Entre Dos Tierras.
Boletín del Voluntariado Ambiental de Santa Fe, "Auca".
nº 2- Otoño 2002

 

SUMARIO

 

EDITORIAL

El pasado número de nuestra revista lo iniciábamos aludiendo a la demora que ese número había tenido respecto al número 0 y nos comprometíamos a sacar los siguientes números con una periodicidad menor, así pues, si el número 1 vio la luz para el verano, el actual se corresponde con la estación de otoño. Como podrá observar el lector, más adelante, en el programa de actividades desde octubre a Navidad que se adjunta, son muchas y variopintas las intervenciones en las que el Voluntariado se halla inmerso pero, sin embargo, no están todas ahí recogidas, ya que muchas otras que podríamos denominar de carácter interno o de mantenimiento, por supuesto, no se ofertan al resto de la población, así, por ejemplo, las tareas de limpieza e inventario de los recursos de la Asociación existentes en la sede, o las reuniones de preparación de determinadas actividades, etc. También, recientemente, nuestra Agrupación ha sido requerida, para exponer nuestra experiencia, en las I Jornadas Andaluzas sobre Voluntariado y Municipio que se desarrollaron, a nivel andaluz, en el Palacio de Congresos de Granada los días 30 y 31 de octubre de 2002. Nuestra Agrupación participa en las reuniones y actividades de la Plataforma Necesitamos la Vega, porque pensamos que hay que tomar medidas urgentes que eviten que la especulación urbanística y el crecimiento "ordenado" o desordenado, dilapiden un recurso natural de primer orden. En días pasados, también se asistió, un año más, a la reunión que el CICODE (Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo) de la Universidad de Granada, mantuvo con todas aquellas asociaciones que ofrecen la posibilidad de acoger voluntarios/as universitarios/as para desarrollar tareas de voluntariado; nuestra asociación ya ha contado con estudiantes universitarias que han venido a prestar sus servicios voluntarios a Santa Fe e, incluso, ya son miembros de pleno derecho de la Agrupación, y este año volvemos a tener demandas en ese sentido. El Centro de Estudios Ambientales y sede de AUCA, sigue recibiendo donaciones y en otros casos, adquisiciones de la Agrupación, de publicaciones de temática ambiental, al mismo tiempo que se continua con la programación de un gran número de actividades, todas ellas abiertas a la población en general y de carácter gratuito. AUCA también está colaborando con el Área de Juventud de Diputación, así voluntarios/as están impartiendo cursos para otras asociaciones, IES, escuelas taller, casas de oficios, talleres de empleo, etc. En el momento presente, además de contar con el apoyo del Ayuntamiento de Santa Fe, estamos a la espera de que se pronuncien otras Administraciones, a las que les hemos solicitado subvención en relación con varios proyectos: uno para la mejora del medio ambiente urbano y otro de educación ambiental, a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía y, por otra parte, un curso sobre telecomunicaciones a la Consejería de Gobernación de la Junta de Andalucía. Además de todo lo indicado y de las actividades programadas, el Voluntariado atiende peticiones de la población, realiza informes sobre atentados ambientales, desarrolla labores de vigilancia, mantiene actualizada su página web, elabora el programa de radio "La Encrucijada", etc. En definitiva, una amplia gama de trabajos, unos a la luz y otros a la sombra, que se desarrollan gracias a la suma de voluntades de personas de todas las edades y procedencias con algo en común: su amor a la Naturaleza.

Confiamos que los contenidos de este número sean de interés para el público en general e invitamos a todas aquellas personas e instituciones que quieran escribir en próximos números a que nos remitan, a ser posible, informatizados sus textos. "Entre dos Tierras" es un medio independiente y esperamos que se convierta en un referente de las temáticas ambientales más cercanas.

Miguel Ángel Molinero Ramos
(Presidente AUCA)

ARTICULOS

El arroyo Salado

El "Salao" es un arroyo que nace en las sierras costeras y vierte sus aguas al Genil, cruzando toda la comarca del Temple de sur a norte. En su recorrido pasa por las poblaciones de La Malahá, Santa Fe y Chauchina (donde desemboca), y conforma un peculiar ecosistema debido a la salinidad de sus aguas que, al atravesar un yacimiento de evaporitas a la altura de La Malahá, se enriquecen en este mineral. La falta de estudios recientes sobre dicho enclave, su valor histórico y su estado de conservación aceptable en gran parte de su recorrido así como el hecho de pasar por Santa Fe nos inclinó a la asociación AUCA a emprender un proyecto de estudio del ecosistema asociado al arroyo y de las amenazas con las que se enfrenta su conservación. Dicho proyecto, de título: "Estudio, mejora y conservación del ecosistema del arroyo Salado", fue llevado a cabo por la agrupación durante la primavera del 2001.

