CÓMO
GUARDAR SU ARMA CON TOTAL GARANTÍA
A
cuántos de nosotros nos habrá ocurrido:
disponernos a coger nuestra arma
después de esperar con impaciencia la
llegada de una nueva temporada y...
¡encontrarnos con un arma en un estado
lamentable, prácticamente inutilizable!.
Por
desgracia esto que parece un poco exagerado ocurre mucho más a menudo de
lo que debería.
Como
sucede con tantos otros aspectos de la vida: “más vale prevenir” o,
aplicado
al tema que aquí nos ocupa: si
pretendemos que un arma esté en perfectas
condiciones para ser utilizada después
de algún tiempo, es totalmente necesario
tomar una serie de
precauciones previas.
Nos
encontramos en ese momento del año en que a muchos nos toca guardar las
armas. Escribimos este artículo para
indicarle cómo debe hacerlo para que,
cuando llegue el mes de octubre, las
encontremos como el primer día.
LIMPIAR
LAS ARMAS
No
existe ningún motivo válido para no limpiar un arma antes de guardarla, sobre
todo teniendo en cuenta
que si no lo hacemos ahora nos veremos
obligados a hacerlo en el momento de salir al campo, cuando sin
duda, la tarea resultará mucho más
complicada, teniendo en cuenta que toda la suciedad que hemos
dejado se habrá ido
"incrustando" en el arma.
La
suciedad, corrosión u otras materias extrañas pueden dificultar el correcto
funcionamiento de las armas
y, en el caso de afectar a los cartuchos,
pueden llegar a provocar incluso un grave accidente en el
momento de ser usada. Por eso resulta
fundamental salir al campo con la escopeta perfectamente limpia.
En
la limpieza del arma, deberán tenerse en cuenta por separado cada una de sus
partes:
-
EL CAÑÓN Y LOS MECANISMOS: Al
efectuar un disparo, el cañón se ve
afectado por varios elementos residuales,
que se producen como consecuencia del
mismo: la acción de los gases producidos
por la pólvora y la ignición del pistón; el
plomo y el latón de la camisa de la
bala.
Todos estos elementos, propios del
disparo y extraños, tienen que tenerse en cuenta
y tratarse de un modo diferente.
Aunque de un modo genérico el problema
es común a cualquier arma de fuego, hay
una diferencia sustancial del tratamiento
según se trate de armas de anima lisa o
estriada.
En las armas de cañón estriado, los
residuos se depositan fundamentalmente en la
toma de estrías. La enorme presión que
se ejerce sobre la bala para que tome las estrías y viaje a través
del cañón, provocan su adaptación a
los campos y fondo de las mismas, conllevando la pérdida de
material, por fricción, la cual es mayor
según se incrementa la velocidad, y peso de la bala. Esta
inexorable erosión y deposito de
material provoca, en mayor o menor espacio de tiempo, la inutilización
del arma, que quedará inservible.
El conjunto de piezas que forman el
mecanismo de un arma está formado por elementos de múltiples
tamaños y formas, que únicamente
funcionarán de forma correcta cuando la interacción y tensión entre
todas ellas sean las correctas. Por ello
si se acumulan residuos o polvo entre estas piezas, el arma no
trabajará como debería hacerlo, irá
perdiendo precisión paulatinamente, hasta un momento en el que la
acumulación de suciedad puede provocar
el bloqueo de alguno de estos elementos o incluso su rotura.
Los
pasos a seguir para la limpieza serán los siguientes:
-
Pasar un cepillo de bronce con disolvente, por ánima, 20 veces, cuidando que el
cepillo salga siempre
por la boca.
-
Limpiar el cepillo con Metanol.
-
Limpiar el ánima con varios parches.
-
Si hay señal de latonado (Parches de color verde): repetir el proceso.
-
Si no hay latonado, pasar un parche con producto mixto o lubricante si se va a
guardar, o bien usar
directamente.
-
LA MADERA: arañazos, pequeñas rajas,
roturas... la madera es una de las
partes que más pueden sufrir de nuestra
arma. Resulta por tanto necesario
disponer de los productos adecuados para
su limpieza. En el mercado
encontraremos artículos especialmente
pensados para este fin: no sólo sirven para
limpiar estas zonas de madera, sino que
además les confieren el grado de
humedad necesario para que no se
resquebrajen.
