1.- ARTÍCULO DEL MES:

LA CAZA DEL JABALÍ EN INVIERNO

En este mes invernal, en el que el frío es el principal protagonista, el jabalí aparece como el objetivo venatorio fundamental, 

ante la huida de otras especies por las malas condiciones climatológicas.

Sin lugar a dudas, diciembre es el mes preferido por el auténtico cazador del jabalí.

Esta es la época en la que el animal se encontrará en su medio y en plenas condiciones para su defensa; es por tanto cuando 

podemos valorar realmente nuestra capacidad, cuando se puede desarrollar la auténtica lucha hombre/animal en la que 

siempre debe basarse la caza.

 

EL JABALÍ Y EL FRÍO

El jabalí no es sólo un animal perfectamente adaptado al frío, sino que gusta de disfrutar del campo en los meses en los que la 

temperatura es más baja; de ahí que sea en este tiempo cuando su caza se hace más interesante.

Con la entrada del mes de diciembre es cuando nuestros campos se llenan de bellotas, castañas, patatas, maíz... es decir, 

todos los alimentos que componen el menú preferido de esta especie.

El jabalí es capaz de sobrevivir en cualquier ecosistema, si bien es un animal preferentemente forestal, que gusta de pasar la 

mayor parte del día encamado en la espesura. Sólo las grandes nevadas le hacen bajar de cota y buscar refugio en zonas más 

abrigadas, sin tanta nieve. También en la época de heladas (más bien en el mes de enero), le obligan a desplazarse, buscando 

resguardo y alimento en las orillas de los grandes embalses y ríos (lo que habrá que tener en cuenta para ir en su búsqueda), 

donde gracias a la humedad reinante, las variaciones térmicas son mucho menos acusadas (de ahí el refrán montero “en

invierno y en verano, en la umbría el marrano”, efectivamente, mientras en las solanas las oscilaciones térmicas pueden variar 

entre 15 y 20 grados del día a la noche, en los humedales no se producen estos cambios, teniendo siempre una temperatura 

mucho más regular y, claro, siempre más fría).

La no disponibilidad de alimento hará que el jabalí se desplace a cualquier otro lugar que se lo ofrezca y son comunes por 

estas épocas los daños en las zonas de cultivo.

 

DICIEMBRE

Muchos cazadores definen el mes de diciembre como el mes “ideal” para la caza del jabalí; y es que si somos capaces de 

entender todas las señales que la naturaleza nos ofrece, estamos en el mejor momento para capturar los ejemplares más viejos.

Si queremos tener resultados con el jabalí durante este mes, lo primero que debemos tener bien claro es que nos encontramos 

a mediados de temporada, lo que supone que los cochinos han desarrollado plenamente sus sentidos y se encuentran sobre 

aviso.

De ahí que resulte tan importante la correcta colocación de armadas y puestos, para lo cual deberemos saber cuál es la 

actividad principal de esta especie y en este mes el jabalí no piensa en otra cosa que no sea aparearse (llegando incluso a 

olvidarse de la comida).

Así, justo antes de la llegada del invierno, en este mes de diciembre, las hembras se reúnen en grandes piaras, ocupando las 

manchas más soleadas y con mayor abundancia de alimento. Por su parte los machos, solitarios a lo largo de todo el año, 

aprovechan esta época de celo para situarse más cerca de las hembras (aunque siempre manteniendo cierta distancia); 

decantándose comúnmente por las zonas espesas, de difícil acceso.

Es tiempo de cortejo y entre los machos dominantes se producen crueles batallas para poder aparearse con el mayor número 

posible de hembras.

Debemos ser muy observadores y no pasar por alto ninguna de las señales que la naturaleza nos ofrece; como por ejemplo los 

troncos de los árboles, que muchas veces podremos ver marcados por las navajas de los marranos. Según la profundidad y 

altura de éstas marcas deberemos ser capaces de descifrar la presencia de machos en la zona.  

                       

 

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