Castellar de Santiago
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3.- La calle del Sol (I).

    “Suelta mi manso, mayoral extraño, / pues otro tienes de tu igual decoro; / deja la prenda que en el alma adoro, / perdida por tu bien y por mi daño”.

Lope de Vega.- Rimas (1602), Primera parte: Sonetos (primer cuarteto del soneto 188).

 

Iremos viendo, número a número de La Espadaña, la composición de casas con sus moradores de la calle del Sol en aquel lejano 1752. Con los datos y medidas que aportamos se puede hacer una comparación con la estructura actual. Todas las casas eran (no sólo en esta calle, sino también en el resto del pueblo) “con quarto vajo a suelo cuadrado y sola teja, y con patio y corral (si no fuera así, o hubiera algún detalle curioso, se indicará oprtunamente). Empezamos desde la plaza por la acera de la izquierda (“confronta al sur con la calle”: así finalizan con cada edificio).

Cuadro de texto: Plaza   	Propietario:D. Gabriel de Abarca y Vélez.La habita: D. Fernando de Abarca Tórtola.	Lindero izquierda:D. Fernando Abarca y Vélez

45 varas de frente por 40 de fondo

El propietario, don Gabriel de Abarca (Brizuela) y Vélez, de quien dimos algún dato en el número anterior, vivía en La Solana y había contraído matrimonio en nuestro pueblo con Juana Mª Terzero y de Salas, natural de Valdepeñas (“Bal de Peñas”, dice la partida). Don Fernando de Abarca Tórtola y Fernández del Amo, que habitaba la casa en alquiler, hijodalgo de 31 años y labrador, estaba casado desde 1741 con Juana Ximénez y de Pliego y tenía un hijo de dos años y tres hijas de nueve, siete y cuatro años.

Cuadro de texto: Lindero derecha: D. Gabriel de Abarca y Vélez.	Propietario:D. Fernando de Abarca y Vélez.La habita: Alfonso Martí-nez  Castaño.	Lindero izquierda:Fco. An-drésEscamilla  y Juan Gª Chacho.
              
28 varas por 52

Don Fernando de Abarca (Brizuela) y Vélez vivía en Lezúçar (Lezuza, Albacete). Alfonso Castaño y de Arjona, el inquilino, de 52 años, era hijo de Francisco Martez Castaño, natural de Santa Cruz de Mudela, y de Juana de Arjona; esposo de Juliana Gregoria López Gómez y Sánchez, de 40 años, tenía tres hijos y tres hijas entre veintiún y cinco años. Servía de mayoral en el “ganado Bacuno de D n Torivio fernández, vecino de la ciu d de Jaén”. Alfonso y otros hermanos son los primeros Casta-ño (en este caso, se perdió el primer componente del apellido compuesto) que vivieron en el pueblo.

Cuadro de texto: Lindero derecha: D. Fer-nando de Abarca y Vélez.	Propietario: Franco. Andrés Escamilla y Juan Gª Chacho (por mitad).La habita:Franco. Andrés Escamilla 	Lindero izquierda:Manuel y JuanaSánchez Vélez.
 
26 varas por 36

Francisco Andrés Escamilla y González Cejudo, regidor anual en 1752 y labrador, contaba 40 años; casado en 1733 con Ana López Castillexo y de Vico, tenía un hijo de 15 años; en  1745 contrajo nuevo matrimonio con María López Castillexo y Rubio, de 44 años y viuda de Juan de Lebrancón y Fernández Callexa, con la que también tenía otro hijo de 4 años. “Tiene a su cargo a Cathalina Rubio su suegra vecina del pueblo su edad ochenta años”.

 

 

Cuadro de texto: Lindero derecha:Franco. Andrés Escamilla y Juan Gª Chacho.	Propietario:Manuel Sánchez Vélez (1/3) y Juana Sánchez Vélez(2/3).La habita:Juana Sánchez Vélez.	Lindero izquierda:Francisco del Zerro Tardío.

16 varas por 36

Juana Mª (Sánchez) Vélez y de la  Torre,  de 58 años, esposa en 1721 de Sebastián Gª Bermejo y Tórtola (un hijo de ambos de 26 años servía de zagal en la labor de mulas de don Pascual de Ortega, vecino de Infantes), casó nuevamente --y nuevamente enviudó-- en 1730 con Luis Romero Vélez y Sánchez Malagón, de quien tenía otro vástago de 18 años, gañán en la labor de bueyes de Juan Ximénez Núñez.

 

(Mayoral: En un principio se llamaba así al jefe principal de los pastores, que cuidaba del gobierno de una cabaña de ganado; luego ha pasado a ser el capataz en las labranzas de mulas. Zagal: Era en su origen el pastor joven subordinado al rabadán en el hato; más adelante, el que ayudaba al mayoral, sin importar la edad –-de cuarenta o cincuenta años seguían siendo “zagal en la labor de...”--; pero siempre ha sido el muchacho que ha llegado a la adolescencia.)

3.- La calle del Sol (II).

“No vayas Gil al sotillo, / que yo sé / quien novio al sotillo fue / que volvió hecho novillo”.

 Luis de Góngora: Letrillas burlescas (1581).

 

Continuamos nuestro itinerario por esta calle (nos quedamos en el número anterior de La Espadaña en la casa de Juana Sánchez Vélez) en la acera izquierda subiendo desde la plaza. Las casas “confrontan al sur con la calle”, excepción de la que se indicará.

