Atanasio y la Iglesia de nuestro tiempo
(En su lucha contra el Modernismo)
MONSEÑOR RUDOLF GRABER

Obispo de Regensburg

EL CONCILIO VATICANO II

   Y así llegamos al Concilio Vaticano II. Ya hemos visto, cómo las Sociedades Secretas anhelaban un Concilio. Pero en la euforia de los primeros tiempos, no se prestó atención a ello (78), ni tampoco preocuparon demasiado los juicios que sobre el desarrollo del Concilio hacía el enemigo. Y, sin embargo, tales cosas son observadas a menudo desde el exterior con más agudeza y juzgadas más acertadamente que por los mismos protagonistas. Sumamente ilustrativo resulta un fascículo de la revista "Ost-Probleme" (Problemas del Este) (79), que reproduce un artículo publicado en el periódico moscovita "Komunist" (80) sobre la "Renovación religiosa y la Iglesia católica". Ya sólo los títulos intercalados en este artículo son dignos de atención, como por ej.: "La actual crisis de la religión", "El Modernismo (!) en la política de la Iglesia y en la Teoiogía", "La función social de la renovación". El tenor de este extenso artículo es mostrar que la transformación de la Iglesia es una "táctica oportunista de los hombres de Iglesia y de sus intrigas y maquinaciones".

   Pero, no es esto lo que nos interesa propiamente, sino el hecho, de que en el otro lado se vea claramente la crisis conciliar y que se citen casi exhaustivamente todos sus síntomas. Así se habla de la "Crisis de la ideología religiosa", de la "Modernización de la posición eclesiástica, tanto en el sentido teológico, por las cuestiones religiosas propiamente dichas, como por los problemas actuales de la política universal". "En el terreno interno de la Iglesia, que es propiamente el religioso, se está produciendo una modernización del arsenal ideológico, del culto y de la misma organización. Aquí se halla en plena marcha el proceso de una peculiar Reformación y se buscan nuevas posibilidades para mantener la influencia de la religión en nuestro tiempo de creciente ateísmo, de reforzado anticlericalismo y de racionalismo". "Con el corazón oprimido, los teólogos se van desprendiendo del tradicional oscurantismo militante y tratan de iluminar de nuevo las cuestiones de las relaciones entre fe y razón, ciencia y religión..." "La dialéctica del proceso que se va desarrollando ante nuestros ojos de la renovación religiosa, consiste en que esta renovación es un signo de la debilidad de la religión, pero al mismo tiempo un medio para reforzar su influencia. Por ello, la modernización de los métodos más nuevos para la defensa de la reaccionaría teología religiosa, exigen los enérgicos esfuerzos de todos los adeptos de la ideología materialista, de todos los defensores de la ideología científica".

   Precisamente esta última frase debería leerse reiteradamente y reflexionarse bien: por quienes con su "aggiornamento", quieren lograr una transformación interna de las ideologías ateas. La acción de Juan  XXIII y del Concilio Vaticano II, se juzgan como medios para trastocar los valores, palabra ésta que nos da mucho que pensar (81).

   Eso fue en 1964. Más claramente se manifiesta el Partido Comunista Italiano en su XI Congreso. En la introducción de un número extraordinario de "Propaganda" "dedicato al dialogo con Cattolici", se habla claramente de la "crisis" de la Iglesia: "El extraordinario aperturismo del Concilio, que con razón puede compararse con los Estados Generales de 1789, ha mostrado al mundo entero, que la vieja Bastilla político-religiosa ha sido sacudida en sus mismos cimientos. Así ha nacido una nueva situación, a la que debemos enfrentarnos con medios adecuados. Ha surgido una posibilidad, imprevista hasta la fecha, para aproximarnos a nuestra victoria final mediante una adecuada maniobra."

   La introducción esboza luego los distintos capítulos de este "extraordinario" y dice, por ejemplo, en el capítulo de "Documentación", que "aquí salen a la luz todas las posibilidades, que nos ofrece la evolución interna de la Iglesia". El capítulo "Diálogo" demuestra que la práctica ya ha superado los más audaces pronósticos de la teoría y que, entretanto, nos hallamos ante un fenómeno que día a día se va realizando. Las más famosas personalidades católicas van desvelando abiertamente los resultados a los cuales ha llegado el Concilio, y convierten el diálogo en una forma inesperada de Humanismo moderno. Paulo VI recibe en el Vaticano al camarada Gromyko y discute con él sobre problemas de la paz. El Marxismo-Leninismo se va adaptando a la nueva situación, y según las consecuencias, es dúctil y flexible o violento... El capítulo "Argumentos" contiene numerosas indicaciones sobre los acuerdos tomados por el Concilio. ."El Concilio mismo nos proporciona gratuitamente, de este modo, los mejores medios para llegar hasta la opinión pública católica". Y el final de esta introducción reza así: "Mai la situazione ci é stata cosi favorevole. Jamás la situación fue tan favorable para nosotros".  

