VIÑA ROCK VIII

Villarrobledo (Albacete) 1, 2 y 3 de mayo de 2003

          Suenan de nuevo los mismos acordes, los golpes de baquetas vuelven a escena y una multitud cada vez más grande se agolpa frente a los diferentes escenarios instalados. Se palpa el ambiente musical por todos los sitios. Junto al recinto, tiendas y más tiendas de campaña, pertenecientes a un público fiel que invade Villarrobledo año tras año... y ya van ocho. Por méritos propios, el festival Viña Rock se ha convertido en una auténtica República Popular del Rock&Roll.

          Esta edición del Viña Rock ha superado todas las expectativas, y según diversas fuentes, todo apunta a que hemos sido más de 60.000 personas las que nos hemos dado cita los días 1,2 y 3 del pasado mes de mayo para disfrutar de uno de los festivales de música independiente más importantes de todo el Estado.

          Una vez más los autocares llegan cargados de gente de todas partes; tres jornadas de festival que beneficiaron en especial a la capital madrileña, entre otros lugares, al coincidir con el puente del Primero de Mayo. La estación de autobuses sigue tan lejos del descampado como años anteriores. Llegamos al campamento base, y nos vimos obligados a andar cargados con nuestros equipajes mucho más de lo deseado debido a la falta de información respecto a los accesos. La taquilla que tramitaba las acreditaciones de prensa se encontraba en el pabellón polideportivo situado al otro extremo de la puerta principal del recinto.

          Sin embargo nos sorprendieron detalles novedosos tales como la disponibilidad de cajeros automáticos en las mismas instalaciones del festival. Una vez adquirida la acreditación, y ya perfectamente instalados, dio comienzo el festival el cual os narramos a continuación. 

VIERNES 2

Escenario La Oreja Metálica

          LAST PROPHECY. El cuarteto navarro fue el primero en dejarse ver el viernes por el escenario de La Oreja Metálika. Sorprende al primer bote la juventud de sus componentes que inunda de savia nueva el heavy metal estatal. El detalle de llevar pintada una lágrima negra en la parte inferior del ojo izquierdo de cada uno de sus componentes fue algo que no pasó desapercibido. Last Prophecy es el vivo ejemplo de que la juventud no está reñida con la calidad; la cual derraman en cada una de sus canciones. Así pues, el público pudo disfrutar con los cortes que componen su primer álbum ‘Jugando con sueños’ y que se sucedían a un ritmo vertiginoso, sin dar tiempo a pensar en otras cosas. La mezcla de riffs netamente trash con otros más propios del hard rock pusieron a más de uno los pelos de punta. Los temas “El viejo circo”, “La esfera azul”, “Mil horas” y “¿Quién reza por mí?, corroboran lo anterior. Por otra parte, cabe destacar los continuos ánimos que Aitor, vocalista y guitarrista de la banda, que no cesó de lanzar al público. Sin duda un complemento ideal a una actuación en la que se escuchó y vio heavy metal de alto octanaje.

          SILVER FIST. Viña Rock fue el escenario que ponía broche final a la gira emprendida tiempo atrás por Silver Fist, el nuevo grupo liderado por el ex vocalista de Muro, formación que se había despedido de la escena músical pocos meses antes. Las labores de Silver en Muro tienen continuación en este nuevo proyecto, al que le infunde su carisma y veteranía. El grupo lo completan Juan, a la batería, Miguel y Nacho a las guitarras y Mario como bajista. Los que nos dimos cita para ver la actuación de esta nueva banda pudimos disfrutar con algún que otro clásico del metal en este país como "Corazón de Metal" y "Solos en la oscuridad", acompañados por temas propios de los Silver Fist, como or ejemplo ejemplo "Piel Roja", "Cambiando la suerte", "Cielo o infierno" o "Tú y yo". Silver no dejo de moverse por el escenario, dotando a cada una de las canciones interpretadas de cierto dinamismo. Por otra parte, la calidad de la banda que le acompaña es la deseada para llevar a buen término la empresa. Cerró la actuación un "Por siempre" que nos dejo con ganas de más, pero visto lo visto sobre el escenario aquel día, a buen seguro repetirán actuación en Villarrobledo durante los años venideros.

