ARTÍCULO
DEL MES:
TRAUMATISMOS
DE OÍDO
El
ejercicio de la caza supone la necesidad de manejar armas y, en
consecuencia, debe ser considerada como
una actividad de riesgo.
Todos hemos oído (y algunos por
desgracia vivido) diferentes relatos
que narran accidentes de todo tipo
ocurridos con las armas de caza. En
ocasiones estos accidentes se deben a
fallos en las propias armas, pero
no es lo normal. Desgraciadamente en la
mayoría de los casos se trata
de descuidos o errores humanos, que en
ocasiones tienen
consecuencias
lamentables.
Cualquier
cazador es consciente de las medidas de seguridad que deben
ser tomadas para evitar estos accidentes;
el respetarlas o no entra en la
conciencia de cada uno.
En
esta ocasión nosotros queremos hablar de uno de los problemas que
están directamente relacionados con el
uso de las armas durante la caza:
el TRAUMATISMO DE OÍDO, una dolencia por
desgracia bastante
común entre cazadores y tiradores, que
debemos conocer y prevenir.
Estudios
realizados en Estados Unidos constatan que cazadores y tiradores están muy por
encima del
riesgo medio de pérdida o disminución
de la audición; de 1.500 personas estudiadas, el 50% padecían este
problema, un riesgo que llega a aumentar
hasta un 7% por cada cinco años de práctica cinegética.
QUÉ
ES UN TRAUMATISMO DE OÍDO
El
traumatismo de oído se produce cuando recibimos un impacto de ondas que
sobrepasan la capacidad
de absorción y neutralización de las
estructuras anatómicas.
Los
elementos que intervienen en la audición son:
-
El oído externo, cuya función es conducir el sonido hasta el oído
medio, empieza en la oreja y
llega hasta el tímpano.
-
El oído medio, es una cavidad con aire que comunica con la nariz y con
la faringe, contiene una
cadena de huesos llamados martillo,
yunque y estribo, que se conectan entre si. Las ondas
sonoras, producen vibración del tímpano
y mediante la cadena de huesos transmiten estas, al
oído interno.
-
El oído interno donde se sitúa el caracol, órgano principal de la
audición, presentando una parte
en forma de tubos enrollados que forman
tres cámaras que contienen líquido (conductos
semicirculares) que se relacionan con el
sentido del equilibrio. La función del oído interno es
convertir las vibraciones en impulsos
nerviosos, recogidos por el nervio auditivo y transmitido
por éste al cerebro.
Los
altos niveles sonoros pueden deteriorar las células auditivas que se encuentran
en nuestro oído
interno. El sonido fuerte y prolongado
puede destruirlas de forma irreversible, lo cual provoca una
pérdida de la audición que se irá
manifestando de forma gradual, indolora e invisible… pero permanente.
Ni
que decir tiene que cuantas más células resulten dañadas, más dificultad
generarán para la audición.
Además,
la duración de la onda de presión, condicionará sus efectos sobre el oído:
-
En una explosión dura más de 1,5 mseg.
-
En una detonación dura menos de 1,5 mseg.
TRAUMATISMO
EN LA CAZA
Casi
el 47% de los tiradores americanos en activo sufren una marcada pérdida de
audición, según indica
un estudio realizado por el E.A.R. Inc.,
compañía productora de protectores para los oídos. Un problema
que puede paliarse hasta cierto punto
utilizando la protección adecuada.
Cuando
acudimos al campo de prácticas de tiro, resulta habitual que llevemos con
nosotros protectores de
oídos, como un elemento más del equipo;
sin embargo, cuando se trata de una jornada de caza, somos
mucho menos precavidos a la hora de
proteger los oídos. Con demasiada frecuencia no nos damos cuenta
de que con cada disparo la audición se
está deteriorando, ya que el daño causado por la exposición al
ruido de los disparos se produce de
manera gradual.
Debemos
ser conscientes de que durante el desarrollo de la caza, el
traumatismo de oído puede producirse
bien por un disparo que se efectúe
cerca de la persona que recibe la
detonación, o bien por la repetición de
disparos (algo muy habitual en
determinadas modalidades de caza).
