Se puede decir que, con
todas las diferencias que uno quiera encontrarle,
Arturo
Pérez-Reverte es el John Grisham español. No sólo sus libros se
venden como rosquillas y son lectura obligatoria
del verano, sino que además varios de ellos han
sido llevados, con mayor o menor acierto y rigor,
a la gran pantalla. Y al igual que Grisham, Pérez-Reverte se ha apuntado ahora al carro de
escribir guiones específicamente para su
adaptación cinematográfica, y para ello ha
escogido una trama dentro del universo gitano,
ambientada en el sur de España que tanto le
gusta, repleta de acción y intriga como sus
mejores novelas. Manuel Palacios cuenta con una larga carrera a sus
espaldas en la mayoría de los ámbitos de la
comunicación. Desde el teatro (dirigió su
propia compañía de 1983 a 1990) a la publicidad,
pasando por el cine y la televisión en los que
ha explorado diversos géneros. En algunas de
estas experiencias ya había explorado el
flamenco y su mundo, del que se confiesa un
amante obsesivo. Cuando oyó la historia que
rondaba por la cabeza de Pérez-Reverte, no dudó un instante en
transformarla en un largometraje.
De la unión de los
esfuerzos de ambos surgió finalmente el guión
de Gitano, que quedó archivado en un cajón
mientras Palacios se
dedicaba a otros proyectos. De este momentáneo
olvido lo salvó José Manuel Lorenzo, que se entusiasmó con el proyecto
y lo puso de nuevo en marcha. Se buscaron
productores, se discutieron actores y se planificó
el proyecto, se rodó, se montó y se postprodujo,
y finalmente, cinco años después del primer
encuentro entre Palacios y
Pérez-Reverte, la película llega a las pantallas
de todo el país.
Su protagonista es Andrés
Heredia, gitano, músico y exconvicto, al que su
familia espera a la salida de la prisión para
ajustar cuentas con otro clan gitano, los Junco,
autores del asesinato de un Heredia. Al ley
gitana lo manda, ojo por ojo. Andrés quiere
olvidar y volver a empezar, pero no puede. No
puede porque es gitano, y por lo tanto esta
obligado por su raza. No puede porque por más
que se esfuerce aún recuerda a su mujer, Lucía,
que le abandonó cuando él fue condenado. Y no
puede porque el pasado le persigue: la disolución
de su grupo "Candela", la lenta
destrucción de su primo Peque, las amenazas de
su exmánager y la seguridad de que detrás de
sus años en prisión hay un complot contra él.
Por todo ello decide averiguar la verdad, pero
tal vez esta sea peor de lo que él ha previsto...
Los tres pilares que
sustentan esta trama argumental son sus
personajes principales: Andrés, Lucía y Lola,
hermana de Lucía, amiga de Andrés y esposa de
Peque. Los tres han sido interpretados por
personajes sobradamente conocidos en el mundo del
espectáculo. Andrés es Joaquín Cortés, el genial bailarín flamenco
admirado en todo el mundo y reclamado en un sinfín
de actos en distintos continentes. Cortés ya había aparecido antes en otras
películas, como La flor de mi secreto y Flamenco, pero en ellas siempre había
interpretado a un bailarín. Aquí se le ofrecía
una nueva oportunidad: su personaje era músico
percusionista, tocaba el cajón, un instrumento
que el propio Cortés ha
incorporado a varias de sus coreografías. Como
el mismo declaró en la presentación de la película
en Madrid, la gente ya sabe que él sabe bailar,
y lo que le apetecía era probar algo distinto,
interpretar otro papel. Ésta fue su oportunidad.
Cortés incorporó a Laetitia Casta al reparto de la película, como una
Lucía de madre francesa pero con acento muy
gitano. Casta
es conocida como la
modelo que revolucionó el mundo de la moda a
golpe de redondeces y curvas sugerentes. Habiéndose
convertido en una top-model de ámbito mundial, Laetitia se lanzó a explorar otros mundos.
Debutó en el cine con Asterix y Obelix, y también a participado en otros
proyectos audiovisuales destinados a la pequeña
pantalla. En esta su segunda intervención en el
cine da vida a la sugerente y misteriosa Lucía
que trae de cabeza a Andrés.
Para completar en trío está
Lola, interpretada por Marta Belaustegui, la que cuenta con más experiencia
cinematográfica de entre los tres protagonistas.
Después de estudiar Arte Dramático en Madrid, Belaustegui se lanzó a los escenarios y
participó en gran número de obras teatrales,
hasta que en 1994 debutó en el cine con Malena es un
nombre de tango,
junto a Ariadna
Gil. A esta le
siguieron otras como Cuestión de suerte, Cha-cha-cha, Si quiero, Una misión de
cien dólares, Marta y
alrededores, Polizeiruff 110 y Cuando vuelvas a mi lado, de Gracia Querejeta, por la que recibió excelentes críticas.
El cuarto pilar sobre el
que se fundamenta la película es la música que
empapa todo el film y que acompaña a los
espectadores y los protagonistas. En la banda
sonora han intervenido varios de los artistas
flamencos actuales más representativos, entre
los que se encuentran Navajita Plateá, Rosario Flores, Juan y Pepe Habichuela, Tomatito, Vicente Amigo o Azúcar Moreno. Sus canciones inundan Gitano de un nuevo flamenco, lleno de vida
y de sentimiento. A ellas hay que sumar Bohemio,
la canción compuesta por Antonio Carmona (que tiene un breve papel en la
historia) especialmente para la película, como
la canción emblema del grupo "Candela",
el single que esperaban lanzar; y la canción que
da nombre al filme y que la cantante Lola Junco interpreta en el escenario del
"Candil".
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