          TIERRA SANTA. Los riojanos salieron a escena a la hora que en teoría correspondía a Su Ta Gar, que había cancelado su actuación debido a la operación de garganta que tuvo que someterse su líder Aitor Gorosabel. Hay que decir que la decepción debido a este hecho fue patente entre el público que se agolpaba sobre el escenario con la intención de ver a los eibarreses. Pero una vez que Tierra Santa se hubieron instalado sobre La Oreja Metálika, ya nadie se acordó de cosas que no tuvieran que ver con la actuación del grupo presente en aquellos momentos. Los temas pertenecientes a su quinto disco, ‘Indomable’, eran interpretados con maestría y profesionalidad, donde destacó el corte homónimo al álbum. Toda una declaración de principios y de intenciones. Hubo tiempo para la nostalgia, ya que en "Mi tierra" se rinde un pequeño homenaje a su Rioja natal. El grupo estuvo más que correcto en las tareas instrumentales, y no escatimó a la hora de ponerle ganas y entusiasmo, a pesar de llevar a sus espaldas todo aquello que supone una agenda apretada y cargada de conciertos. No podían faltar temas clásicos, como "Tierras de leyenda" o “El bastón del diablo” que hizo vibrar a un público que finalizó el show totalmente entregado a los Tierra Santa.

          AVALANCH. La actuación de Avalanch coincidió con la que en esos mismos momentos se desarrollaba en Matarile a cargo de Mägo de Oz, hecho que sin duda restó afluencia de público a los asturianos. Aun así, su concurso era de los más esperados en el Viña Rock, y sus canciones se encargaron de demostrarlo. A Avalanch le cuesta adaptarse a su nueva formación, pero el increíble nivel alcanzado en "Los Poetas han Muerto", su último trabajo, les vuelve a otorgar un sitio privilegiado en el panorama del heavy metal estatal. El liderazgo y carisma de Alberto Rionda se nota para bien en cada uno de los temas que interpreta un grupo que sabe equilibrar perfectamente las virtudes de cada uno de sus miembros cuando se enfrentan al directo. Mantienen profundidad en sus composiciones, alejadas estas de la vulgaridad y de lo simple, y adecuan su actuación al momento en cuestión: el domingo de aquel fin de semana era el Día de la Madre, la canción "Madre tierra" supo recordarlo. Todo un detalle. Otros cortes como “Lucero” o “Alborada” y “El ángel caído”, tema que dio título a su anterior LP, lucieron en boca de todos los espectadores. El mejor triunfo de una banda es ese: el reconocimiento del público. 

Escenario Matarile

          FE DE RATAS. Los asturianos aterrizaron sobre Villarrobledo con ganas de continuar ofreciendo caña. Maxi y los suyos avivaron el fuego recién encendido en el escenario Matarile. En la línea combativa que desprende su punk-rock, no faltaron las referencias en solidaridad con las victimas de la guerra en Irak, así como con los componentes del grupo Soziedad Alkohólica, castigados por la censura mediática e institucional. En su actuación no faltaron canciones ya míticas del cuarteto como "Ammuar ya no es un niño" (que denuncia la explotación infantil), "Qué desidia" o "No se puede permitir". Con el tema "Pinochet" recordaron la historia plagada de dictaduras y la actual situación sudamericana. Y adentrándose en su nuevo disco, se marcaron, entre otros temas, la canción que le da título: "Miseria frente a miseria". El punk había entrado con fuerza en el Matarile.