 

Cuadro de texto: Linderoderecha:Manuel Sán-chez Vélez y Juana Sán-chez Velez.	  Propietario: Francisco del Zerro Tardío.La habita:Francisco del Zerro Tardío.	Lindero izquierda:Francisco Sánchez Nieto.

36 varas de frente por 32 de fondo

             El propietario de la vivienda, hijo de Pedro del Zerro López Tardío y de Isabel Gallego Vico y Prior, era conocido como Francisco del Zerro Tardío, aunque él firmaba Francisco del Zerro Gallego y Tardío. En la época que nos ocupa, tenía 52 años, era labrador y regidor perpetuo de la villa y estaba casado desde 1734 con Anna Manuela  Gª Rayado y de la Torre, de 44 años; luego, en 1763 contrajo nuevo matrimonio con Feliciana Ferrón y Gª Portillo. Francisco del Zerro no tuvo hijos.

Contaba con una de las mayores fortunas del pueblo, sólo superado por el cura don Pedro Morales Crespo y por don Pedro Abarca Tórtola. Para darnos una idea aproximada de sus posesiones, valgan estos datos: dos casas (la otra en la acera derecha de la calle de las Heras --hoy Zacatín--, entre las calles  del Molino y San Roque), más de doscientas cuerdas de “tierra de sembradura”, ochocientas veinticinco olivas (en total, recordemos, tenía el pueblo dieciocho mil), una “era para emparvar empedrada con canto guigeño”  en el sitio de la Vercruz, inmediata a la calle de las Heras y al camino del Toledillo, de casi cuatro mil varas cuadradas (¡más de media fanega actual!); en cuanto a animales, cuatro pares de mulas para la labor, veintidós “yeguas de vientre”, trescientas “obejas de parir”, seis “carneros padres”, cien borregas y quince borregos, cincuenta y dos “colmenas y enjambres”, etc. Disfrutaba de ocho cargas (es decir, préstamos de dinero recibido), de capellanías, hospitales, curatos..., de pueblos vecinos que sumaban más de cuatro mil reales, cantidad ingente en aquella época, por los que pagaba el 3 % anual, y “42 reales limosna y cera de quinze missas rezadas que anualmente...” . En cuanto a personal a su servicio, tenía dos criadas y un criado para la casa, tres criados para la labor de mulas, cuatro para el ganado lanar (el más pequeño, de “doze años... que sirve de sobrado”), y otros tres para el ganado de yeguas (el último, también de “doze años, sirve de sobrado”). La escala era mayoral, ayudador y zagal.

(Borrego, -ga: ‘El cordero, ù cordera de un año. Viene del nombre Borra, por tener la lana entonces tan corta, que no se puede esquilar ni sacarla en vellón’. Ayudador: ‘Entre los ganaderos y pastores se llama así al que cuida de las ovejas..., y tiene el primer lugar después del mayoral’. Sobrado: No registran los diccionarios de aquella época esta palabra referida a personas, pero sí sobrancero: ‘Adjetivo que se aplica al que está sin trabajar, y sin oficio determinado’ ... ‘vale mozo de labor, que está para suplir’.)

Cuadro de texto: Lindero derecha:Francisco del Zerro Tardío	Propietario:Francisco Sánchez Nieto.La habita: Pedro López Chumillas.	Lindero izquierda:Juan Alberto de Liétor

10 varas por 48

            El propietario de esta casa vivía en la calle de la Hermita (con H en aquel tiempo) y se hablará de él en la descripción de esta calle. Del inquilino, que pagaba tres ducados anuales de alquiler, hemos encontrado estos pocos datos: Pedro López Chumillas, de 50 años, casado y sin hijos, “sirve de Maioral en la Lavor de Mulas de Dn Manuel Rosales, vecino de Torrenueva”.

 

 

Cuadro de texto: Lindero derecha:Francisco Sánchez Nieto.	Propietario: Felipe de Fuentes Liétor y Juan Alberto de Liétor (por mitad).La habita: Juan Alberto de Liétor.	Lindero izquierda:Pedro de Fuentes Pérez.

10 varas por 48

            Juan Alberto de Liétor, de 34 años, hijo de Fernando de Liétor y Torres y de Isabel de Fuentes y (Pérez) Ontani-lla, había casado en 1742 con Ana Sobrino Pobeda y Peinado (Ana Pobeda), y en 1746 con Águeda Belázquez, viuda; tenía cuatro hijos y una hija entre ocho años y ocho meses, tres de los cuales, al menos, Valentín Alberto de Liétor Pobeda y Manuel y Pablo de Liétor Belázquez, continuaron la descendencia hasta nuestros días.

Juan Albertos (así aparece, sin apellidos, en muchos documentos) era labrador bastante acomodado, pues contaba con unas 70 cuerdas de “tierra de sembradura” de las que 5’5 estaban plantadas de olivas; disponía de tres “Bacas para labor y un buey domado”, una novilla cerril y un novillo cerril, una becerra y un becerro y un pollino domado. Estas dos cargas de su memorial de bienes encierran alguna curiosidad: “Por una memoria perpettua de una missa rezada en cada un año impuesta sobre diferentes vienes de que paga por su limosna dos reales”. “Por otra memoria vitalicia de  veinteycinco missas rezadas por la vida de cada posehedor y por su limosna: Cinq ta Reales”.

 

(Becerro, -rra: ‘El buey o vaca que apenas tiene una año, que por otros nombres se llaman Añojo y Ternera’. ‘Díxose Becerro, como si dixéssemos Buey cerril’. Novillo: ‘El toro o buey nuevo que aún no está domado ù sujeto al yugo’. La diferencia entre becerro y novillo estriba en que éste tiene dos o tres años.)

