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SIN PRECEDENTES: BENEDICTO XVI LLAMA AL 
SÍNODO A OBISPOS CHINOS DE LA IGLESIA OFICIAL

   CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 8 septiembre 2005 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha nombrado como miembros del próximo sínodo de obispos del mundo a cuatro obispos de la República Popular China, según se desprende de la lista completa publicada este jueves por la Sala de Prensa de la Santa Sede.

   Se trata de monseñor Antonio Li Duan, arzobispo de Xian y de monseñor Aloysius Jin Luxian, obispo di Shangai --ambos reconocidos por el gobierno--, de monseñor Giuseppe Wei Jingyi, obispo de Qiqihar, no reconocido por el gobierno; y de monseñor Luca Li Jingfeng, obispo de Fengxiang (Shaanxi), que acaba de ser reconocido por el gobierno.

   La XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos se celebrará del 2 al 23 de octubre sobre el tema «La Eucaristía: fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia».

   Según informa la agencia AsiaNews, de las Pontificias Misiones Extranjeras (PIME), que ha publicado el perfil de cada uno de estos prelados, «personalidades del vaticano han manifestado la esperanza de que el gobierno le permita estar presentes en Roma».

   En China, el gobierno permite la práctica religiosa sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de los Asuntos Religiosos y bajo el control de la Asociación Patriótica. Los fieles que tratan de salirse de este control para ponerse en obediencia directa del Papa conforman la Iglesia clandestina.

   «Es la primera vez desde el inicio del comunismo en China que el Papa invita a Roma a obispos de la Iglesia no oficial», constata AsiaNews.

   En el sínodo de Asia (abril-mayo de 1998), Juan Pablo II había invitado a dos obispos de Wanxian, monseñor Mattia Duan Yinming y monseñor Giuseppe Xu Zhixuan, ambos de la Iglesia oficial, si bien el primero había sido nombrado con la aprobación de Pío XII. El gobierno no les permitió participar y sus sillas permanecieron vacías durante toda la asamblea.

   «La elección de cuatro obispos de las dos ramas de la Iglesia indica la percepción de que para la Santa Sede sólo hay una Iglesia en China», según añade este órgano informativo.

   Desde hace años, muchos obispos de la Iglesia oficial --al menos el 85% según un estudio de AsiaNews-- han pedido reconciliarse con el Papa y con la Iglesia. En los últimos meses, el Papa ha podido nombrar a obispos auxiliares de Shangai y Xian con el consenso del gobierno.

   «El nombramiento de cuatro obispos es visto por personalidades vaticanas como una invitación "cálida y amigable" al gobierno chino para que sin temor se abra al diálogo con la Santa Sede», añade el director de la agencia, el padre Bernardo Cervellera.

Pendiente aún del gobierno chino el viaje de cuatro obispos a Roma
Llamados por Benedicto XVI para participar en el Sínodo en octubre

   PEKÍN/ROMA, lunes, 12 septiembre 2005 (ZENIT.org).- La última palabra sobre la posibilidad de que cuatro obispos chinos viajen a Roma para participar en el próximo sínodo le corresponde aún al presidente Hu Jintao y al primer ministro Wen Jiabao.

   Con este análisis el experto en el mundo chino, el padre Bernardo Cervellera, sale al paso este lunes de la presunta negativa de Pekín –cuyo eco ha llegado a la prensa internacional— a la presencia en el Vaticano de cuatro obispos católicos chinos llamados por Benedicto XVI a participar en la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos del 2 al 23 de octubre (Cf. Zenit, 8 septiembre 2005).

   Los prelados nombrados por el Papa son monseñor Antonio Li Duan --arzobispo de Xian-- y monseñor Aloysius Jin Luxian --obispo di Shangai— (ambos reconocidos por el gobierno), monseñor Giuseppe Wei Jingyi --obispo de Qiqihar— (no reconocido por el gobierno, por lo tanto de la Iglesia no oficial o «clandestina») y monseñor Luca Li Jingfeng --obispo de Fengxiang (Shaanxi)--, que acaba de ser reconocido por el gobierno.

