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Pedro Segura Sáez
Pedro Segura, que estaba destinado a convertirse durante la etapa republicana en uno de los centros del enfrentamiento Iglesia-Estdo, era hijo de maestros rurales y nació en la localidad burgalesa de Carazo en 1880. Tras cursar estudios en el seminario, se ordenó sacerdote en 1906 y se doctoró en Teología, Derecho Canónico y Filosofía en la Universidad Pontificia de Comillas.
Preconizado obispo de Apolonia en 1916, ejerció como auxiliar de Valladolid hasta que, cuatro años después, fue nombrado obispo de Coria. Su campaña en favor de los habitantes de las Hurdes posibilitó la visita de Alfonso XIII a la región en 1926 y popularizó la figura del obispo. Convertido en arzobispo de Burgos ese mismo año, la protección del rey le valió la dignidad cardenalicia y la sede primada de Toledo, a comienzos del año 1928.
Hombre de fuertes convicciones monárquicas, acogió mal la proclamación de la República, y el 1 de mayo de 1931 publicó una pastoral en la que criticaba duramente al nuevo régimen. Llamado a Roma pocos días después, a su vuelta a España en junio fue expulsado por las autoridades republicanas. Las presiones del Gobierno indujeron a Pío XI a despojarle de su sede y en adelante residió en Francia y en Roma, donde ocupó un cargo en la Curia.
Vuelto a España en 1937, se hizo cargo de la diócesis de Sevilla. En adelante, protagonizaría frecuentes altercados con las autoridades franquistas por su concepto de la independencia de la Iglesia respecto del régimen. Se negó a que figurasen en las iglesias de su jurisdicción las lápidas con los nombres de los caídos del bando nacionalista y sus sermones sabatinos se hicieron célebres por las denuncias que en ellos realizaba.
Encontrándose en Roma, en 1954, fue nombrado para sucederle como auxiliar Bueno Monreal, y a él se le retiraron los poderes y administraciones. Falleció en Madrid en 1957.