Ni
que decir tiene que lo que más afectará a nuestros oídos son los calibres
gruesos o los medianos utilizados en
armas de cañón corto.
Normalmente,
hablamos de ruido excesivo cuando los niveles de ruido
alcanzan 85 ó más decibelios durante 8
horas. Las armas producen un nivel
de ruido superior, pero en explosiones
breves; así el disparo de una escopeta
crea un ruido de 150 a 160 decibelios.
Las
lesiones se producen por:
-
Mecanismo directo: asociado al desgarro del tímpano y a otras
lesiones de la mucosa del conducto
auditivo externo y elementos
del oído medio.
-
Mecanismo indirecto: afecta a la microcirculación y lesiona
algunas neuronas del oído interno, ya
sea de forma transitoria o
irreversible.
Los
daños producidos dependerán de la intensidad de la detonación, así como de
la susceptibilidad
individual, de la edad de la persona y de
la exposición anterior a ruidos menos intensos que conforman lo
que se denomina “fatiga auditiva
previa”.
Debemos
ser conscientes de que cualquier cazador con sus capacidades auditivas
disminuidas supone un
serio riesgo para él, para sus compañeros
e incluso para los perros, porque no escuchará los avisos ni las
llamadas.
SÍNTOMAS
Entre
los primeros síntomas de haberse producido un daño en la audición encontramos
el cambio
temporal del umbral auditivo,
lo que se manifiesta produciendo la sensación de tener taponados los
oídos temporalmente, algo que puede
durar horas e incluso días.
Además
existen otros síntomas que marcan la aparición de este tipo de traumatismos;
son:
-
Dolor: que suele ser intenso y punzante, y que habitualmente aparece en el oído
opuesto al de la
mano que dispara.
-
Hipoacusia: es decir, disminución de la capacidad de audición.
-
Acufenos: ruido continuo, como si se tratara de un zumbido.
-
Hemorragia: sólo en los casos en los que ha habido una rotura de tímpano.
PREVENCIÓN
Lo
más frustrante de la pérdida auditiva causada por la exposición al ruido de
armas es que puede
prevenirse muy fácilmente; sólo tenemos
que ser muy conscientes de la necesidad de protección. Los
económicos tapones de oídos, capuchones
de canal y orejeras con almohadillas se encargan de hacer ese
trabajo. Como cualquier otra medida de
protección, no conviene que tratemos de ahorrar en la compra de
estos productos, debiendo decantarnos
siempre por aquel que nos ofrezca la mejor y más completa
seguridad para nuestros oídos.
Además
y para aquellos que necesitan poder oír bien durante una cacería y a la vez
estar protegidos del
ruido de las armas, existen también
dispositivos electrónicos que, aunque son
algo más caros, cumplen su misión a la
perfección.
En
caso de no disponer de tapones, existe un remedio de urgencia que
conviene conocer: podemos utilizar los
filtros de los cigarrillos; aunque no
resultan tan adecuados y no conviene
utilizarlos de manera habitual, sí que
pueden suplir muy dignamente a los
tapones en caso de urgencia.
TRATAMIENTO
Ni
que decir tiene que ante el primer síntoma de dolor en los oídos deberemos
acudir al médico para
realizar una adecuada revisión; de hecho
siempre se recomienda que todo cazador realice controles
audiométricos periódicos que nos sirvan
para prever posibles complicaciones.
El
tratamiento se suministrará en función de la sintomatología de cada
individuo.
En
caso de que el dolor comience durante la jornada de caza, lo primero que
podremos hacer para paliar
ese dolor es administrar cualquier analgésico
oral.
Si
apareciera hipoacusia o acufenos, debemos saber que estos fenómenos pueden
desaparecer
transcurridas de 12 a 24 horas, pero en
caso de persistir transcurrido este tiempo será necesario acudir a
un especialista.
Ante
una hemorragia que sucede sobre el terreno deberemos limpiar bien el exterior
del oído para después
proceder a taponarlo con una gasa o un pañuelo
(limpio, por supuesto), pero nunca pondremos algodón.
Ni que decir tiene que la consulta médica posterior deberá realizarse
lo más urgentemente posible.
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