Perfecto.
Del latín perfectus. Que tiene el mayor grado posible de bondad o
excelencia en su línea. En la música: Medina Azahara. Casi en las
puertas de su veinticinco aniversario, el grupo español de Heavy Metal más
grande que ha visto la historia musical de este país, alecciona sin
querer a vanidosos desvencijados con un soberbio álbum, 'Aixa',
y una multitudinaria gira que a su paso por la capital vizcaína colgó el
cartel de no hay billetes. El Kafe Antzokia de Bilbao, fue el escenario idóneo
para un espectáculo que si bien pecó de una clamorosa escasez escenográfica,
mantuvo una línea ascendente hasta el punto de convertirse en la mejor fórmula
de proselitismo.
Más
de cinco años, que se dice pronto, han tardado Medina Azahara en regresar
a la ciudad que en 1998 pisaron por última vez presentando aquel
incomprendido 'Tanger'.
Desde entonces hasta hoy, un fracasado intento por traer de nuevo su música
hasta aquí y una visita relámpago presentando su anterior trabajo 'Tierra
de libertad' para los medios de comunicación,
fueron la única relación de los cordobeses con Bilbao. Ya les vale. Eso
sí, la espera mereció la pena. Afortunadamente, los bríos de 'Aixa',
su decimoquinto álbum, calmaron las ansias de Medina que rockeros de incógnito,
padres de familia, adolescentes y heavys sin remedio habían acumulado
durante todo este tiempo.
Además
de andaluces, algo de cultura anglosajona tienen, más que nada por llevar
a rajatabla algo tan inalcanzable para algunos como es la puntualidad.
Entre intensas luces de neón y cientos de corazones a mil, Medina Azahara
abrió su particular "Puerta al mundo"
por la cual desfilaron sus cinco componentes para encontrarse de bruces
con una audiencia entregada desde la primera nota. Así, "A
toda esa gente" fue la respuesta de la
banda ante semejante clamor, dando paso a una serie de cortes como "Pegado
al suelo" o "La
vida es así", pertenecientes a sus dos
álbumes más recientes. La casualidad no existe y una vez vez más,
Medina tuvo conexión directa con el más allá. ¿Extrarrestres? Quizás,
pero podrían enseñar a más de un soberbio varias cositas sobre esto de
la música con distorsión.
Saltos en el guión
Mientras
alguien podía pensar que había trampa o cartón sobre las tablas del
Antzoki, otros se entregaron en cuerpo y alma al encanto costumbrista de
"El vaivén del aire". Ardor, sentimiento y retrospectiva al
canto con "El lago" de Triana, "Se" y "Paseando
por la mezquita" aunque siempre hay tiempo para la mesurada y
progresiva técnica del señor Reyes a la batería. Pero enseguida, el
disfrute del personal volvió a fijarse en la voz de Manuel mientras este
enfilaba con atino cortes tan sublimes como "Vientos de cambio",
revisión en castellano del "Wind of change" de Scorpions, o la
mismísima "Córdoba". Tanta facilidad para la interpretación,
aturde. Entonces, llegó el momento de tirar de clásicos y algún que
otro himno, entre los que destacan por obligación "Todo tiene su
fin" y "Necesito respirar". La sonrisa cómplice del
bajista Pepe, resignado al ostracismo como protagonista, vaticinaba algo
grande tras el intermedio.
De
pronto el cielo se abrió, y de el cayeron treinta minutos de clásicos
sin pausa. Alabado sea el señor. Desde 'Sin tiempo' hasta 'XX', más de
catorce escuetas versiones de otros tantos éxitos de la formación
cordobesa, sonaron entre la improvisación y los desvaríos de Paco
Ventura y Manuel Ibáñez, guitarra y teclados, ambos de órdago,
respectivamente. "Niños", "Hijos del amor y de la
guerra", "Junto a Lucía", "El pozo de mi sed",
"O.U.A", "Danza al Viento", "Loco por ti" y
"En la noche de San Juan" son parte del atracón al que "Insomnia"
puso fin entre vítores y salves al grupo. Decenas
de besos, abrazos y muestras de cariño mutuo, unieron a Medina y fans en
mitad del ruedo donde los diestros ejecutaron la faena. La presidencia les
había concedido el máximo trofeo.
Medina
Azahara, Reyes sin trono del Rock Duro hispano para indoctos con
prejuicios. A palabras sordas oídos necios, o al revés. Es igual. Para
el resto de mortales, cumbre de un movimiento rockero único e irrepetible
que tiene por bandera la libertad y la elegancia en todas sus acepciones.
Amén.
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