La Tormenta Perfecta

Sebastian Junger es famoso en Gloucester, una pequeña pero conocida población pesquera al este de Estados Unidos. El principal motivo es su libro The perfect storm (La tormenta perfecta), basado en una historia real, que narra las peripecias del Andrea Gail durante la que sería considerada la peor tormenta en la historia vista hasta el momento. El capitán del Andrea Gail, Billy Tyne, estaba pasando una mala racha en comparación con su compañera de capturas, la capitana del Hannah Borden Linda Greenlaw. Esto le llevó a embarcarse una última vez la temporada de 1991, con la intención de ir más allá de los Grand Banks, hasta el Flemish Cap, famoso por la abundancia de su pesca pero también por sus difíciles aguas. Sin embargo, Tyne era un capitán experimentado, y su tripulación era intrépida y estaba ansiosa por ganar dinero, por lo que decidieron enfrentarse al mar embravecido para intentar vencerlo. Lo que ellos no sabían era que la tormenta a la que se enfrentaban, la misma que da nombre al libro, iba a ser peor que cualquiera de las que habían presenciado hasta el momento. La conjunción de tres frentes distintos creó una tormenta de dimensiones descomunales, que debido a la rapidez de su formación ni tan siquiera fue bautizada por la Oficina Meteorológica (se suele conocer como "La tormenta sin nombre" o "La tormenta de Halloween", en referencia al día en que se produjo): bastante trabajo tenían intentando prevenir a los barcos que se hallaban en el mar.

Esa noche varios barcos estuvieron perdidos en el mar, mientras los equipos de rescate de la Fuerza Aérea y la Guardia Costera intentaban rescatar a su tripulación. Junger relató su experiencia en su libro, y Wolfgang Petersen lo hace ahora en su última película, titulada homónimamente The Perfect Storm. Petersen quedó fascinado con la lectura del bello drama épico de Junger (que se ha convertido en lectura obligatoria en varios colegios locales de Gloucester) y decidió llevarla a la pantalla. Pero para ello quería asegurarse de que iba a poder crear en cine una experiencia equivalente a la realidad que vivieron los protagonistas de la historia. Por ello se puso en contacto con la Industrial Light & Magic, creadora también de los efectos de Twister, y esta puso toda su última tecnología al servicio de la que se iba a convertir en la verdadera protagonista de la película: la tormenta.

Una vez Petersen estuvo seguro de que el resultado final le iba a resultar satisfactorio por creíble, empezó a seleccionar a los protagonistas de la película. El candidato que vio más claro fue George Clooney, ya que era dominante pero sutil, integrante también de un grupo, tal como es un capitán de barco. Clooney no había tenido mucho contacto anteriormente con el mundo de la pesca, de forma que se dedicó a tripular el Lady Grace (el barco gemelo al Andrea Gail que se utilizó durante la película, una vez pintado, reformado y acondicionado para hacerse pasar por éste). Clooney comenta, con gran sentido del humor, que "tenía que atracarlo paralelo en varios muelles diferentes. Por suerte, no la fastidié ni destruí el muelle, que es algo que se anima a los capitanes a que no hagan". Como sacarse el carnet de conducir, vaya.

Clooney fue el que recomendó a Mark Wahlberg para el papel de Bobby, después de su experiencia conjunta en Tres Reyes. "George me comentó que Wahlberg estaba magnífico en Tres Reyes", dice Petersen. "Y entonces pensé, ‘¿No es de Boston?’, y eso hizo que me interesara. Lo conocí y me gustó, además de que a George le gustaba y era perfecto para el papel". Wahlberg se preparó a conciencia para el papel, aprendió las técnicas de la pesca de altura e incluso pasó unos días en la misma habitación que el personaje que interpreta en la película, encima del bar llamado Crow’s Nest, que era el punto de encuentro de la zona.

Diane Lane, que interpreta a la novia de Bobby, también llegó a conocer muy de cerca el Crow’s Nest. Aunque el trabajo le encantaba, recuerda que "al acabar el día me moría de ganas de volver a casa porque la espalda me dolía mucho de estar sentada en un taburete siete horas seguidas durante las escenas del Crow’s Nest. Naturalmente, no me atreví a quejarme de esto a los chicos, que tenían que soportar literalmente toneladas de agua estrellándose contra ellos durante semanas enteras".