  • Valor histórico

El Salao fue y es la conexión natural entre dos comarcas: la vega del Genil y el Temple. Sus orillas fueron camino de comerciantes y ganaderos desde, al menos, la época de los romanos. Por los restos hallados en La Malahá, parece ser que pudo encontrar su auge durante el periodo musulmán, como así atestiguan las salinas y baños datados de esta época. A través del Salao, las caravanas de comerciantes hacían llegar cargamentos de sal y cereales a la vega y productos hortofrutícolas al temple en un continuo intercambio en ambos sentidos de la ruta. Las emanaciones naturales de aguas termales fue también un recurso muy explotado, nombrando aquí, nuevamente, los baños árabes de La Malahá, que se encuentran a escasa distancia del lecho del arroyo y que vierten sus aguas al mismo. Actualmente, aún se siguen explotando la sal y las aguas termales, con nuevas instalaciones para dichos usos.
En el ámbito de la agricultura, las orillas del Salao estuvieron cultivadas desde antiguo de cereales, almendros, vides y productos de huerta en su tramo bajo; ahora son los olivares y las choperas los cultivos dominantes desde La Malahá hasta su desembocadura en detrimento de los anteriores, siendo la vid la más perjudicada con su casi total desaparición. Cabe reseñar también que el arroyo es cruzado por la cañada real "camino de la costa" que conecta la vega granadina con la costa malagueña atravesando las sierras costeras, donde los ganaderos trasladaban sus rebaños de los montes a la vega y viceversa, o hasta la misma costa, con el fin de encontrar pastos y de vender sus productos, y que nuevamente dicha ruta vivió mejores tiempos.

  • Su flora y su fauna.

El arroyo como corredor ecológico. A pesar de las continuas amenazas que "planean" sobre el arroyo y de soportar la influencia humana desde tiempos inmemoriales, el Salao mantiene aún una rica variedad de especies mostrando una amplia biodiversidad con respecto a los cultivos colindantes. Entre la vegetación destacaremos, por un lado, al carrizo (Pragmytes australis) y al taraje (Tamarix africana) por su especial abundancia, formando el primero un carrizal prácticamente continuo desde La Malahá hasta casi su desembocadura, mientras el segundo se haya más disperso salvo en determinados puntos donde se concentra estableciendo verdaderos tarajales. Por otro lado destacamos dos especies íntimamente ligadas a las condiciones de salinidad que ofrece el arroyo como son el salado blanco (Atriplex halimus) y la sosa fina (Suaeda vera), siendo el salado blanco localmente abundante mientras la sosa fina es mucho más localizada. No faltan las especies típicas del matorral mediterráneo como son la retama (Retama sphaerocarpa), la mejorana (Thymus mastichina) y otras especies del género Thymus y del género Artemisia aún por determinar. Algo más escasas son las alcaparras (Capparis spinosa) y la bufalaga (Thymelaea hirsuta), y mucho más raros pero presentes, los garbancillos silvestres (Ononis sp.) y las orquídeas con dos especies, entre ellas Ophris lutea. También nos asombra, si paseamos por las orillas de nuestro arroyo, la aparición de un pequeño bosquete de olmos (Ulmus minor) cercano ya a La Malahá, y en cuyo cortejo encontramos rosales silvestres (Rosa canina) e incluso helechos (Pteridium aquilinum), cosa poco frecuente en el Temple debido a su carácter estepario pero que en este rincón se ve atenuado por su disposición en umbría y su mayor disponibilidad de agua dulce superficial. En la zona de vega colindante al arroyo aparecen algunos sauces (Salix sp), álamos (Populus alba), caña común (Arundo donax), etc, pero con peor estado de conservación debido a la transformación tan acusada del entorno durante este tramo del arroyo. Muchas otras especies aparecen asociadas al arroyo (aunque no exclusivamente a él) como dos especies de amapolas, lechetreznas, Moricandia arvensis (una hermosa crucífera de flor morada muy abundante en la zona estepárica), jaramagos amarillos, juncos, aneas (Typha sp), y un largo ecétera.
Si la vegetación es diversa, no menos lo es la fauna que utiliza el arroyo Salao en algún momento del año. Entre los mamíferos destacamos al conejo (Oryctolagus cuniculus) por su abundancia, pero no faltan ni la rata de agua (género Arvicola) ni el lirón careto (Eliomys quercinus) entre otros roedores. Los carnívoros se ven representados por el zorro (Vulpes vulpes) y el tejón (Meles meles) principalmente.
En el ámbito de la herpetología encontramos a la rana común (Rana perezi), el lagarto ocelado (Lacerta lepida), la lagartija común (Podarcis hispanica) y cuatro especies de culebras: viperina (Natrix maura), escalera (Elaphe scalaris), bastarda (Malpolon mompessulanum) y herradura (Coluber hippocrepis). Más difícil de ver es la culebrilla ciega (Blanus cireneus), por sus hábitos subterráneos. Es de importancia la población de galápago leproso (Mauremys leprosa) que habita las aguas del arroyo y que fue objeto de un censo específico durante el proyecto.
Pero es en las aves donde el Salao muestra una mayor diversidad faunística, detectándose unas 50 especies tan sólo durante el periodo en el cual hemos elaborado el estudio. En ellas vamos a diferenciar las que nidifican en la zona objeto de estudio y las que utilizan el arroyo como lugar de paso en sus migraciones, como zona de alimentación o como lugar de invernada:

