«Heavys elevados al cubo»

 

Grupo: Vhäldemar_ Día: 13/12/03_ Lugar: Kafe Antzokia (Bilbao)

 

         Vhäldemar. Cuatro muchachos felizmente enfermos. Diagnóstico: Heavy Metal. Reductos inquebrantables del la receta más rancia de esto a lo que nunca llamaron Metal Pesado (por eso cantan en inglés), el combo baracaldés presentó en el Kafe Antzokia de Bilbao su más reciente creación ‘I made my own hell’, ante un público grande en cantidad y calidad que supo descifrar el mensaje de sus paisanos a pesar del previsible exceso de vatios. Las evoluciones  musicales de este valuarte de la discográfica Arise, dieron forma a un directo crudo y enérgico, avasallador para los recién iniciados, aunque falto de equilibro en algunos aspectos. Una lástima, porque el grupo apunta hacia cotas más altas. ¿Vanidad? No. Las exigencias de un guión ancestral. Eso sí.

         Los triunfales ecos de su primer álbum ‘Fight to the end’, cuya repercusión transcendió más halla de nuestras fronteras, Brasil y Japón son un ejemplo,  permanecen en la memoria de los que con escepticismo contemplan el resurgir de un estilo apocado por la mano de la radio-fórmula: el Heavy Metal. Los estigmas de Vhäldemar divulgan el rebrutecimiento del género, proscribiendo los ornamentos y las filigranas instrumentales hasta que la edad imponga la necesidad imperiosa de otro rumbo musical… o no. Mientras tanto, valga toda su arrogancia propia de los Manowar más primarios y la indulgencia de Saxon, Iron Maiden o Gamma Ray, para fabricar un show que el pasado 13 de diciembre nos anticipó los contenidos de su próxima gira en solitario por toda la piel del toro.

         A  las diez en punto de la noche, el patio de la sala ya recogía a la mayoría de seguidores que aguardaban impacientes con sus parapetos de telas negras estampadas y cuero indomable. Sin embargo, pocos fueron los que con su demora vieron inmediatamente al grupo prender fuego a la mecha de sus instrumentos. Efectivamente, “Breaking all the rules” puso patas arriba a un local cegado por el destello de la pirotecnia que nos guardaba más sobresaltos en “I made my own hell”. Un pequeño salto en el tiempo nos llevó a su primer asalto discográfico y un tema en concreto: “Lost wordl”. De regreso a la actualidad “Dreamer”y “Steam-roller” nos confirmaron a unos Vhäldemar generosos en ritmos infernales, pero rácanos en melodías que se volatilizaron en medio de la fría escena.

Arena y cal

         En el flanco izquierdo del escenario, Oscar machacaba activamente su bajo a un volumen brutal, como dirían aquellos maestros del Rock Duro en castellano. En el otro extremo, la juventud del guitarra solista Pedro Monje, deslumbraba a sus congéneres con una técnica ejecutada a la perfección sobre el tamiz de su Stratocaster. Las reiteradas carreras entorno al mastín de aquel bello instrumento, no fueron correctamente complementadas con unas gotitas de feeling y algo de imaginación, componentes básicos para optar al éxito. El sonido galán de los dos fragmentos en que se dividen  “Old king’s visions”, trajeron consigo los instantes mejor compensados de todo el recital. Así, Vhäldemar agotaron el repertorio de su última entrega discográfica con algunos cortes como “House of war” o “No return”.

         Los músicos, convertidos en casuales guerreros por aquello de seguir los pasos de quien les presta el nombre, aplacaron el clamor de la masa con una palabra y una invocación: “Vhäldemar”. Mientras el principal frotman de la banda, Carlos, experimentaba unos registros vocales más cuidados que de costumbre, los ritmos de su guitarra obstruyeron las evoluciones del  más yogurín que apenas hizo un alto en el camino para dar paso a las destrezas del batería Edu. Un vistazo rápido a los camerinos y vuelta a las tablas. Lo mejor del ahora lejano ‘Fight to the end’ nos aguardaba en una emboscada. “Black beast” y “Energy” acompañaron a los últimos brillos del fuego que aún permanecen en la retina del gentío, como recuerdo imborrable del fragor de la batalla.

         Así transcurrió la puesta en largo de ‘I made my own hell’, la nueva propuesta musical de Vhäldemar, una formación que aspira a ser alguien importante en el ámbito mundial del Heavy Metal.  Fuera experimentos y vaciles al género. Que otros busquen su norte, porque Vhäldemar lo tienen bien hallado. Punto en boca.

Texto y Fotos/Raúl Martinez

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