          SUGARLESS. Su puntualidad fue su primer golpe sobre el escenario principal. Eran las ocho y media de la tarde cuando comenzaron a derramar sobre las tablas toda su potencia espectacularizada. Y no defraudaron. “Miedo”, “El Patio” o “No” introdujeron a la peña en un remolino de melodías metaleras, punks, funks, incluso ciertos toques de hip-hop que aporta Ivan (vocalista) en los momentos previos al estallido. Su próximo disco también tuvo alguna referencia aquí, fue el caso de una reivindicativa “Corsarios de la música”, sobre la situación actual de las discográficas y los grupos que van saliendo. El repaso fue completo con “Asegúramelo”, tema que da título a su primer disco, “Abre tu sonrisa”, “Un día perfecto”, y cuando parecía que se acababa y la gente quería más, esperaba más, faltaba algo, y nos lo dieron: “Más gas”. Este arrollador himno resume la filosofía de un grupo que lejos de ceñirse simplemente a las nuevas tendencias del nu metal, se remontan en sus riffs y percusiones de baquetas a estilos cercanos al hardcore, stroner, acid jazz, etc. Su nuevo disco está al caer.

          LA POLLA. La bomba Evaristo, luciendo su imagen más punkie apareció un año más por Matarile manteniendo las mismas premisas que hacen de su grupo precisamente lo que es, el más representativo del género punk del país. Acompañados de un nuevo batería ( recordemos que el anterior, Fernandito, había fallecido el pasado verano), ofrecieron un concierto en el que se dieron un baño de masas, ya que la explanada se encontraba absolutamente abarrotada de público. Su actuación combinó prácticamente temas de sus dos últimos discos: ‘Toda la puta vida igual’ y ‘Bocas’,  a los que se sumaron aquellas canciones que hoy en día son auténticos himnos, esto es: "Chica ye-ye", "Ellos dicen mierda, nosotros amén", "No somos nada", "Txus", etc.  que eran coreados por todos los que nos encontrábamos allí presentes. La verdad es que contar año tras año con la presencia de La Polla, supone para la organización un rotundo éxito por la cantidad de gente que son capaces de congregar estos ya veteranos músicos. A buen seguro seguirán asistiendo durante muchos años más.

          MÄGO DE OZ. Tras serias divergencias con su manager y la organización del Festival sobre la utilización de pirotecnia en su espectáculo, finalmente el concierto se celebró, de manera clásica, sin ningún tipo de parafernalia, en lo que supone una de las últimas salidas a escena de la gira interatlántica de ‘Folkstergeist’. Presentados por Guillermo Toledo, una de sus primeras reivindicaciones fue en solidaridad con Soziedad Alkohólika por la campaña mediática en su contra. El concierto fue brillante pero no alcanzó, como tantas otras veces la genialidad que le es propia a este grupo y que tampoco recoge su álbum en directo. La batería mejoró su sonido, excepto en “Satania” y los vientos de la flauta de Fernando no siempre fueron recogidos eficazmente por los micros. Eso sí, las voces que aclamaban a la banda eran tantas que apenas podían escucharse temas míticos como “Molinos de Viento” o  “El lago”, incluso “El hijo del Blues”, estas últimas del viejo disco ‘Mägo de Oz’. También hubo tiempo para presentar al nuevo bajista, Sergio.  Mägo de Oz es un grupo que ha abierto muchas puertas y ventanas al mundo del heavy metal muy al pesar de algunos. Ellos mismos se oponen a este encasillamiento. Por algo tocan en el escenario Matarile (quizás no vuelvan en el próximo año). Eso sí, en su próximo disco,  “Gaia”, prometen una vuelta al hard rock. Ahora toca esperar.