- nidificantes:

Destacamos la numerosa población de mochuelo (Athene noctua) que detectamos en la zona. Así mismo, el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), perdiz común (Alectoris rufa), polla de agua (Gallinula chloropus), palomas bravía y torcaz (Columba livia y C. Palumbus), tórtolas común y turca (Streptopelia turtur y S. Decaocto), críalo (Clamator glandarius), chotacabras pardo (Caprimulgus ruficollis), abubilla (Upupa epops), abejaruco (Merops apiaster), pito real (Picus viridis), alcaudones común y real (Lanius senator y L. excubitor), algunos córvidos y un sin fin de pajarillos anidan también en este entorno, como es el caso de las golondrinas dáuricas (Hirundo daurica), el carricero común (Acrocephalus scirpaeus) y, destacando, el gorrión moruno (Passer hispaniolensis), por ser ésta la primera población de esta especie encontrada en toda la provincia de Granada.

- no nidificantes:

Entre las rapaces se observaron aguilucho lagunero (Circus aeruginosus), águila culebrera (Circaetus gallicus) y gavilán (Accipiter nisus). Focha común (Fulica atra), golondrina común (Hirundo rustica), zorzal común (Turdus philomelos), ánade real (Anas platyrhynchos) y otras muchas especies más utilizan también el arroyo bien como lugar de invernada, bien como área de paso en sus migraciones.
La importancia del arroyo Salao como "corredor verde" estriba en la vegetación que aún se conserva en sus orillas, la linealidad de su lecho con orientación sur-norte, el ser una zona húmeda inserta en un marco árido lo que provoca, entre otras cosas, una mayor concentración de insectos y, por ende, una mayor oferta alimenticia para las especies circundantes, y su condición de microhábitat. La cantidad de especies de aves que utilizan el recorrido del arroyo a modo de camino en sus migraciones o movimientos dispersivos es, por ello, bastante amplia. Así destacamos, en este uso, a las siguientes especies: águila calzada (Hieraaetus pennatus), águila culebrera, aguilucho lagunero, gavilán, andarríos chico (Actitis hypoleucos), andarríos grande (Tringa ochropus), vencejo común (Apus apus), avión común, golondrina común, lavandera blanca (Motacilla alba), lavandera boyera (Motacilla flava), lavandera cascadeña (Motacilla cinerea), petirrojo (Erithacus rubecula), colirrojo real (Phoenicurus phoenicurus), zorzal común, carricero común, curruca mosquitera (Sylvia borin), curruca capirotada (Sylvia atricapilla), mosquitero musical (Phyloscopus trochilus), papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca) (com. pers.) y, probablemente, alcaudón común. Cabe resaltar la presencia de los andarríos, que se alimentan en los limos que deja el arroyo a su paso, y la captura, durante una jornada de anillamiento científico, de una curruca capirotada anillada en Bélgica (anilla nº 7472882 Bruxeles Museum), lo que puede indicarnos la importancia del Salao incluso para poblaciones de aves que anidan fuera de nuestras fronteras.

  • Problemática ambiental en el arroyo.

