuestra; e non con dubda siniestra creed ques sentir fengido la llama que, con graueza, s'abiua en el coraçon: tenedla por gentileza en pago a vuestra belleza y en seña de mi passión. Oydme con atención mas non me tengays en ojos, que temo la perfetión de vos, culpar, con raçón, mi fe mudada en despojos. Yo os veo con tal amor e quiero con tanta sobra, que más valdrá por dolor sy vos mirays el feruor desta alma quen vos se cobra. Yo biuo del alimento de veros quan soys hermosa, restándome atrevimiento para vencer lo que syento e pretender otra cosa. ¿Con quántas ansyas non diera por verme quanto os miro, Señora, la vida entera, sy en l alma se m incinera, syn suerte tal, un sospiro? Empero, sy en vos huviera quen vuestros ojos me ahllara, que gloria tal me vyniera antes que la meresciera, temo quen vida, muriera. Y desta verdad, os ruego que vos dexeys c'os adore a versos, myentras m entrego a que, merced deste fuego, vuestra beldad me debore. Dexando que yo os aprenda sólo en nocturnas quimeras, evitaré c'os ofenda lo humano quen mí s'encienda en ynfinitas maneras. Podeys pues, deste motiuo, guardar silencio bastante para tenerme catiuo d amaros, quanto asy biuo negado a ser vuestro amante. Poema de Joán Mardel. Poemas de Cristián DISCURSO DEL APRENDIZ Al maestro don Luis de Góngora ¿ A dónde el arte asaz, la asaz pureza de tu verbo sutil, la aura radiosa del romance gentil, la dura pieza del perfecto diamante de tu glosa? ¿A dónde está tu diestra, que en destreza pares tan pocos hubo, dó la hermosa caencia, la siniestra fortaleza que de tu ingenio alzóse poderosa? Eres aún, fantasma yo, certeza; distancia yo, tu ausencia es engañosa; diafandad eres cuanto yo impureza: tu realidad ingente me rebosa y ausente empeño que a tu sombra empieza y polvo soy, donde tu voz se posa. EN QUE EL AUTOR DISCURRE SOBRE LAS MUY NOTABLES SEMEJANZAS Y VARIAS DIFERENCIAS ENTRE SU HISTORIA ANÓNIMA Y OTRA MÁS CONOCIDA. Vana copia de lánguido Quijote sin el plectro ni el genio del manchego, con todo en deuda y casi nada en dote, de buena musa esclavo y mal sosiego. Dueño de ajena pluma, a Venus vote creciendo tintas donde ahogarse luego, ¡Bien haya Dulcinea y mal se agote la noche en versos y el sospiro en ruego! ¡Sucédanse las penas, ya menguado sin ama quien tal ama y, sin batalla, resígnese a morir solo y vencido! Que soy yo aquél remedo enamorado que de recuerdo no alcanzó la talla y, tal cuanto no fue, menos de olvido. Poemas de Cristián Poemas de María Eugenia Rodríguez Gaitán SIN ASIDEROS ¿Cuál es el rumbo del encuentro con la huérfana caricia tan ansiada que veleidosa huye? ¿Cuál es el lugar, aquel del árbol que mira sin querer mi soledad? Algunos le llaman el refugio donde no hay asideros donde las piedras cambian de sitio para que engañosas rompan con las horas. Bajo un sol caleidoscópico se derrite el alma extraviada, bebiendo la sal de sus ojos. EL EXTRAVÍO DE MI BOCA El jugoso vegetal que era antes hoy clama por la lluvia desbordante de tus labios. Y se queda sin el regazo suave y cálido llorando su orfandad. El extravío de mi boca reclama la dulce mitad que se aleja; desde su borde, se escribe un desierto poco a poco, sin remedio. Poemas de Ma. Eugenia Rodríguez Gaitán. Poema de María Ella Gómez Rivero BITÁCORA Fecha 1 Mandaría un mensaje a la deriva como lo hacen los náufragos. Pero pedir auxilio no resuelve nada. Todo está decidido de antemano. Ser navegante y encallar en la arena es historia antigua de mi prontuario. Fecha 2 ¿Por dónde se va mi vida cada vez que mis sueños se incrustan en las estrellas? Poema de María Ella Gómez Rivero Poema de Nataly Montiel DEL MISTERIO DE LA ORTIGA Y DEL CONJURO DE SU ESPINA Con tus frágiles pétalos, ortiga, bañas sombra en mi tierra sin ternura, y, saciadas, me agolpan de fatiga tus caricias trazadas con soltura. El misterio del tiempo, cual espiga, es imán que me roba la cordura y tu aroma enjebado no mitiga este vuelo atrapado en tu hermosura. Son tan vanos recuerdos, los perdidos al final de un suspiro de neblina que, fingiéndose aliento, son hendidos... Y, creyendo ser fábula salina, es la savia conjuros de descuidos más obscuros que el roce de tu espina. Poema de Nataly Montiel Búsquennos por Http://pagina.de/Alsoplodelviento/ Escríbannos a: [email protected]	Al soplo del viento folletín electrónico de poesía No. actual Anteriores Acerca de Línea editorial Al principio del aire página literaria Principal Poesía Cuento Ensayo Taller de Cartago La Pluma del Ganso Vínculos Biblioteca Autores Al final del aliento poesía hispanoamericana Principal Vida Obra Referencia largo aliento Búsquennos por: http://pagina.de/Alsoplodelviento/ Escríbannos a: [email protected]

AL SOPLO DEL VIENTO

folletín electrónico de poesía

Año I, No. 6, Septiembre 2000

Publicación mensual
Editor: César Guerrero

Registro en trámite

Índice:

César Guerrero (México)

Presenta una selección de poemas breves:

Dama de agua. Dama de Arena. A 35 mil metros de altura. Barquitos. Silencio. Ultravioleta. La espiga. Dos visiones. Oficina.