          LÍNEA DE ATAKE: (BOIKOT+DISIDENCIA+SEGISMUNDO TOXICÓMANO). La línea de Atake es una original fórmula de hacer conciertos que no hace mucho idearon Kike Turrón y Kike Babas, y que reúne a tres de los grupos más representativos del punk-rock en este país. La actuación basa su originalidad en que la música se produce sin cortes, a un ritmo vertiginoso, intentando sorprender al público con apariciones de músicos de un grupo y otro que se entremezclan para tocar canciones; bien sean éstas del grupo al que le pertenecen, del grupo que les acompaña, o quizás versiones de los grupos míticos de este país. El resultado son tres horas donde la música no tiene descanso, y la rabia y sentimientos que desprenden éstos músicos se convierten en verdaderos protagonistas. Como no podía resultar de otra manera, especialmente destacable fue la actuación de los madrileños Boikot (quizás sea más fácil analizar una actuación suya al gozar de más cártel que Segismundo o Disidencia), pero lo cierto que volvieron a sorprender una vez más, con temas propios tales como "Korsakov", "Penadas por la ley", "Hasta siempre" o "Inés", con la pequeña Ruth sobre las tablas, ejemplo de espontaneidad. En cuanto a las versiones, fueron muy entrañables "Kualkier día" de Piperrak o "Nos quieren detener" de Kortatu. Finalmente, sobre el escenario volvieron a juntarse músicos de los tres grupos, que cerraron las actuaciones del viernes.

Escenario Sol Música

          MEDINA AZAHARA. La actuación de los cordobeses se celebró fuera de su ámbito natural y lo primero que hay que destacar es lo variado de un público que se le notaba con ganas de disfrutar de la originalidad de los Medina. Entre la gente joven, que era mayoría en el festival, se podía observar como eran muchas las personas mayores que disfrutaban con la banda. Se pudo ver a un Manuel Martínez mucho más combativo que nunca, vistiendo una gran camiseta roja del Che Guevara. El grupo prácticamente basó su repertorio en su último álbum "Tierra de libertad", pero obviamente no faltaron clásicas como "Todo tiene su fin", "Junto a Lucía", "La tierra Perdida". A mitad de concierto los cinco músicos se marcaron un curioso poupurrí mezclando estribillos de canciones como "Loco por ti" o “Bailando junto a la muerte. En “La noche de San Juan" el auditorio tomó el relevo a Manuel coreando repetidamente el estribillo de dicha canción. "Todos necesitamos a alguien", entre otras, pusieron broche de oro a una de las actuaciones más completas que se pudieron ver la noche de aquel viernes.

SÁBADO 3  

Escenario La Oreja Metálica

          ANKHARA. La Oreja Metalika vivió en la tarde del sábado toda la descarga de power metal y hard rock practicada por Pacho Brea y compañía. El sexteto dio buena cuenta de su último trabajo ‘Sombras del Pasado’, aportando dosis de solidez y madurez a raudales. Sus nuevos temas suponen una evolución marcada dentro del grupo, donde de nuevo adquiere protagonismo la rasgada voz de su vocalista. El público pudo disfrutar con las interpretaciones de este grupo, entre las que brillaron "Un paso más" o "Un día en la imaginación" como temas más antiguos, o bien "Eco de tu silencio" o la versión castellana de Toto "Mantente firme", si nos referimos a temas más recientes. En definitiva, un concierto que supuso un paso adelante en la trayectoria y consolidación de Ankhara.

          BEETHOVEN R. Puntualidad a la inglesa la de Beethoven R., pues no eran las siete de la tarde cuando comenzaban a desparramar acordes sobre La Oreja Metálika. Acordes que no distorsionaron ni un solo momento nuestros metaleros sentidos auditivos. Pero no sólo no los castigaron si no que los mimaron con uno de los mejores sonidos de este escenario, cosa que hay que agradecer, y también a los técnicos que trabajan por detrás. Kiko Hagall, de blanco, como algún personaje televisivo de infausto recuerdo, demostró que la formación se ha consolidado con su presencia al frente de una banda que supo en todo momento contactar con el público en una mezcla perfecta de animación y sonido sobre el escenario. Desde el primer momento quisieron compartir lo que va a ser su recién horneado trabajo, ‘El legado de Judas’ pero con la portada de ‘Un poco más’ de fondo. Así “Hermanos de Sangre” abría brecha en una audiencia dispuesta a entregarse. El baile y el movimiento entraban en juego con “Yo me pierdo”, del primer LP ‘Ja, ja’, intercalando un tema nuevo “No permitan que esto llegue a su fin” donde destacaron las polifonías y los coros, marcando un ritmo que se afianzaba en uno de sus cortes más hard rockeros: “Como un huracán”. Presentando “Legado de Judas” la escenificación lograba sus máximos, animando a la gente, simulando el vocal ser guitarra. Acercándose a la gente desde arriba, como en “Más Sexy” y, por supuesto, desde los sentimientos en “El guardián de tu piel” en su versión más cañera que servía además de presentación de la banda. La despedida también quedaba escenificada. Pero por una vez había tiempo para más. No era la hora de marcharse y así “Que no, que no” no faltó en este concierto con un punto más en la entrega al grupo. Y para terminar una versión de Motley Crue que llevan haciendo en los últimos conciertos “Live Wire”, como si fuese suya de siempre. Los aplausos finales, atronadores.