   Hay que admitir, que estos textos hablan un lenguaje muy claro. Sería muy de recomendar que todos aquellos que desprecian las advertencias y exhortaciones de San Pío X, meditasen a fondo las palabras que se acaban de citar. 

   Ilustrativo y alarmante a la vez es el hecho de que se compare el Concilio con el asalto a la Bastilla en 1789, o sea con la Revolución Francesa, y ya anteriormente hemos demostrado que esto no va tan desencaminado. En todo caso, las ideas fuerza de la Revolución, Libertad, Igualdad, Fraternidad, han impregnado tan profundamente las conciencias, que ya no cabe imaginarse su reducción en una medida importante y justificada. Aún es prematuro emitir un juicio definitivo sobre el Concilio. Pero lo funesto es que acontecimientos tan importantes tocan y se desarrollan en planos distintos. Naturalmente que los textos son ortodoxos y en parte formulados muy clásicamente, pero por mucho tiempo habrá de ser nuestra misión combatir con las palabras del Concilio contra su desprestigio y sobre todo contra su ya famoso "espíritu". Pero dado que el Concilio aspiraba en primer lugar tomar decisiones pastorales, renunciando con ello a comprometerse con declaraciones dogmáticas, no delimitándose ni protegiéndose como en anteriores Asambleas eclesiales mediante claros anatemas contra errores y herejías, mucho de lo allí discutido recibió una irisante ambivalencia, lo cual proporcionó, a los que hablan del espíritu del Concilio, cierta justificación.

   Además pasaron a primer plano, como ya hemos visto, una serie de conceptos como por ejemplo colegialidad, ecumenismo, libertad religiosa, que indudablemente pueden justificarse y razonarse muy bien, pero que uno tras otro actuaron en bumerang. Nuevamente debemos recurrir al concepto de la "cripto-herejía". ¿No existe en la colegialidad, un encubierto ataque criptógamo a la "vieja Bastilla político religiosa del Papado"? ¿No queda ello demostrado por la lucha sobre la "nota explicativa praevia" que se agregó a la Constitución sobre la Iglesia?

   También a esto el enemigo da su explicación, que es muy clara e ilustrativa. La revista "Stimmen der Zeit" (Voces del tiempo) publicó un artículo titulado: "¿Han cambiado los Francmasones?". El autor se refiere al diario de los francmasones europeos, que en su número de septiembre de 1964 comentaba el problema del Papado y decía del Concilio de Constanza (1414-1418) lo que sigue: "Los reformadores no se salieron con la suya, la constitución jerárquica de la Iglesia con el omnipotente Papa en cabeza, ha permanecido hasta nuestros días". Después de esta disertación histórico-conciliar, el autor vuelve al Vaticano II: "Romper el primado personal del Papa, sería el supuesto para la Unio sancta y la dirección colegial de las Iglesias. Con seguridad creemos poder decir, que tampoco en 1964 será rota la primacía e infalibilidad del Papa con respecto al Concilio. En el ámbito de la constitución eclesiástica seguirá preponderando hasta nuestros tiempos la Edad Media, y no precisamente en provecho de la Iglesia ni de los problemas modernos que hay que resolver. Y mientras no se elimine de la constitución de la Iglesia el predominio de una sola persona, fracasarán, a nuestro entender, todas las reformas que se hagan en otros ámbitos. El poder legislativo del Papa y de los cardenales nombrados por éste son el impedimento institucional a toda mejora y reforma. Por otra parte si se elimina el predominio y la infalibilidad del Papa, la Iglesia ya no podrá ejercer más su poder sugestivo sobre las masas de la población creyente. Tanto la Iglesia como el Concilio, se encuentran inmersos en un dilema insoluble. No creemos, que el Concilio de Roma acabe este año con todas estas cosas, por más que se interpreten generosamente los síntomas."

¿Y HOY?

   Lo que entonces,  hace diez años, todavía se configuraba entre interrogantes, ha adoptado hoy entretanto unos claros contornos. El primado del Papa ha sufrido grandes ataques y las "puertas del infierno" que arremeten contra la Roca se han adelantado tanto que ya llegan hasta la porta di bronzo del Vaticano. Pablo VI tiene razón: el diablo ha entrado en la Iglesia.