Durante el periodo de estudio pudimos comprobar que el arroyo Salao está amenazado por distintas causas si bien todas ellas son de origen humano, tanto directamente como indirectamente. Así observamos numerosos vertidos de basuras sólidas a lo largo de todo su recorrido, contaminación de aguas, estrechamiento del cauce para ganarle terreno al arroyo, encauzamientos con hormigón, fuegos intencionados, etc... Todo ello pone en jaque a la biodiversidad característica de este frágil enclave que, como hemos comentado, es único en su entorno. Pero también revierte sobre la población humana que se asienta en sus cercanías.
Analizando esto último no es difícil comprender, por ejemplo, el riesgo que supone el acúmulo de escombro y otras basuras sólidas en el cauce que pueden actuar a modo de tapón y provocar riadas, peligro que se acentúa si tenemos en cuenta el estrechamiento de cauce al que se somete al arroyo periódicamente, como hemos comentado antes, para agrandar las parcelas colindantes y que provoca un aumento del nivel de las aguas y de su velocidad, y, también, la propia estrechez dejada al cauce en los puentes que lo cruzan, como pudimos comprobar personalmente, y que actúan como embudos donde se pueden producir los citados tapones con mayor probabilidad. Y que decir de la contaminación de las aguas debidas tanto a fábricas, como vertidos de aguas residuales e incluso provocada por las mismas basuras en las que no faltaban envases de productos químicos y animales muertos. Estas aguas contaminadas llegan al Genil que ha su vez es utilizado para el riego aguas debajo de la desembocadura del Salao; y el Salao mismo se utiliza para regar en la localidad de Chauchina (recordemos que a esa altura desemboca). Por supuesto, estas aguas se filtran y también llegan a los acuíferos subterráneos de la vega del Genil de donde actualmente beben los pueblos aquí situados y, nuevamente, es el agua de riego que se utiliza en verano en esta comarca.

  • Partiendo hacia la búsqueda de soluciones

La diversidad de este planeta se está perdiendo a pasos agigantados. Lo que ocurre en el arroyo Salao no es más que un ejemplo puntual de la crisis que sufre el planeta. Las pérdidas en las especies, en la materia viva de nuestro mundo, son para siempre: una vez extinguidas no hay vuelta atrás. Y, por supuesto, esto influirá de una manera o de otra en nuestra propia existencia, pues en muchas especies puede estar la solución a enfermedades que aún no tienen cura, otras muchas nos alimentan, nos dan el oxígeno que respiramos, las hay que depuran nuestras aguas y nuestra atmósfera, o capturan humedad del ambiente. Nos dan toda clase de recursos en los cuales se basa nuestra sociedad actual y nosotros los explotamos hasta el exterminio.
Es hora de tomar una decisión, de cambiar el rumbo que llevamos y de buscar soluciones que nos permitan mantener esta diversidad en el planeta. Y este trabajo global se debe llevar a cabo a nivel local que es el nivel de influencia que tenemos las personas "comunes y corrientes". El arroyo Salao necesita de nuestra ayuda y nosotros de los recursos que nos aporta (agua, sal, zonas verdes, fauna, ...) y que deben ser preservados para las generaciones futuras las cuales tienen todo el derecho de heredar un mundo tal y como lo conocimos nosotros, con todos sus recursos naturales. Pero la preservación del arroyo Salao no tiene que estar reñida con la seguridad frente a riadas de las poblaciones aguas abajo: no sólo urge la preservación de su flora y su fauna y una mejora del estado actual de las mismas, lo que descartaría un encauzamiento con hormigón, sino una limpieza del cauce (entiéndase por limpieza una retirada de la basura y escombro y no la vegetación de su cauce), la recuperación del antiguo cauce que fue más ancho anteriormente y que los propietarios colindantes se han adueñado ilegalmente (recordemos que los cauces fluviales son públicos), la utilización de canales auxiliares aprovechando por ejemplo acequias actualmente perdidas que desahoguen el cauce principal en caso de peligro de riada y no descartar la utilización de hormigón tan sólo en puntos muy críticos como los puentes que cruzan el arroyo los cuales deben ser ensanchados también y aquellas curvas del cauce (meandros) con una alta probabilidad de que el agua salte erosionando el terreno que la sujeta.
A todo lo dicho para las riadas añadimos otro aspecto para la seguridad de los que vivimos en la zona de influencia del Salao: la depuración de sus aguas, pues la salubridad de la zona, teniendo el nivel de contaminación que llevan las aguas que surcan nuestro territorio, está puesta en tela de juicio.
En fin, es mucho el trabajo que nos queda por hacer pero entre todos, incentivando la educación y el respeto por el ambiente que nos rodea podemos conseguirlo y debemos conseguirlo pues, recordemos, las personas somos naturaleza, pertenecemos al medio ambiente, su respeto es el respeto a nosotros mismos y su conservación nuestra supervivencia.

