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ALLAN KARDEC
JUANA DE ANGELIS
BEZERRA DE MENEZES
EURIPIDES BARSANULFO
CAIBAR SCHUTEL
LUÍS ZEA URIBE
ANA FUENTES DE CARDONA
MARIA CONCEPCIÓN LOPERENA |
LA PALABRA DE BEZERRA: Nuestro Mayor Enemigo Hemos afirmado antaño que el servicio de la unificación es urgente, mas no apresurado. Verificamos en el tiempo que algunos corazones sinceros y leales, sin larga vivencia espiritual, inspirados en nuestras palabras, eligieron la lentitud en nombre de la prudencia y la comodidad que pasó a llamarse celo, regulando el ritmo de las realizaciones necesarias, al deseo de propósitos personalistas en la esfera de las responsabilidades comunitarias.
El recelo en la delegación de funciones bajo el pretexto de orden y vigilancia, escondió propósitos de dominación en corazones ignorantes aunque amantes del Espiritismo.
En verdad, la tarea es urgente, no apresurada pero requiere osadía, dinamismo y sacrificio para iniciar los cambios imperiosos atendiendo los reclamos de la hora presente; y, el hábito de esperar la hora ideal se convierte muchas veces, en mesura paralizante.
En la siembra espírita que declara inspirar su acción en Jesús, el Maestro laborioso; y en Kardec, el infatigable trabajador, no debe haber un pacto insensato con los privilegios y la representatividad improductiva. Si el Señor dejó definido que el mayor sería el que se hiciese siervo de todos, de igual forma la función de las entidades doctrinarias de cualquier ámbito es servir siempre, más y más, cumpliendo con el deber de orientación y apoyo, sin jamás desear para uno derechos ilusorios en el campo del poder.
Nuestro mayor enemigo, de hecho, es el orgullo en sus expresiones inferiores de arrogancia, inflexibilidad, perfeccionismo, autoritarismo, intolerancia, preconcepto y vanidad; sus frutos infelices sin duda, promueven la institucionalización perniciosa e incentivan el dogmatismo y la fe ciega, abonando la jerarquizacion y el sectarismo. Esos frutos generan semillas y necesitamos interrumpir esa siembra de “cizaña” que sustenta la ilusión de trabajadores desprevenidos e invigilantes. Cuando los hombres sean buenos formarán buenas instituciones, afirmó el insigne apóstol de Lyon, Allan Kardec.
Nuestra lucha debe ser íntima y no externa, no contra organizaciones ni contra personas, pero si contra nosotros mismos, cuando en actitudes practicadas bajo el manto de la mentira acostumbramos a venerar en favor de ventajas personales.
Ese viejo bagaje tiene solución. Mejorando a los hombres, mejoramos las instituciones. Nuestra meta jamás fue o será incentivar las disidencias con el fin de comprobar alguna ideología, porque en verdad todas cooperan para un destino común en el futuro.
Carecemos de un movimiento espírita fuerte, marcado por una cultura de razonamientos lógicos y coherentes y por actitudes afinadas con la ética del amor.
Tenemos un problema, tenemos un enemigo. Actitud, esa es la cuestión. Pero actitud, he allí nuestro problema. Actitudes de orgullo, nuestro mayor enemigo.
Extracto de la conferencia del Dr. Adolfo Bezerra de Menezes (Octubre 1999) al conmemorarse los 50 años de la firma del “Acuerdo de Unificación" mas conocido como “Pacto Áureo” (Río de Janeiro 05 Octubre 1949), del Libro “Actitud de Amor” |
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