   Todavía nos falta un análisis de sus métodos, que, sin embargo, se entenderían fácilmente si nos atuviéramos solamente a lo dicho en el Nuevo Testamento. Citemos aquí algunos pasajes. El diablo sabe encubrirse maravillosamente como "Ángel de luz" (2 Cor 11, 14) al hacer uso del don de Dios de la razón: todo lo que actualmente se hace como reformas en la Iglesia, puede justificarse con la razón. La necesidad de los tiempos hace lo demás, y lo que sólo se autorizó como excepción para los territorios misionales, bajo mano se convierte también para nosotros en costumbre. ¿Y por qué no? Temerosamente se evita, por regla general, la lucha abierta contra las verdades de la fe, se actúa de forma más elegante, ya no se habla de ellas o se reducen a medias manifestaciones, sabiendo a ciencia cierta que las medias verdades resultan peores que las mentiras completas.

   Finalmente se llevan las novedades hasta una proximidad tan inmediata a las "viejas" verdades, que se necesita ya una fuerte dosis del don espiritual de la "discretio spirituum", del discernimiento de los espíritus (1 Cor. 12, 10) para distinguir lo que es auténtico de lo falso, la verdad de la mentira. Si estudiamos estos métodos, llegamos al convencimiento de que el diablo no tiene tanto empeño en mantenerse en la incógnita, prosiguiendo su obra destructura "criptogante", sino que quiere manifestarse abierta y públicamente. Así la revista parisina del Grand Orient de France, "L'Humanisme" (82) publicó abiertamente en el año 1968: "Entre los pilares que con más facilidad se derrumban, notamos la autoridad del magisterio; la infalibilidad, que desde el Concilio Vaticano I se creyó tan bien fundamentada, y que ahora debe soportar los ataques de los casados con motivo de la aparición de la Encíclica "Humanae vitae"; la presencia real eucarística, que la Iglesia pudo imponer a las masas de la Edad Media y que desaparecerá con el progreso de las intercomuniones y concelebraciones de los sacerdotes católicos y pastores protestantes; el carácter sagrado del sacerdote, que procede de la ordenación sacerdotal y que se reemplazará por una elección temporal; la diferencia entre la Iglesia docente y el (bajo) clero negro(83), donde a partir de ahora el movimiento va de la base (!) hacia arriba como cualquier democracia; la paulatina desaparición del carácter ontológico y metafísico de los sacramentos e inmediatamente la muerte de la confesión, después que el pecado se ha convertido en nuestro tiempo en un concepto totalmente anacrónico transmitido por la rígida filosofía medieval, esta herencia del pesimismo bíblico".

   Con "loable" sinceridad, se está desarrollando aquí toda la estrategia, y nos preguntamos porqué no se hace nada o tan poco, para asegurar estos pilares evitando su derrumbamiento. Quien a la vista de estas claras manifestaciones, todavía cree que lo que está sucediendo en la Iglesia son sólo fenómenos marginales o dificultades transitorias que desaparecerán por sí solas pasado algún tiempo, no puede ser ayudado. Pero tanto más grande es la responsabilidad de quienes dirigen la Iglesia, si no se ocupan de estas cuestiones y creen -véase lo dicho antes- que con un remiendo se puede reparar todo. No, se está jugando el todo por el todo, se trata de la Iglesia, se trata, como escribe la revista "L'Humanisme" de mayo-octubre 1968 (84), de "una especie de revolución copérnica", que ha irrumpido dentro de la Iglesia, se trata de una "gigantesca revolución en la Iglesia" (85), que ya lleva en sí "el preludio de la victoria, le prélude de la victoire" (86).

   Hemos llegado ya al punto culminante y sólo deseamos que la siguiente cita de "L'Humanlsme" sea comprendida en toda su importancia (87): "Cuando las estructuras tradicionales se derrumban, sigue todo el resto. La Iglesia no ha previsto tal contestación; y tampoco está en modo alguno preparada para absorber este espíritu revolucionario y asimilarlo... No es el cadalso, lo que espera al Papa, es el desarrollo de las Iglesias locales que se organizan democráticamente, las que rechazan las vallas levantadas entre clérigos y laicos, las que crean sus propios dogmas y las que viven en total independencia con respecto a Roma".