Sergio de Haro Guijarro.
Biólogo. Miembro de Auca.

 

El diseño bioclimático

El ser humano actúa sobre el suelo de distintas formas, desde las pequeñas áreas de cultivo hasta las grandes infraestructuras urbanas o de ingeniería. La gran problemática se plantea cuando la integración en el medio no es la correcta. La solución a esto está en la coherencia entre diseño urbanístico y paisaje.
España cuenta con el Real Decreto 1302/1986 del 28 de Junio de 1986, sobre evaluación de impacto ambiental. Contempla expresamente que la EIA (Evaluación de Impacto Ambiental) debe incluir una serie de datos tan diversos como diseño, materiales usados en el proyecto, estudio del paisaje donde se ubicará, recorridos, puntos más sensibles, componentes del paisaje eliminados, grado del contraste visual, evaluación del contraste y propuestas de medidas correctoras… En su anexo se establecen, entre los proyectos que deben someterse a este procedimiento, las primeras repoblaciones, autopistas y autovías.
La cuestión está en el cumplimiento o no de esa normativa y el punto de vista de aquel que lo aprueba.
En el ámbito individual, es posible esa coherencia con el medio. Técnicas tan simples como la orientación de los núcleos que forman la vivienda, diseños adecuados al microclima de nuestra ciudad o sistemas clásicos de ventilación suponen un máximo aprovechamiento de energías renovables. Del mismo modo se están aplicando materiales que retienen el calor en el interior del hogar ahorrando energía en calefacción; otros de fácil y rentable reciclaje además de cierto ahorro energético en su fabricación; pinturas, revestimientos, adecuados a cada situación y clima... Tener una actitud ecológica no es un estilo de vida reservado a grandes niveles adquisitivos, si no que está más de acuerdo con un consumo racional que conlleva un mejor nivel de vida incluso ahorro económico.
La realidad nos enseña nuevas urbanizaciones en zonas de secano tradicionales, grandes carreteras que atraviesan zonas protegidas, casas con grandes gastos en calefacción o iluminación, diseños poco en concordancia con el entorno, … probablemente la causa sea el distanciamiento que nos imponemos ante el problema.
En muchos de los casos es cierto que sería posible un mejor aprovechamiento del terreno urbano y urbanizable, eliminar gran parte de la contaminación acústica, ambiental, iluminária, hidráulica, reducir el consumo de energías no reutilizables, … en esto consiste el diseño bioclimático. Pero al final, no debemos olvidar que el problema de la contaminación tiene soluciones que parten de pequeñas acciones diarias que realizamos tú y yo, como individuos, desde el momento en el que cerramos el grifo que gotea.

Elena Galiana Albarral
Miembro de Auca

 

¿Y a qué dedicas tu tiempo libre?

El tiempo libre o tiempo de ocio es el espacio de tiempo que a una persona le queda libre una vez satisfechas sus necesidades vitales (conseguir alimento, comer, dormir, encontrar un lugar donde habitar...) y una vez realizadas todas aquellas actividades que constituyen una obligación de carácter personal o social u ocupaciones forzosas.
Pero la noción del tiempo libre, del ocio y del trabajo ha variado a lo largo de la Historia, de tal forma que en la actualidad, en las sociedades desarrolladas, la mayor disponibilidad de tiempo libre ha transformado el ocio en un objeto más de consumo y como tal en generador de problemas que afectan al medio ambiente, a la salud y al desarrollo de la personalidad individual.
El ser humano ocupa su tiempo libre, realizando diferentes actividades. Puede dedicarse a "matar" el tiempo contemplando el cielo, entretenerse observando gente, un paisaje,... Puede distraerse con actividades como ir al cine, ver la televisión, escuchar música, ir a un concierto de música, organizar fiestas,... encontrándose con amistades en locales, pubs, discotecas, bares, cafeterías o en el parque de atracciones o practicando deportes. Y viajar constituye un fenómeno especial, el turismo.
El que todas estas y demás actividades que realiza el ser humano en el tiempo considerado como su tiempo de ocio se hayan convertido en una gran industria, ha dado lugar a que el ocio sea un acto más de consumo dentro de la vida cotidiana de una persona. Este consumo de ocio tiene unas connotaciones y unos efectos sobre el medio ambiente y la salud humana, que veremos a continuación.