          SARATOGA. Sin duda alguna, el de Saratoga era uno de los conciertos más esperados de en LOM. Siempre es un placer poder presenciar toda la descarga de este cuarteto, y en esta edición del Viña Rock siguieron en su línea y no defraudaron. Leo, Niko, Jero y Dani demuestran directo tras directo por qué Saratoga es considerada una de las mejores bandas de heavy metal de todo el Estado. En esta ocasión, la concurrencia pudo disfrutar con temas muy cañeros, los que conforman su último trabajo: ‘Agotarás’ y que nos hicieron estar constantemente en movimiento. Sin embargo, un concierto de Saratoga no estaría completo si se quedasen en el tintero temas clásicos como "Heavy-Metal", "Charlie", "Mi ciudad", etc. No faltó tampoco ese pique en forma de duelo de Jero y Niko con sus instrumentos. Entre canción y canción mantuvieron una batalla constante por ver quien se marcaba el mejor solo, el resultado: empate, o campeones ambos, si lo prefieren. Leo sigue demostrando día tras día que tiene una gran voz pero la grandeza de este grupo estriba en que ningún miembro se queda a la zaga de los demás, pues Dani posee un dominio absoluto sobre la batería. Realmente este fue un concierto memorable, y la hora de actuación se nos quedó corta. Saratoga lleva camino de convertirse en uno de los grupos insignia del Viña Rock, si no lo son ya.

          RATA BLANCA. Una de las joyas de la corona en esta edición del Viñarock fueron los argentinos Rata Blanca. Su reciente gira de ‘El camino del fuego’ por España despertó aún más expectación por un grupo que lo es todo en la escena musical más dura de Sudamérica. De hecho, es una de las pocas bandas que reciben un homenaje discográfico estando en activo (‘Tributo a Rata Blanca: La leyenda continúa’). El legendario combo argentino no se hizo esperar y en la aclamada intro tomábamos posiciones para admirar la virtuosidad en la guitarra de Walter Giardino y un arrollador doble bombo a cargo del baterista Santiago Scarcella. No menos portentosa es la voz de Adrian Barilari (hay quien la compara con la de Bruce Dickinson). Guillermo al bajo y Bistolfi a los teclados aportan la perfección sonora al grupo. Tras el inicio un “Volviendo a casa” que tensa el camino y nos prepara para viajar con “El amo del camino”. Templando con toda la fuerza y potencia del rock&roll en “Días duros” pasaban a un nuevo llamamiento por la paz en “El guerrero del arco iris”. No faltó el sentimiento en temas como “Sólo para amarte” o “Amor sin fin”. El delirio de esta leyenda hecha realidad por un instante que parecía infinito continuaba con “El hijo del rayo” y “¿En nombres de Dios?”. Y, no podía faltar, uno de sus clásicos más internacionales y que reservaban para el final “La leyenda del hada y el mago”. Detrás de este concierto quedan canciones con apellidos de himno y mucho talento más evolución musical transmitidos desde una visión sureña de la realidad. Para recordar.