Cuadro de texto: Lindero derecha:Felipe de Fuentes Liétor y Juan Alberto de Liétor.	Propietario:  Pedro de Fuentes Pérez.La habita: Pedro de Fuentes Pérez.	Lindero izquierda:Juan Franco.

28 varas por 28

Esta casa “confronta a Levante con la calle”, y la siguiente de Juan Franco (se verá en el próximo número) “a Poniente”; es decir, formaban el calle-jón, al que abrían las puertas de ambas viviendas,  y que conocemos hoy popu-larmente como de las dos calles, Ermita y Sol; pero entonces era efectivamente callejón, sin salida a la “calle Hermita”, puesto que las dos casas lindaban y cerraban el espacio.

Pedro de Fuentes Pérez, de 45 años, era viudo de Ana Mª Ximénez Blanco y Fez del Amo (Ana la Blanca) con quien tenía un hijo de 19 años, Juan (que contrajo dos años después matrimonio con  Ana Trinidad Sacristán Manzebo), y tres hijas entre 23 y 5 años. En 1756, casó en segundas nupcias con María Peinado y López Lucas, viuda de Martín Escamilla y López Lucas; pues bien, un hijo de este matrimonio, Diego Joseph Escamilla y Peinado, casó con su hermanastra, Josepha Mª de Fuentes y Blanco, en 1767. Pedro de la Fuente o de Fuentes (hijo de Phelipe de la Fuente Sánchez y de Cristina Pérez Ontanilla) era un labrador mediano con cerca de 34 cuerdas de tierra y unas 220 olivas, con una yunta de bueyes y una novilla cerril, una pollina domada, un pollino y una cerda de un año. Una carga y pensión al hospital de la villa de 20 reales y “una missa rezada y otra cantada que todo compone veinte y ocho relaes”. Pedro de Fuentes era tío de Felipe de Fuentes Liétor, soltero y labra-dor de veintidós años, propietario de la mitad de la casa anterior.

2.- La calle del Sol (III).

            “Sucedía a estos dos lechos el del harriero, fabricado como se ha dicho,  de las enjalmas y todo el adorno de los dos mejores mulos que traía, que eran doce, lucios, gordos y famosos, porque era uno de los ricos harrieros de Arévalo”.

Miguel de Carvantes: Don Quijote de la Mancha,  parte I  (1605), cap. 16.

 

            Siguiendo la calle del Sol hacia el saliente, vemos la primera casa que hacía esquina con el callejón, hoy calle Francisco Pizarro. Esta vivienda alcanzaba al fondo la calle de la Ermita, tenía la puerta principal abierta al callejón, “confronta a poniente con la calle”, y lo cerraba con el lindero Pedro de Fuentes (ver número anterior de La Espadaña). De quién era la parte del fondo del callejón, si del precedente o de Juan Franco, no se especifica en el Archivo Provincial.

Cuadro de texto: Lindero derecha:Pedro de Fuentes Pérez.	Propietario: Juan FrancoLa habita: Juan Franco.	Lindero izquierda:Manuel del Río Montero. (Y al fondo, calle Ermita).

28 varas de frente por 58 de fondo

Juan Franco, su propietario e inquilino, figura con 52 años de edad, pero había nacido en 1697, hijo de Juan Franco Pérez y López y de Antonia Mexía Bravo y Ximénez, “Antonia Ximénez”. Su abuelo paterno se llamaba Marcos Pérez, y lo de Franco de su padre debía ser apelativo convertido en apellido, práctica corriente en aquella época. Desde luego, de este Franco arrancan todos los del pueblo hasta nuestros días. Viudo en Santa Cruz de Mudela  de Isabel Ramírez, contrajo nuevas nupcias diez meses depués, en 1728, con Magdalena (Martínez) del Pozo y Fernández, natural de Villacarrillo.

            Juan Franco figura como “labrador y arriero”  y es curioso que sea el único arriero de Castellar ese año, siendo así que en los siglos XIX y XX se contaban más de treinta; a principios del siglo XVII figuraba con ese oficio Juan (a veces llamado Amador, y es el mismo) Nieto. Como labrador, bastante acomodado, contaba con 36 cuerdas de “tierra de senvradura”  (20 juntas en el Almagrero), 1’11 cuerdas de olivos, una era y un censo de 1.118 reales por el que pagaba una carga (3 %) de 33 reales y 18 maravedís. Para su arriería tenía “dos machos zerrados”  que le servían en la labor y “tráfico de caminos y cinco pollinos para dicho tráfico”. Tenía dos hijas (la mayor del primer matrimonio) y dos hijos; el pequeño, de 15 años, era “Estudiante Filósofo y Gramático en la Unibersidad de Baeza”, y no aparece posteriormente en los archivos locales. Al servicio de Juan Franco había un criado, familiar suyo, Juan de la Cruz Franco, de 21 años, que posteriormente contrajo matrimonio dos veces en nuestra localidad.

            (Macho cerrado: Se llama cerrado a la bestia mular o caballar que ha cumplido siete años y ha mudado todos los dientes; ya le faltan las “señales que antes tenía en ellos, para venir en conocimiento cierto de su edad”. (H)arriero: Había que distinguir en aquella época entre arriero, que llevaba y traía, en pollinos o mulas, mercancías por encargo, y trajinero o trajinante, que compraba por cuenta propia para revender. Pero casi todos los arrieros trajinaban a veces y los trajineros aceptaban encargos, por lo que terminaron llamándose unos y otros con el primer nombre. La comarca española donde más abundaban era la Maragatería, capital Astorga, en León; de modo que cuando un arriero con acento forastero llegaba  a un pueblo con sus géneros, se le llamaba maragato --“ha venido un maragato”--, sin averiguar su procedencia, y la gente salía a ver qué le interesaba).