Así fue, ya que la película fue rodada con el mayor realismo posible. Se habilitó un tanque de 95x100x22 pies en el Estudio 16 de la Warner Bros., en el cual los actores se sumergían durante horas para rodar las diversas escenas. Se simulaba el movimiento del agua, el ruido y el viento, y los actores tenían que aguantarlo estoicamente. Naturalmente, las escenas no entrañaban el riesgo de las situaciones reales, pero aún así resultaban un gran reto físico. Como explica Dash Mihok, que interpreta a un teniente paracaidista en misión de rescate, "Wolfgang y todos los demás describieron lo que íbamos a hacer en el estudio y yo pensé ‘Eh, he leído el libro, puedo hacerlo’. Teníamos salvavidas y trajes de supervivencia y supuse que todo lo que teníamos que hacer era flotar. Entonces, el primer día de rodaje, eché un vistazo a ese enorme tanque: había ocho submarinistas profesionales en el agua con todos esos aparatos para crear la tormenta, y me pareció algo nunca visto. Así que nos metemos en el agua y yo sigo pensando: ‘Soy un atleta, adelante’. Pero en la primera escena, con las olas chocando contra mí y el viento y el ruido, empecé a tener la sensación de que me iba a ahogar". Y eso que Mihok, junto a sus compañeros, había asistido a un programa de saltos para comprobar como era una operación de rescate. En este sentido, los servicios de rescate prestaron una ayuda inestimable al equipo de la película, proporcionándoles información y consejos.

Lo mismo sucedió con la población de Gloucester, que se volcó de lleno en el rodaje cuando, después de las escenas de estudio, fueron a rodar los exteriores al escenario real de la historia. Allí se presentó un nuevo impedimento, el huracán Floyd, que amenazó con llevarse por delante todos los decorados y el material preparado para el film. "No deja de ser una ironía que un gigantesco huracán cause estragos en una película sobre un gigantesco huracán", comenta el productor Gail Katz. Sin embargo finalmente el peligro pasó de largo reducido a tormenta tropical, que precisamente sirvió al equipo para rodar algunas escenas altamente aprovechables de los barcos en la mar, gracias a que ésta estaba aún encrespada. Fue un golpe de suerte, ya que este tipo de efectos, como dice Katz, no se pueden comprar.

Los habitantes del pueblo de Gloucester ya están acostumbrados a este clima, que sólo dificulta el trabajo de todos los pescadores que sustentan la economía local. Como se puede ver en la película, la vida de estos es muy extrema, ya que pasan largos períodos de tiempo en el mar, y cuando regresan a tierra se dan la gran vida durante los días que les quedan. Es un micromundo totalmente distinto a cualquier ciudad cercana, que Junger adora. Una adoración que Petersen ha sabido mostrar en su película, especialmente en las escenas del Crow’s Nest.

El motivo principal de este estilo de vida es que la vida de los marineros está constantemente en peligro. Como explica Junger "no sólo todo el mundo conoce a alguien que ha muerto en el mar sino que todo el mundo que trabaja en la industria pesquera casi ha muerto. Todos los pescadores con los que hablas han quedado atrapados en un momento u otro". Precisamente por eso el escritor ha creado, con el dinero recaudado por las ventas del libro, "Perfect storm foundation", destinada a dar oportunidades a los hijos de pescadores de encontrar trabajo fuera de este campo peligroso y en constante declive. Un campo que en Gloucester se ha llevado más vidas que todas las guerras acaecidas desde su fundación.

No es de extrañar pues que los habitantes de este pueblo colaboraran en cuanto pudieron en el rodaje de esta película sobre unas jornadas que todavía perviven en la mente de todos. Por ejemplo, cuenta el diseñador de producción William Sandell que "normalmente es responsabilidad mía hacer que todo parezca lo más auténtico posible, pero había mucha gente de la zona en el plató y la mayor parte de ellos habían vivido en los muelles toda su vida, por lo que eran una constante fuente de ideas y consejos sobre la ambientación. Era como tener cientos de asesores técnicos. Hizo que fuera auténtico porque te decían directamente ‘No, así no se apareja un barco’. Así que lo volvíamos a aparejar".

De esta manera, el equipo consiguió recrear lo más realistamente posible la noche en la que el Andrea Gail se enfrentó a la "tormenta perfecta", mientras los equipos de rescate luchaban por rescatar a los navegantes atrapados en medio de una mortífera arma de la naturaleza que los efectos especiales se han encargado (con notable éxito) de reproducir. Todo acompañado de una banda sonora fascinante, con geniales canciones en el Crow’s Nest y trabajadas melodías acompañando las escenas en alta mar, melodías que por cierto han sido compuestas por James Horner, que últimamente parece tener un cierto apego por los desastres naturales en alta mar.

 


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