«En orillas del éxito» |
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Grupos: Sphinx + Arion_ Día: 19/03/04_ Lugar: Sala Ritmo & Compás (Madrid) |
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El pasado 19 de marzo los
andaluces Sphinx decidieron visitar Madrid, convocando a sus seguidores en
una de las salas más humildes de la capital: Ritmo y Compás. Más de
cien personas, llegadas de muy distintas regiones del país, aprovecharon
la cita para escuchar en directo las canciones del último disco de la
banda: ‘Mar de dioses’.
Pero antes de que eso
ocurriese, los madrileños Arion se encargaron de abrir la noche. El
defectuoso sonido acrecentó los nervios de la joven banda; consiguiendo
que su cantante tropezara con los cables, que parte de la batería se
desplomase y que se perdiese en determinados momentos la concentración. Aún
así, Arion no tuvo ningún problema a la hora de conseguir la atención
del público, y todo gracias a los vibrantes solos de guitarra, al espectáculo
del bajista y a las versiones que tocaron. Junto a temas propios como
“Llorar por ti”, “No lo puedo entender” o “Quédate” se
alternaron las exitosas canciones de Bon Jovi “Runaway” y “You give
love a bad name”, amén de la aceptable “I want out”, de Helloween,
con la que cerraron su actuación.
Poco se hizo esperar
Sphinx, que en apenas veinte minutos apareció en el escenario ante la
atenta mirada de sus incondicionales. Durante su espectáculo no faltó
tiempo para dedicar un cálido homenaje a las víctimas del 11 de Marzo y
para gritar contra el terrorismo. Muchas fueron las canciones elegidas
para el momento. Una de las primeras fue “Noche maldita”, de gran
fuerza rítmica. No faltaron tampoco los “Momentos de lucidez”, ni el
famoso “Recluso 943”, unas de las más coreadas por el público. Justi Bala, lesionado
El que sí faltó a la
cita madrileña fue uno de los guitarras, Justi Bala, que no pudo acompañar
al grupo en sus andaduras debido a problemas físicos. Tras mandarle un
saludo, sus compañeros presentaron a su sustituto temporal, José Rubio
del grupo Trilogy, que subió al escenario a tocar varios temas, como
“Sangre de Egipto”.
Antes del primer
descanso, los chicos de Sphinx consiguieron poner los pelos de punta a su
público con un par de composiciones de tremenda sensibilidad: “Mar de
Dioses” y “Sueños perdidos”, en las que los brazos se alzaron con
grave intensidad. Poco se hizo de rogar el cantante, Manuel Rodríguez,
para volver a salir a escena, sentándose al teclado para interpretar una
emotiva balada, una serie de melodías encadenadas que sirvieron para que
el público cogiese fuerzas para la traca final. |
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Texto/ Domingo Fotos/ Gema Lopez |