 

Cuadro de texto: Lindero derecha:	Propietario:La habita: 	Lindero izquierda:

 

 

 

 

Cuadro de texto: Lindero derecha:Juan Franco.	Propietario:Manuel del Río Montero.La habita: Manuel del Río Montero.	Lindero izquierda:Ana Serrano.

26 varas por 10

(Fco.) Manuel del Río Montero era el octavo y último hijo de Juan Manuel del Río López Cámara, escribano del Ayuntamiento, y de Isabel Montero Delgado; su abuelo, Miguel del Río, primero de este apellido en nuestro pueblo, vino de Montiel como escribano público y de ayuntamiento y notario apostólico, y fue sucesi-vamente, además, algunos años, alcalde y regidor de la villa. (Alguna vez sacaremos en la revista una breve reseña de esta familia, tan pródiga en anécdotas e influencias a lo largo del tiempo). Manuel de Río Montero, nacido en 1714, contrajo matrimonio en 1741 con Josepha Flor Delgado y Fernández, de quien tenía tres hijas que contaban entre diez años y ocho meses. En el Archivo Provincial figura indistintamente como Montero del Río o del Río Montero; en el Parroquial, de esta última manera. Labrador mediano, todas sus propiedades se reducían a 25 cuerdas y ocho celemines de tierra de sembradura (en la Solana de la Lóbrega, veinte) y 30 olivas en la Fuente de Pradillo. Y “un par de mulos para la lavor, uno de quatro años y otro de doce”. Percibía un pequeño alquiler por otra casa de su propiedad en la “calle Heras”.

 

Cuadro de texto: Lindero derecha:Manuel del Río Montero.	Propietario:Pedro Marín y Ana Serrano (mitad).La habita: Ana Serrano.	Lindero izquierda:Joseph Rojo.

10 varas por 22

            Pedro Marín era un gran terrateniente de este pueblo afincado en Marmolejo.

Ana Serrano, mayor de edad, doncella y huérfa-na de 18 años: así figura en el libro 676 de Memoriales de Bienes Seculares del Archivo Provincial; luego, está en el Libro de Calles, pero no en el de Personal de nuestro pueblo. Se añade después: “Tiene a su cargo dos hermanas una de hedad de diez y seis y la otra de cattorce. Casa: es de mi propia havitación. Y por no te-ner más bienes que los espresados doy este que no fir-mo por no saber lo hizo un testigo a mi ruego, Gabriel Pérez Serrano”. Los Serrano provenían, desde principios del siglo XVII, de Ana Siérrez o de la Sierra, llamada la Serrana (y de Marcos Siérrez o Serrano, y otros), que casó con Juan de Alarcón, procedente (junto con su hermano Antonio, sacristán de la pa-rroquia) de la provincia de Cuenca como alguacil del Santo Oficio; sus descendientes adoptaron el apelli-do Serrano, y a través de ellos llegamos a la propietaria de esta casa.

 

Cuadro de texto: Lindero derecha:Ana Serrano.	Propietario:Joseph Rojo.La habita: Felipe de Fuentes Liétor.	Lindero izquierda:María García Portillo.

18 varas por 18

            Felipe de Fuentes Liétor, de quien hablamos algo en el número anterior, era soltero de 22 años y labrador. En el Libro de Personal sólo figura con mitad de casa en calle Sol (la otra mitad era de su primo hermano doble Juan Alberto de Liétor y Fuentes que la habitaba), pero vivía en ésta de alquiler, y un celemín de tierra de primera calidad en la Veguilla (“confronta al norte con la Veguilla”); y dos vacas para la labor, de 7 y 5 años, y un becerro. Cultivaba las fincas de sus padres, Manuel de Fuentes y Pérez Ontanilla, ya fallecido, y Alfonsa de Liétor y Torres Morcillo, que tenía su morada en otra calle y a cuyo nombre estaban las propiedades. En fechas posteriores, Felipe de Fuentes no consta como casado.

2.- La calle del Sol (IV).

Andábamos haciendo culebra de una acera a otra por no topar con casas de deudores.

Fco. de Quevedo. Vida del gran Tacaño (siglo XVII), cap. 15.

 

Cuadro de texto: Lindero derecha:Joseph Rojo	Propietario: María García Portillo.La ocupa: María García Portillo	Lindero izquierda:Francisco Fernández

14 varas de frente por 28 de fondo

            La penúltima casa de esta acera izquierda la ocupaba, con sus aperos de labranza, ganados y demás, María García Ziria y Portillo, que residía en otra vivienda situada justamente enfrente de esta misma calle; era viuda de Pedro de Ramos Ferrón Medina. De sus ascendientes y descendientes se hablará en el próximo número de esta revista, al “llegar” a su casa de morada. Ahora “toca” un breve resumen de los cuantiosos bienes de esta señora. La casa tiene “al Norte la calle de la hermitta y al Sur dha calle del sol”, además de los linderos que se indican. Véanse las varas del fondo y se sabrá la proximidad de las dos calles para situarla mejor.