   En China, el gobierno permite la práctica religiosa sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de los Asuntos Religiosos y bajo el control de la Asociación Patriótica (AP). Los fieles que tratan de salirse de este control para ponerse en obediencia directa del Papa forman la Iglesia «clandestina».

   «Es la primera vez desde el inicio del comunismo en China que el Papa invita a Roma a obispos de la Iglesia no oficial», constató la agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras, «AsiaNews». Los cuatro prelados chinos, para participar en el Sínodo, deben tener su pasaporte en regla y después pedir al gobierno permiso para salir del país.

   Igualmente puntualizaba que el Vaticano ya había advertido al gobierno de la invitación a los cuatro obispos, y que se esperaba la respuesta, si bien recalcaba la posibilidad de que el Vaticano hubiera contactado directamente con el gobierno, sin pasar por las estructuras de la AP.

   «Un desconocido portavoz de la AP y del Consejo de los obispos de China ha hecho saber su “desagrado” por la invitación dirigida por Benedicto XVI a cuatro obispos chinos» y «afirma que el anuncio público del Vaticano “no muestra respeto alguno” hacia los 5 millones de católicos chinos, los obispos, el colegio de obispos y la Asociación Patriótica y hacia la organización de las decisiones de los dos organismos», comenta este lunes el padre Cervellera.

   «Y añade que al principio los dos grupos “pensaron” que la invitación era “una buena señal para la normalización de las relaciones entre China y el Vaticano”, “reconociendo el colegio de los obispos y la Asociación patriótica”», sigue en un editorial de la agencia «AsiaNews», que dirige.

   «La conclusión del desconocido portavoz –explica el misionero del PIME-- es que, dada la precaria salud de algunos de los obispos invitados y dadas las relaciones diplomáticas del Vaticano con Taiwán, los obispos no podrán ir a Roma».

   Pero «las noticias recibidas por “AsiaNews” de China estos días no coinciden con las afirmaciones del portavoz sin rostro»; «católicos y obispos están felices por la invitación y piensan que es un honor para la Iglesia y para China», aclara.

   Además, según la agencia, los 5 millones de católicos oficiales y los 8 millones de «clandestinos» están de celebraciones a causa de la invitación y han decidido orar, ayunar y hacer novenas para que el gobierno conceda el permiso a los cuatro prelados.

   «Nuestra impresión es que ésta no es aún la última palabra sobre la invitación a Roma de los cuatro obispos chinos –analiza el padre Cervellera--. Un católico chino ha dicho a “AsiaNews” que “si el gobierno quiere enviar a los obispos a Roma, ninguna Asociación Patriótica podrá detenerle”».

   «La última palabra es en efecto del presidente Hu Jintao y del primer ministro Wen Jiabao –recuerda el misionero experto en el mundo chino--. Un elemento que da aún alguna esperanza es que desde hace tiempo se percibe una cierta separación de las decisiones del gobierno respecto a la práctica de la AP».

   Ésta cuenta con «secretarios aún de mentalidad estalinista y de Revolución Cultural» y «crea ya más problemas que respuestas a los católicos chinos»; «en muchas regiones --añade-- la tensión entre los secretarios de la AP y los fieles, clandestinos y oficiales, es tal que pone en crisis el proyecto de “sociedad armoniosa” y cercana al pueblo que Hu Jintao está persiguiendo».

   De hecho, ya «el nombramiento de los obispos auxiliares en Shanghai y en Xian» se produjo «con el consentimiento tácito entre Vaticano y gobierno, sin pasar a través de la AP», observa el padre Cervellera.