          ANGRA. Después de toda la potencia y virtuosismo de los argentinos Rata Blanca, las sinfonías, percusiones, registros vocales y sonoridad de Angra ponía el equilibrio perfecto en la cumbre y culminación del escenario La Oreja Metálika en el Viña Rock. Con un público a la vez deseoso y entregado, que Angra mimó al mínimo detalle con momentos estelares y un repertorio que recoge prácticamente entero su último disco ‘Renascemento’. Precisamente ese resurgir tras la crisis que casi los separa hace posible tenerlos en Villarrobledo como uno de los mejores grupos del Power Metal mundial. En Brasil sólo Sepultura se les equipara. Además no renuncias a sus raíces rítmicas y dan pinceladas a la mayoría de sus temas, y de forma total al instrumental que se interpretaron. Grandiosos.

          SAUROM LAMDERTH. Una de las bandas revelación del nuevo metal nacional no defraudaron sobre un escenario que se trasladó a tiempos medievales en el final de La Oreja Metálika. El listón estaba muy alto y ellos lo pusieron en vertical, diagonal y en mil malabares mágicos transformaron la madrugada viñarrockera en una colosal historia sonora de la Tierra Media. ‘El Guardián de las melodías perdidas’ quedó desbordado en las tablas con fuego, coros épicos y multitud de personajes tolkenianos. “Las minas de Moria” se abrían ante una multitud expectante con ganas de fiesta y espectáculo. El sonido se volvió más grave con “Jinetes Negros”. “El cumpleaños de Bilbo” se sumaba a la juerga con simpatía y energía del Narci, aunque en algunos momentos se saturaba el micrófono. No faltaron gaitas ni flautas y violines sobre unos clásicos riffs heavys en “De hobbiton a los gamos”; los teclados se hicieron notar de forma sobresaliente en “Trancos/Aragorn”. Pese a que no regresaron a la Tierra Media en su set-list sí que nos transportaron a todos en nuestra imaginación. Un sueño con banda sonora incluida.

Escenario Matarile

          KOMA: Koma arrasó el Matarile desde el inicio de su concierto, con su particular forma de entender el heavy metal. Así, temas de sobra conocidos como “El marqués de Txorrapelada” o “Mi Jefe” colocaron bien alto el listón de forma inmediata, a través de unas bases rítmicas aceleradas, agudos riffs graves procedentes del bajo (resulta espectacular la coordinación propia del cantante Brigi Duque entre sus cuerdas vocales y las de su guitarra), además de toda la potencia del doble bombo. “Tío Sam” o “La Revolución” continuaron demoliendo sonidos hasta llegar a “El Pobre” o “Un país bananero”. Un directo “De infarto”, nunca mejor dicho, aunque el tema se hizo esperar después de que interpretaran su “Marea Gora”, por supuesto en euskera. El “Aquí huele como que han fumao” encandiló totalmente al público con un grupo que transmite en sus letras y en sus ritmos. Incluso Brigi se deshizo de su guitarra para botar sobre las tablas antes de interpretar el “Bienvenidos a degüelto”. “El infarto” sólo era la guinda del concierto, y a la vez todo lo menos que esperábamos. Y aunque lo avale su último disco ‘Molestando a los vecinos’ apenas es comparable a verlos sobre el escenario. Brutales.

          EL ÚLTIMO KE ZIERRE. Nunca antes había tenido oportunidad de presenciar el directo de estos castelloneses, y la verdad que en esta primera vez, no me defraudaron en absoluto. Los de Burriana son uno de los grupos más emblemáticos del punk estatal, y sobre el escenario del Viña Rock demostraron por qué. Presentaron su último disco "Ay de mi", que sigue marcando la consolidación del grupo. Con un Roberto muy inspirado en las labores vocales, el cuarteto tampoco pasó por alto esas canciones que les han hecho convertirse en un referente de nuestra música rock: "Sometido", "Escupiré Jodidos", "Ay Carmela" o "Soldadito español" han sido y serán himnos para una generación de jóvenes. Como conclusión positiva de este concierto se puede extraer que el punk en España sigue gozando de buena salud gracias a grupos como éste. Que se mantengan igual de bien por muchos años.