            Además de estas dos casas de calle Sol, tenía otra en la calle “Heras” (pero estaba en “el Zacatín de Granada”, que tenía cinco casas mirando a poniente, y que en el Libro de calles se incluyen en la de las Eras, aunque sus propietarios declaren calle del Zacatín: se hablará de esta circunstancia oportunamente en la revista); la habitaba un hijo suyo, casado, Manuel Ferrón García o García Ferrón, según. María García contaba con un total de 144 cuerdas y 8 celemines de tierra de sembradura en los mejores sitios del pueblo: Pozarrón, 7 cuerdas; Haza del Toro, 9; Cañada de Brizuela, 10; Solana del Espartal (“al sur la Rambla”), 13; Cruz de Varas, 7; “Guijuelos”, 6; etc. En otras 14 cuerdas y 5 celemines tenía 421 olivas (en “Matta de Avaxo”, 4 cuerdas, sólo 11 olivas), en sitios como “Oya” de Arrancapeñas, “Oya” de Pilón, camino de “Guaalén”, etc. Dos “heras”, una de 1.800 varas en el “sitio de la Santta vera Cruz”, junto al “camino que sale a el que va a las villas de la Torre y Villamanrique”, y otra de 708 varas en las “Heras de Avaxo”. En cuanto a ganados: dos mulas para la labor de 8 y 11 años, una yegua domada de 4 años para la carga y uso doméstico, una “Baca y un Becerro”, dos “cerdas de Bientre” y otras dos más, seis colmenas y cuatro enjambres. Contra estos bienes tenía tres censos al 3 %: 1.078 reales a la Pía Devoción del Santísimo Sacramento, 400 reales a un patronato de Torrenueva y 800 reales a un vecino del Viso. Por una misa rezada al año pagaba dos reales.

 

(Hoya: ‘La concavidad ù hondura profunda que hai en los campos, hecha naturalmente ù de intento’. Por qué se declaraban los censos: El ministro Iturralde promulgó un decreto en 1739 por el que estaban exentos de pagar a Hacienda asentistas, arrendadores y otros, lo que agravó la economía nacional. Para paliar esa pérdida, en 1740 se estableció el impuesto llamado de la décima, por el que todos debían abonar la décima parte de sus rentas netas y utilidades, además de los otros gravámenes. En los pueblos, muchos vecinos se endeudaron y tuvieron que tomar dinero a censo, que se rebajó al 3 % en lugar del 5 % anterior; y al mismo tiempo el monarca, a la sazón Felipe V, decidió “valerse” (el llamado valimiento) de la mitad de las rentas de propios y arbitrios. Las declaraciones catastrales de 1752 recogían esos censos, si se adquirieron por aquella razón, como deudas para desgravar. El asentista era el que “hacía asiento” en alguna localidad y contrataba con el gobierno o con particulares para proveer de víveres u otros efectos a los ejércitos, la armada, presidios, plazas, etc.)

 

Cuadro de texto: Lindero derecha:María García Portillo.	Propietario: Francisco Fernández.La habita: Pedro Núñez Moya.	Lindero izquierda:Rasillo de la Veracruz.

12 varas por 14

                Pedro Núñez de Moia, de 29 años, estaba casado desde 1744 con María Lucas Paisano, de 28 años, viuda de Andrés de Molina, con quien había contraído matrimonio y enviudado el año anterior de 1743. Tenían dos hijos, Antonia Mª, de siete años, y Antonio Joseph, de tres; se ocupaba de ayudador en la labor de mulas de Don Pedro Morales Crespo, el párroco. No figura en el libro de Memoriales de Bienes Seculares del Archivo Provincial, sino sólo el memorial (Memoriales: secular) que él hace personalmente con esos pocos datos. Pedro Núñez de Moia era hijo de Miguel Núñez y Ana de Moya.

            La acera izquierda de esta calle llega hasta el Rasillo de la Veracruz. Súmense las varas que van desde el callejón, redúzcanse a metros y calcúlese dónde acababa. Tenía menos longitud que hoy.

            Pasemos a la acera derecha, y descendamos número a número de la revista hasta la calle del Molino. Todas las casas lindan al norte con la calle, y son “a suelo cuadrado y sola teja, con patio y corral”.

 

Cuando el habitante de esta vivienda hace su memorial, dice que su casa linda con el Rasillo de la Veracruz y con “el varranco de las heras” (Alfonso Salado, copropietario, escribe en su memorial: “mitad de casa proindivisa con mi hermana Rosa Salada, linda a levante con Barranco de las heras de la Beracruz”). Rasillo es diminutivo de raso, campo libre de barrancos y árboles. El Rasillo debía ser desde la pequeñísima loma al final (no construida entonces), antes de hacer la calle ese ligero giro descendente a la izquierda para confluir con la de la Ermita, hasta enfrente del molino de aceite de don Pedro Molina y la ermita de la Veracruz, hoy escuelas; el Barranco de la Heras, lo que es hoy la calle del Molinillo hacia el sur.

Cuadro de texto: Lindero derecha:Rasillo de la Veracruz	Propietario: Alfonso Ximénez Salado Massa y Francisco Pablo Gallego (mitad).La habita: Francisco Pablo Gallego. 	Lindero izquierda:Bartolomé Ximénez Torres.