Sigue abierta la posibilidad del viaje de obispos chinos a Roma
El Papa les ha convocado para participar en el Sínodo en octubre

   HONG KONG, viernes, 16 septiembre 2005 (ZENIT.org).- La Iglesia oficial china aún está en negociaciones con el Vaticano sobre la posibilidad de que estén presentes en Roma los cuatro obispos chinos llamados para el Sínodo, según manifestó el jueves Ye Xiaowen, director de la Oficina estatal de Asuntos Religiosos del país asiático tras una ceremonia religiosa en Hong Kong.

   La agencia del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras «AsiaNews» se ha hecho eco de esta declaración, que llega días después del «desagrado» mostrado por Liu Bainian, secretario general de la Asociación Patriótica, quien había criticado a la Santa Sede por las relaciones diplomáticas con Taiwán y por haber difundido la lista de convocados al Sínodo presuntamente sin consultarlo con Pekín (Cf. Zenit, 12 septiembre 2005).

   En China el gobierno permite la práctica religiosa sólo con personal reconocido y en lugares registrados ante la Oficina de los Asuntos Religiosos y bajo el control de la Asociación Patriótica. Los fieles que tratan de salirse de este control para ponerse en obediencia directa del Papa forman la Iglesia «clandestina».

   Los cuatro obispos católicos chinos nombrados por Benedicto XVI para participar en la XI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos del 2 al 23 de octubre son monseñor Antonio Li Duan --arzobispo de Xian-- y monseñor Aloysius Jin Luxian --obispo di Shangai— (ambos reconocidos por el gobierno), monseñor Giuseppe Wei Jingyi --obispo de Qiqihar— (no reconocido por el gobierno, por lo tanto de la Iglesia no oficial o «clandestina») y monseñor Luca Li Jingfeng --obispo de Fengxiang (Shaanxi)--, que acaba de ser reconocido por el gobierno. (Cf. Zenit, 8 septiembre 2005).

   De acuerdo con Ye Xiaowen, los católicos chinos perciben el gesto de Benedicto XVI como «amistoso». «Es obviamente un signo de armonía --dice--. Y está aún en curso la negociación sobre la cuestión. Es una señal clara de “yihe weigui” [“la paz es preciosa”]».

   Pero «difícilmente» --apunta— podrán participar todos los prelados, por razones de ancianidad o enfermedad.

   «Uno de ellos está en la fase terminal de la enfermedad», mencionó. La agencia del PIME considera que puede estarse refiriendo a monseñor Li Duan, enfermo de cáncer.

   En cuanto a la invitación a un obispo no reconocido, Ye Xiaowen dice no considerar a monseñor Wei Jingyi obispo.

   La lista de convocados al Sínodo por Benedicto XVI incluye al obispo de Hong Kong, monseñor Joseph Zen Ze-Kiun, y al cardenal Paul Shan Kuo-his –obispo de Kaohsiung (Taiwán)--.

   En cuanto a una representación de Taiwán en el Sínodo, Ye Xiaowen confirma que Pekín no quiere ver «dos Chinas» o «una China y un Taiwán» en contexto internacional, pero «es sólo asunto de los obispos taiwaneses si quieren participar en el Sínodo. Tienen derecho a acudir».

   La Conferencia Episcopal de Taiwán ha anunciado el envío de dos representantes: al cardenal Shan se unirá en Roma el obispo de Tainan, monseñor Bosco Lin Chi-nan.

   Para el secretario general del episcopado taiwanés, el padre John Chen Kun-chen, religión y política no deberían ser mezcladas: «Sería deplorable si China viera el Sínodo desde un punto de vista político, trazando además límites para nosotros y para ellos».

   La Oficina de Asuntos Religiosos china siempre ha planteado la objeción de las relaciones del Vaticano con Taiwán como pretexto para no abrir relaciones diplomáticas con la Santa Sede, recuerda «AsiaNews». Pekín rompió sus relaciones con la Santa Sede en 1951, dos años después de la llegada al poder de Mao Zedong, expulsando al nuncio apostólico, el arzobispo Antonio Riberi.

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