   Volvamos al principio. Atanasio cuenta en sus cartas pastorales, lo que entonces sucedió en Alejandría: "Robos sacrílegos, incendios, blasfemias, violación de las vírgenes, flagelaciones y asesinatos". Esto no es nada en comparación con lo que hoy día sucede en toda la Iglesia, sin que uno se dé exactamente cuenta. Las iglesias locales ¿no están surgiendo ya o se hallan en plena actividad, cuando en los Sínodos se someten por votación democrática a la mayoría y con ello al número arbitrario y no a la única verdad? "Muy pronto al Vaticano ya no le será posible", dice la citada revista masónica (88), "mantener bajo control, el movimiento de un gran cuerpo que se creía homogéneo... ¿No será tiempo de volver a Iglesias más "nacionales?".

   Al Papa, pues, no le espera el cadalso. ¡Cómo se ha humanizado nuestra época! Pero las Iglesias locales superan al Papa, que deberá llegar a un acuerdo con ellas. Pueden señalarse ejemplos del pasado, a menudo se piensa en la iglesia galicana. Aquí se vuelve a recurrir a la Historia, aun cuando las más de las veces se silencia la Tradición. Al final de la evolución, no obstante, el Papa sobra, porque las iglesias locales "viven en competa independencia con respecto a Roma". Así, pues, se trata del cadalso en forma de aniquilamiento.

   Demos las gracias por este lenguaje tan abierto. Ahora sabemos, lo que nos espera. El luciferino plan se presenta claro y abierto ante nosotros.

EPÍLOGO

   "Pero por eso no debéis temer a su maldad, sino que... debéis levantaros frente a las nuevas maquinaciones contra nosotros. Pues, cuando un miembro sufre, sufren todos los demás y según las palabras del Apóstol, debemos llorar con el que llora. Dado que la gran Iglesia sufre, cada uno debe sufrir con ella y sufrir su castigo. Para todos es el Salvador, que ellos injurian, de todos las leyes, que ellos destruyen... Por tales motivos os ruego... que condenéis a los impíos, para que los sacerdotes aquí y todo el pueblo vean vuestra verdadera fe y vuestro decidido repudio y se puedan alegrar de vuestra esclarecida fe en Cristo; pero aquellos que tanto han pecado contra la Iglesia, sean llamados a volver y -aun cuando sólo sea posible muy a la larga- lleguen a cambiar de pensamiento. ¡Saludad a la comunidad de los hermanos entre vosotros! ¡Todos los hermanos congregados conmigo también os saludan! Que el Señor os conserve sin pecado y daño y en fiel pensamiento para nosotros..."

De Görres

   "La Tierra tiembla bajo los pies; los útiles, con los cuales se contaba ya no sirven; cualquier catástrofe, que no se esperaba, se produce y todo el edificio, tiempo ha minado, se derrumba. Que de tal derrumbamiento, la Iglesia salga sana y salva, puede preverse con certeza; pero lo que puede perdurar, nadie lo puede saber. Así, todas las señales amonestan, avisan, saludan, preservan y claman; incluso los animales, a cuesta de los cuales cabalgan los falsos profetas, se encabritan, se vuelven y hablan airadamente en lengua de humanos con sus jinetes, que no ven la espada llameante que se opone en su camino... Por ello debe actuarse mientras aún sea de día, de noche nadie puede actuar. Esperar, tampoco sirve, pues toda espera ha ido empeorando siempre el estado de cosas, en condiciones cada vez más grandes. Que uno se enfrenta en una desigual lucha, tampoco cabe la mínima duda, si uno mira solamente a los que están de su parte. Puede discutirse sobre tesis y teoremas, sobre la participación por igual de la luz y la corriente de aire con justicia. Pero cuando todas las mentiras y malas pasiones se reúnen alrededor de una misma bandera, como los buitres sobre una carroña caída en el camino, indudablemente no es este el Labarum bajo el cual se ha de desarrollar la lucha. Pues lo malo tiene su instintos, que no le hacen perder el camino. Pero un poder, que ve dirigido contra sí todas las pistas, le sobra razón para tener miedo y tomar con tiempo, después de serias reflexiones, conciencia de una posible solución. La Iglesia, por su parte, que se halla pura y claramente en su derecho, puede mantenerse impasible y en paz; pues "¿quién como Dios?" lleva esculpido en letras de fuego en su escudo, y ante esta leyenda, palidecen todo brillo y trivialidad terrestres y se desvanecen todo poderío terrenal". (Del Epílogo a la cuarta edición del "Athanasius", Pascua 1838) (102)

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