9 varas por 14


Ahí tenía su mitad de casa Francisco Silvestre Gormaz Gallego Pablo, nombrado indistin-tamente Fco. Gallego Pablo, Fco. Pablo Gallego, Gallego Gormaz o Gormaz Gallego. Nacido en 1728, era hijo de Pablo Gormaz Gallego o Gallego Gormaz y de Ana de Almodóvar y Pérez Ontanilla; su padre, de Lorenzo Gormaz Gallego y Polonia Sánchez. A fines del siglo XVI ya vivían en el pueblo varios Gormaz, y de Juan de Gormaz y María Carnicera (probable oficio y no apellido) proceden los demás. Casi todos eran “maestro alphaharero” (Estevan, Fernando y Lorenzo Gallego Gormaz y Juan Gormaz Gallego); sin embargo, Francisco Gallego de Pablo --el nombre del padre como apellido-- era ayudador en la labor de Fco. del Zerro Tardío. Casado con Ángela Ximénez Núñez (nombrada a menudo como Ángela García), tenía dos hijas, Francisca Mª y María Antª, de tres y un año, respectivamente. Poseía mitad de otra casa en calle Villaverde, hoy Valverde, con su hermano Miguel Gallego y de  Almodóvar --el apellido de la madre--, alfarero comoo casi toda la familia (alguno había labrador fuerte). Los numerosos Gormaz actuales (tomaron después este apellido, salvo alguna mujer, Gallego), muy ramificados, derivan de éstos. Se contaban más familias de alfareros: por eso, Castellar de los Pucheros... En Torre de Juan Abad / todos quieren ser alcaldes, / y en Castellar alfareros, / porque otro oficio no saben, decía una copla antigua.

 

Cuadro de texto: Lindero derecha:Alfonso Salado y Francisco Gallego.	Propietario: Bartolomé Ximénez Torres.La habita: Bartolomé Ximénez Torres.	Lindero izquierda:Joseph Escamilla

12 varas por 22

Bartolomé Ximénez y de Torres, de 55 años, casado desde 1733 con María Juana de Pliego y Peralta, de 44 años, tenía dos hijas de trece y de seis años. Era hijo de Juan Ximénez Fuentes y de María García Arroyo. En aquella época había numerosos vecinos de este apellido, que provenían de los primeros Bartolomé Ximénez documentados en el pueblo desde 1582 y han llegado a nuestros días. Con los apellidos en –ez o García es casi imposible seguir el hilo a través de los años de padres a hijos, sobre todo si, como ocurría, los apellidos se ponían según diversos criterios: el primero se cambiaba a veces y el segundo era arbitrario.

            Bartolomé era jornalero, pero con unas pocas  tierras para entretenerse si no le avisaban, como ha pasado hasta hace poco. Según su declaración personal, tenía 2 fanegas de monte bajo y chaparral en los “Guijuelos”, pero en el Libro de lo real: secular, del Archivo Provincial, esa finca figura como una cuerda de tierra de sembradura; sus bienes se completaban con dos cuerdas más en la Fuente del Campo y una pollina domada para carga y servicio doméstico de 15 años.

2.- La calle del Sol (V).

“--Suélenles dar –respondió el cura-- algún beneficio, simple o curado,  o alguna sacristanía, que les vale mucho de renta rentada,amén del pie de altar, que se suele estimar en otro tanto”. Miguel de Cervantes. Don Quijote de la Mancha, parte I (1605), cap. 26.

 

Vienen a estas páginas cuatro moradas habitadas por sus propietarios, tres viudos y una viuda que, co-sa rara en aquellos tiempos, no contrajeron segundas nupcias.

Cuadro de texto: Lindero derecha:Bartolomé Ximénez Torres.	Propietario: Joseph Escamilla. La habita: Joseph Escamilla.	Lindero izquierda:Francisco Silencio.

14 varas por 10



 En primer lugar, continuando con la descripción de casas del número anterior, llegamos al propietario de esta vivienda, Joseph Escamilla, que, aunque nacido en 1706, manifiesta tener 40 años. Era hijo de Alfonso de Escamilla y Ana Mª López Lucas, y viudo de Lucía García Chacho, nacida en 1715, hija de Juan Gª Chacho e Isabel González. Había contraído matrimonio en 1740 y tenía un hijo de 10 años, de nombre Alfonso Joseph Luciano, y dos hijas, Ana de Santiago y Tomasa Mª, de 6 y 5 años. Era jornalero, y como propiedades declara un “corral de media fanega cercado de piedra para zebada en sembradura ” en Sierra Maestre, y una pollina “domada y zerrada ” de doce años para servicio doméstico. Como cargas sobre su casa tenía un censo de 434 reales al 3 % a favor de Pedro Rodríguez, de Torrenueva.

Los Escamilla, apellido muy abundante en nuestro pueblo en los documentos de ese año y, en general, grandes propietarios, provienen de los más antiguos habitantes, desde Cristóbal y Alonso de Esca-milla en 1592; debían ser familias importantes, pues en los documentos consultados figuran como padrinos o apadrinados de los hidalgos de entonces, o testigos de sus matrimonios. Siguiendo los descendientes de aquéllos, llegamos al de esta casa, y así hasta hoy, si bien este apellido está en vías de desaparición.

Cuadro de texto: Lindero derecha:Joseph Escamilla.	Propietario: Francisco Silencio.La habita: Francisco Silencio.	Lindero izquierda:María García Portillo.

4 varas por 22

 Francisco (Martínez) Silencio había nacido en 1705, hijo de Francisco Martínez y de su tercera  esposa Ana Muñoz (hija de Juan Sánchez Espinosa y Ana Muñoz). Dice ser maestro albañil de 46 años. Lo de Silencio debía ser mote o apelativo convertido en apellido: rara vez aparece en los documentos como Martínez Silencio, y luego, a fines de ese siglo, un nieto suyo es llamado, cuando contrae matrimonio, “Pedro Regalado Martínez (alias Si-lencio), hijo de Juan E. Martínez (alias Silencio) ”. Viudo de Manuela de Liétor, nacida en 1703, hija de Fernando de Liétor y Antonia Fernández de Rueda, Francisco Silencio tenía tres hijos: Fran-cisco, de 22 años, “jornalero ”, Juan Esteban, de 11 años, y Phelipe, de 9 años, estos dos nacidos en Segura de la Sierra (dato obtenido de sus partidas de matrimonio); y dos hijas, Manuela, de 16 años, “se ejerzita en el ejerzizio de la casa ”, e Isabel Mª, de 6 años, nacidas ambas en Castellar. Se deduce que por razones de su oficio vivió un tiempo en esa localidad de Jaén. Sus descendientes, Martínez solamente, se suceden desde entonces en Castellar, hasta nuestros días, junto con otras varias ramas del mismo apellido.