Para
limpiar estas superficies de madera, procederemos de la siguiente forma:
-
Comenzaremos realizando una "limpieza general"; para ello pasaremos un
trapo húmedo, con el que deberemos
retirar toda la humedad y cualquier resto de
suciedad visible (no se olvide de las
zonas de difícil acceso, el polvo siempre las
alcanza). Para las estrías y zonas difíciles
podemos valernos de palillos de dientes
o similar.
Verifique
que no le queda ninguna superficie por limpiar.
-
Tras este primer paso de limpieza, comprobaremos el estado de la madera: si
éste es correcto, es decir, no ha
perdido mucho de su barniz original, simplemente le daremos una
capa de cera incolora (podemos usar de la
que se vende para muebles y superficies de madera).
En caso de que este recubrimiento de la
madera se encuentre deteriorado, deberemos repararlo, para
lo cual nos serviremos de aceite de
linaza cocido, con el que daremos un par de manos a toda la
superficie.
Tras aplicar el aceite lo dejaremos secar
el tiempo conveniente y después procederemos a aplicar la
cera especial para maderas.
-
SUPERFICIES METÁLICAS: ya sean pavonadas, cromadas o anodizadas, las
superficies metálicas
no pueden ser pasadas por alto.
Para
su limpieza procederemos primeramente con un trapo suave, tras el cual
aplicaremos un aceite
especial para armas, insistiendo siempre
en las zonas que así lo requieran.
Si encontramos materias extrañas que
hayan quedado "incrustadas" en el arma, deberemos proceder con
un disolvente mineral (suave).
Tras esta limpieza a fondo, convendrá
dar una ligera capa de aceite para armas, lo que servirá como
escudo contra la oxidación.
Si usted habita en una zona húmeda o
cerca de la costa, debe ser consciente de que el riesgo de oxidación
es mayor, por lo que además del aceite,
deberá dar a sus armas una capa de vaselina filante.
USAR
LAS ARMAS
Muy
bien, hemos limpiado el arma, le hemos hecho una correcta puesta a punto y ahora
procedemos a
guardarla en el fondo de un armario hasta
que llegue el momento de volver a usarla ¿es esto correcto?
NO;
debemos responder con un claro y rotundo no.
Conservar
correctamente un arma no significa inutilizarla; nada más lejos de la realidad.
Para conservar
de manera adecuada un arma, es preciso
que de vez en cuando salgamos con ella a realizar algunas
prácticas de tiro. Un uso moderado y
constante es totalmente necesario para que nuestra escopeta se
mantenga siempre a punto.
Estas
prácticas resultan realmente beneficiosas, tanto para el arma, que recibirá
una correcta puesta a
punto, como para el propio cazador, para
quien servirán como entrenamiento fuera de temporada, de
manera que los resultados conseguidos en
los primeros días de caza mejorarán notablemente.
En nuestros días no hay motivos para lo
practicar: los campos de tiro han proliferado enormemente en
nuestro país. Además muchos de ellos
incorporan Recorridos de caza, actividad sumamente adecuada
para el cazador, puesto que simula de
forma bastante real una jornada cinegética ¿todavía no lo ha
probado? Sin duda le animamos a que lo
haga.
LA
FUNDA
Si
ponemos todo el cuidado del mundo en limpiar y cuidar nuestras armas ¿cómo
podemos olvidarnos o
menospreciar el tema de la funda? La
mayor parte del tiempo de vida de un arma, lo pasará dentro de una
funda ¿no es por tanto necesario buscar
una que se le adecue como un guante, protegiéndola en todo
momento?
Tenga
en cuenta que la funda que normalmente lleva en sus jornadas de caza suele
acabar mojada, por el
sudor, la lluvia, el rocío... Si procede
a guardar el arma por largo tiempo en esta funda, correrá el riesgo
de que esta humedad termine por oxidar su
escopeta.
El
mejor consejo es que disponga usted de dos fundas: una para sus jornadas cinegéticas
y otra que
utilizará exclusivamente cuando se
disponga a guardar el arma por un periodo de tiempo más o menos
largo.
En
la elección de esta segunda funda, le aconsejamos que se decante por una
acolchada, puesto que le
ofrecerá una mayor protección
contra ralladuras y golpes.
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