TIERRA SANTA + LAST PROPHECY

Sala Bilborock (Bilbo) 

03/04/03

           Un año más, Tierra Santa sembró los dominios bilbaínos con esa inagotable semilla musical que día a día logra captar la atención de los rockeros más jóvenes. El Indomable Tour 2003 dejó a su paso por la capital del Botxo ese sabor inconfundible que solo los riojanos son capaces de guisar con los ingredientes más sencillos que por otro lado, el público ansía degustar. En el paseo triunfal de La Merced, Last Prophecy contribuyó a la fiesta con una descarga portadora de frescura y nuevas sensaciones. Los navarros demostraron porqué son en estos momentos la banda revelación del metal español con un show que se convirtió a la conclusión de la velada en la comidilla de todos los asistentes.

 

           Ambas formaciones aún mantenían intacto el eco de sus respectivas actuaciones del día anterior en el escenario de La Oreja Metálica del Viña Rock 2003. La implacable resaca del día después junto al bochornoso calor que azotaba a la ciudad, hizo mella en el cuerpo de unos músicos que hallaron el relax en las buenas vibraciones que trasmite la convivencia entre las dos bandas. En la calle, la expectación no alcanzó el interés que el año pasado Tierra Santa creó en sus seguidores, pero finalmente, Bilborock presentó una entrada entorno a las cuatrocientas personas.

           Quién le iba a decir a Last Prophecy que su regreso a Bilbao se produciría con su primer disco bajo el brazo y acompañando a la banda nacional de heavy metal  más exitosa de los últimos cinco años. Los cuatro muchachos subieron al ábside central de la Iglesia de La Merced, como si de un nuevo sueño se tratara. Un sueño que desde hace un par de meses viene haciéndose realidad todos los fines de semana cada vez que comparten público y escenario con Ángel y compañía. La intro que preludia ‘Jugando con sueños’, inquietó a la audiencia que permaneció agazapada ante los desconocidos músicos. La fuerza arrolladora de “Viejo circo” impactó sobre el patio de manera súbita y “La esfera azul” fue el tema que reanimó al gentío que comenzó a reaccionar. 
           La propuesta musical de los navarros, supone un soplo de aire fresco para el power metal nacional. Los riffs de guitarra forman un amplio abanico de influencias que van desde el death más melódico hasta el hard rock más furioso. La diversidad, también acompaña a unas bases rítmicas muy variables y altamente sugestibles. En cambio, las voces requieren una mayor atención por sus ejecutores ya que a mi entender conforman la sección más débil de la banda. La calidad del sonido fue ostensible durante la totalidad del show, lo que instó al respetable a disfrutar de temazos como “El último suspiro”, “Dolor en tu sangre” o “Quien reza por mi”. 

           A Last Prophecy le faltó una mejor presencia sobre las tablas pero tienen toda una vida por delante para adquirir todos esos detalles que pueden convertirles en una referencia del metal contemporáneo nacional.

           Rondaban las diez de la noche cuando Tierra Santa irrumpió de forma asesina con el tema “Pegaso”. El grupo comenzó a mitigar las ansias del respetable mediante la única forma que ellos saben; siendo ellos mismos y comportándose como lo que son: Tierra Santa. De esa manera, intercalaron todos los temas de su nuevo álbum ‘Indomable’, con reconocibles clásicos de la formación. Los riojanos demostraron una vez más que su música, a pesar de la cantidad de críticas vertidas sobre ella, continúa agradando a la inmensa mayoría del público rockero. Por mucho que intenten echar por tierra el trabajo de los últimos años, nadie impedirá a Tierra Santa escribir su nombre con letras de oro, entre los grandes del metal nacional. 
El grupo ha sabido compensar sus limitaciones musicales con un sonido, envidiable, inequívoco y contundente que se ha convertido en la banda sonora de muchas de las mejores veladas de heavy metal de nuestro país.
           La noche transcurrió sin sorpresas de ningún tipo. El show lo conformaron veinticuatro temas que fueron cayendo uno detrás de otro, sin concesiones y con la certeza por parte de la banda de que así lo quería el público. En la primera parte de la fiesta, “Alas de fuego”, “Hamlet” e “Indomable”, compartieron protagonismo con himnos como “Sangre de reyes”, “La momia” y “Sodoma y Gomorra”. Antes de la siempre emotiva “Una juventud perdida”, llegó el turno para “El canto de las serenas” y “Las Walkirias”, también de su último LP.  La voz de Ángel despertó del letargo al que le han condenado en ‘Indomable’ y volvió a destacar por su particular fuerza y carisma. Las voces de acompañamiento volvieron a brillar por su ausencia y las tareas corales cayeron única y exclusivamente en la persona de Arturo. La fenomenal labor del técnico de luces, acrecentó la grandeza de composiciones como “Tierras de leyenda”, “El laberinto del minotauro” o las esperadísimas “El bastón del diablo” y “Drácula”. 

Entre semejante avalancha de clásicos, “Las puertas del cielo” se abrieron ante la parroquia bilbaína para dar paso a “El corazón del guerrero” y los bises “Mi tierra”, “La canción del pirata” y “Legendario”.
           Un concierto más de Tierra Santa; una auténtica velada más de sinceridad, buenas intenciones y heavy metal. El combo riojano no pretende engañar a nadie y sus fans, conscientes de ello, volvieron a demostrar la fidelidad que mantiene viva a una banda. Habrá a quien no le guste, pero el éxito les invita a seguir adelante.
 
 

Texto y Fotos: Raúl Martinez

:: volver ::

Hosted by www.Geocities.ws

1