Joán Mardel (Oaxaca)

Explora las formas del español antiguo a la manera de Diego de San Pedro en las décimas

A vna muger de alta gracia que vido y que le trobó en secreto estas coplas quando estábale mirando.

Cristián (Tabasco)

Aborda el estilo de dos autores del siglo de oro español en los sonetos,

"Discurso del aprendiz" y "En que el autor discurre sobre las muy notables semejanzas y varias diferencias entre su historia anónima y otra más conocida",

al estilo de don Luis de Góngora el primero y de Miguel de Cervantes el segundo.

Ma. Eugenia Rodríguez Gaitán

con la habitual elegancia de su estilo, un poema memorioso y el otro más bien amoroso:

Sin asideros. El extravío de mi boca.

María Ella Gómez Rivero (Yucatán)

Poeta peninsular, María Ella presenta

Bitácora.

Nataly Montiel

En un bello soneto, Nataly discurre sobre

Del misterio de la ortiga y del conjuro de su espina

al más puro estilo barroco.

Poemas de César Guerrero

DAMA DE AGUA

En la ligera superficie de tu piel
la luz hace brillar al viento.

Con el trazo de tus manos
construyes las alas
que harán volar tu cuerpo.

El prodigio que emana de tus dedos
viste los mástiles desnudos de mis sueños.

Pluma que despierta el viaje
de mis fantasías:

Vestida de agua,
tu piel
es la ribera donde mi sed acaba.

DAMA DE ARENA

Manantial de movimiento
la sierpe sigue la silueta
que en su piel dibuja el viento.

Cuendo la arena sueña,
sueña una concha esperando al mar
que alguna vez inundó de azul su lecho.

Labios de sal.

Viento que arde sobre las dunas
de una mujer sin nombre.

A 35 MIL METROS DE ALTURA

A José Juan Tablada

A 35 mil metros de altura
las nubes son el mar,
la luna es una perla.
A 35 mil metros de altura
el sol es un estridente compañero de asiento
y en la tierra, es casi azul el verde,
inicio de un apacible sueño.

BARQUITOS

Miniaturas blancas,
ilusiones sobre azul
que se desvanece en blanco
y se mezcla, nuevamente,
con el cielo.

SILENCIO:

En tu noche se enciende la llama
detrás de los ojos,
los velos se apagan
bajo la luz de tus soles.
Toma el olor y guárdalo
bajo montañas y montes;
toma el dolor y lávalo
en tus pliegues sin nombre.
Bajo tu cielo no hay tiempo
y las voces sin voz nos responden
pero nadie las oye
pero nadie te oye.

ULTRAVIOLETA

Como preludio a la noche
por un instante,
todos los colores del espectro
se rinden
a la brillante pureza
de uno solo.

LA ESPIGA

Apreciación de Rufino Tamayo
Pedregal de San Ángel, agosto 4 de 2000.

En medio de la noche
aún brillan dos nubes
y al frente de ellas
en el centro
de esa última mirada azul
un corazón de trigo
ilumina de paz
la plaza húmeda
momentos antes
de desvanecerse la luz
en las tinieblas.

DOS VISIONES

I

A mi izquierda
me habla angustiado el poeta.
Las palabras le faltan
y las canas le sobran.

En sus ojos ronda la muerte.

II

Baila Afrodita.

Sus articulaciones mecánicas giran 360°.
Sus ojos no saben de amor
pero leen el calor mientras caen los denarios
en pago de su cuerpo amaestrado.

Bajo su piel el silicio ha subyugado la vida.

Su baile estremece.

OFICINA

Cielos de neón helado.
Montañas de papel herido
y cuevas de acero gris.
Horizonte de persianas
y nubes de anuncios espectaculares.
Jardín de máquina de escribir,
arbustos de analfabetas sumadoras,
surcos de circulares horas
que florecen en su propio tallo
para después, sin flor, morir.

Poemas de César Guerrero

Poema de Joán Mardel

DEL MISMO
A VNA MUGER DE ALTA GRACIA QUE VIDO
Y QUE LE TROBÓ EN SECRETO ESTAS COPLAS
QUANDO ESTÁBALE MIRANDO

Oyd, mi Dama, la muestra
c'os vengo a trobar, ferido
d amor, por la gracia vuestra;
e non con dubda siniestra
creed ques sentir fengido
la llama que, con graueza,
s'abiua en el coraçon:
tenedla por gentileza
en pago a vuestra belleza
y en seña de mi passión.

