«Entre El Cielo y El Infierno»

 

Grupos: Valhalla + Thrashnos_ Día: 09/01/04_ Lugar: Sala Bilborock (Bilbao)

 

         Pudieron llegar desde el mismo averno o incluso, como ellos promulgan, desde la propia gloria vikinga. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, Valhalla aterrizaron en la dichosa tierra del Rock con pasaporte nacional. Vizcaínos de Getxo para más señas, este quinteto de Heavy Metal presentó en la sala Bilborock de Bilbao, ‘Nightbreed’ su reválida discográfica más reciente. Ante una nutrida parroquia de fieles discípulos que comulgaron perfectamente con el sermón, Valhalla reafirmó su original identidad desmarcándose de mentores teutones ajenos a la  movida. A saber: sonidos duros, melodías y coros perfectamente definidos y por supuesto, buen humor empapado en jarras de refrescante oro líquido. Como invitados de honor al festín, Trashnos, una resabiada formación gallega practicante de un Power Thrash Metal en su primer contacto con el resto del mundo.

         Si antaño fueron los alicantinos Templario quienes compartieran escenario y decibelios con los creadores de ‘Once upon a time’, en esta ocasión fueron Trashnos, los que estrecharon lazos musicales y de amistad con los anfitriones de la noche. La oscuridad se adueñó del interior de La Merced al filo de las diez en punto cuando el cuarteto coruñés tomó posiciones a tientas sobre las tablas mientras el llanto de un niño prologaba la actuación. De vuelta a la luz, un latigazo cargó el liviano ambiente de veloces estrofas a caballo entre el Power Metal más empalagoso y ese Thrash Metal que en un tiempo fuera exclusivo de la escuela anglosajona.

         La firmeza del paso que marcaba la banda al completo chocó de frente con un sonido rácano en nitidez y compensación nula, a lo que el voluntarioso guitarrista Rober respondió con pertinacia, saliendo en ocasiones airoso del envite. Algunas composiciones tales como “XIII”, “Sombras” o “¡Basta ya!”, acusaron una leve falta de arreglos en sus melodías, sin embargo dignaron a una buena formación de instrumentistas que a pesar de su constancia no hallan refugio bajo el auspicio de ningún sello discográfico. Aquella actitud tan loable de Trashnos, fue debidamente ovacionada por un respetable que acogió con gusto los temas de ‘Tiempo’, el único álbum del grupo hasta la fecha. Al final, una versión de los desarraigados Ángeles del Infierno, maldijo nuestros nombres poniendo punto y final a la primera actuación de la noche. La segunda, por cierto, para agarrarse los machos.

De pura cepa

         Nadie es profeta en su tierra, o eso dicen, pero Valhalla puede presumir de un buen número de fans que secundan todas sus convocatorias musicales en vivo. En esta ocasión tocaba la puesta en largo de ‘Nightbreed’. Razón de más para acudir.

         Vamos al rollo. Bajo el efluvio cortés de “Welcome to…”, el público recibió animosamente al quinteto local que sin embargo no las tenia todas consigo a juzgar por la seriedad de sus rostros. La contundencia de “Rebellion y “Holywar”, propiciaron en Valhalla una actitud menos distante aunque mantuvieron la antipatía con el buen sonido que hasta el momento les era esquivo. En la orilla del escenario Patxa mantuvo su perfil de tio duro aunque no pudo evitar una sonrisa  hacia los que le vitoreaban desde abajo. Será porque la experiencia manda, pero jamás se había visto tanta seguridad y desparpajo en el apuesto vocalista de Ermua. Mientras tanto, cortes tan variados como “Bigwigs” o “Rise your tankard” fueron lo más destacable de la primera parte de un show que iba hallando acomodo en nuestros oidos.

         Un pequeño recorridor por su primer álbum, nos rescató temas tan memorables como “Born by metal” o ”Humans”, a los que Jevo y Mikel con sus guitarras dotaron de esa perfecta sonoridad a la que nos tienen acostumbrados cuando las condiciones técnicas lo permiten. En medio de ambos siempre estaba el increíble Chefy, con el trasteo de su instrumento como testigo de sus influencias ancestrales. “Heaven cant wait” de los germanos Gamma Ray contentó al personal más puritano mientras el resto, que a buen seguro jamás comulgaría con un vinilo de los Judas, disfrutó de lo lindo con la ocurrente adaptación de los Village People “In the navy”. Con la misma naturalidad que Ivan machacaba los parches de la sufrida batería, los que guardaban el patio vibraron con las aventuras de “Countess Bathory” y “Vlad the impaler”. Al final, la grandilocuencia coral de “Him of victory” y “The fallen angels” dieron paso a un breve receso que fue interrumpido para rematar con la autobiográfica “Guardians of Metal” y “Hail and Hill” de unos tal Manowar, que Valhalla emplea para reafirmar su virilidad metalera. Menuda redundancia.

         Ahí queda todo eso, para justo reconocimiento de algunos y cruel desprecio de otros. En cualquier caso, Valhalla nunca se jactaron de haber descubierto un estilo nuevo, pero sí han demostrado una fuerte personalidad dentro del panorama metálico nacional. Allá cada cual con sus prejuicios. Y es que Valhalla siempre estuvieron a vueltas entre el cielo… y el infierno.

Texto y Fotos/Raúl Martinez

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