          REINCIDENTES. Los sevillanos salieron a escena en medio de una multitud de que los aclamaba. Resulta curioso observar la capacidad de convocatoria que tienen estos músicos. Debida a la evidente expectación que existía en torno a su actuación, supieron acertar en la elección de temas y en la manera de ponerlos en práctica para no defraudar, cosa que consiguieron. Así pues, sus seguidores pudimos disfrutar con temas de su último trabajo "Cosas de este mundo", entre los que se encontraron presentes "Latinoamérica" (en homenaje a esta tierra que tanto ha sufrido); la denuncia social y política que tanto los caracteriza no podían dejar de estar presentes, como vienen a demostrar "Yo acuso" o "Mírame, mírate". Destacar también de su último trabajo el tema "Mi generación", donde se rinde recuerdo a aquel grupo de jóvenes que hoy son mayores y que dedicaron sus años mozos a luchar por lo que ellos creían justo, también se arremete contra los que hoy son precisamente todo lo contrario de lo que fueron. Entrando en el ámbito de sus temas clásicos, podemos citar míticos temas como "Vicio", "Jartos daguanta" o "Grana y oro". No tan clásico, pero sí antiguo es "Si el INEM te quema", que constituyó una de las sorpresas de la noche. En resumen, un concierto que cumplió con lo que se esperaba de él, y que a buen seguro no defraudó a nadie. Prueba evidente de que Reincidentes sigue en buena forma. Felicidades.

          HAMLET. El grupo más metalero que pisó Matarile comenzó su actuación con un tema clásico, "J.F.", que elevó la temperatura ambiente hacia límites insospechados. Es un gustazo ver el directo de estos madrileños, el virtuosismo que derrochan cada uno de sus miembros acompañados de sus instrumentos, dotados todos ellos de dinamismo y movimiento. Les comanda como siempre un Molly que dio más de un quebradero de cabeza al personal encargado de la seguridad, que a pesar de sus esfuerzos no evitaron que el vocalista se arrimará al público, llegando incluso a ofrecer su micro a uno de los espectadores para que cantara el final de un tema. El repertorio ofrecido fue el esperado: canciones exitosas de sus primeros trabajos ("Irracional", "Antes y Después", "Dementes cobardes","Denuncio a Dios"...) a los que se sumaron las canciones más famosas de su último álbum negro, como "Limítate" o "Queda mucho por hacer". El concierto siguió un ritmo vertiginoso, y a pesar de lo avanzado de la noche, se ve que nadie se aburrió. Año tras año se nota que Villarrobledo es un ambiente propicio para Hamlet.

          PORRETAS. ¿Qué mejor fin de fiesta para el escenario Matarile que un grupo de sobra conocido por sus temas y su rock cercano, callejero y a la vez combativo? El epílogo lo pusieron los de Hortaleza demostrando que el festival respondía hasta el último momento, tanto en público como en sonido. Y, por supuesto, en el escenario, el cuarteto, con su estaticidad típica hizo moverse hasta la extenuación a una multitud que no contenta con escuchar disfrutó hasta el último tema de forma animada, a empujones y sin parar de moverse. Rompiendo el hielo expectante, “Antimilitar-Antisocial” hizo votar a la gente y en seguida más y más, con “Si bebes no conduzcas”, “Que se vayan a hacer puñetas” o “Si lo sé me meo”. Una tras otra; y todos pensando en cual venía ahora, “Si nos dejáis”, “El abuelo”, “Hortaleza”. Había que echar el resto en las tablas y delante de ellas, así que “W.C.” sirvió de instrumento para incrementar los botes otra vez. No faltaron “Y si los curas comieran”. El grupo se mostraba seguro y contundente, todo respondía a las mil maravillas. Y sin prisas, la recta final se hizo cortísima, pero intensa. El reloj corrió, pero no era necesario. “Última generación”, “Palofumake C.F.” y “¡Aijo!”... y “Marihuana”, “La del furbol”. Descanso mientras vitoreaba el público con sabor a victoria segura y a reanudación inmediata. Y vaya reinicio, un popurri de sus versiones de ‘Clásicos’ remezclando toda la diversidad que interpretaron en “Txus” de La Polla, “Saca el güisqui cheli” de Desmadre 77, “Pongamos que hablo de Madrid” de Joaquín Sabina, que a su vez nos hizo recordar el fantástico corte del último disco “Y aún arde Madrid”, quizás no era el momento de concluir y el cuarteto finalizaba con su homenaje a sí mismos, y a todos, porque todos nos sentimos “Porretas” al final.