     Fco. Silencio declara que su casa linda al sur (es decir, por las bardas o bardales) “con tierra del veneficio curado ”, además de los linderos que aparecen en el recuadro. Poseía 8 cuerdas de sembradura en Pozo Bordallo, 1’6 cuerdas en el mismo sitio y 1 en el Cerro Largo, una pollina domada para carga y servicio doméstico de siete años “con un crianzo ” (“con una cría al pie ”, en el Libro de Bienes), y un censo de 268 reales a favor de Alfonso López Lebrancón, vecino de la ciudad de Córdoba.

           

      (La palabra crianzo, aplicada a la cría de un animal, no está en el Diccionario de Autoridades publicado pocos años antes ni en ningún otro. Se trataría sin duda del habla propia de los lugareños de nuestra comarca).

Cuadro de texto: Lindero derecha:Francisco Silencio.	Propietario: María García Portillo.La habita: María García Portillo.	Lindero izquierda: Juan López Lucas.

40 varas por 34

María García Portillo, de quien dimos cuenta en el número anterior de esta revista de sus numerosas posesiones, nacida en Castellar en 1701, era hija de Manuel García Ciria (“natural de Santa Cruz de los Cáñamos, partido de Montiel ”) y de Dª Catalina Portillo y Rubio, natural de Madrid (lo dice en la partida de velación de esta parroquia, de 1700, fol. 51 del Libro 2 de Matrimonios, pues se habían desposado en la capital de España) o de Lerma, Burgos (según pone la partida de matrimonio de esta su hija, 1719, folio 109 del mismo libro); nieta de Martín de Ciria (Ziria o Çiria) y Clara García, y de Pedro Portillo y María Rubio, ninguno natural de esta villa. Era llamada María García Portillo en casi todos los documentos, pero también Mª Gª Portillo y Rubio, o María Gª de Ziria o María Portillo. No hay datos sobre profesiones de padres o abuelos. En cuanto a Pedro de Ramos Ferrón Medina, llamado así o Pedro Ferrón Ramos (nunca Pedro Ferrón Sánchez), era hijo de Pedro Ferrón y María Sánchez Malagón y nieto de Pedro Ferrón y Ana Medina Cano, y de Diego Sánchez Malagón y María Núñez. Los Ferrón pro-ceden, desde 1595, de Juan Ferrón e Isabel de Haro, y de Pedro Ferrón y Mariana Juárez en 1610, descendientes de un Fernando Ferrón de los primeros vecinos de Castellar. Por la carencia de documentos, el salto siguiente es al abuelo Pedro Ferrón, casado en 1670 con Ana Medina Cano, hermana de la segunda mujer, Bernardina, de Miguel del Río. Pedro de Ramos Ferrón había nacido el domingo de Ramos (segundo nombre de pila) de 1699.

     El matrimonio Ferrón García había tenido doce hijos entre 1720 y 1740. La viuda desde hacía un año, María Portillo, dice en su declaración personal que tiene dos hijos de 22 y 18 años “que ambos me sirben en mi Labor de Mulas ”, Juan Antonio Matilde y Luis ‘Joachín’, que casaron el mismo día en 1762, y dos hijas de 17 y 14 años, Felicia(na) Mª y Ana Catalina, la primera casada con el viudo de 62 años Fco. del Cerro Tardío días después que sus hermanos en 1762 (ver La Espadaña nº 57). Mª García añade: “Tengo ocupado en el servizio de mi Labor de Mulas un criado nombrado Diego Ferrón García ... el que me sirbe de Mayoral, y gana de soldada por año, reduzido todo a una suma trescientos y treinta Reales de Vellón”. Sin embargo, Diego Ferrón era hijo suyo, pues en su declaración personal dice: “Mi estado es manzebo, mi ejerzizio mozo sirviente de mayoral con María García, mi edad 26 años...”, y más adelante: “Una pieza de fanega y media  en el  sitio de  la Solana de los Cotos  confronta  a Levante  con  María García mi madre ”.

Efectivamente, Diego había nacido en 1726, fol. 97 del Libro 1 triplicado de Bautismos. ¿Por qué razón  que se nos escapa este último es considerado como criado y los otros dos, más jóvenes, como hijos? No se especifica, y si añadimos que Diego no se casó, podemos conjeturar... El hijo mayor, Pedro Joseph, de 32 años, que vivía en casa propia de la calle del Zacatín (“calle Heras”), labrador --tachado en su declaración y sobre el borrrón, jornalero-- y soltero, contrajo matrimonio ese mismo año de 1752; el segundo, Manuel de Santiago, de 30 años, casado y labrador, también vivía, según su declaración personal, en esa misma calle en otra casa de su madre.

     María García explica en su memorial que tiene tres casas, las dos de calle Sol, una que “es de mi servo ” y otra que “es de mi propia avitazon ”, de la que indica los linderos del recuadro y “al Sur Viuda de Juan García Medina ”; y la de calle Zacatín, de la que dice solamente “no es de mi propia avitazión ”. Firma, detalle raro en mujer de ese tiempo, como María García Portillo y después, en un añadido,  Portillo a secas.