1. EL RUIDO

El incremento del ruido ambiental en los últimos tiempos ha dado lugar a que éste sea considerado como uno de los efectos contaminantes más molestos que inciden sobre la calidad de vida y la salud de las personas, llegando incluso a alterar su comportamiento. Los efectos más frecuentes del ruido sobre la salud humana son:
1. Efectos fisiológicos: La pérdida de la capacidad auditiva se produce de forma gradual, el ruido va matando las células sensitivo-auditivas y no se regeneran
2. Efectos psicológicos: Ansiedad, irritabilidad, insomnio, astenia (falta de fuerzas), susceptibilidad exagerada, alteraciones del carácter y de la personalidad y trastornos mentales graves.
3. El ruido también interfiere en la comunicación oral (esfuerzos que hacen las personas por comunicarse entre sí en lugares con música a todo volumen).
4. El ruido afecta a tareas como la memorización y resolución de problemas, asimilación de información y procesos analíticos.

2. LAS PILAS

La utilización masiva de las pilas provocó una "pila" de problemas. El uso de las pilas se ha extendido considerablemente en los últimos tiempos debido a la proliferación de objetos que las necesitan para su funcionamiento: relojes, calculadoras, linternas y otros muchos objetos que se usan en los ratos de ocio.
Recientemente se introdujeron en el mercado las "ecopilas" o "pilas verdes" con menos contenido en mercurio.

3. EL TURISMO

El desarrollo y crecimiento del turismo ha contribuido al desarrollo socioeconómico de ciertas áreas. Se sacrifican en algunas ocasiones valores socioculturales y naturales por servicios e infraestructuras propias del entorno urbano, con las consiguientes repercusiones negativas para el medio. El grave deterioro que han sufrido importantes espacios naturales por la concentración y masificación del turismo es casi irremediable. Esto ha supuesto la modificación en los usos del suelo, la pérdida de especies animales y vegetales, el deterioro de ríos y playas, la contaminación de aguas, la contaminación atmosférica debida al uso del vehículo privado y el incremento de basuras y residuos en esas áreas.

Las SOLUCIONES son diversas, empezando por la utilización de medios de transporte público (metros, autobuses, trenes) o bicicletas, apostar por un turismo verde, el turismo rural, siempre y cuando se regule y planifique de cara a que no se produzcan masificaciones, el senderismo o la realización de deportes y actividades al aire libre poco impactantes, favoreciendo la conservación de la naturaleza y el respeto con el medio ambiente.
Respetar, conservar y proteger el entorno de forma que allá donde estemos nunca dejemos huella.

Mª Luz Albarral Albarral
Miembro de Auca

¿A dónde vamos?