Escenario Sol Música

          SôBER: El cuarteto madrileño se hizo esperar, en un escenario, el Sol Música, en el que el retraso, el polvo y algún fallo técnico no desmerecía a los grupos allí presentes. Pero el desbarajustado horario que provocaba rompía la agenda y desesperaba a cualquiera, y más si de por medio estaban Rata Blanca, Soziedad Alkohólika, Rosendo o Saratoga. Sôber no es una banda nueva, llevan díez años de andadura, más de una actuación en el Viñarock y el éxito les llega ahora con ‘Paradysso’. Sorprendió ver a gente que no dobla la edad del grupo y son seguidores al calor de su último disco. Bienvenidos sean a un escenario donde la noche anterior se concentró otra generación para ver a Medina Azahara pero ahora se rejuvenecía hasta edades adolescentes. Sôber  no defraudaron y dieron en un concierto magistral que fue grabado por la televisión patrocinadora del escenario. Este grupo que hace del directo una de sus proyecciones más potentes y prácticamente insuperables en relación estudio-directo dentro del panorama estatal. Doble bajo, sonidos graves y melancólicos en “Diez años”, “Lejos” o “Eternidad”, coreados por el público hasta levantar el incansable polvo del Sol Música. Polvo que olvidamos con “Mis cenizas”, “Animal” o “Paradysso”. Pero no faltaron temas míticos como “Cubos”, “Vacío” u “Oxígeno”. Entre tanto polvo no hubiese venido mal una burbuja. En resumen: Sôber o la potencia controlada y convertida en energía musical.

          Un par de notas más, que no pueden bajar de sobresaliente en cada uno de los casos. En este escenario en mitad de la arena, resurgieron muchos grupos, algunos ya consolidados como La cabra mecánica u O´Funkillo -además de los ya mencionados, otros nuevos, Deshechos (90% de Hechos contra el Decoro), Deltonos o Las Niñas. La imposibilidad de verlos a todos y ceñirnos en esta crónica a los escenarios más rockeros y metaleros no fue excusa para dar una vuelta en momentos de descanso que terminaron por desaparecer con los ineficientes accesos generales entre escenarios. Pero, aunque sólo sea mencionarlos, no podemos dejar pasar por alto dos actuaciones más, Potato y Fanfaire Ciorcalia. Reggae y punk vasco con toques de versatilidad en una banda que lleva desde los 80 en escena y con un sonido enriquecedor, rico en instrumentos y voces: desde el saxo hasta los coros; rico en culturas con temas en inglés y euskera, además de castellano; y unos ritmos muy bailables que no dejaron asentarse el polvo debajo de los pies de miles de seguidores. Fanfaire Ciocarlia fue otra apuesta que triunfó en la internacionalización del festival, una orquesta de metales gitana, con tubas, trompeta, saxofones y percusión cuyos sonidos se aproximan a la música electrónica de forma sorprendente. Rumanos de origen, sus melodías frenéticas recorren el Este de Europa desde Turquía a los Cárpatos pasando por los Balcanes. Música transmitida sin interrupción ninguna.

          La música transmite sensaciones que llegan muy adentro cuando se escucha a solas; espectáculo televisivo a veces, no menos atrayente, pero presenciarlo en directo siempre supone más, y entre 60.000 personas y con más de 80 grupos resulta poco menos que imposible. Por todo ello, y con las incomodidades pertinentes a solucionar, gracias. ¡Hasta la próxima edición! ¡No, antes! En el Metalmania de julio más... ¿y mejor?, pues quizás sí, pero más caro.

 

Texto: Roberto Marbán y Justo Pérez
Fotos:
Matarile

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