La desilusión dio forma a los rostros de ambos grupos pero el orgullo personal y la profesionalidad pudo con el frío ambiente que allí se perfilaba. Entorno a las nueve de la noche las luces del patio se  apagaron y los pamplonicas Last Prophecy saltaron al escenario. La situación que debía afrontar la bandas se antojaba muy difícil de superar. No solo había escasez de audiencia sino que cierto sector de la misma se dedicó a desanimar al grupo con chistes muy poco oportunos. Mejor hubieran hecho quedándose en sus casas.

            Pero a los muchachos de Last Prophecy poco o nada debió importarles semejante actitud. El grupo ejecutó con solidez cada uno de sus temas aunque apenas se movieron de sus posiciones. El estilo, muy cercano al clásico power metal alemán, es el apropiado para degustar caña y melodía de la manera más amena y alegre. Sus estribillos son de esos que se te meten en la cabeza y no paras de tararearlos, pero además, si añades a sus temas estructuras variadas pero sin demasiada floritura el resultado salta a la vista. Afortunadamente la banda ya tiene un contrato discográfico sobre la mesa que está a punto de hacerse público. Como adelante os diremos que a partir de ahora Last Prophecy escribirán sus letras en castellano. 

            Tres cuartos de lo mismo ocurrió con Aspid, quienes actuaron con la misma fuerza y ganas que si estuvieran ante una sala a rebosar. El combo catalán apuesta por la exploración de nuevos campos dentro de heavy metal y `Babel´ supone un punto de inflexión en los más de diez años de historia del grupo. Dejando atrás una época más sucia y cañera propia de los grandes hitos del trash, los Aspid del nuevo milenio nos muestran su cara más melódica y profunda. No hay lugar a dudas de que la personalísima voz de Juanjo (que a veces nos recuerda a Enrique Bumbury) es el principal motivo del cambio. En la primera fase del concierto predominaron los temas nuevos, composiciones en una honda cercana al hard rock posmoderno de  grupos como Sôber pero con un toque personal que les hace muy diferentes del resto. Novedades como “Flores deshojadas”, “Hundido”, “Avanzando de Espaldas”, “Mira a tu alrededor" o “Etérea” chocaron brutalmente con clásicos de antaño mucho más duros, sucios y agresivos como  “Otra Víctima”,  “Imágenes de dolor” o el popurrí compuesto  por "Hacia donde ir", "Juego sucio", "Rómpelo".

            La gran movilidad del grupo imprimió un ritmo vertiginoso al concierto que el bajo de Javi y la batería de Rafa supieron remarcar y mantener perfectamente, a la vieja usanza. Además, las melodías vocales de Juanjo y del guitarrista Jordi se acoplaron con una naturalizad fuera de lo normal que lucieron aún más, gracias a un sonido limpio y homogéneo.