Oydme con atención
mas non me tengays en ojos,
que temo la perfetión
de vos, culpar, con raçón,
mi fe mudada en despojos.
Yo os veo con tal amor
e quiero con tanta sobra,
que más valdrá por dolor
sy vos mirays el feruor
desta alma quen vos se cobra.

Yo biuo del alimento
de veros quan soys hermosa,
restándome atrevimiento
para vencer lo que syento
e pretender otra cosa.
¿Con quántas ansyas non diera
por verme quanto os miro,
Señora, la vida entera,
sy en l alma se m incinera,
syn suerte tal, un sospiro?

Empero, sy en vos huviera
quen vuestros ojos me ahllara,
que gloria tal me vyniera
antes que la meresciera,
temo quen vida, muriera.
Y desta verdad, os ruego
que vos dexeys c'os adore
a versos, myentras m entrego
a que, merced deste fuego,
vuestra beldad me debore.

Dexando que yo os aprenda
sólo en nocturnas quimeras,
evitaré c'os ofenda
lo humano quen mí s'encienda
en ynfinitas maneras.
Podeys pues, deste motiuo,
guardar silencio bastante
para tenerme catiuo
d amaros, quanto asy biuo
negado a ser vuestro amante.

Poema de Joán Mardel.

Poemas de Cristián

DISCURSO DEL APRENDIZ

Al maestro don Luis de Góngora

¿ A dónde el arte asaz, la asaz pureza
de tu verbo sutil, la aura radiosa
del romance gentil, la dura pieza
del perfecto diamante de tu glosa?

¿A dónde está tu diestra, que en destreza
pares tan pocos hubo, dó la hermosa
caencia, la siniestra fortaleza
que de tu ingenio alzóse poderosa?

Eres aún, fantasma yo, certeza;
distancia yo, tu ausencia es engañosa;
diafandad eres cuanto yo impureza:

tu realidad ingente me rebosa
y ausente empeño que a tu sombra empieza
y polvo soy, donde tu voz se posa.

EN QUE EL AUTOR DISCURRE SOBRE
LAS MUY NOTABLES SEMEJANZAS Y
VARIAS DIFERENCIAS ENTRE SU HISTORIA
ANÓNIMA Y OTRA MÁS CONOCIDA.

Vana copia de lánguido Quijote
sin el plectro ni el genio del manchego,
con todo en deuda y casi nada en dote,
de buena musa esclavo y mal sosiego.

Dueño de ajena pluma, a Venus vote
creciendo tintas donde ahogarse luego,
¡Bien haya Dulcinea y mal se agote
la noche en versos y el sospiro en ruego!

¡Sucédanse las penas, ya menguado
sin ama quien tal ama y, sin batalla,
resígnese a morir solo y vencido!

Que soy yo aquél remedo enamorado
que de recuerdo no alcanzó la talla
y, tal cuanto no fue, menos de olvido.

Poemas de Cristián

Poemas de María Eugenia Rodríguez Gaitán

SIN ASIDEROS

¿Cuál es el rumbo
del encuentro
con la huérfana caricia
tan ansiada
que veleidosa huye?

¿Cuál es el lugar,
aquel del árbol
que mira sin querer mi soledad?
Algunos le llaman
el refugio
donde no hay asideros
donde las piedras cambian de sitio
para que engañosas
rompan con las horas.

Bajo un sol caleidoscópico
se derrite el alma
extraviada,
bebiendo la sal de sus ojos.

EL EXTRAVÍO DE MI BOCA

El jugoso vegetal
que era antes
hoy clama por la lluvia
desbordante de tus labios.

Y se queda
sin el regazo suave y cálido
llorando su orfandad.

El extravío de mi boca
reclama la dulce mitad
que se aleja;
desde su borde,
se escribe un desierto
poco a poco,
sin remedio.

Poemas de Ma. Eugenia Rodríguez Gaitán.

Poema de María Ella Gómez Rivero

BITÁCORA

Fecha 1

Mandaría un mensaje a la deriva
como lo hacen los náufragos.
Pero pedir auxilio no resuelve nada.
Todo está decidido de antemano.
Ser navegante y encallar en la arena
es historia antigua de mi prontuario.

Fecha 2

¿Por dónde se va mi vida
cada vez que mis sueños
se incrustan en las estrellas?

Poema de María Ella Gómez Rivero

Poema de Nataly Montiel

DEL MISTERIO DE LA ORTIGA
Y DEL CONJURO DE SU ESPINA

Con tus frágiles pétalos, ortiga,
bañas sombra en mi tierra sin ternura,
y, saciadas, me agolpan de fatiga
tus caricias trazadas con soltura.

El misterio del tiempo, cual espiga,
es imán que me roba la cordura
y tu aroma enjebado no mitiga
este vuelo atrapado en tu hermosura.

Son tan vanos recuerdos, los perdidos
al final de un suspiro de neblina
que, fingiéndose aliento, son hendidos...

Y, creyendo ser fábula salina,
es la savia conjuros de descuidos
más obscuros que el roce de tu espina.