      Hablemos ahora de la casa. En 1840 “unas partes ” de la misma, “pertenecientes a la Hacienda Nacional, proindivisa estas partes con otras de los erederos de Antonio Ferrón ”, salen a pública subasta y las adquiere Juan de Dios del Río. Esas partes están descritas en el protocolo de tasación: “Cocina de suelo qdro. avajo, quarto primero de suelo qdro., quarto segundo de suelo qdro., Cámaras de Zaguán y Trastos, Cámara de cocina, mitad de Escalera, Quadra y orno, Quadras que le siguen, Servidumbres que corresponden en toda la casa a estas partes ”. Todo fue tasado en 2.780 reales. ¿Quién era Antonio Ferrón? Pues bisnieto de Pedro Ferrón y María Portillo, nieto de Pedro Joseph Ferrón, hijo de Pedro Tomás Ferrón y de su primera esposa, casado en 1807 con Margarita Ferrón, nieta de Juan Antonio Matilde Ferrón.  Su padre, Pedro Tomás, viudo, se desposó de segundas en 1894 con Dª Micaela Leoncia Abarca Novillo, la cual, viuda a su vez en 1805, contrajo nuevo matrimonio en 1806 ”de treinta años poco más o menos ” con Juan Manuel del Río, de 25 años (“clérigo de menores ” y sobrino del teniente de cura Juan Antonio del Río), que son los padres de Juan de Dios del Río. Cuando la desamortización de Mendizábal en 1840, todos los bienes de Juan Manuel (esas “partes de casa ” también, sin duda de la legítima de su esposa por el primer matrimonio de ésta) pasaron a la Hacienda Nacional y, subastados, los adquirió en su integridad su hijo, que era entonces secretario del Ayuntamiento. (Ver La Espadaña nº 46).

Cuadro de texto: Lindero derecha:   María García Portillo.	Propietario: Juan López Lucas.La habita: Juan López Lucas.	Lindero izquierda:Calle del Duende.

7 varas por 36

Juan López Lucas era hijo de Alfonso López Tórtola o López Lucas y de Catalina Novillo, y nieto por    línea paterna de Alonso López Ballesteros o López Tórtola y María Lucas. El apellido Tórtola procede del matrimonio contraído en 1672 por Joseph de Tórtola y Ana Cano, y después sólo continúa, hasta desaparecer, en mujeres emparentadas con las familias más influyentes de nuestra localidad, por-que los varones terminan por hacerse llamar Cano Tórtola. Juan López Lucas, nacido en 1715, era viudo. Había casado en 1735 con Lucía ‘Xabiela’ Ximénez, nacida en 1723 (contaba 12 años: los datos no son erróneos, pues están tomados del Archivo Parroquial), hija de Juan de Ramos Ximénez y Sebastiana García Molina. No tuvieron hijos. Su casa “linda a Levante con María Portillo Ferrón y al Sur con la viuda de Juan García Medina en calle Duende, al Norte la calle ”. Esta viuda, llamada Juana de Peralta, a la vuelta de la esquina en calle Duende, dice que su casa linda al norte con Juan López Monedero y a levante (es decir, por los bardales) “con zercado del veneficio curado ”.

     Juan López Lucas (López Monedero según su vecina), que se declara labrador, tenía solamente 2 cuerdas de tierra de sembradura en Aguachares, 1’6 en Reina de los Ángeles, 0’6 en Chaparral de las Ánimas y 0’3 en Umbría del Cerro Pelado, una era de 520 varas en Los Azafranales (Eras Altas), un caballo y una pollina, ambos domados  de tres años y para carga  y servicio doméstico, y dos censos sobre su casa

       de 700 reales a favor del Stmo. Cristo y de 166 reales a favor de Juan González Escamilla.

             (Beneficio curado: ‘El derecho y título para percibir y cobrar las rentas eclesiásticas, con  obligación y cura de  almas’.  Curato --de ahí el adjetivo curado--:‘El empleo del Cura o Párrocho, y el territorio que le está señalado, y de cuyos frutos se compone su congrua’. Congrua: Conjunto de ‘merecimientos que, según los teólogos, pueden tener en sí las obras buenas y sobrenaturales’; pero que, ejercitadas por sujeto que está en pecado mortal, suelen servir de congruencia, es decir, oprtunidad, para que Dios le conceda los auxilios con los que salir del estado en que se halla. Leemos en la Chronohistoria de la Compañía de Jesús, siglo XVII, del Padre Bartolomé Alcázar, tomo 2º: “Con carga --encargo-- de fundar otra Casa o Coleggio en Navalcarnero, con tres Sacerdotes y tres Hermanos, que se sustentassen de las rentas del Curato ”.  Del Memorial del Beneficio curado: La finca del “veneficio curado ” a que hacen referencia los vecinos está descrita por el cura don Pedro Morales Crespo de la manera siguiente: “Una pieza de dos celemines de cuerda tierra de sembradura  secano y tercera calidad en el sitio de las Eras de la Vera Cruz inmediato a la Villa confronta a Levante el Camino --hoy debe ser la calle Molinillo-- a Poniente casas de Juana de Peralta, a el Norte tierra de Francisco Silencio y a el Sur tierra de herederos de Manuel Rubio cuya figura es la de el margen ”. La figura dibujada al margen es una especie de óvalo, más parecido a una concha de almeja).            

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