El hombre, "el ser humano", se ha insertado, no como uno más, sino como elemento dominador en la dialéctica hombre - medio, asentándose en un modelo explotador y esquilmador de los recursos naturales en el que lo único que prevalece es el desarrollo económico per se, cuyos indicadores son el P.I.B., la renta per cápita y, en definitiva, un deseo imparable de acumular bienes materiales.
De este modo, como un loco obsesionado por crecer, a toda costa, en el sentido más estricto y simple del término, lucha y se afana en un despropósito, sin darse cuenta o sin querer ser consciente de la ruina a la que le conduce todo esto.
¿Qué anhelo tan fugaz guía al hombre para perseverar en un modelo de desarrollo tan despiadado con el medio y por ende con todo lo que somos y lo que nos rodea? (cuando hablo de medio lo hago en el más amplio sentido de la palabra, entendiendo por el mismo no sólo el medio natural, sino también el medio humano, el social, el artístico -cultural, tecnológico etc.).
Las consecuencias nefastas de este modelo son fácilmente apreciables y basta con una mirada atenta y receptiva a nuestro alrededor para constatarlas: contaminación, destrucción de recursos, hambre y miseria, etc.
Ante todo esto, la preocupación por los problemas ambientales es cada día mayor. La capacidad para pensar en estas cuestiones y actuar, cada uno en nuestro ámbito, es fundamental para ir construyendo los cimientos de otro sistema social, económico, tecnológico y político que nos permita vivir en este mundo con criterios más justos, más éticos, más humanos. Con demasiada frecuencia se piensa que los problemas del medio ambiente no tienen solución, o que esta es muy difícil, porque hemos caído en una inercia imparable que nos conduce a la autodestrucción de manera irremisible. Evidentemente las soluciones sencillas para conflictos tan complejos, como los que nos arrastran en esta alocada relación hombre - medio, no existen, pero ello no debe llevarnos a la desesperación. Si hemos sido capaces de llegar a la luna y movernos por el espacio, invirtiendo enormes cantidades de dinero y recursos, a veces no se sabe muy bien para qué y otras simplemente para hacer "turismo", dejando, dicho sea de paso, una gran cantidad de desechos y chatarra que "andan por ahí" sin control ¿porqué no vamos a poder buscar buenas soluciones a la crisis ambiental?. Otra cosa es que no haya interés en buscar esas soluciones y se nos manipule dando malas respuestas a los problemas auténticos, porque, también ocurre que, no se identifica adecuadamente la raíz de los problemas y entonces las soluciones no dejan de ser meros parches que dan agua por todas partes.
También se suele pensar que la solución de todos los conflictos está fuera de nosotros, porque son otros los que mueven los hilos, ya sean políticos, instituciones, empresas etc., sin embargo, esta idea parte del desconocimiento y la falta de reflexión sobre nuestras capacidades reales de intervención y decisión. Así como muchos granitos de arena se unen y forman una playa, la suma de muchas voluntades con nuevos criterios y formas de estar en el mundo pueden contribuir a ese cambio real de modelo de desarrollo en el que el progreso del hombre no se mida con parámetros estrictamente economicistas. Nuestra vida está empeñada en este afán y no nos queda otra salida que luchar para cambiar las cosas y debemos pensar que otro mundo es posible, y ello no tiene por qué suponer un retroceso en la calidad de vida, más al contrario, nos traería mayor bienestar y la extensión de este bienestar a todos los seres humanos del planeta.
Nuestro deber y obligación es insertarnos en el entorno de la mejor forma posible, para así poder asegurar nuestra supervivencia como especie permitiendo al mismo tiempo la supervivencia del resto de las especies y de las condiciones materiales que han hecho posible la vida en este planeta desde hace tres mil millones de años, cuando empezaron a aparecer los primeros signos de vida.
Hemos recibido de nuestros antepasados la tierra en usufructo y tenemos el deber y la obligación de dejarla en buenas condiciones para que otros también la puedan disfrutar. Se trata de apreciar, valorar y respetar los que es realmente esencial, respirar aire limpio, contemplar el intenso azul del cielo tras la lluvia, que nuestros ríos no sean cloacas de una civilización decadente y materialista, que los recursos se distribuyan de una forma más equitativa ..., en una palabra, que empecemos a valorar la vida.
Debemos empezar a interrogarnos de qué manera repercuten nuestros comportamientos y acciones en el medio, de lo que genera riqueza de verdad o de lo que destruye todo lo que conocemos y de lo que dependemos, debemos aprender a querernos y así poder querer a los demás. Si podemos hacer las cosas de otra forma hagámoslas.

Joaquina Soria Herrerías.
Miembro de Auca

"Quien no conoce nada, no ama nada. Quien no puede hacer nada, no comprende nada. Quien nada comprende, nada vale. Pero quien comprende también ama, observa, ve...Cuanto mayor es el conocimiento inherente a una cosa, más grande es el amor..."
PARACELSO

Tiempo libre

Cartas al director (humor)

Muy estimado señor director de Entre Dos Tierras, y gentiles lectores:

En primer lugar, para no pecar de maleducado, me gustaría presentarme. Soy un árbol de venerable antigüedad, eso puede comprobarse con tan sólo echar un vistazo a mi aspecto: mis raíces aferran a la tierra el tronco, de buen diámetro, que asciende en un laberíntico juego de grietas y sinuosas curvas sobre la corteza, el ramaje enmarañado, a pesar de los cuidados de los jardineros... Soy uno de los olivos que residen en la rotonda que hay situada al final de la calle Buenavista, en dirección hacia El Jau, y en concreto, el presidente de la comunidad de vecinos. Como tal me dirijo a ustedes. Espero que, con todas estas referencias, sepan entender que mi intención no es, en ningún caso, hacerles perder su valioso tiempo, pero la situación de estrés a que nos vemos sometidos de un tiempo a esta parte ha provocado este cambio de actitud, de pasiva a reivindicativa de los derechos que tenemos por nuestros. Pero permítanme ponerles al día de nuestra situación.
Como bien sabrán, somos inmigrantes de otras tierras que un buen día llegamos a Santa Fe, y aquí nos plantamos. Bueno, más bien fuimos traídos en camión y nos plantaron. Podría haber crecido en un olivar, y cada año decenas de hombres vendrían a recoger nuestros frutos, y en un determinado momento, pasados ya muchos años de apaleamientos, concederme la jubilación anticipada. Así que junto a alguno de los míos, vine a parar aquí, a este geriátrico de lujo, con todo el suelo cubierto de césped. Y
aquí está el problema. No es que seamos unos viejos cascarrabias (al menos no todos), ni que nos tengamos por intolerantes, pero el césped nos está matando. Uno, que se ha acostumbrado toda la vida a dar cobijo a espárragos trigueros, collejas y otras hierbecillas, se encuentra aquí con los pies (perdón, las raíces) cubiertas de césped, verde como un tapete de mesa de billar. Pero lo peor no es esto, sino que el mismo, ávido de agua, exige a los jardineros un riego constante. Y uno, que nunca ha frecuentado en exceso la bebida, ya está hasta la copa. Que no se puede estar a diario haciendo eses, como muchos motoristas, cuando pasan derrapando a nuestro lado sobre el asfalto mojado por el agua que ni tan siquiera el césped es capaz de tragar.
Encima, por si faltase poco, he oído decir a algún caminante de los que por aquí pasan de vez en cuando, que pretenden montar un campo de golf. ¡Claro, si la infraestructura ya la tienen lograda! En esta rotonda ya está el cesped, y en la siguiente, unas bonitas y enormes ánforas rodeadas de vides (que al menos no tienen que soportar al césped) pueden hacer de hoyos para principiantes. ¡Todo muy chic! Esperemos que no sea cierto, porque ya veo las pelotitas blancas entrando por las ventanillas de los coches y golpeando la cabeza de algún conductor desprevenido. El césped, a todo esto, se ríe como si con él no fuera la cosa. Estoy deseando que venga una restricción de agua, a ver quién se ríe entonces. Claro, que con toda esa historia del Plan Hidrológico Nacional, me parece a mí que muchas risas no van a oírse, ni de nosotros, ni de ellos. Como monten aquí un embalse, nos veo buceando bajo nenúfares y carpas doradas.

En fin, como les decía antes, espero no haberles hecho perder demasiado tiempo. Y también espero (esperamos) que tomen a bien considerar nuestras palabras. Además de que, ¿dónde se han visto olivos entre césped? ¡Ni en “Amanece que no es poco”, oiga!

Atentamente, Comunidad de Vecinos de Villa Cespeda

Miguel A. Chico
Miembro de Auca

Poesía

“El olivo”

Olivo eres, como olivo vives;
Luciéndote de tu propio aire,
Iluminado de tu misma luz...
Vives tan dentro de mí, que
Olvido si soy yo, o si eres tú.

Descifrando cada parte de mí
Encuentras lo que yo no encuentro...

Mas, voy viajando por tus paredes,
O tal vez, por tus hojas verdes;
Navego entre ti, en tu interior
Tratando de desnudarte...
Olivo, que me das la vida,
Rozas lo más hermoso de este lugar,
Ocultas lo malo, mostrando tu verdad:

Mientras yo, sentada junto a ti,
busco en mi mirada
algo que poetice en esta simple ciudad,
donde yo me hallo,
donde yo me encuentro...
Sola, despierta, pero soñando,
soñando que vuelo, soñando que siento
esta fragancia dulce que me envuelve el alma,
que me cala hasta los huesos.

Y miro hacia arriba, y me imagino
caminando en una parte desierta
de arenas blancas, mar muy azul...
Y lo veo todo infinito,
así como infinito azul del cielo,
hasta que despierto...

Es cuando me encuentro
que estoy viviendo en un lugar
que mucho aprecio, donde puedo respirar
aire puro cada día, donde puedo yo
soñar, bajo este gran olivo,
que ya es mi vida...

Y aquí, se sueña todo, y quién lo sueña,
es sueño...

Mientras, el tiempo es por siempre ido,
pero tú, solitario olivo,
jamás por mí serás olvido...

...Y siento, al borde del vacío,
la felicidad atónita, y te miro,
Te vuelvo a mirar, mientras mis entrañas
se conmueven...

Ahora, la tarde arde en ascuas
y se va la luz
en este lento amanecer...

...Y siento, que con el ulular del viento
se mueven tus finas hojas,
y es precioso ver y a la vez escuchar,
el sonido que transmites, la forma en que te enojas...

Mientras, se hace la noche
y la luna siente miedo, yo me acongojo ante ti;
yo me desprendo; yo me consumo...
y quedo, a media luz dormida, rodeada
de tus bellas ramas... .
..quedo a tus pies rendida...

Verónica Graos
Miembro de Auca

 

 

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